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lunes, 31 de enero de 2011

Tú eres tu Alma Gemela

El Alma Gemela
Llegamos al mundo con algún recuerdo de quienes realmente somos, y de alguna manera ese recuerdo se mantiene mientras somos niños, pero no se mantiene como algo que se pueda describir con palabras sino más bien como una sensación, una cierta visión del mundo, de niño, que hace que podamos vivir la vida en un eterno presente en donde lo único que nos importa es jugar. Y el juego es el de hoy, no hay un mañana, no hay un ayer, nuestra vida sucede al instante.
Unos años más tarde entramos en la adolescencia y la conexión que nos quedaba con quien realmente somos parece desvanecerse, y entramos en un limbo en el cual no somos ni de aquí ni de allá, añoramos la sensación de novedad de cada día que sentíamos de niños, pero no nos interesa la experiencia de ese recuerdo. Y así, la conexión con nuestro Ser se pierde finalmente en el ruido de nuestra mente que al hacerse poderosa cada vez nos identifica más y más con lo externo a nosotros.
Y así es que nace la añoranza, y al hacernos adultos y creer que lo externo nos define, esa añoranza la extrapolamos a la pareja, comenzamos la persecución de ese concepto llamado alma gemela, y ponemos en esta nuestras esperanzas de hallar la felicidad.
Pero, ¿qué es realmente el alma gemela? ¿Qué es lo que la hace la “pareja ideal”?
Resulta muy común encontrar que luego de describir a nuestra pareja ideal lo que hemos descrito es una versión mejorada de nosotros mismos, ya sea del mismo sexo o del opuesto. Pero, ¿será que el alma gemela existe fuera de nosotros? ¿No será quizá justamente por esto es que es tan difícil hallarla en otra persona? ¿O será que el destino se mofa de nosotros viendo cómo nos tropezamos y caemos?
Existe una visión distinta que puede ayudarnos, una visión coherente con lo que han dicho muchos iluminados acerca del sexo, cuando comparan a este con apenas un breve flash de dicha comparado contra lo que siente aquel que se encuentra consigo mismo.
Cuando nacemos a este mundo, lo hacemos a partir de una división de nosotros mismos (algo de esto lo mencionó Kryon alguna vez). En ese momento, comenzamos a existir simultáneamente en varias dimensiones, existo en tercera dimensión y experimento la realidad de este plano, con sus gozos y sufrimientos; pero también existo en una dimensión superior, una en la cual tengo acceso al conocimiento, un universo paralelo en el cual vivo las experiencias propias de ese plano superior.
Esa entidad que existe en un universo paralelo, en una frecuencia energética mayor, en una dimensión superior, soy yo mismo vibrando más alto. Ese es el famoso Ser del que tanto se habla, aquel que parece tan inalcanzable. Nunca nos hemos desconectado de él, no podemos, pues somos nosotros mismos, solo que no sabemos comunicarnos. Esa entidad es nuestra verdadera alma gemela, ese Ser tiene todo aquello que nos complementa, por eso cabe en la descripción que hicimos cuando describimos a nuestra alma gemela; al unirnos a ella seremos perfectos, pues todo lo que nos falta lo tendremos.
Es importante que comprendamos que ese deseo profundo de unión, el cual expresamos a través del deseo de tener pareja, en realidad es un deseo profundo de volverme a unir conmigo mismo. Esa unión en realidad es una comunicación, pues unidos siempre hemos estado, solo que no sabemos comunicarnos con nuestra alma gemela.
Continuar creyendo que el alma gemela existe en otra persona distinta a nosotros mismos lo único que refuerza es la frustración de sentirnos incompletos, y permite que la personalidad, la mente, continúe ejerciendo su dominio sobre nosotros. Tu alma gemela no existe fuera tuyo.
Todo tu camino, todo tu proceso, todo tu deseo de tener pareja, todo tu interés espiritual, siempre han tenido un único motivador: la necesidad de reunirte contigo mismo.
Al fin de cuentas, tú eres tu alma gemela.

por Lilananda ( Hna. Lila)



domingo, 30 de enero de 2011

Siente la Naturaleza

 La Naturaleza
 Dependemos de la Naturaleza no solo para la supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa. El camino de salida de la prisión de nuestras mentes.
Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas.
Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales ya saben.  Nos hemos olvidado de ser.  De ser nosotros mismos, de estar en silencio, estar donde la vida está: Aquí y Ahora  Llevar tu atención a una piedra, a un árbol o a un animal no significa pensar en ellos, sino percibirlos, darte cuenta de ellos.  Entonces se te transmite algo de su esencia.  Siente lo  que profundamente descansa en el Ser, completamente unificado con lo que es y con donde está.  Al darte cuenta de ello, tú también entras en un lugar de profundo reposo dentro de ti mismo.
Cuando camines o descanses en la naturaleza, honra ese reino permaneciendo allí plenamente.  Serénate.  Mira.  Escucha.  Observa como cada planta y animal son completamente ellos mismos.
A diferencia de los humanos, no están divididos en dos.  No viven a través de imágenes mentales de sí mismos, y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes.

Todas las cosas naturales además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la totalidad.  No se han apartado del entramado de la totalidad, reclamando una existencia separada: “YO”, el gran creador de conflictos.  Tú no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales.  En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana.  Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza.  Para acercarte al máximo a esa inteligencia, se consciente de tu propio campo energético interno, siente la vida, la presencia que anima el organismo.
Cuando percibes la naturaleza solo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser.  Solo ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado.
El pensamiento reduce a la naturaleza a un bien de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimiento o algún otro propósito práctico. Observa, siente un animal, una flor, un árbol y mira como descansan en el SER. Cada uno de ellos es él mismo.  Tienen una enorme dignidad, inocencia, santidad.  En el momento que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida por el pensamiento. Es una armonía, una sacralidad, que además de compenetrar la totalidad de la naturaleza, también está dentro de ti.
El aire que respiras es natural como el propio proceso de respirar.  Dirige la atención a tu respiración y date cuenta de que no eres quien respira.  La respiración  es natural.
Conéctate con la naturaleza del modo más íntimo e interno, percibiendo tu propia respiración y aprendiendo a mantener tu atención en ella.  Esta es una práctica muy curativa y energizante.  Produce un cambio de conciencia que te permite pasar del mundo conceptual del pensamiento al ramo de la conciencia incondicionada.Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o ese árbol.
Pensar es una etapa en la evolución de la vida.  La Naturaleza existe en la quietud inocente que es anterior a la aparición del pensamiento.  Cuando los seres humanos se aquietan, van más allá del pensamiento.  La quietud está más allá del pensamiento, contiene una dimensión añadida de conocimiento de conciencia.  La naturaleza puede llevarte a la quietud.  Ese es el regalo para ti.  Cuando percibes a la naturaleza y te unes a ella en el campo de la quietud, este se llena de tu conciencia.  ESE es tu regalo a la naturaleza.  A través de ti, la naturaleza toma conciencia de sí misma.  Es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

