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jueves, 31 de marzo de 2011

Ejercer nuestra libertad...Centaury


CAMINO DE LA LIBERTAD

Una de las experiencias más trascendentes del ser humano es el reconocimiento de su libertad, y contar con el coraje para elegir ejercerla.

Muchos predican acerca de ella, todos la buscan incansablemente, otros dicen buscarla ó pretenden que la buscan, otros dicen ser libres y resultan no serlo en absoluto, sin embargo, amigos míos, muy pocos están realmente dispuestos a ser libres. Somos libres en la medida que podemos desprendernos física, material, emocional y psicológicamente, de un sin fin de ataduras que nos hemos fabricado e impuesto. Y desprendernos, no significa ni frialdad ni indiferencia, implica aceptación, convicción interior, fé, y un profundo respeto y confianza por todo cuanto acontece, sin imponerle a las circunstancias ó las personas que sean como nosotros esperamos que sean, sin forzar resultados, sin pretensiones egocéntricas. Todo esto, implica un nuevo nivel de comprensión personal de la naturaleza espiritual del mundo en que vivimos y de nuestra experiencia en él. Necesitamos entrenarnos para dejar atrás aquello de lo que no nos queremos desprender, para soltar aquello de lo cual nos hemos convencido que dependemos o necesitamos para sobrevivir ó ser felices. Soltar, liberarnos, es lo único que nos hará crecer realmente. ¿Estamos realmente dispuestos a renunciar a esas ataduras? ¿Estamos efectivamente dispuestos a ser libres? Hasta qué punto creemos que sin esas ataduras perderíamos parte de nuestra identidad ó de nuestra vida, hasta qué punto hemos comprometido nuestra libertad personal manteniéndonos prisioneros de nosotros mismos, inhibiéndonos de experimentar lo que nos dicta el corazón e impidiendo nuestra propia realización personal y espiritual. ¿Podemos reconocer y observar hasta qué punto estamos siendo manipulados ó controlados desde el exterior, y sin darnos cuenta somos partícipes de ello? ¿Realmente elegimos por cuenta propia, y disponemos nuestra vida en base a ello? ¿Nos honramos a nosotros mismos con las elecciones que hacemos, y con la vida que tenemos?
La verdad es que, la libertad nos puede resultar demasiado abrumadora por la tremenda responsabilidad personal que implica ejercer concientemente nuestro libre albedrío. Ejercer el libre albedrío implica asumir todas las consecuencias que involucran las elecciones que hacemos y las decisiones que tomamos, sin quejas ni excusas, implica un salto al vacío que pocos están dispuestos a dar, implica correr riesgos, implica renunciar a todo aquello que no concuerda con lo que realmente somos, con lo que queremos en nuestra vida y para nosotros; cuando evitamos dar ese salto, nos fabricamos el cautiverio en el que a menudo vivimos, pretendiendo que allí nos hallamos seguros, cuando en realidad no somos más que prisioneros. La vida es un campo de infinitas posibilidades, no es previsible, la diseñamos y creamos con cada paso que damos, con cada elección, el impulso vital que va configurando nuestra creación. Optar por ejercer nuestra libertad no requiere derribar barrotes, ni muros ficticios, significa vivir en una dimensión radicalmente nueva, desconocida para gran la mayoría, dados los condicionamientos a los que nos hemos sometido. La libertad no se persigue, ni se tiene que alcanzar, porque ya es nuestra, nacimos con ella, simplemente elegimos vivir en libertad o no. Elegirla requiere coraje, espíritu guerrero, una tremenda valentía para romper las cadenas que nos hemos impuesto; y eso es algo a lo que muy pocos están dispuestos, porque se hallan demasiado comprometidos con sus grilletes.
Soltar amarras significa entregarnos a un océano que nos resulta desconocido, implica entrar en la incertidumbre con fé, con visión y convicciones claras, con una nueva percepción de nosotros mismos, requiere seguir nuestra dirección interna, movidos por la sabiduría y la fé que nos provee la fuerza e iluminación que necesitamos para derribar los límites de nuestra reducida y temerosa percepción.

Para concluir, un elocuente pasaje del gran poeta Tagore:
"Ese, al que encierro en mi nombre, está llorando en su mazmorra. Estoy siempre atareado construyendo un muro a mi alrededor, y a medida que éste muro asciende hacia el cielo, día tras día, pierdo de vista a mi verdadero ser en su sombra. Me enorgullezco de éste gran muro, y lo enluzco con polvo y arena, por miedo a que pueda quedar en mi nombre un mínimo agujero; sin embargo, a pesar de todos los cuidados que tengo, voy perdiendo de vista mi verdadero ser".

Lina Cristiano
Valencia (Venezuela)


"Sean capitanes de sus almas, sean los dueños de su destino...
 No tengan miedo de zambullirse en la vida; estamos aquí para obtener experiencia y conocimiento, y poco aprenderemos a menos que enfrentemos la realidad ...." podemos liberarnos de la dominación de otros de un modo muy fácil; dándoles primero absoluta libertad." E. Bach


Flores de Bach: CENTAURY
Centaury está representado por el arquetipo "del Sometimiento". Tiene que ver con la imposibilidad de ser libre de ataduras invisibles que anulan la voluntad.

