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viernes, 30 de septiembre de 2011

Amor, crecimiento y comunidad...

 
El Amor y La Comunidad.

¿Qué pasa cuando una flor florece en lo más profundo de un bosque sin nadie que la aprecie, nadie que conozca su fragancia, que realice un comentario y diga “qué hermosa y que bien huele” . ¿Qué pasa con la flor ¿muere? ¿sufre? ¿se asusta? ¿se suicida?. Continua floreciendo. No hay ninguna diferencia si pasa alguien o pasa nadie cerca de ella, es irrelevante. Sigue expandiendo su fragancia al viento. Sigue ofreciendo su alegría a Dios.
El amor es abundancia para compartir. El amor es un estado del Ser. No es el resultado de una búsqueda. No tengo que ir detrás de él, no tengo que perseguirlo. Si lo persigo no es amor, es una recompensa
El amor no fusiona, no amolda, no es personal ni impersonal, es un estado del ser que la mente no puede encontrar; sólo cuando el corazón se vacía de las cosas de la mente hay amor.

Es muy difícil practicar la vía de la comprensión y del amor sin una comunidad de amigos que avanza por la misma senda. En Asia se dice que si un tigre abandona la montaña, los humanos le cazarán y le darán muerte. Practicar sin una comunidad es lo mismo. Es tan grande la tendencia de la sociedad a olvidarse, que necesitamos el apoyo de los amigos para que nos ayuden a mantener contacto con nuestro más profundo deseo de amar y de ayudar a todos los seres.
En la vida de comunidad, el entorno y la atención acompañada hace que cada uno se pregunte a si mismo: ¿Estoy atrapado en mi propia red de deseos que no me ayudan? ¿Estoy atrapado por mi propio patrón de conducta? ¿Qué me refleja mi pareja que me pongo en este estado de enfado?. Muchas respuestas vendrán a través de la compañía de otras personas.

Personalmente he experimentado como los problemas de pareja pueden hacerse eternos cuando se quieren solucionar solamente dentro de la pareja, e incluso pueden producir la separación cuando se produce un estancamiento. El contacto, la comunicación y el compartir con otras personas pueden ayudarnos a salir de ese estado en un corto espacio de tiempo.

Por ello recomendamos crear cualquier tipo de comunidad (grupos de hombres, grupos de mujeres, meditaciones en grupo etc.).

En el pasado la gente vivía en clanes familiares en donde la ayuda era mutua en cualquier aspecto de la vida cotidiana, incluso en los aspectos emocionales. La familia nuclear es una invención reciente y con ella llegó el aislamiento de sus miembros.
Cada uno ha de resolver sus lagunas, observar sus sombras y con la ayuda del otro ir superando esas escaleras que nos llevan a ese amor que todos llevamos dentro y que no depende de nada externo. Se dá y punto.
Si compartimos nuestras vidas con otras personas es para ayudar y sentirnos ayudados en ese proceso de maduración, siendo concientes de que cada vez que miramos hacia fuera con el objetivo de culpabilizar al otro y justificar nuestras acciones, ya nos hemos desviado de ese crecimiento, alejándonos de nuestro centro y del centro de la otra persona.

Es ésta la comun-unión espiritual de dos seres en donde el vínculo está más allá de la pasión y la razón y en donde la individuación de esos dos seres es algo que ya se ha realizado.
Es un amor que se expande a todos los seres. Es un estado nacido de una conciencia transpersonal y que también surge entre dos seres. Pero este Amor con mayúsculas es una estado de Unidad, no de separación con el resto de la humanidad. Desde aquí, uno inicia el camino de vuelta a casa, al encuentro con la fuente. Desde aquí, uno se da cuenta de que realmente está solo, que todo ha sido un truco del Creador para tu evolución, para tu autoconocimiento. Los espejos eran necesarios y por ello la evolución surge en contacto con el mundo, no aislándose del mundo.

Y si realmente en la vuelta a casa hay algún juicio, estoy seguro que sólo nos juzgarán en el amor real. ¿Has amado?.

Actualmente una familia que no vive en un estado de conciencia se puede convertir en un nido de neurosis y crisis cíclica que hacen llevar a los hijos a un estado de inestabilidad e inseguridad, creando el núcleo de lo que en el futuro de esos hijos puede ser repetición de esos mismos esquemas.
 
 Agustín Casado Ollero
(Texto adaptado del libro " del enamoramiento al amor")

jueves, 29 de septiembre de 2011

Sonrisa interior

“Antes de fruncir el ceño, asegúrate que no tienes ninguna sonrisa disponible.” Jim Beggs


Sonríe!!
Los taoístas creen que la sonrisa interior es la forma más efectiva para contrarrestar el estrés en nuestras vidas.  La sonrisa interior está íntimamente relacionada  con nuestra glándula tiroidea.  Una sonrisa   incrementará  la actividad energética de esta glándula contraponiéndose al estrés, que por su parte contrae la energía de la tiroides.
Los sabios taoístas dicen que cuando sonríes, tus órganos largan una secreción como la de la miel, la cual alimenta todo el cuerpo mientras que los pensamientos de miedo y rabia crean toxinas que bloquean el paso de la energía, afectando la salud de los órganos y el cuerpo en su totalidad.  Una sonrisa es la energía más poderosa en el poder personal.
Reírnos no sólo cumple la bella función de divertirnos: es bueno para nuestra salud.  Cada mes la medicina va descubriendo más acerca de las dimensiones terapéuticas del humor y la risa. Por ejemplo, reírse alivia la depresión, baja la presión arterial, nos relaja, reduce el estrés, incrementa el nivel de oxigenación de la sangre dándonos más energía y por supuesto que socialmente es  mucho más atractivo ver a alguien reír que con cara seria. Entonces, ¿qué esperamos para esbozar una radiante sonrisa?

Silvia Patrono

“De todo lo que llevas puesto, tu expresión es lo más importante.”
Janet Lane


Conozca el ejercicio de la Sonrisa interior, una práctica que mejora la salud y el bienestar
 Para esta práctica taoísta solo necesita su mente y pocos minutos en la mañana: si lo hace juicioso estará "cargado" de energía durante todo el día.