Por Eckhart Tolle , autor de "El Poder del Ahora" y "La Nueva Tierra" entre otros libros.

jueves, 27 de enero de 2011

Autoconocimiento y conexión con nuestras Emociones

La emoción: la reacción del cuerpo a su mente La mente en la forma en que uso la palabra, no es solamente el pensamiento. Incluye sus emociones así como todos los patrones de reacción inconscientes de tipo mental-emocional. La emoción surge en el punto en que se encuentran la mente y el cuerpo. Es la reacción del cuerpo a su mente, o podríamos decir, un reflejo de su mente en el cuerpo. Por ejemplo, un pensamiento de ataque o un pensamiento hostil creará un aumento de energía en el cuerpo al que llamamos cólera. El cuerpo se alista a luchar. El pensamiento de que usted está siendo amenazado, física o psicológicamente, hace que el cuerpo se contraiga, y ese es el aspecto físico de lo que llamamos miedo. La investigación ha mostrado que las emociones fuertes incluso producen cambios en la bioquímica del cuerpo. Estos cambios bioquímicos representan el aspecto físico o material de la emoción. Por supuesto, usted no es consciente habitualmente de todos sus patrones de pensamiento, y a menudo sólo observando sus emociones puede hacerlos conscientes.
Cuanto más identificado esté con su pensamiento, sus gustos y sus odios, sus juicios e interpretaciones, es decir cuanto menos presente esté como la conciencia que observa, más fuerte será la carga de energía emocional, sea usted consciente de ello o no. Si usted no puede sentir sus emociones, si está desconectado de ellas, eventualmente las experimentará en un nivel puramente físico, como un problema o síntoma físico. Un patrón emocional inconsciente puede incluso manifestarse como un evento externo que aparentemente le sucede a usted. [...]
Si usted tiene dificultad para sentir sus emociones, empiece por concentrar su atención en el campo de energía interior de su cuerpo. Sienta el cuerpo desde dentro. Esto también lo pondrá en contacto con sus emociones.
[...]
Si usted quiere conocer realmente su mente, el cuerpo le dará siempre un reflejo verdadero, así que observe la emoción o más bien siéntala en su cuerpo. Si hay un conflicto aparente entre ellos, el pensamiento será la mentira, la emoción será la verdad. No la verdad ultima sobre quién es usted, pero si la verdad relativa de su estado mental en ese momento.
[...]
Convierta en un hábito preguntarse a sí mismo: ¿Qué pasa dentro de mí en este momento? Esta pregunta lo orientará en la dirección correcta. Pero no analice, simplemente observe. Enfoque su atención en el interior. Sienta la energía de la emoción. Si no hay emoción presente, lleve su atención más profundamente al campo de energía interior de su cuerpo. Es la puerta de entrada al Ser.”

Eckhart Tolle

Es por esto que ofrezco una mirada distinta al poder que tenemos sobre nuestro organismo y una toma de conciencia en la cual somos nosotros quienes podemos ayudarnos a elevar las defensas.
Conclusión
De  lo expuesto, aprendí que uno puede vivir, si es que así lo desea, en salud plena y bienestar; siempre y cuando atienda las circunstancias que la vida plantea de forma equilibrada y sin autoflagelarse. Sabiendo gestionar tanto la mente, como las emociones. Tan sólo es cuestión de estar atentos; autoconocernos y autosanarnos.
Es simple. El cuerpo exterioriza nuestra propia elección de vida. Si a uno algo le duele, el equilibrio será buscado por cada músculo y hueso, adecuando a los mismos a buscar la armonía. Sabiendo esto, aprendamos a descifrar el lenguaje del cuerpo para lograr una buena administración de la salud.

Autora: María Agustina Rodriguez

Bibliografía:
-Alicia López Blanco, “El lenguaje de los pies”, Ed. Deva’s S.A., 2007.
- Jader Tolja & Francesca Speciani, “Pensar con el cuerpo, Ed. Del Nuevo Extremo S.A., 2006.
- Silvia Hurtado, “Yoga. Búsqueda del equilibrio”, Ed. Libsa, 2004.
- B.K.S. Iyengar, “Luz sobre el Yoga”, Ed. Kairós, 2005.
- B.K.S. Iyengar, “Yoga Vriksa. El árbol del yoga”, Ed. Kairós, 2000.
- Louise L. Hay, “Usted puede sanar su vida”, Ed. Urano, 2003.
- Eckhart Tolle, “El poder del Ahora. Un camino hacia la realización espiritual”, Ed. Norma, 2000.
- José Maureira (Profesor de Yoga), Apuntes, 2003.
- Aurora Doghramadjian (Profesora de Reflexología), Apuntes, 2007.















miércoles, 26 de enero de 2011

Libres interiormente


Libertad Interior
Existe algo muy obvio, pero que nos cuesta mucho comprender; y es que, cuanto más dependa nuestra sensación de libertad de las circunstancias externas, mayor será la evidencia de que todavía no somos verdaderamente libres. En este terreno, como en tantos otros, revivimos el drama experimentado por San Agustín: « Tú estabas dentro de mí y yo fuera. Y fuera te andaba buscando ».
Con mucha frecuencia tenemos la impresión de que lo que limita nuestra libertad son las circunstancias que nos rodean: las normas impuestas por la sociedad, las obligacones de todo tipo que los demás hacen recaer sobre nosotros, tal o cual limitación que disminuye nuestras posibilidades físicas, nuestra salud, etc. Por lo tanto, para hallar nuestra libertad sería preciso eliminar todas estas ataduras y obstáculos. Cuando nos sentimos prácticamente “asfixiados” por las circunstancias que nos rodean, nos volvemos en contra de las instituciones o de las personas que son aparentemente su causa.
¡Cuánto resentimiento hemos alimentado en nuestra vida contra todo lo que no es de nuestro agrado y nos impide ser lo libres que desearíamos!
Este modo de ver las cosas encierra cierta parte de verdad: a veces hay limitaciones que es preciso remediar, barreras que hay que salvar para conquistar la libertad. Pero contiene también buena parte de engaño que deberíamos desenmascarar, so pena de no degustar jamás de la verdadera libertad. Incluso aunque desapareciera de nuestras vidas todo cuanto creemos que se opone a nuestra libertad, no existriría garantía de acabar consiguiendo esa plena libertad a la que aspiramos. Cuando superamos unos límites, siempre aparecen otros detrás. De ahí el riesgo  de encontrarse inmerso en un proceso sin fin, en una permanente insatisfacción. Nunca dejaremos de tropezar con obstáculos dolorosos.
De algunos de ellos podremos librarnos, pero sólo para toparnos con otros más firmes: las leyes de la física, los límites de la naturaleza humana o los de la vida en sociedad, al otro lado de los barrotes, donde los obstáculos se apoderan de uno.