La persona Centaury es de carácter pasivo y de individualidad poco desarrollada, complaciente y con tendencia a la sumisión.
Es de fácil reacción a los deseos ajenos y de poco estímulo para los propios, no siendo consciente de su naturaleza explotable. Queda de esta manera totalmente expuesto a la voluntad ajena, cansándose, agotándose con facilidad, y esclavizándose al intentar ayudar y ser útil. En sus ansias por servir, sobre valoran sus posibilidades, ofreciendo más de lo que tienen y corriendo el riesgo de apartarse de su propio camino o misión en la vida.

Le cuesta decir NO, confundiendo cooperación o servicio con servilismo. Se los puede ver atados a la familia, trabajo, enfermedad, relaciones etc., mientras sienten callada y tímidamente como abusan de ellos, sin poder usar su poca voluntad para emprender cualquier reforma.

El cansancio de Centaury no es psíquico, pues en este plano está muy alerta; es físico y producido por la gran cantidad de tareas de las que se hace cargo.

La ayuda desinteresada de Centaury a los demás, así como la entrega también desinteresada a una misión, son grandes virtudes. Pero en el Centaury negativo estas características están distorsionadas en su aspecto negativo. No llega a estas virtudes como conclusión de un proceso de evolución interior, es decir, como resultado de la armonía de SER SUPERIOR/PERSONALIDAD. Para ello precisamente se necesitaría fortalecer la personalidad, cosa que en Centaury es diametralmente opuesta: Centaury se subordina como un niño pequeño, sin ningún albedrío a otra persona, y con ello a todas las debilidades y desviaciones que puedan derivarse de la idiosincrasia de ese otro. Con ello Centaury no solo no ayuda a esta persona, sino que por el contrario hace que la misma refuerce  sus patrones negativos de dominación. Obviamente, aunque con esto, en el fondo busque reconocimiento y consideración, no lo suele conseguir. Más bien se convierte en el "felpudo psíquico" de los demás.
Aunque no lo entienda, en ese "refugiarse en los demás", a menudo esconde una negación no solo a madurar, sino por supuesto a evolucionar.

Centaury cree que al decir NO a algo que alguien le pide, éste se va a sentir ofendido retirándole su afecto o aprecio. Con ese miedo asume otra carga, olvidando que él no solamente existe sino que también tiene sus necesidades, siendo ello parte de su misión en la vida.
Debido a su debilidad afectiva crónica, se mimetizan con el medio en el que se encuentran y se someten a los dictados de otros más fuertes, sobre valorando lo que hacen en detrimento de lo que son. Por toda la actividad que desarrollan y el servicio que prestan a los demás parecen fuertes y bondadosos, pero en realidad son débiles y esclavos de aquellos a los que sirven. Por ello les cuesta poner límites o dar órdenes.
El masoquismo extremo los domina hasta tal punto que son capaces de dejarse golpear física o psíquicamente sin decir nada, acumulando el miedo.


miércoles, 30 de marzo de 2011

Tu Manantial Interior

"El alma necesita amor con tanta urgencia como el cuerpo necesita oxígeno. El alma alcanza su plenitud en la calidez del amor. Todas las posibilidades de tu destino humano duermen en tu alma..."


El alma...presencia de tu Divinidad

El alma no se inventó a sí misma. Es una presencia del mundo divino, donde la inti­midad no tiene límites ni barreras.
No puedes amar a otro si no estás empeñado al mismo tiempo en la obra espiritual, hermosa pero difícil, de aprender a amarte a tí mismo. Cada  uno de nosotros tiene al nivel del alma un manantial enriquecedor de amor. En otras palabras, no necesitas buscar fuera de ti el significado del amor. Esto no es egoísmo ni narcisismo, obsesiones ne­gativas sobre la necesidad de ser amado. Por el contrario, es el manantial del amor en el corazón. Por su necesidad de amor, las personas que llevan una vida solitaria suelen tro­pezar con este gran manantial interior.
Aprenden a despertar con sus murmullos la profunda fuente interior de amor. No se trata de obligarte a amarte a ti mismo, sino de ser re­servado, de incitar a ese manantial de amor que constituye tu naturaleza más profunda a surcar toda tu vida. Cuando esto sucede, la tierra endurecida de tu interior vuelve a ablandarse. La falta de amor lo endurece todo. No hay mayor soledad en el mundo que la del que se ha vuelto duro o frío. El resentimiento y la frialdad son la derrota final.
Si descubres que te has endurecido, uno de los dones que debes otorgarte es el del manantial interior. Incita a esta fuente interior a que se libere. Remueve el sarro dentro de ti a fin de que poco a poco, en una bella osmosis esas aguas nutricias penetren e inunden la arcilla endurecida de tu cora­zón. Donde antes había tierra dura, yerma, impermeable, muerta, ahora hay crecimiento, color, nutrición y vida que fluyen del hermoso manantial del amor. Ésta es una de las formas más fecundas de transfigurar la negatividad que hay en nosotros.
El mayor don que el nuevo amor trae a tu vida es el despertar del amor oculto en tu interior. Te vuelve independiente. Ahora puedes acercarte al otro, no
por necesidad ni con el aparato agotador de la proyección, sino por auténtica inti­midad, afinidad y comunión. Es una liberación. El amor debería liberarte. Te liberas de esa necesidad ávida y abrasadora que te impulsa continuamente a buscar afirmación, respeto y significación en cosas y personas fuera de ti. Ser santo es hallar la propia patria, poder descansar en esa casa de comunión y arraigo que llamamos alma.