La Sonrisa interior consiste en cerrar los ojos, relajar la mente y recordar algo muy agradable y hermoso, algo que nos haga sentir paz, bienestar y felicidad, lo que llevará a esbozar una genuina sonrisa en nuestro rostro.
En ese momento podemos sentir aún más la sensación de alegría, y entonces podemos “ver” con el ojo de nuestra mente la sonrisa que tenemos en la cara, y desde allí llevarla a todo nuestro cuerpo de una forma continua.
La sonrisa se debe sentir y tener en la expresión facial, y percibir su bienestar dentro de nosotros, y en ese momento proyectarla a cada parte del cuerpo, como si nos colocáramos enfrente de dicha zona y allí con sensación de gratitud y gozo le entregamos una sincera sonrisa.

Usualmente se empieza por los ojos y se le sonríe a cada uno por separado, se continúa con la nariz, y a la propia boca, a la que vemos la misma sonrisa que le proyectamos. Luego se pasa a la cabeza, al cabello, al cuello y la nuca, a las extremidades superiores, al tórax y al abdomen, después a los genitales y de allí a las caderas, muslos, piernas y hasta los pies y sus dedos.
En seguida, con el mismo mecanismo ingresamos al interior del cuerpo y vamos primero al cerebro, luego a la garganta, de allí a los pulmones, el corazón, bajando a los órganos del abdomen, como hígado, páncreas, estómago, bazo, intestinos, vesícula, riñones, vejiga y órganos genitales internos.

No es necesario conocer a la perfección la anatomía, solo imaginar el órgano tal cual como nos parezca y proyectar lo mejor de nosotros a él. Por lo general esto demora de 5 minutos a máximo 10, y produce de inmediato una sensación de paz interior, a la vez que de relajación dejándonos de una vez “cargados” para el trabajo del día que se avecina. Si existe una parte enferma o lesionada, es ideal mantener la sonrisa de manera más larga hasta que logremos “sentir” el bienestar que se proyecta en el cuerpo. Entre más alterada una zona, mayor debe ser el empeño en poner nuestra mejor sonrisa.

Me gusta mucho hacer este ejercicio mental pues considero que ayuda al cuerpo a su proceso de auto-reconocimiento e identificación diarios, a la vez que muchas veces me muestra algo que se está alterando ya que con la repetición se va aprendiendo a conocer cómo está cada parte nuestra.
Además logra algo esencial: que podamos darle a nuestro sobrecargado cuerpo una nota real de agradecimiento, que bien le hace y mucho nos reporta. No puedo decir que cure enfermedades ni cambie la vida de nadie, pero de seguro genera paz interior, gozo sereno, y nos permite valorarnos mejor en nuestro cuerpo y nuestra salud.
 Los invito entonces a sonreírse a sí mismos, así de simple, así de útil.
Tomado de “El Tiempo”, por Santiago Rojas









miércoles, 28 de septiembre de 2011

Mentir...


Para qué mentir?

Cuando la mentira nos alcanza, no es un mal augurio
Porque a la verdad no se le puede ocultar con cualquier injurio
No importa que el mundo crea en una mentira en realidad

Ninguna falacia, ningún espejismo es eterno, eso, es verdad.
Ninguna telaraña, ninguna red soporta el peso de la verdad
Límpialas de tu mente, y tu cuerpo, sácalas de tu humanidad

La mentira avanza, camina, te persigue su sombra, te va a llegar
Te tiembla el cuerpo, la voz, y tus manos, hasta tu ser, no lo puedes negar
Mentir es irreal, es tan fácil, como fácil es decir la verdad

Porque mentir es como partir en dos tu personalidad
Te persigue su sombra, te alcanza, te agobia, para qué mentir
Si la verdad toda, en tiempo y distancia, la puedo sentir

Para qué mentir, para qué temblar, para qué sufrir, para qué llorar
Llena ese espacio, ese hueco con la verdad que de ti quiere aflorar
Dilo despacio, en verso o en prosa, como cuando en silencio, me llamas
Cuando te aíslas, cuando con tu corazón y pensamiento dices, que me amas.


No soy perfecto lo sé, no hay hombre o dama perfecta es una realidad
Pero sé que nosotros siempre seremos, una bella unidad
Puedes si quieres ahorrarte cualquier reclamo

De cualquier modo, yo también quiero decirte, que te amo.

Alberto Gutiérrez Tlalpan







martes, 27 de septiembre de 2011

Alcanzar la Perfección




PERFECCIÓN
Hermano,
Me preguntas cuándo alcanzará la perfección el hombre.
Te respondo,
El hombre se acerca a la perfección
Cuando siente que es un espacio infinito,
Un mar sin orillas.
Un fuego eterno, una luz inextinguible.
Un viento calmo o una tempestad rabiosa,
Un cielo tronante o un firmamento lluvioso.
Un arroyo cantarín o un riachuelo gimiente,
Un árbol florido en primavera
O un brote desnudo en otoño.
Una montaña altiva o un valle profundo.
Una fértil pradera o un desierto.
Cuando el hombre siente todo esto
Ya ha recorrido la mitad del camino hacia la perfección.
Para lograr su objetivo debe comprender,
En consecuencia,
Que es un niño que depende de su madre,
Un padre responsable por su familia,
Un joven entregado al amor,
Un anciano que lucha con su pasado,
Un fiel en su templo,
Un criminal en prisión
Un estudioso entre sus papeles,
Un alma ignorante
Que oscila entre la oscuridad de su noche 
y la negrura de su día,
Una monja que sufre

Entre las flores de su fe y las espinas de su soledad,

Una prostituta

Encerrada entre los colmillos de su debilidad
y las garras de sus necesidades.
Un hombre pobre atrapado entre su amargura y su sumisión,

Un hombre rico entre su codicia y su conciencia,

Un poeta entre la bruma de su crepúsculo y las rosas de su amanecer.

El que puede experimentar, ver y comprender

estos hechos,

Puede alcanzar la perfección

Y llegar a ser una sombra

De la Sombra de Dios.


Khalil Gibran



Economía y Espiritualidad

" Dios es un gran economista" Gandhi

RECONCILIAR LA ECONOMÍA MATERIALISTA CON LA ESPIRITUALIDAD:
EL GRAN DESAFÍO

La humanidad tiene frente a sí al menos dos grandes desafíos en este nuevo milenio: uno, reconciliar nuestro ser material con el ser espiritual y dos, reconciliar las necesidades individuales con las necesidades colectivas. Al primero le llamaré “la reconciliación entre la economía y la espiritualidad”, y al segundo “la reconciliación entre yo y el otro”.
Debido a que no hemos reconciliado estas dos dimensiones de la vida humana, nos encontramos en guerra, exclusión social, sufrimiento, desilusión, ira, incapacidad de avanzar, y muchos otros males.