El deseo de libertad que habita en el corazón del hombre contemporáneo a menudo se traduce en un intento desesperado de traspasar los límites dentro de los cuales se siente como encerrado. Y cuando nuestra sensación de encerrados es absolutamente real, por nuestra condición en donde nos encontramos, es fácil confundir ambas situaciones, sin darnos cuenta que nuestro espíritu no está encerrado.

Ciertamente, es en nuestros corazones donde nos angustiamos, en ellos está el origen de nuestra falta de libertad.

Con esto no quiero decir que no existan a veces circunstancias objetivas que transformar, situaciones difíciles o agobiantes que es preciso superar para que el corazón experimente una auténtica libertad interior. Pero creo también que con frecuencia vivimos engañados y echamos la culpa a lo que nos rodea cuando el problema reside más allá. Nuestra falta de libertad proviene de nuestra falta de amor: nos creemos víctimas de un contexto poco favorable cuando el problema real (y con él su solución) se encuentra dentro de nosotros. Es nuestro corazón el prisionero de sus egoísmos o de sus miedos; es él el que debe cambiar y aprender a amar dejándose transformar por el Espíritu Santo.

He aquí el único modo de escapar de ese sentimiento de angustia en el que nos encerramos. Quien no sabe amar, siempre se sentirá en desventaja, todo le agobiará; quien sabe amar, no se creerá encerrado en ningún sitio.
La libertad no es solamente elegir, sino aceptar lo que no hemos elegido, nuestra condición, nuestras circunstancias que nos rodean.

Me gustaría resaltar la importancia de este modo de ejercer la libertad. El acto más elevado y fecundo de libertad humana reside antes en la aceptación que en el dominio. El hombre manifiesta la grandeza de su libertad cuando transforma la realidad, pero más aún cuando acoge confiadamente la realidad que le viene dada día tras día.

Quien desea acceder a una verdadera libertad interior, debe entrenarse en la serena y gustosa aceptación de multitud de cosas que parecen ir en contra de su libertad. Aceptar sus limitaciones personales, su fragilidad, su impotencia, esta o aquella situación que la vida le impone, etc.: algo que cuesta mucho hacer, porque sentimos un rechazo espontáneo hacia las situaciones sobre las que no ejercemos nuestro control. Pero la verdad es ésta: las situaciones que nos hacen crecer de verdad son precisamente aquellas que no dominamos “en cierto sentido”.
“Cuando se tiene vida interior, la verdad es que poco importa de qué lado de las alambradas de un campo se esté”

Terminaremos la exposición del tema con un antiguo relato monástico que llegas hasta el núcleo de la libertad interior, hasta el corazón:
Cierto día el maestro dijo: “Es mucho más fácil viajar que quedarse quieto”.

“¿Por qué?“ -quisieron saber los discípulos.

“Porque –dijo el maestro- mientras viajas hacia un objetivo, puedes

aferrarte a un sueño. Cuando te paras, tienes que afrontar la realidad”.

“Pero ¿cómo cambiaremos si no tenemos objetivos o sueños?” – preguntaron los discípulos.

“El verdadero cambio es el interior. Afronta la realidad, y tendrá lugar el cambio involuntario,”

La virtud de la liberación del yo que nos abre a la sabiduría ajena es la humildad, fundamento de la serenidad interior.


“LA MODELO”, BARCELONA. GRUPO ENTRE AMIGOS.( grupo de catequesis de una prisión modelo de Barcelona) Una catequesis que ayuda a curar las heridas emotivas y que estimula la reconstrucción interior de las personas en su capacidad de superar la agresividad y la decepción.



martes, 25 de enero de 2011

La Verdad...

"La Verdad es una tierra sin caminos"...
El hombre no puede llegar a ella por medio de ninguna organización, a través de credos, dogmas, sacerdotes ni rituales, ni tampoco por medio de conocimientos filosóficos ni técnicas psicológicas.

Debe hallarla mediante el espejo de la relación, mediante la comprensión de los contenidos de su propia mente; por la observación y no por el análisis intelectual ni la disección introspectiva.

El hombre ha construido en sí mismo imágenes - religiosas, políticas y personales - como valla de seguridad. Estas se manifiestan en forma de símbolos, ideas y creencias. La carga de dichas imágenes domina el modo de pensar del hombre, su relación y su vida cotidiana. Estas imágenes son la causa de nuestros problemas, porque separan a un hombre de otro.

Su percepción de la vida está formada por los conceptos previamente establecidos en su mente. El contenido de su conciencia es toda su existencia. Dicho contenido es común a toda la humanidad. La individualidad es el nombre, la forma y la cultura superficial que ha adquirido de la tradición y del entorno. La unicidad del ser humano no estriba en la libertad superficial, sino en la completa liberación del contenido de su conciencia, la cual es común a toda la humanidad. Así pues, él no es ningún individuo.