Extraído de "Anam Cara: el libro de la sabiduría celta" John O´Donohue
















martes, 29 de marzo de 2011

La Vida es Relación

“Para comprenderme a mí mismo debo comprender la relación. “ J. Krishnamurti
La comprensión de la convivencia mejora nuestra capacidad para una adaptación plena a la vida ya que se da una reciprocidad constituyendo un medio  y espejo para descubrirnos a nosotros mismos. 


Relación y aislamiento
“La vida es experiencia, experiencia en la vida de relación. No se puede vivir en el aislamiento. La vida es, pues, convivencia, y ésta es acción. ¿Cómo puede tenerse esa capacidad para comprender la relación que es la vida? ¿No significa la relación, además de comunión con las personas, intimidad con las cosas e ideas? La vida es relación, que se expresa mediante el contacto con cosas, personas e ideas. Comprendiendo la relación, tendremos capacidad para hacer frente plena y adecuadamente a la vida. Nuestro problema no es, pues, la capacidad -ésta no es independiente de la relación- sino más bien la comprensión de la convivencia, que naturalmente producirá capacidad de pronta flexibilidad, pronta adaptación y pronta respuesta.

La vida de relación es sin duda el espejo en el cual os descubrís a vosotros mismos. Sin convivencia, no sois. Ser es estar relacionado; estar relacionado es existir. Sólo existís en la relación; fuera de ella no existís, la existencia carece de sentido. No es porque pensáis que sois, que surgís a la existencia. Existís porque estáis relacionados; y es la falta de comprensión de la relación lo que causa conflictos.

Ahora bien: no hay comprensión de la convivencia porque nos servimos de ésta como simple medio de promover la realización, la transformación, el devenir. La convivencia, empero, es un medio de autodescubrimiento porque la relación es ser, es existencia. Sin relación, no soy. Para comprenderme a mí mismo debo comprender la relación. Ésta es el espejo en que puedo mirarme. Dicho espejo puede estar deformado o puede estar como es y reflejar lo que es. Pero la mayoría de nosotros ve en esa relación, en ese espejo, las cosas que más nos agradaría ver; no vemos lo que es. Preferimos idealizar, evadirnos, vivir en el futuro en vez de entender la convivencia en el inmediato presente.

Ahora bien, si examinamos nuestra vida, nuestras relaciones con los demás, veremos que es un proceso de aislamiento. El prójimo, en realidad, no nos interesa; aunque hablemos bastante al respecto, el hecho es que no nos interesa. Sólo estamos relacionados con alguien mientras esa relación nos resulta grata, mientras nos brinda un refugio, mientras nos satisface. Pero no bien sufre ella una perturbación que a nosotros nos produce incomodidad, dejamos de lado esa relación. En otros términos: sólo hay relación mientras estamos satisfechos. Esto podrá parecer desagradable, pero si realmente examináis vuestra vida con atención, veréis que se trata de un hecho; y el eludir un hecho es vivir en la ignorancia, lo cual jamás podrá producir verdadera convivencia. De suerte que si echamos una mirada a nuestra vida y observamos nuestra vida de relación, vemos que ella es un proceso de erigir resistencias contra los demás, muros por encima de los cuales miramos y observamos al prójimo; y ese muro siempre lo retenemos, y detrás de él permanecemos, ya se trate de un muro psicológico, material, económico o nacional. Mientras vivimos en aislamiento, detrás de un muro, no existe la convivencia con los demás; y vivimos encerrados porque resulta mucho más satisfactorio y creemos que es mucho más seguro. El mundo está tan desgarrado, hay tanto dolor, tanta pesadumbre, guerra, destrucción y miseria, que deseamos escapar y vivir dentro de los muros de seguridad de nuestro propio ser psicológico. De suerte que, para la mayoría de nosotros, la vida de relación es en realidad un proceso de aislamiento; y es obvio que tal relación construye una sociedad que es también aisladora. Eso, exactamente, es lo que ocurre a través del mundo: permanecéis en vuestro aislamiento y extendéis la mano por sobre el muro, llamando a eso nacionalismo, fraternidad o lo que os plazca; pero lo cierto es que los gobiernos soberanos y los ejércitos continúan. Es decir, aferrándoos a vuestras propias limitaciones, creéis que podéis establecer la unidad mundial, la paz del mundo; y ello es imposible. Mientras haya una frontera -nacional, económica, religiosa o social- es un hecho evidente que no puede haber paz en el mundo.