Los adelantos en nuestras sociedades son básicamente medidos en forma material. La forma más popular de hacer esto es a través de la medición de los productos geográficos brutos de una economía.
Todo depende del consumo material de bienes y servicios. Al principio del último milenio, el consumo global alcanzaba al trillón de dólares. Este milenio comenzó con un consumo cerca no a los 30 trillones de dólares. Estas no son solamente cifras exorbitantes, sino además son de una disparidad apabullante. De estos 30 trillones, los más ricos (i.e., el 20% de ingresos superiores) consume el 86.5% del total, mientras que los más pobres (i.e., el 20% más pobre de la población) consume solamente el 1.3%. Esos son los niveles de consumo que cuadran con la destrucción ambiental, la pobreza y miseria, y tantas otras falencias que nos toca vivir como generación.
No tengo nada en contra de lo material, ni de que hayan ricos en una sociedad. Sería muy ideal que fuésemos todos iguales. Lo que sí quisiera decir es que las inequidades están aumentando significativamente, haciendo de nuestro mundo colectivo un ámbito sumamente frágil.
Lo importante es saber qué nivel de conciencia tienen aquellos que poseen la mayor parte de los bienes materiales. La conciencia humana de aquellos que tienen el poder, y la influencia sobre los adelantos tecnológicos.
La conciencia humana es la clave y, a la vez, el puente que une lo material con lo espiritual. No podemos vivir en una asimetría entre un altísimo nivel de bienestar material con un bajo nivel de conciencia. Es aquí donde, nuevamente, debemos enfocarnos en el ámbito de lo individual y de lo colectivo, ya que sólo a mayores niveles de conciencia será posible integrar lo individual con lo colectivo. Y es allí donde se empezarían a tomar decisiones que fuesen más cercanas al nivel óptimo de bienestar en el campo de lo colectivo.
Los modelos que nos impone la globalización son esencialmente dominados por un paradigma de la riqueza material y de la pobreza espiritual. Lo espiritual no aparece como una dimensión relevante en los modelos económicos o sociales. La espiritualidad es hoy en día muy mal entendida, y como tal, se la excluye de las decisiones públicas. Pero un desarrollo económico y social sin espíritu es como una realidad artificial y vacía, sin identidad interior, sin un compás que muestre la dirección apropiada.
Sin embargo, hay una ley universal que debemos entender y practicar a la letra. En particular, que la riqueza material esta íntimamente ligada y es dependiente de la riqueza espiritual. Lo material no existe sin que todo esté ligado a lo no-material. Hoy en día hay muchísima evidencia científica que demuestra que la fuente de la materia es la no-materia. Por lo tanto, es cuestión de tiempo para que se vea el colapso de aquellas sociedades que sólo están en el camino del materialismo desarrollista.
La tecnología, que esta a la base de dicho avance materialista, depende de la inteligencia humana. Y la inteligencia humana depende de los estados de conciencia que son capaces de manifestarse en forma material más avanzada. Altos niveles de avance material tienen que ir acompañados por necesidad de más altos niveles de conciencia espiritual.
Esto nos lleva a proclamar lo que se ha llamado “La sociedad del 200%”. Esta es una sociedad que es rica en ambos ambientes: lo material y lo espiritual.
Más aún, en esta Sociedad de 200% el ámbito de lo material y de lo colectivo son uno solo. Esto se da a través del reconocimiento y de la práctica de la interdependencia humana y de la interdependencia de todos con todo. Es decir, es una sociedad que avanza en todas las direcciones que se identificaron al principio de este artículo. Es este principio de interdependencia que también nos lleva a desarmar la falacia de que podemos desarrollarnos sólo individualmente, sin hacer avanzar el desarrollo de lo colectivo.
En conclusión, no hay nada material que no tenga origen en lo espiritual, ni nada espiritual que no se manifieste materialmente. Más aún, no hay nada que signifique avance individual independiente del avance colectivo.
Por lo tanto podemos avanzar aquí un principio fundamental de la espiritualidad: uno avanza en lo personal para darse por entero al servicio de lo colectivo. No existe espiritualidad de lo personal exclusivamente, excepto como una forma de fetichismo. Pero eso no es espiritualidad.
La economía espiritual: ¿es ésta posible?
Mucha gente ve a la economía como la demostración practica de lo material. Ven a la economía y la espiritualidad como dos posiciones extremas en la vida humana. Esto es simplemente el resultado de un error del intelecto.
La economía es una colección de valores que la gente usa en condiciones de escasez material. Es la ciencia de la escasez. Es la ciencia que explica o predice el comportamiento humano bajo condiciones de escasez.
Si los valores son individualistas, como se notó anteriormente, entonces el comportamiento de las personas bajo condiciones de escasez serán muy distintas a una situación en que los valores son colectivos. Es simplemente una cuestión de valores, y por lo tanto, nuevamente, una cuestión de niveles de conciencia humana.
La evolución humana nos esta llevando cada vez más hacia la integración de valores humanistas y espirituales en la economía. Cuando la economía se rija por dichos valores comenzaremos la práctica de la “economía espiritual”. Esta es la economía del futuro. Esta es la economía que integrará los ámbitos materiales y espirituales, individuales y colectivos. Un camino inevitable para la humanidad dadas las situaciones de conflicto, inequidad, y destrucción ambiental y social que estamos experimentando.

Reflexiones finales
Para que los cambios propuestos aquí se materialicen se requiere de una revolución profunda de los valores que rigen a la globalización, de un compromiso profundo en el ámbito político y social, y de una nueva forma de liderazgo que abrirá los caminos necesarios para el verdadero cambio.
En general, podemos decir que la transformación humana o es el fiel espejo de un consenso pacifico, o será el desgraciado resultado de guerras y conflictos. La decisión es nuestra.