Jiddu Krishnamurti

lunes, 24 de enero de 2011

Silencio Interno

Sabiduría del silencio interno
Cultivar la sabiduría del silencio interno es uno de los mejores métodos para conservar nuestra energía, reequilibrar nuestro ser profundo, y preservar nuestra salud física, emocional y espiritual.
La habladuría constante a través de nuestra mente y de nuestra boca, agotan el Chi, y nos debilitan considerablemente.
El mental rechaza el silencio porque el silencio no tiene límites, no tiene forma, y no se puede definir. El mental ama los sonidos y los ruidos porque se parecen a los pensamientos. Se les puede dar una forma, una definición, analizarlos y conceptuarlos. El mental evita el silencio porque para el ego el silencio es el sonido de la muerte.
Sin embargo, el silencio es el estado natural de todas las cosas, y es necesario aprender a respetar esto comenzando por el interior de nosotros mismos. Para poder penetrar en el Camino del Tao, debemos encarnar el silencio interno. Los sabios taoístas nos han legado una serie de consejos útiles y prácticos que descubrieron hace mucho tiempo gracias al cultivo del silencio interno.
Habla simplemente cuando sea necesario, piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca, sé breve y preciso, ya que, cada vez que dejas salir una palabra por la boca, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu chi. Así aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía.
Nunca hagas promesas que no puedes cumplir. No te lamentes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas, porque esto producirá a tu alrededor todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de chi. Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada.
Aprende a ser como un espejo, escucha y refleja la energía. El Universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la Naturaleza nos ha dado, porque el Universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones, y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las distintas circunstancias que se presentan en nuestra vida. Si te identificas con el éxito, tendrás éxito; si te identificas con el fracaso, tendrás fracasos. Así, podemos observar que las circunstancias que vivimos son simplemente manifestaciones externas del contenido de nuestra habladuría interna.
Aprende a ser como el Universo escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios. Siendo como un espejo, sin prejuicios, aprendemos a hablar de otra manera.
Con el mental tranquilo y en silencio, sin darle la oportunidad de imponerse con sus opiniones personales, evitamos que tenga reacciones, emociones excesivas. Simplemente permite que una comunicación sincera y fluida exista.
No te des mucha importancia, sé humilde, porque cuanto más superior te muestres, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen, viviendo en un mundo de tensión y de ilusiones.
Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberarás de la opinión de los otros, y llevarás una vida tranquila, volviéndote invisible, misterioso, indefinible e insondable como el Tao.
No compitas con los demás, vuélvete como la Tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos. Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, sus virtudes, y a brillar.
El espíritu competitivo hace que crezca el ego, y crea conflictos inevitablemente. Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.
No te comprometas fácilmente, si actúas de manera precipitada, sin tomar consciencia profundamente de la situación, te vas a crear complicaciones.
La gente no tiene confianza en aquellos que dicen «sí» muy fácilmente, porque saben que ese famoso «sí», no es sólido y le falta valor.
Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría. Si realmente hay algo que no sabes, o que no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo, el hecho de no saber es muy incómodo para el ego, porque le gusta saber todo, siempre tener razón, y siempre dar su opinión muy personal.
En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace de cuenta que sabe. Evita el hecho de juzgar y de criticar. El Tao es imparcial y sin juicios. Uno se hace un favor si silencia la razón. Hay resistencias tremendas a ideas, juicios... El hombre es un tanto por ciento de razón y de otras cosas.
La maravilla la hace el hombre cuando no piensa. Es tremendo someter todo a los criterios de la razón. Eso es un atropello.
El hombre tiene otra parcela que es la imaginación. Es una parcela importante. La imaginación trabaja mucho. Te ilusionas. A veces haces horas extraordinarias. No deja de trabajar. Hay que dar descanso.
Devolver al silencio la imaginación. Para que luego pueda ser más creativa. El mundo de nuestra emoción es otra pieza que hay que hacer descansar. En un breve espacio de tiempo se está desalentado, animado, furioso, contento... Las emociones ahogan. Hay que devolver la calma. No excitarlas, darles calma. No nos pueden estrechar ni cansar. Devolver el silencio a la emoción. Es un acto lleno de salud. Otra pieza que existe en nosotros es la voluntad de desearlo todo. De poseerlo.
Es bueno dar silencio a nuestra voluntad. El deseo nos orienta hacia fuera. No hay que desear nada. No es preciso. En este campo profundo todo está ya en el hombre. Todos los recursos están dentro. Hay que tener confianza.
Hay que sospechar que los recursos que necesitamos para vivir están dentro.
El silencio es bueno para alejar los deseos de uno mismo. Si yo vivo deseando algo, me apoyo en otra cosa. Surge la agitación.
Nos aíslan de nosotros mismos. Silencio en nuestros deseos. Para no alejarnos de nuestro corazón. Cuando todas las piezas entran en sosiego puede brotar la intuición. Es una luz rápida. Se enciende en nosotros y nos ayuda a caminar. Cuando algo se ve desde dentro, no se necesita ayuda ni respuesta. Nadie puede cambiarnos si la luz se hace dentro.
Nadie puede decirnos nada. Esta luz sólo se pone en marcha cuando todo se serena. No somos lo que nos empeñamos ser. Un silencio para permitirse ser. Permitirse vivir. La intuición es hija del silencio. La presencia del Reino en nosotros se intuye desde el silencio.
El silencio es el espacio para esta intuición, esta revelación. No es callar por callar. Es callar para permitir que la vida se dilate, se expanda. Son los ruidos los que tapan esa fuerza interior. Los que nos dividen en mil piezas sin sentido. Acallarlos es encontrar de nuevo la confianza y la salud.

Autor: Dr. Oskar Salazar

El doctor Oskar Salazar nació en México, donde realizó estudios de Medicina y ejerció su profesión. Para ampliar sus conocimientos se trasladó a China, donde se doctoró, estudiando las técnicas de diferentes Universidades

 
No hay ningún truco ni es cosa de magia. Lejos de ocultar los síntomas la labor que las esencias florales llevan a cabo es extraer a la superficie de la consciencia los motivos originales que llegaron a ser la causa de un bloqueo en nuestra personalidad.
Una vez en la superficie, la comprensión que la consciencia otorga se encargará de desbloquear tal barrera librándonos así de la emoción negativa y liberando al paciente de tal carga, al tiempo que le concede una bellísima oportunidad de crecimiento interior.
Sin lugar a dudas, Agrimonia ( agrimony) es la esencia que desenmascara los roles y ayuda a verse a uno mismo tal y como es. Esta esencia está considerada como reactiva y se recomienda su uso con precaución. En realidad se trata de una herramienta idónea para todo aquél que tenga una urgente necesidad de autoconocimiento...y White Chesnut  ayuda logrando el SILENCIO INTERNO.