El proceso del aislamiento es el proceso de la búsqueda del poder. Y sea que uno busque el poder a titulo individual o para un grupo racial o nacional, tiene que haber aislamiento porque el deseo mismo de poder, de posición, es separatismo. Eso, en suma, es lo que cada cual desea, ¿verdad? Cada cual desea una posición fuerte en la que pueda dominar: en el hogar, en la oficina o en un régimen burocrático. Cada cual anda en busca de poder, y por el hecho de buscar el poder establecerá una sociedad basada en el poder: militar, industrial, económico, y lo demás. Ello, una vez más, es evidente. ¿El deseo de poder no es aislador por su propia naturaleza? Creo que es muy importante comprender eso; porque el hombre que desea un mundo pacifico, un mundo en el que no haya guerras, ni espantosa destrucción, ni miseria catastrófica en escala inconmensurable, tiene que comprender esta cuestión fundamental. ¿No es así? El hombre afectuoso, bondadoso, no tiene sentido alguno del poder, y por lo tanto ese hombre no está atado a ninguna nacionalidad, a ninguna bandera. Carece de bandera.

Vivir en el aislamiento es cosa inexistente; no hay país; ni pueblo, ni individuo, que pueda vivir aislado. Ello no obstante, como buscáis el poder de tantas maneras diferentes, engendráis aislamiento. El nacionalista es una maldición porque con su espíritu de nacionalismo, de patriotismo, erige un muro de aislamiento; está tan identificado con su patria que construye un muro contra las demás. ¿Y qué ocurre cuando levantáis un muro en contra de algo? Ese algo golpea constantemente contra vuestro muro. Cuando resistís a algo esa misma resistencia indica que estáis en conflicto con lo otro. De suerte que el nacionalismo, que es un proceso de aislamiento, que es el resultado del afán de poder, no puede traer paz al mundo. El hombre que es nacionalista y habla de fraternidad dice una mentira, vive en estado de contradicción.

Veamos ahora si se puede vivir en el mundo sin deseo de poder, de posición, de autoridad. Es evidente que sí se puede. Uno lo hace cuando no se identifica con algo más grande. Esta identificación con algo más grande -el partido, la patria, la raza, la religión, Dios- es la búsqueda de poder. Como en vosotros mismos sois vacíos, torpes, débiles, gustáis de identificaros con algo más grande. Este deseo de identificaros con algo más grande es el deseo de poder.

La vida de relación es un proceso de autorrevelación; y si uno no se conoce a sí mismo, si no conoce las modalidades de la propia mente y corazón, el mero hecho de establecer un orden externo, un sistema, una fórmula sagaz, tiene muy poco sentido. Lo importante, pues, es comprenderse uno mismo en relación con los demás.

Entonces la relación no se convierte en un proceso de aislamiento, sino que es un movimiento en el que descubrís vuestros propios móviles, vuestros propios pensamientos, vuestros propios empeños; y es ese descubrimiento, precisamente, que es el comienzo de la liberación, el comienzo de la transformación.”

J. Krishnamurti

lunes, 28 de marzo de 2011

La energía que nos mueve...




Dejarnos llevar

Así como el agua busca el mar, la energía que nos mueve tiene un trayecto, siempre buscando nuestra evolución. Especialmente en estos tiempos, la energía nos prepara para que demos un gran salto. ¿Cómo nos prepara? Vaciándonos la mochila. ¡Cómo podríamos saltar con tanto peso!
Y por eso la energía nos lleva de la mano hasta que nos animemos a soltar todos los miedos, o al menos los que más nos pesan.
La energía nos nueve de un lugar a otro (parece que nos echaran, nos rechazaran, que no nos permitieran pasar…), nos saca de las manos lo que estamos listos para dejar ir (y a veces lo que no estamos listos porque estamos aferrados por miedo, pero no lo necesitamos), nos hace dar giros hasta marearnos para que soltemos, dejemos de resistirnos y nos entreguemos. Para que nos dejemos llevar. ¡Qué miedo tenemos de dejarnos llevar!
Cuando la energía comience su juego, si no sabemos qué hacer, lo mejor es no hacer nada. No resistirse con enojos ni tratar de cambiar lo que sucede. Simplemente, nos dejamos llevar.
Lo que la energía "nos hace perder", en realidad es una ganancia. Nos hace perder creencias, hábitos, ilusiones, objetos, personas…pero lo único que perdemos es el apego. Y esa pérdida es una ganancia.
Confiemos a entregarnos a la energía. Cuando la danza se trabe o perdamos el paso, respiremos profundo y sigamos bailando. Este es el momento de bailar. Es lo que nos toca.

Julio Bevione

domingo, 27 de marzo de 2011

La Naturaleza y nuestra alma...

Conectar con la energía de las plantas

Usted sabía que el corazón de las orquídeas y los árboles se conecta con el universo y el ser humano. Y que el corazón piensa, recuerda, y se comunica con otros corazones, almacena la información que continuamente pulsa a través de todo lo que está vivo.
SIETE HÁBITOS PARA ESCUCHAR EL CORAZÓN
Según Paul Pearsall, además de mis aportaciones personales, descubrimos siete formas de sintonizar con nuestro corazón:
Calmarse
Para sintonizarse con el corazón es necesario, bajar el ritmo, aquietarse, silenciarse y sentarse. No hay una postura correcta pero es importante estar en el momento presente. Pare de pensar y moverse, puede tomar varias respiraciones profundas y observar.