Alfredo Sfeir-YounisNotas



*Alfredo Sfeir-Younis es chileno y economista. Trabaja para el Banco Mundial. Las opiniones y propuestas hechas en este artículo son solamente del autor y no deben ser atribuidas al Banco Mundial o sus instituciones afiliadas. Los errores y omisiones son también del autor.



lunes, 26 de septiembre de 2011

Dolor, fuego que limpia




Dolor...
El dolor es natural; tiene que ser comprendido, tiene que ser aceptado. Como tememos el dolor de manera natural, de manera natural tendemos a evitarlo. De ahí que mucha gente haya evitado el corazón y esté colgada en la cabeza, viva en la cabeza. El corazón da dolor, es verdad, pero sólo porque puede dar placer; por eso da dolor. El placer llega a través del dolor; la agonía es la puerta por la que entra el éxtasis. 
Si uno es consciente de él, acepta el dolor como una bendición. Entonces, de repente, la cualidad del dolor empieza a cambiar inmediatamente. Ya no eres su antagonista, y como ya no eres su antagonista, ya no es dolor; es un amigo. Es un fuego que te va a limpiar. Es una transmutación, un proceso en el que lo viejo se irá y lo nuevo llegará, en el que la mente desaparecerá y el corazón funcionará en su totalidad. Entonces la vida es una bendición. Cuando es por la mañana, es por la mañana. Cuando es por la tarde, es por la tarde. No se puede elegir. Abandona la elección y te sentirás libre en todas partes: la libertad sólo puede hallarse en la ausencia de elección. Así, cuando eres joven, es muy hermoso, cuando eres anciano, es muy hermoso; cuando te estás muriendo, es muy hermoso; porque nunca estás separado de la totalidad, eres una ola del océano. La ola del mar nunca piensa que está separada; por eso, la lleve donde le lleve el océano, ella se deja llevar alegremente, bailando; está muy dispuesta a seguir esa dirección. 
Te has dado cuenta alguna vez de que el presente siempre es jugoso, el presente siempre es dichoso. La preocupación y el sufrimiento están creados por lo que quisiste hacer en el pasado y no pudiste, o por lo que quieres hacer en el futuro y no sabes si podrás. ¿Te has dado cuenta alguna vez? ¿Has visto esta pequeña verdad de que en el presente no hay sufrimiento ni preocupación?. Ésta es la razón por la que el presente no altera la mente; es la ansiedad la que altera la mente. En el presente no hay sufrimiento. El presente no sabe de sufrimientos, el presente es un momento tan breve que el sufrimiento no cabe en él. En el presente sólo cabe el cielo, no el infierno. ¡El infierno es demasiado grande!. El presente sólo puede ser en paz, sólo puede ser felicidad. El pensador crea con sus pensamientos; ésta es una de las verdades fundamentales que tienes que entender. Todo lo que experimentas es creación tuya. Primero lo creas, después lo experimentas y después te quedas atrapado en la experiencia, porque no sabes que la fuente de todo está en ti. Cuando deseas algo, tu alegría depende de ese algo. Si te lo quitan, te sientes desgraciado; si te lo dan, te sientes feliz, pero sólo momentáneamente. Esto también tiene que entenderse. Cuando se realiza tu deseo, sólo sientes una alegría momentánea. Es pasajera, porque una vez que tienes ese algo, la mente empieza a desear más, a desear otras cosas. La mente existe en el deseo; por eso nunca puede dejarte sin deseos. Si te quedas sin deseos, la mente muere instantáneamente. Éste es el gran secreto de la meditación. Desgracia sólo significa que las cosas no encajan con tus deseos; y las cosas nunca encajan con tus deseos, no pueden hacerlo. Las cosas simplemente siguen su naturaleza. El hombre sabio es el que se relaja con la naturaleza de las cosas; él sigue la naturaleza de las cosas. Y cuando sigues la naturaleza de las cosas, no lanzas ninguna sombra. No hay desgracia. Entonces, incluso la tristeza es luminosa, incluso la tristeza tiene su belleza. No es que la tristeza no se vaya a presentar; se presentará, pero no será tu enemiga. Serás amigo suyo porque verás su necesidad. Podrás ver su gracia, podrás ver por qué está ahí y por qué es necesaria.

Osho

sábado, 24 de septiembre de 2011

Amor sólido...


 
Amor sólido en tiempos líquidos
 ¿Es factible una relación con alguien que de repente se aleja, sin dar razones? ¿Cómo tener pautas para no relacionarse con quienes con su indiferencia pueden causar mucho daño?
 Como alguna vez dijera Karl Marx (en otro contexto), todo lo sólido se disuelve en el aire. Cuando vivimos utilitariamente todo debe servir para algo y ser conveniente, incluso un vínculo humano. No es tierra fértil para el amor. El amor, dice el sociólogo polaco Zygmunt Bauman , anhela conservar al amado, extenderse hacia él, es un impulso centrífugo, diferente del mero deseo, que al ser centrípeto toma y atrae hacia sí. El amor busca en el otro al sujeto, el deseo, en cambio, hace del sujeto un objeto. El amor procura conocer al otro, ahondar en su misterio, el deseo, una vez consumido lo deseado, necesita renacer con otro objeto.
Vivimos una era de deseos fugaces, estimulados intensa y artificialmente. Los vínculos que se consolidan necesitan tiempo. Dos sujetos, al fundar un vínculo, honrarlo y arraigarlo, crean un “tercer cuerpo”, como explica con belleza la terapeuta junguiana Connie Zweig en Vivir con la sombra (escrito en colaboración con Steve Wolf). Ese es el cuerpo de la pareja, que no existe por sí mismo, que necesita de la concurrencia e integración de quienes se aman. Aquí cuerpo no alude sólo a lo físico, sino a la totalidad del individuo. Son dos personas que se arriesgan a descubrir cada una en compañía de la otra los aspectos más recónditos de su propio ser. Eso requiere tiempo, decepciones, comprensión, creatividad, presencia, compromiso. Toda relación verdadera es una construcción, un verbo conjugado, hechos, acciones, conductas. Si veo al otro en términos de conveniencia, como un objeto que satisface mi deseo (no sólo sexual, también el de ahuyentar la soledad, el de mostrarme ante los otros, el de figuración, etcétera), no hay construcción posible. Es inútil creer que la ilusión de uno puede enmendar la manipulación del otro. Muchas veces el sufrimiento no sólo se origina en la perversión del manipulador, sino en la ceguera y la obsesión del manipulado, que insiste en ver lo que no hay.
Amar, creo, es descubrir y honrar la singularidad de otra persona, preocuparse por los sentimientos de ella como lo hacemos con los propios, es confiar en que existe en mí algo digno de ser amado, como lo hay en la otra persona, y que ambos nos lo descubriremos y ofreceremos.
Por supuesto, el amor no puede inventarse y nadie está obligado a amar a otro. No elegimos amar a alguien. Pero estamos obligados a respetarlo. Desaparecer sin explicaciones de una vida en la que se ha entrado equivale a tratar al otro como objeto. Y muchas de las relaciones del mundo virtual e informático van en esa dirección. Se basan en falsas identidades, en decir que se es lo que no es, en ofrecer lo que no se tiene, en rapiñar y desaparecer valiéndose del anonimato de un medio ideal para los vampiros vinculares. Se basan, también, en espiar vidas ajenas, en espiar a quien se dice amar y, por fin, en borrar a quien ya no conviene seguir vinculado. Se hace normal tratar al otro como objeto, se lo deshumaniza. Considerar a otra persona con respeto, tratarla como el sujeto que es (y no como un objeto o un medio), amar de cuerpo presente, con acciones reales, no es algo que “convenga” o “no convenga”, no tiene fines ni utilidad. Simplemente confirma nuestra humanidad. En términos de sentimientos y valores, hace sólido lo líquido. Hace permanente lo fugaz.
Sergio Sinay