sábado, 22 de enero de 2011

Proyecciones


 Que ves cuando me ves?
En una película vi la siguiente situación: una señora mayor se encuentra con un joven “idéntico” a su hijo muerto. Le pide que la vaya a visitar, comienza a regalarle la ropa de ese hijo, e incluso a pedirle que se la pruebe y le muestre cómo le queda. El joven se siente obligado a no contrariarla, y se va viendo envuelto en una trama en la que su identidad se ve totalmente eclipsada por lo que esa mujer ve en él: su hijo muerto. ¿Cómo nos sentiríamos ante esa situación? Seguro que con la desesperada necesidad de que el otro vea quiénes somos realmente y no, en cambio sus propias proyecciones, que se volverían una pesada carga.
En verdad, esto nos sucede todos los días: el ejemplo sólo ilustra una de las tantas proyecciones posibles que una persona puede volcar sobre otra, deformando o hasta anulando la percepción de ese individuo real. Este asunto es tan importante que aún antiguas disciplinas de Oriente lo abordan, con ejercicios que invitan a darnos cuenta de cuándo estamos alterando la realidad con nuestras proyecciones. Ese “darse cuenta” es el paso inicial para ir recuperándolas (como un pescador recobra su red del mar), y comenzar a ser más objetivos. Sin esa actitud, la vida se mantiene en estado de Ilusión (Maya, como le llaman en Oriente). El entrenamiento en el arte de autoobservarse afila la herramienta para que podamos ejercer lo que en Yoga se llama Viveka  discernimiento (en este caso, discernir entre lo que proyecto respecto de lo que efectivamente percibo). Tan importante es poder hacerlo que a esto se le llama “La Joya del Discernimiento”.
El mecanismo es como el de un proyector de diapositivas: si una persona no-civilizada ingresara a la sala y viese la imagen un león en la pantalla, reaccionaría ante ella como si fuese real; le costaría comprender que no hay allí tal león, sino sólo una figura que la luz proyecta y agranda. Con tanta convicción es que creemos que lo que vemos es tal como lo vemos. La diapositiva de lo que proyectamos está en nuestro Inconsciente. Y eso no es todo: el otro también proyecta sobre nosotros sus propias diapositivas. ¿Cuál es la resultante? Vínculos imaginarios: dos personas encerradas cada una en su cápsula de proyecciones, sin ver al otro, y sin ser vista. Sólo si trabajamos vincularmente con las proyecciones recíprocas podemos generar relaciones reales. De otro modo, sucede como en el cuadro de Magritte llamado “Los amantes”: un hombre y una mujer a punto de besarse... pero cada uno envuelto en un manto azul, cubriendo totalmente sus rostros, sin poder verse ni tocarse en realidad.
¿Qué es lo que proyectamos? Jung, precursor del enfoque Transpersonal, señaló que, en principio, proyectamos arquetipos: matrices que tienen su raíz en el Inconsciente Colectivo, y que hacen que convoquemos determinado tipo de personas (cierta clase de hombre y de mujer, cierta manera de ver a los padres, los amigos, los hijos...). Pero no es sólo eso: también proyectamos las huellas de experiencias anteriores (vuelco en una figura masculina de hoy las heridas que otros hombres me provocaron en mi pasado); proyectamos además una acumulación de carencias y expectativas que depositamos en quien se cruza por nuestra vida (y eso puede directamente aniquilar un vínculo: tener que cargar con las necesidades añejas que el otro proyecta sobre uno resulta fulminante para cualquier relación...). Proyectamos aquellos aspectos internos que, por desagradables, reprimimos, rechazándolos como propios: generalmente los volcamos hacia personas de nuestro mismo sexo... a quienes, entonces, no soportaremos! (Sí, a eso se le llama “Sombra” psicológica).
También proyectamos rasgos que, siendo excelentes, por distintas razones no nos atrevemos a encarnar, dándose así el fenómeno de la idealización. Y aunque parezca agradable que a uno le endilguen aspectos gratos que quizás no tenga (o no en semejante grado), aún entonces está sucediendo el mismo triste fenómeno: hemos desaparecido como individuos, para pasar a ser el dios o la diosa que el otro necesita ver en uno. Además, cuando delegamos en otra persona nuestros mejores atributos, proyectándolos, nos empobrecemos: quedamos alienados de lo que podríamos ser, sin permitírnoslo. Con ello, delegamos poder en esa persona en quien hemos proyectado tanta maravilla (la pareja, un hijo, el terapeuta o un gurú). Y si esa persona, contraproyectivamente, actúa lo que hemos proyectado en ella, en el caso de que sea alguien nefasto se aprovechará de ese poder para someternos y manipularnos, y si no lo es... perecerá aplastado por la corona que le hemos calzado en su cabeza. Volvemos al párrafo inicial: no importa si las proyecciones son de aspectos gratos o ingratos: el punto es que provocan la imposibilidad de construir vínculos reales entre personas reales.
¿Qué ejercicios pueden instrumentarse respecto de este mecanismo? Al menos enumerémoslos: observar cuándo estamos proyectando contenidos internos, pero también cuándo estamos siendo portadores de proyecciones ajenas; observar cuándo nos comportamos de tal manera como para generar cierto tipo de proyecciones (la imagen de quien quisiera que vieran en mí); observar cuándo estamos sobrerreaccionando ante una persona, ya sea porque la idealicemos o la aborrezcamos sin grandes motivos (seguro que allí se nos ha quedado pegada alguna de nuestras diapositivas de colección!). La tarea no termina nunca: los espejos siguen apareciendo, con sus múltiples proyecciones. De hecho, el Camino del Héroe es, fundamentalmente, eso: un laberinto de espejos. Y es gracias a esos espejos que, buscando la salida, el héroe se convierte en héroe: alguien que va sabiendo quién es, y que percibe la realidad con objetividad y sabiduría

Lic. Virginia Gawel- Columna de la revista “Uno Mismo” de Argentina y Chile. Noviembre 2007-

 


miércoles, 5 de enero de 2011

Vacaciones...





"...Cada uno de nosotros creamos nuestra propia realidad, y lo hacemos a través del poder de nuestras mentes. Si queremos cambiar lo que el universo nos refleja de vuelta, tenemos que empezar por cambiar lo que nosotros enviamos al espejo cósmico.
¿Cómo podemos cambiar lo que enviamos al universo? La respuesta obvia es que nuestra situación externa es el resultado de nuestro estado de conciencia, y por lo tanto la forma para salir del sufrimiento es cambiar nuestra conciencia. Cuando consideramos las enseñanzas de Jesús en la Biblia, vemos que todo lo que él dijo estaba orientado a ayudar a las personas a cambiar su conciencia: “haced a los demás lo que quieras que hagan contigo”, “no resistáis la maldad”, “amad a vuestro prójimo como a ti mismo”, “perdonad setenta veces siete”, y así sucesivamente. Todo lo que Jesús dijo tenía como propósito ayudarnos a salir de un estado de conciencia dominado por el miedo a un estado de conciencia dominado por el amor.
Si tememos la pérdida, el universo no tiene otra opción que reflejarnos esa pérdida y esa escasez de vuelta. Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos, amamos a otras personas y amamos la vida, el universo inevitablemente nos reflejará eso de vuelta. Esto nos lleva a la conclusión de que si nuestras vidas no están llenas de amor, la causa es que nuestra conciencia no está llena de amor y nuestros corazones no están llenos de amor. Como dice la Biblia: Por que así como el hombre piensa en su corazón, así es él (Proverbios 23:7)”

Kim Michaels

Hasta pronto!!...





Entrevista "El terapeuta del alma perdida"


REPORTAJE AL PSICOANALISTA SUIZO MARIO JACOBY, DISCIPULO DE CARL GUSTAV JUNG

“El terapeuta va en busca del alma perdida”

Uno de los principales psicoanalistas que continúan la herencia de Carl Gustav Jung explica, en un exhaustivo diálogo, cuáles son los aspectos principales de la psicología analítica junguiana en la actualidad y cuáles son sus relaciones y diferencias con el psicoanálisis de Freud.
Carl Gustav Jung, psicoanalista suizo. “Según Jung, nadie está nunca completamente individuado”.