Aligerarse

No se tome las cosas tan enserio, los pensamientos, circunstancias… que estén sucediendo en este momento también pasarán. Son transitorias.

Callarse
Pare de hablar, incluso a usted mismo. Este es un paso difícil porque el cerebro constantemente está buscado el sustento y obtención de bienes materiales, peleando para proteger su territorio, moviéndose hacia alguna parte y pensando en alguna forma de placer intenso e inmediato. Trate de observar la actividad de su cerebro como un extraño.
Resonar
No se trata de preguntar o hablar con un ser superior sino más bien escuchar el poder que hay dentro de nuestro corazón que busca una conexión con todo lo creado que está vivo. Rezar es el deseo de conectar con lo absoluto.
 Sentir
Usted comparte la información en forma de energía desde sus células con todo lo creado en el cosmos. No trate de que todo el mundo alrededor suyo se sintonice con usted, más bien trate de sentir con sus cinco sentidos su conexión con los árboles, las flores, el agua o cualquier sistema vivo alrededor suyo.
Aprender
Trate de escuchar lo que su corazón le quiere enseñar sobre la vida, el amor y el trabajo. Trate de almacenar sus lecciones y recordarlas para momentos de estrés.
Conectarse
Trate de enviar la energía de su corazón a otros seres y estar abierto a otros corazones que le envíen su energía. Se puede sentir más completo y contribuir con la sanación del planeta.

Las investigaciones han demostrado que es posible que en este momento otros corazones nos estén enviando energía y que nos podemos volver más conscientes de la interdependencia e interrelación de todas las formas de vida como las orquídeas y los árboles.

Meditación con el árbol

Lo bello que vemos y apreciamos en el árbol, está también en nosotros.

Acércate y toca el árbol con tus manos,

préstale atención durante un tiempo.

Descubre sus colores, formas, textura.

¿Qué es lo que te atrae de ese árbol?

Puede que su fragilidad, fortaleza, proporción, temporalidad...

¿Te reflejas en el?

Parece como si hubiera algo que nos mantuviese en ese instante...

Ese espíritu cósmico habitando en todas las cosas vivas de la naturaleza;

la fuente de inspiración, creación...

Como una luz cristalina que llega de forma silenciosa,

llevándonos a ser uno sin tiempo ni final.

¿Encontraste tu conexión con el árbol?

Obsérvalo con el ojo atento de tu corazón.

¡Ábrete y expande tu fragancia por el universo!

Podemos considerar además que las orquídeas y los mandalas son también formas de conectarnos con el corazón del cosmos, la naturaleza y nuestra alma.

Mandala es una palabra sánscrita que significa un círculo con un centro. La esencia del mandala se incluye en el macrocosmos como el microcosmos. De lo más pequeño a lo más grande. El mandala es la mediación simbólica de ambos.

Históricamente data de más de 5000 años. Más adelante los mandalas pasaron a designar diagramas circulares con figuras poliédricas o planas como motivos ornamentales e iconos del hinduismo, utilizados como base para la meditación, esto es, un medio simbólico para alcanzar la unificación con el ser.

Todo es mandala, como para los átomos que dan forma a nuestro cuerpo. En lo que se basa la mecánica cuántica. Los físicos cuánticos implementan modelos tridimensionales mándalicos para definir el hecho de que una partícula dentro de su universo que parece ordenada dentro de él, implica que el resto de partículas a su alrededor se organizarán según el universo de dicha partícula. Como es en el caso contrario que lo confirma con el cáncer en el que se da un crecimiento anómalo y desigual de las células. Recordemos que las células están también formadas por partículas. Las cuales se conocen actualmente como quarks de luz por ser las más pequeñas encontradas.

Los mandalas incluyen por otro lado las psicologías transpersonales guiadas por los arquetipos o patrones energéticos mandálicos que descubren y desarrollan el mayor flujo neuronal entre los dos hemisferios cerebrales, intuitivo, emocional y el racional. Por lo que el mandala es una herramienta útil para los casos de aleximia, personas que no son capaces de reconocer las emociones, en autistas, maniacodepresivos o incluso en niños hiperactivos y de eneuresis nocturna. El mandala por su composición de formas y colores influye positivamente en el conocimiento personal.


Los mandalas se descubren en todo, en el planeta tierra, los astros, símbolos celtas o amerindios, mayas, aztecas, navajos, hopies, etc, hasta los rosetones de las catedrales góticas del medievo cristiano. Por lo que los paralelismos interculturales están presentes. Se muestran los mandalas incluso como una alternativa de resolución alternativa de conflictos interculturales en aras de la paz. Esto quiere decir que simbólicamente representan la armonía del ser humano con el entorno cultural de la época en la que fue hecho.