   
   

jueves, 22 de septiembre de 2011

Encontrar lo que somos

Meditando...
Lo que nos ofusca la percepción es el exceso de atención a las experiencias sensoriales. Estamos saturados de sensaciones, olores, sabores, experiencias táctiles, sonidos, formas y colores.  Algunos placenteros y otros dolorosos, algunos agradables, y otros desagradables o neutros.  Esto no quiere decir que sea mala o negativa la experiencia sensorial, ni quiere decir que uno tenga que lograr una especie de insensibilidad de los sentidos. Lo que significa es que el interés exclusivo a lo que los sentidos nos hacen experimentar nos condiciona y nos impide una mayor lucidez para vislumbrar la realidad primordial.
Las consciencias sensoriales nos provocan inevitablemente reacciones de deseos y aversión. Luego estos dos sentimientos controlan nuestros comportamientos y pensamientos y entramos en una cadena de sucesos que nos arrasta mas allá de lo que verdaderamente importa.  Mientras mas nos implicamos en los sentidos, mas nos vemos envueltos en cadenas de deseo, rechazo y miedo, y mas atrapados estamos en la ofuscación.  Finalmente acabamos olvidando que hay una realidad por desvelar.  Perdidos en el mundo de las apariencias no recordamos el camino hacia la naturaleza primordial.
El método mas empleado y efectivo para desvelar esa naturaleza primordial es la contemplación de la mente. Mediante la meditación, meditando en la naturaleza esencial de la mente, podemos empezar a reconocer las proyecciones como lo que son.  De este modo, cuando los pensamientos y emociones son ingnorados, puede emerger el conocimiento de lo que somos.
La práctica consiste en dejar la mente en un estado natural y observar lo que sucede. Todo lo que la mente traiga debe ser observado con desapego y lucidez, dejando que desaparezca en cuanto venga.  Todos los pensamientos, ideas, imágenes y sentimientos que aparezcan los observamos con imparcialidad y apertura, sin darles importancia ni tenerles miedo.  Lo mas importante es ser capaz de observar los pensamientos que surjan sin que nos arrastren ni alejen del momento presente.
En esta contemplación empezamos a vislumbrar e intuír la energía que subyace a los pensamientos, la esencia de donde emergen.  Lo que se intenta desvelar es la naturaleza de los contenidos mentales.
Cuando observamos la mente en sus superficie, encontramos movimiento y cambio, pensamientos, ideas e imágenes, luego tras una contemplación serena y lúcida descubrimos la naturaleza de la mente.
Mediante este proceso comienza a emerger la auténtica sabiduría, la claridad mental que reconoce la naturaleza primordial de todos los seres.  Alcanzamos el objetivo de la meditación y nos hacemos invulnerables al sufrimiento.  Encontrar lo que somos es la verdadera paz.

Juan Manzanera
Formado en filosofía y meditación budistas
Licenciado en Psicología Clínica y diplomado en Psicoterapia Gestalt