Por María Esther Gilio

Mario Jacoby, un suizo que desmiente al suizo que llevamos en la imaginación, ya sea por la informalidad de la ropa o por la gesticulación meridional, estuvo en el Río de la Plata, donde trabajó con analistas junguianos. Profesor del Instituto Carl Gustav Jung de Zurich, es autor de varios libros en los que aborda los orígenes de la autoestima, la individuación y el narcisismo o el encuentro entre terapeuta y paciente en el análisis. El último, llamado El encuentro analítico, fue publicado en México por la editorial Fata Morgana.

–¿Cuáles son, según usted, las diferencias actuales entre la psicología analítica de Jung y el psicoanálisis freudiano?

–Es muy difícil hablar de diferencias porque hoy esas diferencias se están limando. Más bien pensamos en destacar sus semejanzas. De cualquier manera es importante señalar las diferencias ya que en el Río de la Plata Jung no está demasiado difundido, en cambio Freud sí. Creo entonces, que es a partir de las diferencias que Jung podrá ir conociéndose. Jung tiene una cosmovisión diferente a la de Freud. Por otra parte Jung habla principalmente del principio de individuación que tiene que ver con las diferentes etapas de la vida, con la maduración por ejemplo. El pone especial énfasis en esta etapa que corresponde a la segunda mitad de la vida y es donde el individuo tiende a la totalidad.

–¿Eso significa que pierde importancia la infancia, fundamental en el psicoanálisis?

–Es muy importante esa primera etapa también en Jung, pero estando ya bien investigada por Freud, Jung se dedicó a la segunda etapa que es donde aparecen las diferencias.

–¿Cuáles serían esas diferencias?

–La meta de Freud es la obtención del placer tanto en el amor como en el trabajo, mientras Jung busca que el individuo alcance su totalidad.

–¿Esta sería alcanzada en su madurez?

–Sólo en la madurez.

–¿Pero ese momento no está muy determinado por la infancia?

–Sí está, pero en la segunda mitad de la vida ocurre una crisis existencial.

–¿Necesariamente?

–Puede no ocurrir, pero esto es tan excepcional como una pubertad, una adolescencia sin crisis.

–¿Con qué se vincula esta crisis de la mitad de la vida?

–Al ponerse uno más viejo aminora aquella ansiedad o ambición por el futuro de etapas anteriores. Hay en este momento una vuelta hacia uno mismo. Ya no pesan sobre nosotros las exigencias y expectativas de nuestros padres, los cuales nos obligaban a buscar afuera lo que respondiera a sus expectativas. Con este cambio tiene que ver la crisis.

–¿Cuál es la diferencia entre individuación e individualismo?

–Mientras el individualismo evita totalmente las normas colectivas, la individuación se desvía de las normas colectivas pero sigue respetándolas. Según Jung nadie está nunca completamente individuado. El verdadero valor de la individuación reside en lo que va ocurriendo en el camino. Esto es lo esencial, el objetivo de toda una vida.

–¿De qué edad estamos hablando?

–De más de 45 años. En los hechos ocurre que si en la primera mitad de la vida uno fue introvertido en la segunda tiende a ser extrovertido.

–¿Cómo explica ese cambio?

–Al llegar a la madurez el individuo busca la completud. Si en la primera mitad de la vida desarrolló ciertas funciones se trata de que la segunda desarrolle otras.

–¿Considera que el individuo procede a realizar estos cambios naturalmente?

–Sí, naturalmente porque la psiquis posee ese principio regulador.

–Jung hace referencia a fenómenos que se relacionan con lo parapsicológico y con lo místico. El creía en la sincronicidad, tiraba el tarot ¿No le quitó esto credibilidad en su momento?

–El era básicamente un fenomenologista. Se interesaba en todo lo que tenía que ver con el ser humano, con el individuo. Por qué la religión, por qué la sincronicidad. La sincronicidad hoy está comprobada físicamente.

–¿Cómo definiría la sincronicidad?

–Se trata de un fenómeno en que coincide significativamente un evento del mundo externo con un estado mental psicológico. –Si pusiéramos una cámara oculta en una sesión de psicoanálisis y otra en una sesión de psicología analítica, ¿podríamos encontrar actitudes, palabras, que permitan diferenciar a simple vista ambas técnicas terapéuticas?

–En el primer caso vamos a tener un diván y un psicoanalista que está sentado detrás del paciente y habla muy poco. El paciente hará asociaciones libres y el analista va a esperar a tener evidencias suficientes para hacer interpretaciones. El analista dirá: “Esto tiene que ver con tal cosa de su infancia o tiene que ver con el complejo paterno. Lo que el analista interprete será algo más reductivo. En el otro caso vamos a tener dos sillas con dos personas sentadas frente a frente, el analista en una y el cliente en otra. El analista le preguntará si tuvo algún sueño o esperará a que el cliente espontáneamente traiga el tema que quiere tratar en esa sesión. Y el analista va a permanecer abierto y permeable a lo que traiga el cliente, a leer lo que este quiere decir. O, por ejemplo, qué hay de nuevo en la visión del cliente. O qué símbolos nos traen sus sueños para trabajar.

–Es decir que en la psicología analítica el analista interviene más que en el psicoanálisis. El diálogo se parece más al que pueden tener dos amigos.

–No, no. No tanto. Por ejemplo, el terapeuta y el cliente nunca se tutean. Por otra parte en un diálogo de amigos hay un cierto intercambio. El analista está escuchando a un cliente y lo que intenta es tomar el punto de vista de éste y entender desde allí, absteniéndose en todo momento de su propia subjetividad.

–¿Cuál es la posición de Jung frente a la transferencia? (1)

–En este tema Jung está abierto a lo que trae Freud y acepta los diferentes puntos de vista de este. Hay sin embargo alguna diferencia. Para Jung la transferencia no es siempre interpretada. Es una forma dialéctica de trabajo. Partimos de la base de que el analista es un anzuelo, un gancho donde el paciente proyecta la imagen de su abuelo, de su padre o de su pareja. Y también puede ser proyectada la persona ideal, lo que él quiere ser.

–¿Por qué ustedes llaman cliente a lo que los que otros terapeutas llaman paciente?

–En Europa no está bien visto hablar de paciente, porque paciente es el hombre que padece, el enfermo. Lo cual haría que la relación entonces quedara muy polarizada: de un lado el paciente enfermo, y del otro el psicoanalista sano. Por eso se habla de cliente. Cuando empezamos también se decía paciente; desde hace unos veinte años se decidió hablar de cliente. Aunque a mí la palabra cliente no me gusta, me suena como empresarial. Algunos hablan del “analizado”, pero tampoco me gusta esa palabra.