También el mandala está presente en la naturaleza de manera tridimensional, ya sea en forma de células, moléculas de agua, los copos de nieve, las telas de araña, las flores y en concreto, las orquídeas. La representación bidimensional o tridimensional del mandala no se limita solo a ésta sino que implica una concepción multidimensional del universo creativo del macrocosmos y del microcosmos. 
Ramón Martínez López
(Filologo)

viernes, 25 de marzo de 2011

Somos seres espirituales habitando en un cuerpo físico


Ascender a la consciencia Crística
Somos seres espirituales creados por Dios, hechos a su imagen y semejanza, llevamos su esencia dentro de nosotros, como también la energía del Universo y la Fuerza Superior.
Nuestro Cuerpo y Espíritu viven en conflicto, porque no le permitimos abrirnos a la INTUICION o sea,  escuchar el cuerpo que es “aprender a confiar en nosotros mismos” y cuando esta conexión está bloqueada, perdemos el contacto con el Espíritu, olvidándonos del propósito que traíamos.
El cuerpo es utilizado por el Espíritu para poder experimentar en el plano físico permitiéndole aprender y evolucionar al realizar su propósito de vida. Cada Espíritu es único e individual, poseedor de un código genético espiritual junto a su código genético biológico, lo que permite asegurar que no hay dos personas en la tierra con éstos dos ADN juntos, y aún así, todos estamos conectados, todos somos uno con la Fuente.
El Alma aquí en la tierra, es una parte de nuestro Espíritu que permanece en el Universo y es nuestra Energía Creativa en el Universo.  Ella escoge todo el escenario donde pueda experimentar todas las lecciones elegidas por ella, como; continente, país, padres, retos, fecha de venida, tiempo de permanencia aquí,  a su cuerpo físico y todos los retos (lecciones) que le permitan aprender el Amor y lograr la Maestría de la Ascensión.
Cuando el Alma ha aprendido lo escogido para ese nivel de consciencia, se separa del cuerpo (muerte) y se va a preparar el plan de vida para su nuevo nivel, escoge un nuevo cuerpo físico y así sucesivamente, hasta que complete el aprendizaje del Amor Incondicionado.

Somos nosotros (Alma), los que rediseñamos nuestras vidas y elegimos nuestras lecciones, y solo cuando nos “responsabilizamos de nuestro plan de vida escogido” aceptando que todo lo que nos ocurre son nuestras propias decisiones, es cuando podemos hacer cambios profundos en la consciencia del alma; en cambio, si  mantenemos la responsabilidad de lo que nos sucede en Dios,  políticos,  parejas, padres, hermanos, hijos, vecinos, amigos, culpándoles de nuestras enfermedades, accidentes, desgracias y toda clase de eventos traumáticos que el Alma ha escogido para su aprendizaje, entonces nos estancamos, y las lecciones que no se aprendieron, las retoma para su nueva encarnación, pero eso retrasa su crecimiento espiritual.
 
En el devenir de las vidas, el Alma durante la permanencia en éste plano físico orientada a la supervivencia, fue modificando la supremacía de su perfección y se fue alejando de su Ser Interior Perfecto, enfocándose en exceso en lo externo, en lo material para dominarlo, pero fue perdiendo el equilibrio entre la “consciencia espiritual y la consciencia material”.
El Espíritu  no deja de buscar su expresión y el Cuerpo no deja de buscar la manifestación plena de su estado físico, entonces siente con insatisfacción, desbalance y siempre andará en la búsqueda de obtener los atributos materiales como: dinero, éxito, poder, reconocimiento, todo lo que cree le dará la felicidad, incluyendo alcohol, drogas, lujuria, pero ignora que la causa de ese desasosiego es por la ausencia de la Conexión Espiritual, cada vez habrá mayor debilitamiento, matizado con la desesperanza física y psicológica, hasta que algo estimule para abrir la “intuición interior”, es decir, abrirse al lenguaje de Dios con nosotros y así nos vuelva a la Conexión con Espíritu, convirtiéndonos en canal de nuestro Espíritu Superior.

El bloqueo de nuestra Conexión Interna se manifiesta en”carencias”, en falta de lo que queremos en la vida como: dinero, salud, trabajo, relaciones interpersonales armónicas, porque hemos perdido la “confianza en si mismo” y a seguir el “impulso de la intuición o voz de Yo Superior” para que nos alineemos con la Fuerza Creativa de Espíritu, que nos proporciona todo lo que necesitamos, sea cualquier nivel, incluso el económico.

También la salud se afecta, comenzando dolores y apareciendo las enfermedades, y estas lecciones del Alma reflejadas en el cuerpo, las realiza porque estamos desconectados a la energía de la Fuente y no apoyamos lo que sentimos.

Tampoco somos conscientes que controlamos las relaciones con nosotros mismos, que están matizadas de culpa. Debemos afianzar el poder que tenemos para cambiar modelos de conductas, trabajando desde nuestro Ser Interior para relacionarnos amorosamente con nosotros mismos, y también las relaciones con otras personas como una “fuerza” que impulsa y conecta todos los sucesos, porque todas las personas a nivel mental estamos entrelazados y de igual manera conectados con Dios.

Todo lo que sucede en nuestra vida, es un reflejo de nosotros mismos, porque nosotros creamos nuestra propia realidad y hacemos que el mundo externo sea el espejo que refleja lo que creemos de nosotros y de los demás. Por eso, si vemos fuera algo que no nos gusta, es porque lo hemos creado y proyectado, pero no debemos culparnos, sino tratarnos con amor y compasión, agradeciéndole su expresión para trabajarlo, porque Espíritu no nos lo muestra para atacarnos a nosotros mismos, sino para transmutarlo, porque es la razón por la que hemos venido.