martes, 20 de septiembre de 2011

Era del Amor



ADIÓS AL KARMA
Una de las ideas más generalizadas en nuestra cultura esotérica es que estamos aquí para cumplir un "karma". Esto significa que tenemos, por ejemplo, que pasar por ciertas pruebas, sufrir dolencias físicas, enfrentar crisis y problemas cotidianos. Los más avanzados encuentran las razones al analizar sus vidas pasadas, recordando hechos y situaciones que se repiten una y otra vez con el fin de ser sanadas. Otros se inclinan por convencerse de que son las influencias astrológicas las generadoras de los malos y buenos momentos. Otros encuentran que la razón de nuestros sufrimientos se debe a desequilibrios psicológicos, a los hábitos adquiridos durante la infancia, a la herencia genética, y demás.
Vivimos en el planeta Tierra, que, dentro de la organización de este Universo, es el planeta del Chakra Corazón. En pocas palabras, esto significa que venimos aquí para aprender a amar. A través de las distintas religiones nos llega el mensaje de que Dios es Amor, y que debemos aprender a amarnos los unos a los otros; sin embargo, todo parece quedar en las palabras porque nuestro ego se niega a aceptar que dentro de la persona que nos trae problemas también está Dios. Estamos convencidos de que Dios sólo habita dentro de la "gente buena" y de que los demás están "descarriados" o lejos del sendero espiritual. Dios es Todo y está en Todos, y aunque cueste creerlo, nos ama a todos por igual.
La función selectiva y discriminatoria de nuestro ego terrenal nos llena de justificaciones y razones lógicas que apoyan la teoría personal del amor. El ego nos dice: "Esta persona merece mi amor, esta otra no". Generalmente, confundimos "amar" con "ser amados". Si no tenemos respuesta de la otra parte, nos cerramos, guardamos los sentimientos y nos frustramos. El ego dice: "No vale la pena que ponga mi energía en esta relación", o en el peor de los casos, después de haber hecho mucho por alguien, el ego dice: "Todo fue una pérdida de tiempo".
Ya estamos viviendo la Era de Acuario, regida por Urano. Aquellos que saben astrología podrían ver en el símbolo de este planeta el dibujo de Venus invertido y encerrado entre dos paralelas. Este símbolo significa, en primer lugar, que hay que entender el amor romántico de otra manera para luego dirigirlo hacia un solo lugar: su fuente original, Dios.  El amor es aceptación, colaboración, impulso, humildad; jamás exige nada a cambio. También decimos que hay muchas clases de amores y que el amor se manifiesta en distintos grados. lo cual sólo se vuelve una justificación a nuestros miedos interiores. Sólo existe una clase de amor: el amor de Dios, el amor incondicional.
Hemos aprendido durante años que debemos evolucionar, elevarnos, dirigirnos hacia Dios, y sin embargo, siempre estamos en Dios. No existe un lugar en el Universo que esté fuera de Él. La Era de Acuario nos trae una luz diferente y nos dice simplemente que los problemas que enfrentamos no son sino oportunidades para brindar amor. Aquellas personas que nos complican la vida, que pelean y discuten, que están nerviosas,  están pidiendo amor con desesperación, internamente y en secreto. Muchos adultos actúan como niños y no saben pedir con claridad lo que quieren.
Más importantes aún son aquellos errores que cometemos nosotros mismos, a causa de los cuales nos sentimos culpables, y creemos que merecemos un castigo (o karma). Tenemos muy arraigada la idea de que debemos pagar por nuestros errores. Esos momentos no son sino una "gran oportunidad" para aprender a perdonarnos a nosotros mismos, a aceptarnos y a amarnos incondicionalmente. La razón en la que me baso para decir esto es que Dios jamás perdona. Dios jamás perdona porque El jamás condena. Los únicos que nos condenamos y nos enviamos al infierno somos nosotros mismos. Dios nos ama y nos acepta tal como somos. El sabe mejor que nadie quiénes somos.
Nos preocupamos demasiado por curar las heridas del pasado, o por desarrollar estrategias para prevenir situaciones futuras, y en esta carrera nos olvidamos de que "curando el presente lo demás se cura automáticamente". Por eso, no debemos preocuparnos tanto de si fuimos piratas, ladrones o asesinos en otra vida; o si en este momento Saturno hace una cuadratura a mi Sol natal; o si el gobierno no está tomando las medidas que yo considero adecuadas. Cada momento de mi vida es una valiosa oportunidad para extender amor. No debemos dejar que nuestro pensamiento se distraiga y se pierda.
Nosotros tenemos poder creativo que nos fue otorgado por el Creador y podemos utilizarlo erróneamente. El ego es una creación de nuestra mente, es la idea que tenemos de nosotros mismos y a veces, en esa idea general hay pensamientos muy poco positivos o hay miedos muy perturbadores que inhiben nuestra capacidad de amar. El ego genera la culpa y el castigo, y nos hace ver algunas situaciones como terribles o catastróficas.
Para remediar esto, nuestro Creador nos ha dado una guía muy eficaz: la Conciencia Superior, que nos vuelve a conectar con nuestra fuente y nos recuerda nuestra única misión: amar. Podemos recurrir a esta luz todas las veces que queramos y, en especial, en aquellos momentos en que nos encontramos atrapados por la realidad. La manera más eficaz y directa de encontrar una respuesta es renunciando primero a los que nos indica la lógica; así dejamos a un lado a nuestro ego y damos paso al Espíritu. Yo acostumbro a repetir la frase siguiente: "Esta situación que estoy viviendo me perturba, me hiere y me confunde; sé que no es real ni es como aparenta ser y no la entiendo. Conciencia Superior, pido tu guía para curar la percepción de este hecho y sanar la parte que sufre dentro de mí".
La Conciencia Superior nunca habla con muchas palabras. Su mensaje es breve y generalmente se dirige a nuestra mente inconsciente a través de un símbolo. Lo más importante de este paso es renunciar a aceptar la situación como dolorosa o irreparable, "cancelando" básicamente la idea que estamos percibiendo. El segundo paso consiste en confiar y entregarse a nuestra Guía Interna. Las crisis son necesarias porque abren canales a Dios. Cuanto más cerrada está la persona, probablemente más fuertes sean sus crisis.
Finalmente, la idea que debemos afirmar dentro de nosotros es que en este Universo TODOS SOMOS UNO, no estamos separados. Por eso, cuando ayudo a alguien me estoy ayudando a mí mismo. Cuando muestro amor, recibo amor (aunque mi ego a veces afirme lo contrario).
Ya entramos en la Era de Acuario, la de la Amistad Universal, donde aprenderemos a aceptar a los demás tal como son, encontraremos en cada uno el Ser Perfecto que habita en nuestro interior, y dejaremos de lado los mensajes erróneos de nuestro ego.
En esta Era se termina para siempre el karma porque comienza la Era del Amor.

Horacio M. Valsecia





sábado, 17 de septiembre de 2011

La conciencia toda una lo-cura

   Sanar el pensamiento y la presencia
Vivir un camino con corazón quiere decir que el aroma de la bondad debe impregnar nuestras vidas. Quizás las preguntas más simples sean las más difíciles de responder: ¿He amado bien? ¿he aprendido a abandonar?. Miedos y apegos nos han limitado sin ver la infinidad de ocasiones que tiene nuestro corazón, al cabo del día de abrirse. ¿Hemos vivido los cambios de nuestras vidas con sabiduría y compasión?, ¿hemos aprendido a perdonar y a vivir desde el espíritu del corazón en lugar del de la crítica?. Amar y soltar son lo mismo, no buscan la posesión y nos permiten comunicarnos con cada momento cambiante, en contacto con lo que se nos presenta. Amar plenamente nos exige reconocer que nada poseemos y que no somos dueños de nada, el placer espiritual no es el fruto de la posesión, sino de nuestra capacidad de abrirnos, de amar plenamente y de ser libres en la vida.
Nuestro amor es la fuente de toda energía, capaz de crear y de comunicar. Sin corazón hasta lo más grande se hace árido y estéril. Con corazón las pequeñas cosas aprendidas germinan y nos pueden ayudar mucho y con escasa práctica aquello aprendido en un momento se puede hacer muy grande y muy importante.
Nunca llegamos a saber lo que los demás aprenden, por eso no debemos de juzgar la práctica espiritual de otros a la ligera. Elijamos lo que elijamos nuestras creaciones deberán enraizarse en el corazón. El movimiento del amor subyace detrás de toda acción y la felicidad con la que nos encontramos no depende nunca de su dueño ni, incluso, de su comprensión, tan sólo se trata de descubrir en nosotros esta capacidad de amar, de tener una relación amorosa y sabia con la vida. Ese amor no es posesivo, proviene del propio bienestar y de la comunicación con todas las cosas, además es generoso y ama la libertad de todas ellas. La práctica espiritual parece complicada pero en realidad no lo es. Hasta en lo más complejo de este mundo podemos vivirnos con claridad y simplicidad cuando reconocemos que lo único que tiene verdadero valor es la calidad del corazón que imprimimos a nuestras vidas.
"Un maestro Zen estaba viajando con sus discípulos y llegaron a un bosque en el que cientos de leñadores estaban talando los árboles, porque estaban construyendo un palacio y debían de cortar casi todo el bosque, excepto un àrbol que en medio a toda esta situación seguía erguido ahí, un gran árbol con miles de ramas. Era tan grande que diez mil personas podían sentarse bajo su sombra. El maestro pidió a sus discípulos que fueran a preguntar por qué no habían cortado aún ese árbol, cuando habían cortado ya todo el bosque y habiendo dejado un gran desierto alrededor. Los discípulos fueron y preguntaron y los leñadores les respondieron : Este árbol es totalmente inútil. No se puede hacer nada con él porque todas las ramas tienen demasiados nudos. No hay nada recto. No se pueden hacer postes ni columnas con él, no sirve, tampoco, para hacer muebles, ni, al menos, usarlo como combustible porque su humo es muy peligroso para los ojos y te los dañarías. Este árbol es absolutamente inútil, esa es la razón.
Los discípulos volvieron a donde su maestro se lo contaron y él rió y les dijo : “ Si queréis sobrevivir en este mundo, sed como este árbol, absolutamente inútiles. Entonces nadie os hará daño. Si eres recto te cortarán y te convertirán en una columna o harán de tí un mueble en casa de alguien. Si eres bello te venderán en el mercado y te convertirán en una mercancia. Intentad ser como ese árbol para que nadie pueda dañaros y podáis crecer grandes y amplios así miles de personas encontrarán sombra bajo vuestras ramas”. Que la luna y las flores guien vuestros caminos.