–¿Cuál palabra le gusta?

–Aun no encontré esa palabra, la que me gusta.

–Creo que la psicología analítica utiliza, en su relación con el paciente, algo más que la palabra.

–El psicoanálisis, como sólo trabaja a través de asociaciones, utiliza únicamente la palabra. Los junguianos partimos de la base de que el inconsciente también puede manifestarse a partir de actividades creativas. Utilizamos, entonces, alguna actividad creativa para que el cliente se exprese. Esto se hace con frecuencia en los sueños. La persona en lugar de explicar el sueño con palabras lo hace a través de la pintura, la escultura o la danza. Es decir se busca llegar al inconsciente también a través de la creación.

–¿No hacen también una forma de asociación que desata el mismo analista? Este dice por ejemplo campo o dinero o libro y el paciente responde con la primera palabra que le viene a la mente.

–Sí, Jung empezó haciéndolo, pero creo que hoy casi nadie lo hace. Yo no lo hago. Para trabajar con este test es necesario tener en cuenta el tiempo de reacción. Si el paciente demora en contestar pensamos que detrás de esa palabra que dijo hay algo para investigar, un complejo (2) para trabajar. Por ejemplo el analista dice “dinero” y el paciente queda en silencio, más de lo habitual. Ahí pregunta “¿Por qué demoró en responder? ¿Qué fue lo que vino a su cabeza?”. El paciente puede decir: “Pensé en mi padre y en su relación con el dinero. Recordé que siendo adolescente...”. Es decir, detrás de ese tiempo en que él buscó la respuesta el analista piensa que hay algo que importa y pregunta trabajando sobre el complejo paterno. Freud no utiliza esta técnica de preguntas y respuestas. Pero también hay para él un complejo detrás del lapsus. Un complejo autónomo que el lapsus esconde.

–Es decir que para Freud el acceso al inconsciente se hace a través del lapsus, del sueño, el chiste, y por supuesto, a través de la asociación libre. Uno piensa en todas estas vías y tiene la impresión de que el inconsciente quisiera salir de la oscuridad y expresarse.

–Eso pasa, exactamente. El inconsciente en algún sentido busca salir a la luz, busca expresarse.

–¿Tienen los junguianos alguna relación con Lacan, ya sea de aceptación o de crítica?

–No, no. Lacan sería como un extranjero, muy extraño para Jung.

–¿Conoció usted a Jung?

–Sí, lo conocí cuando ya estaba viejito, tenía 86 años y un gran carisma. Ya se había retirado. Vivía en la torre que él había construido.

–La torre fue hecha con piedras del entorno junto a un lago.

–Sí, junto a un lago. Un buen día lo llaman para discutir un tema con los estudiantes que estábamos en el Instituto. Todos teníamos gran expectativa. Cada uno de nosotros podía hacerle una o dos preguntas. Jung anotaba y a partir de las preguntas él iba explicando toda su psicología. Tenía una voz muy ronca y baja –dice imitándolo– y sobre todo un irresistible carisma. Jung entró y nosotros quedamos entre asustados y deslumbrados. Era una figura enigmática y al mismo tiempo una persona con especial sentido del humor. Cuando cumplió 85 años se le hizo una gran fiesta. Al comienzo de la misma, una de las autoridades del Instituto pidió a los presentes que no fumaran y que no fueran a abrir las ventanas porque Jung podía resfriarse. Fue muy gracioso porque la persona no había terminado de hablar cuando Jung se dirigió hacia la puerta, salió al corredor y encendió su pipa. Todo el salón rompió en carcajadas.

–¿Podría explicar, de manera más o menos sintética, el mito de “el sanador y la herida” al que hacen referencia los junguianos?

–Tengo toda una conferencia sobre ese tema, sobre el curador herido y el curador divino. Cuando hablo del curador divino es porque me remonto a épocas arcaicas donde las tribus tenían sus propios curadores o chamanes, hecho éste que puede considerarse arquetípico.

–¿El arquetipo sería la necesidad que tiene el hombre de curar al otro?

–Sí, necesidad que tenemos en el inconsciente colectivo. (3)

–¿Cómo trabaja el chamán?

–Abandona su cuerpo, para buscar el alma que perdió el paciente. Cuando la encuentra se la retorna.

–Ahí el paciente se cura.

–Claro que este es un mito. Y todo eso del alma saliendo del cuerpo tiene que ver con la fantasía del chamán.

–¿En qué sentido sirve este mito respecto a lo que hoy hace el terapeuta?

–Hoy el terapeuta también va en busca del alma perdida. Pensemos en una depresión ¿No se trata de que el paciente perdió el alma y sólo sanará si la recupera? Lo que hacemos nosotros es conectarnos con esta alma a través del paciente. Conectarnos con el dolor del paciente para ayudarlo a recuperar su alma. Para esto el terapeuta debe empezar por conectarse con su propia alma, lo cual le hará posible entender qué le está pasando al otro. Aquí vemos una diferencia importante con el psicoanálisis en el cual todo gira en torno a la mente mientras los junguianos consideramos el peso y la importancia que tiene en el hombre lo colectivo.

–Usted pronunciará una conferencia en la Universidad Católica a la que llama “Ama a tus enemigos”. Sin tener en cuenta cualquier tipo de consideración moral. ¿Cuál sería el beneficio concreto del ser humano si, como manda la Biblia, consiguiera amar a su enemigo?

–La frase quiere decir que si tu enemigo nos pega en una mejilla debemos poner la otra. Claro que han pasado miles de años y no hemos conseguido hacerlo. Creo que podemos pensar que no es humano amar al enemigo. Hay que tratar de buscar el significado profundo de este mandato.

–¿Cuál sería?

–Aquello que detestamos en el otro es algo que está en nosotros, en la sombra de nosotros mismos; si logramos descubrirlo no significa que eso pasará a gustarnos, pero sí que perderemos las razones para odiar o matar al que no nos gusta.

–¿Usted tiene idea de por qué en Brasil fue tan aceptado Jung y su análisis psicológico? En San Pablo hay un centro importante y un número grande de psicólogos que usan esta metodología.

–Yo tuve la oportunidad de estar un tiempo en Brasil entrenando a los analistas junguianos y pude notar que el pueblo brasileño es mucho más abierto a la imaginación, más permeable a la superstición, a las ideas religiosas. Muy diferentes en eso a Europa donde domina la razón y a ustedes también muy ceñidos al racionalismo. Yo quedé impresionado con el trabajo que pude hacer en Brasil, con los sueños que traían los pacientes, con las imágenes cuando se trabajaba.

–¿Por qué se inclinó por Jung?