No estamos solos y nunca hemos sido abandonados por Dios, y solo al recuperar esa Conexión con el Espíritu, experimentaremos su presencia, su guía y ayuda.

ASCENDER también es empezar a pensar que somos seres espirituales que estamos teniendo una experiencia humana, y no como algunos creen, que somos humanos viviendo una experiencia espiritual.
 ASCENDER es entrar en la CONSCIENCIA CRISTICA, que es la “actitud de vida con consciencia desde el amor”, es decir, haciendo lo que nos dicta el corazón. No hay lucha dentro de nosotros por nada, sino una completa aceptación de la realidad.
Cuando Despertamos la Consciencia, podemos cambiar nuestro mundo interior y el  exterior.
Formemos parte de esta “revolución de despertar consciencias”, porque el amor es lo que une al Universo y toda nuestra acción, nuestro planeta nos lo agradecerá.
 
Kandy Bracho. 
Licenciada en Psicología en la Universidad Católica “Andrés Bello” de Caracas-Venezuela en 1975 .Terapeuta Holístico, Master en Terapia de Respuesta Espiritual. Master en Reiki Usui Tántrico

miércoles, 23 de marzo de 2011

Amor místico, cuerpo para amar. Buen amante y buen samaritano


Amor Místico, Cuerpo para Amar
La realidad concreta, concretísima, es que somos: cuerpo de amor (para el encuentro personal) y cuerpo de cuidado (para la entrega plena al otro). Creo que en las dos líneas de corporalidad se expresa y despliega el camino de la espiritualidad, pues el místico cristiano ha de ser, al mismo tiempo, buen amante y buen samariano. En contra de lo que a veces se ha pensado, la mística es también cosa del cuerpo, no sólo para los éxtasis, arrobos y visiones, sino también para el servicio concreto.
La mística es amor corporal
La filosofía occidental, de tipo básicamente platónico y luego cartesiano, ha separado el cuerpo del alma. El cuerpo ha sido para unos una cárcel de oscuridad y dolor, donde el alma estaba sepultada o encerrada, con el deseo de salir y de volar hacia su altura (platonismo); para otros ha sido y sigue siendo sólo una máquina, que se une a una conciencia o pensamiento, de manera que ambos definen la verdad del ser humano (línea de Descartes, medicina moderna). Pero el amor desconoce tales divisiones: el hombre y la mujer son lo que son, unidad indisoluble cuerpo/alma, de manera que no pueden no sólo separarse, ni siquiera distinguirse.
Sin el encuentro "corporal" transfigurado (¿transsubstanciado?) del Amado y de la Amada es muy difícil hablar de mística. Por eso los míticos cristianos (y judios y musulmanes....) acuden sin cesar al Cantar de los Cantares en sus diversas lecturas y reinterpretaciones. Un gran filósofo hispano (Xabier Zubiri) hablaba de la inteligencia senciente (la inteligencia es una forma profunda de sentir...). En esa misma línea quiero hablar de la mística senciente. Así quiero decir que el místico es alguien que siente con radicalidad.

El cuerpo es amor
En el amor verdadero, el más profundo (el de la madre, el de los enamorados) todo es cuerpo y todo es alma, de tal forma que “dar cuerpo” es lo mismo que dar alma y encontrarse en los cuerpos es hallarse de igual forma en las almas. No se trata, por tanto, de pura corporalidad, como podría ser en los animales, ni de pura espiritualidad, como podría ser en los ángeles, se trata de de una corporalidad espiritual y viceversa (de una espiritualidad corporal) en el amor. Nadie ha cantado mejor la corporalidad del amor que el Cantar de los Cantares, cuando describe a los enamorados:
Así es ella: «Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! Palomas son tus ojos a través de tu velo; tu melena, cual rebaño de cabras, que ondulan por el monte Galaad. Tus dientes, un rebaño de ovejas de esquileo que salen de bañarse: todas tienen mellizas, y entre ellas no hay estéril. Tus labios, una cinta de escarlata, tu hablar, encantador. Tus mejillas, como cortes de granada a través de tu velo. Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos: mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes. Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela, que pacen entre lirios» (Cant 4, 1-5)
Así sigue siendo: «Tu ombligo es un ánfora redonda, donde no falta el vino. Tu vientre, un montón de trigo, de lirios rodeado. Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela. Tu cuello, como torre de marfil. Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat Rabbim. Tu nariz, como la torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. Tu cabeza sobre ti, como el Carmelo, y tu melena, como la púrpura; ¡un rey en esas trenzas está preso!¡Qué bella eres, qué encantadora, oh amor, oh delicias!  Tu talle se parece a la palmera, tus pechos, a los racimos» (Cant 7, 3-8).
Así es él: «Mi amado es fúlgido y rubio, distinguido entre diez mil. Su cabeza es oro, oro puro; sus guedejas, racimos de palmera, negras como el cuervo. Sus ojos como palomas junto a arroyos de agua, bañándose en leche, posadas junto a un estanque. Sus mejillas, eras de balsameras, macizos de perfumes. Sus labios son lirios que destilan mirra fluida. Sus manos, aros de oro, engastados de piedras de Tarsis. Su vientre, de pulido marfil, recubierto de zafiros. Sus piernas, columnas de alabastro, asentadas en basas de oro puro. Su porte es como el Líbano, esbelto cual los cedros. Su paladar, dulcísimo, y todo él, un encanto. Así es mi amado, así mi amigo, hijas de Jerusalén» (Cant 5, 10-16).