SANAR EL PENSAMIENTO
Lo mismo que sanamos el cuerpo y el corazón con la consciencia podemos sanar la mente. Lo mismo que aprendemos de las sensaciones y de los sentimientos, lo mismo que sabemos de los ritmos de la naturaleza, así podemos aprender de la naturaleza de nuestros pensamientos. En la meditación los vemos pasar incontrolados, nadamos entre recuerdos, planes, expectativas, juicios, cálculos, lamentaciones, culpabilidades y demás personajes no invitados al festín meditativo.
La mente despliega sus atributos y todas sus posibilidades, nos repasa de santos a rufianes, de sacar nuestra creatividad compasiva a las fuerzas más oscuras, de poetas a verdugos. Nuestra mente navega, como un bergantín de dos palos, entre los opuestos por los mares del conflicto personal. Y desde ahí la mente enfila su vela cuadrada hacia las costas de la planificación, de la imaginación, de los conflictos personales. Y nosotros capitanes del bergantín, ideamos escenarios cambiantes y soñamos con sueños.
La raíz de todos estos movimientos es la insatisfacción. Buscamos la “excitación máxima” y al instante siguiente perseguimos la “paz total”. Nosotros no utilizamos el pensamiento para guiarnos sino que él nos dirige de manera no consciente, incontrolada. El pensamiento puede ser útil, positivo y creativo. Pero la mayoría de las veces vive en la disputa entre los opuestos, gustos contra aversiones, lo de arriba contra lo de abajo, yo contra el otro, etc.
El pensamiento, además, pasa mucho tiempo planificando nuestra seguridad y midiendo los indices de audiencia y popularidad, de éxitos o de fracasos. Esta dualidad del pensamiento es la raiz del sufrimiento. Siempre que me siento separado de la otra posibilidad o alternativa surge el miedo y el apego, entonces crezco y navego a la defensiva y me hago ambicioso y territorial.
Para proteger mi identidad separada me alejo de otras realidades y me aferro e identifico con las opciones que me dan seguridad. Al meditar observamos una variedad, casi salvaje, de historias, personajes y pensamientos que somos o en los que nos transformamos. Y surge la megalomanía de ser el gran salvador, el gran comunicador, el que mejor va a comprender el más centrado y orientado, etc. Todo esto es la compensación de la mente para no tener que enfrentar el miedo a lo desconocido, al silencio, a la inmovilidad, al no ser nadie y vivirlo relajadamente. Es importante para corregir el rumbo en el centro del océano, hacer las paces con los patrones de pensamiento que nos desbordan y sobre todo no tomarlos demasiado en serio. Recordar que corregir un grado en el centro del oceano es un instante que nos supondría corregir muchas millas en la costa.
Para sanar el pensamiento elegimos dos formas:
a) Observar el contenido de los pensamientos y reconducirlos sabiamente a una reflexión y a una práctica de reducción de los patrones de preocupación u obsesión inútiles. Se trata de clarificar nuestra confusión y de liberarnos de opiniones destructivas, utilizando el pensamiento consciente para reflejar profundamente lo que valoramos.
Por ejemplo : Si se me presenta un pensamiento repetitivo de crítica a mi compañero, en vez de dejarme llevar por los juicios y defensas se trataría de reconocer enseguida ese patrón de pensamiento “juicio” y dereconducirlo hacia lo que valoro de esa relación es decir : ¿amo bien mi relación ?, se trata de llevar la atención hacia el cariño, respeto o serenidad y evitar que ciertos patrones tomen tierra en mi pensamiento para que luego, en el día a día, sepa reconocer ciertas tendencias críticas y las pueda sanar sólo siendo un poco consciente.
b) Aprender a retroceder sobre un pensamiento abandonando nuestras identificaciones con él. Retrocerder respecto a las historias que se nos presentan en el pensamiento, ya que los conflictos y las opiniones, sobre él, no tendrán fin. Buda decía “La gente con opiniones lo único que hacen es incordiarse los unos a los otros”. La naturaleza de la mente es pensar, dividir y planear, liberarnos de esta separatividad es descansar en cuerpo y alma ya que así saldremos de nuestras espectativas, opiniones y juicios que están en el origen de nuestros conflictos. La mente piensa en el “sí mismo” como algo separado, gracias a que el corazón es más sabio y se dedica a integrarnos. La mente crea los abismos, pero es el corazón quien los cruza. Para salir de este sufrimiento de esta separatividad es necesario unir mente y corazón, no sólo en la práctica meditativa sino también en la “intención” que ponemos al hacer las pequeñas cosas de cada día. En la meditación nos comunicamos con nuestro corazón y con una sensación interna de amplitud, de unidad y de compasión. Todo esto, en conjunto, es lo que queda detrás de todo conflicto de nuestro pensamiento.
Esta “bondad” es nuestra verdadera naturaleza. Observando así la mente y sus formas y aprendiendo a descansar en su verdadera naturaleza bondadosa es como descubrimos la paz que puede contener nuestro pensamiento y es así como aprendemeos a sanarlo de ese sufrimiento parásito que es la falta de amor hacia la vida.
Sanar la Presencia...
La sanación última de la atención es la que nos lleva a observar la ley de la vida o del dharma. Cuando todas las nociones o conceptos de nuestra realidad personal (sí mismo) son disueltas y las podemos contemplar con una apertura total a la vida, sin separación a esto le llamamos sanar por medio “del vacío," ya que percibimos que la transitoriedad de nuestra existencia y el cambio constante de nuestro cuerpo-mente-corazón no están desconectados, ni separados de nada. La vida es una suma de procesos, como la inteligencia es una suma de inteligencias, y además son siempre cambiantes, dinámicos y continuos:
- Físico
- Emocional
- Memoria y reconocimiento
- Pensamiento y reacción
- Consciencia