–Yo comencé con Freud, luego me pasé a Jung. Para mí Freud fue muy importante en cuanto a su trabajo sobre el inconsciente, a su búsqueda de aquello que en el individuo está escondido, lo reprimido, importante en el tema de la sexualidad. Freud fue mi primer amor. Alguien a quien valoricé y respeté como si fuera la Biblia. Pero yo era muy romántico y precisaba mucho del sentimiento, de la música. Y nada de esto podía encontrarlo en Freud, que se detenía en la sexualidad. El no respondía a lo más acuciante de mis inquietudes. Empecé análisis junguiano y me sentí mucho más comprendido, más cómodo. Jung incluía todas las expresiones psíquicas. Esa obsesión de Freud por la sexualidad y lo que hay detrás hacía que no me sintiera cómodo. Yo siento que la música y todo lo que es arte debe ser comprendido como algo del inconsciente colectivo.

–Freud también amaba la poesía y el mundo del arte. Quedaba horas, días, contemplando el Moisés de Miguel Angel.

–Sí, pero para él era un misterio entender de dónde venía la creatividad de los artistas. El era un científico y no se permitía volar con la música, la pintura y la poesía. El toma la cosa concreta de demostrar. Lo que no podemos demostrar no existe.

 

(1) Según el Lexicon junguiano de Daryl Sharp, transferencia es: “Caso particular de proyección que describe el logro emocional inconsciente que surge en el paciente en relación al analista”.

(2) Complejo, según el Lexicon junguiano: “Grupo de ideas o imágenes emocionalmente intensas”. A esta definición agrega Jung: “El complejo es la vía regia al inconsciente; no es el sueño, como pensó Freud, sino el complejo, arquitecto de los sueños y de los síntomas. Esta vía tampoco es tan ‘real’, ya que el camino señalado por el complejo es más bien un sendero escabroso y extraordinariamente tortuoso”. (3) Inconsciente colectivo o arquetipo llaman los junguianos a ciertos patrones de organización y de conducta que están presentes en toda persona y cultura a lo largo de la historia. Los arquetipos significan una ayuda para los individuos al confrontar situaciones críticas de la vida como la maternidad, la paternidad, la necesidad de curación. Reconectarse con ese mundo arquetípico es la tarea que toda persona debe realizar si quiere encontrar un sentido auténtico a su vida.
























































































































































martes, 4 de enero de 2011

Vivir en el Amor

"EL ALMA QUE PUEDE HABLAR CON LOS OJOS TAMBIEN PUEDE BESAR CON LA MIRADA" GUSTAVO ADOLFO BECQUER.

DEJA DE HACER, COMIENZA A SER

¿Haz notado alguna vez que mientras más tratas de hacer, menos haces? Hacer es un ejercicio intelectual, cuanto más valor le damos al intelecto más pensamos en lo que debemos hacer, en que esperan los demás que hagamos. La clave para vivir en el amor es dejar de hacer para comenzar a ser.
Cuentan que una vez un discípulo acudió a un Maestro que se encontraba sentado en un hermoso jardín. El discípulo se sentó cerca del Maestro. Sentarse directamente enfrente a un Maestro no es respetuoso. Se sentó en un lado, cruzó las piernas y cerró los ojos. Al cabo de un buen rato el Maestro pregunto: "¿Qué estás haciendo?" El discípulo abrió los ojos y respondió. "Maestro, trato de alcanzar la conciencia cósmica, el samadhi", cerrando los ojos de nuevo. Poco después, el Maestro cogió dos piedras y empezó a frotarlas una contra otra, haciendo tal ruido que el discípulo descendió de su gran elevación y pregunto "Maestro ¿Qué estáis haciendo?" El Maestro replico: Estoy frotando estas dos piedras para convertir una de ellas en un espejo" A lo que dijo el discípulo: "Pero Maestro, seguramente nunca lo conseguiréis, aunque las estéis frotando durante un millón de años". Entonces el Maestro, sonriendo, respondió: "De la misma manera, puedes estar sentado así, durante un millón de años, y nunca llegarás a lo que estás tratando de alcanzar".
Adoptar una postura; luchar, ponerse ansioso o enfadarse, hacer muchas cosas, no nos va a ayudar a vivir en el amor, por qué lo que abre las puertas al amor es el comprender sin esfuerzo, el simplemente mirar, observar al otro con afecto y comprensión. No podemos sentir amor sin experimentar la dulzura de la humildad, y esto sólo es posible cuando vivimos sin codiciar ninguna cosa, cuando vivimos sin esperar nada. La humildad consiste en vivir y disfrutar con simplicidad e inocencia de todo cuanto nos rodea.
Humildad es descubrir que en la naturaleza todo sirve, el viento sirve, la nube sirve... La naturaleza entera nos sirve y nosotros servimos a la naturaleza. La humildad se desarrolla en la apreciación de que todo es importante porque cumple una función esencial y por lo tanto no existen funciones, ni personas más importantes que otras.
Aquel que se humilla ante el mínimo gesto e inclina la cabeza ante aquel que considera superior a él, exigirá el mismo tratamiento de quien es más pobre que él. Humildad es reconocer que no existen personas ni cosas más importantes que uno mismo y que nosotros no somos más importantes que los demás.
Lo que permite que dos personas permanezcan unidas es la fuerza del amor. Amar en reconocer y aceptar al otro, el amor posibilita el descubrimiento y el encontrarse a través del otro. Esto es el amor, el poder que unifica las diferencias y nos permite apreciar la unidad de la conciencia a pesar de las diferencias.

La humildad es la base en la cual se desarrolla el amor. La humildad, la pérdida de la propia importancia nos permite vaciar la mente de nuestras experiencias pasadas. Lo que alimenta la falta de amor es el sentirse diferente de los demás.  Aquel que no espera nada, no puede caer en la desesperación. Es una persona libre de ataduras y en esa libertad el amor fructifica.
Cuando el otro no responde a nuestras expectativas nos decepcionamos y nos enfadamos porque no es como quisiéramos que fuera. Pero el problema es nuestro. El problema real con la falta de amor es que no nos conocemos; y si no nos conocemos a nosotros mismos no podremos conocer a nadie. Si no nos amamos a nosotros mismos no podemos amar a nadie.
La humildad es la base en donde se desarrolla el amor. El amor se manifiesta cuando puedes llegar a percibir a todas las personas como iguales a ti. Reconociendo que no hay nadie mejor ni peor. Aceptando que, a veces no tenemos razón, escuchando a los demás con interés. Viviendo sin juzgar, sin tratar de cambiar las mentes de los demás.
Tu pareja cósmica ya existe. Puedes dejar de buscarla. En vez de eso búscala en tu interior. Obsérvate, cultiva la humildad, deja de hacer para comenzar a ser, y tu verdadera pareja se te revelara.

Frederic Solergibert



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