Así son ambos, aroma de amor: «Mientras el rey se halla en su diván, mi nardo exhala su fragancia. «Bolsita de mirra es mi amado para mí, que reposa entre mis pechos. Racimo de alheña es mi amado para mí, en las viñas de Engaddí» (Cant 1, 12-14). «Miel virgen destilan tus labios, novia mía. Hay miel y leche debajo de tu lengua; y la fragancia de tus vestidos, como la fragancia del Líbano. Huerto eres cerrado, hermana mía, novia, huerto cerrado, fuente sellada. Tus brotes, un paraíso de granados, con frutos exquisitos: nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores bálsamos.¡Fuente de los huertos, pozo de aguas vivas, corrientes que del Líbano fluyen!¡Levántate, cierzo, ábrego, ven! ¡Soplad en mi huerto, que exhale sus aromas! ¡Entre mi amado en su huerto y coma sus frutos exquisitos» (Cant 4, 11-16).

Todo es cuerpo en estos cantos místicos y eróticos, todo es alma. Estamos aquí ante el toque de la belleza en sí, que se despliega como buena, es decir, como poder de encuentro. Es la atracción, que se expresa como “peso” que impulsa, como principio de gravedad que mantiene vinculados a todos los vivientes. Esto es amor, la experiencia suprema de la vida, la atracción de los cuerpos, el gozo del encuentro espiritual y corporal, es decir, humano. Esto es el amor: la fecundidad de las personas que se encuentran y se complementan, al gozarse en el encuentro corporal, completo.

Cuerpo para el cuidado
Pero, al mismo tiempo, hay en la Biblia otra experiencia de corporalidad amorosa, que atrae e impulsa precisamente por su desamparo. Es la corporalidad de los → pobres (huérfanos, viudas, extranjeros). Aquí el amor aparece como cuidado del cuerpo, es decir, de la vida de los otros. La mística se convierte en experiencia de caridad radical, de servicio a los pobres.
Corresponde aquí la corporalidad del hombre necesitado (desnudo, hambriento, expulsado, oprimido, afligido) a quien su prójimo debe ayudar, pues éste es el ayuno verdadero, esta la religión del alma. En esta misma línea, allí donde gozo de amor corporal y servicio corporal se vinculan se despliega el auténtico amor, la verdad del hombre y de la mujer, conforma a la visión del evangelio, donde Jesús aparece como amor integral, que cura a los enfermos y ayuda a los desamparados (cf. Mt 25, 31-46). Desde ese fondo, el dogma cristiano del amor corporal se identifica en realidad con la eucaristía (que significa compartir el cuerpo) y con la “resurrección de la carne”, que es el triunfo del amor total, corporal y espiritual, es decir, humano, y, en el fondo, con la mística más honda, que se acaba expresando en el cuidado amoroso dirigido a los pobres... a los hambrientos y sedientos, a los necesitados.

Xabier Pikaza Ibarrondo























martes, 22 de marzo de 2011




Entrevista al Dr. Jorge Iván Carvajal Posada
Médico Cirujano de la U. de A.
Pionero de la Medicina Bioenergética


¿Qué es la enfermedad?

Es un maestro, una oportunidad para organizar una armonía superior en nuestra propia vida, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.

¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?

El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende

En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma.

Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

LA SALUD Y LAS EMOCIONES

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?

Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional.

Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas.

El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos.

Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?

De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar.

Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.

¿Cómo nos afecta la ira?

La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es

tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad,

resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico…

¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?

La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra.

Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas.

La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.

¿La alegría suaviza el ánimo?

Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza?

La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte.

La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos

negativas cuando las reprimimos.

¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?

Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza.

¡Qué difícil!

Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto.

Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad?

Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla,

porque seremos salud.

¿Y si aparece la enfermedad?

Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada.

Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado.

Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más.

Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida.

Cada vez más personas sufren ansiedad…

La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire…

Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos

muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia

compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.

Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?

La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera.

La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser,

pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro.

El estrés es otro de los males de nuestra época…

El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar.

Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie.

El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico.

Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?

LA SOLEDAD. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior.

Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones.

Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.

¿Qué es para usted la felicidad?

Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad.

Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego.

Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.

Vivir el Presente

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?

Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener.

Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad.

Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.

¿Tan confundidos estamos, en su opinión?

Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida

y se acaba con la muerte.

Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia.

Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer.

La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?

El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora.

El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo.

En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena.

En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar,

y entonces se restaura la armonía.

Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil.

Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama…

Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor… pero no es por amor, es por

enamoramiento, que es una variedad del apego.

Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento.

Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme.

El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad.

Pero a veces nos sentimos atados a un amor…

Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo.

Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor.

Cuando el leño está encendido produce el fuego, Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?

Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres.

Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro.

Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor.

Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti.

La clave entonces es amarse a sí mismo…Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro.

Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.

Gracias Blanquita!

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