Lo veamos o no, esto es lo que somos cada una de esas cosas inestables a las que llamamos “yo”. Somos un proceso mezclado con vida, inseparables, provisionales y además pertenecientes a ese Todo, océano, Tao, vacío o divino. La profunda sanación es cuando este vacío, productor de vida, experimenta esa inseparatibilidad. La meditación nos permite ver el movimiento de esta experiencia de impermanencia de las sensaciones, sentimientos, pensamientos, todo dura poco y se desvanecen, los límites son muy porosos, la solidez del cuerpo-mente se va perdiendo y la meditación, en esta disolución, se nos va haciendo más gozosa y cómoda y nos lleva a una expansión y libertadad que nos comunica mejor con todas las cosas, es parte de la magia profunda de la contemplación.
El hecho de no conocer no quiere decir que no seamos, esta es la ilusión, y al ser nada somos libres, inseparables, somos todo. Sanar es salvar el espacio que nos separa de todo en la vida. Los demás intentos de mejorar, saber o defendernos son una ilusión. El silencio nos lleva al vacio y el vacio a la no-separatividad así el cuerpo-mente-sensación nos dará paso a otras trans-formaciones, que las podremos llamar sanaciones, esto es abrirse a la impermanencia, al vivir siempre cambiante. Así confiamos, contemplamos y nos respiran.
Sanar es curar mediante una amorosa atención y cuidado, es decir usar el cuerpo, la mente o el corazón sin vernos atrapados por ellos. Esta el la unidad básica de la vida, honrar las partes sin perder el misterio de la totalidad, este es el vacio.
 
Carlos Fiel

viernes, 16 de septiembre de 2011

Zambullirse en el Aleph


Confía en la Vida
 
William Blake solía decir: “podemos ver el infinito en un grano de arena, y la eternidad en una flor”. En realidad, basta un simple momento de armonía interior para que tal cosa suceda.
El gran problema radica en esto: casi nunca nos permitimos alcanzar ese estado: el momento presente en toda su gloria.
En ocasiones, se nos presenta de manera completamente casual. Estás caminando por la calle, te sientas en determinado lugar, y de repente el universo entero está allí. Lo primero que surge son unas inmensas ganas de llorar –no de tristeza, ni de alegría, sino de emoción. Sabes que estás comprendiendo algo, aunque no consigues explicártelo ni a ti mismo.
En la tradición mágica, a este tipo de percepción se la conoce como “zambullirse en el Aleph”. El ser humano tiene una enorme dificultad en concentrarse en el ahora; está siempre pensando en lo que hizo, en cómo podría haberlo hecho mejor, en cuáles son las consecuencias de sus actos, en por qué no actuó como tenía que haber actuado. O, si no, le preocupa el futuro, lo que va a hacer al día siguiente, las medidas que deben adoptarse, el tipo de peligro que lo espera en la esquina, la manera de evitar lo que no desea y de conseguir lo que siempre ha soñado.
Pero, al fin y al cabo –empiezas a preguntarte-, ¿hay algo que esté realmente equivocado?
Sí que lo hay, y se llama rutina. A ti te parece que existes por el hecho de ser infeliz, así como otras personas existen en función de sus problemas, y viven hablando compulsivamente sobre ellos: problemas con sus hijos, sus maridos, la escuela, el trabajo, los amigos.
No se detienen a pensar: yo estoy aquí. Soy el resultado de todo lo que sucedió y sucederá, pero estoy aquí. Si hice algo mal, puedo corregirlo o al menos pedir perdón. Y si hubo algo de bueno en mis acciones, eso me va a permitir sentirme más feliz y más conectado con el momento presente.
Concéntrate en tu Aleph, y verás que confiar un poco en la vida no te hace ningún mal, sino muy al contrario: te permitirá vivirlo todo con más intensidad. Lo que perturba tu verdadero encuentro con la vida proviene de lo que tú llamas “pasado”, y espera una decisión en lo que conoces como “futuro”. Eso mismo entorpece y contamina el entendimiento, dificultando la comprensión del presente. Trabajar basándose apenas en la experiencia supone repetir soluciones viejas para problemas nuevos. Conozco a mucha gente que sólo consigue alcanzar una identidad propia cuando empiezan a hablar de sus problemas. Porque estos problemas están vinculados a lo que consideran “su historia”.
El fundador del arte marcial conocida como Aikido, Morihei Ueshiba, decía:
“La búsqueda de la paz es una manera de rezar, que termina generando luz y calor. Entiende que en la luz está la sabiduría, y en el calor reside la compasión. Al caminar por este planeta, procura percibir la verdadera forma de los cielos y de la tierra; eso será posible si no dejas que el miedo te paralice, y decides que todos tus gestos y actitudes se correspondan con lo que piensas”.
Si confías en la vida, la vida confiará en ti.

P. Coelho (El Aleph)

jueves, 15 de septiembre de 2011

Abre tu corazón


ABRETE

Abrete, ábrete a la vida. La sociedad te enseña a cerrarte, a hundirte en ti mismo. No te permite siquiera una ventanita para que salga algo. Pero recuerda, cuando no sale nada, tampoco entra nada. Cuando las emociones no pueden salir, estás cerrado; si tocas una rosa hermosa, nada entra; miras una flor, pero nada entra. Tus ojos están muertos y cerrados. Besas a una persona: no entra vida, porque estás cerrado. Vives una vida insensible. La sensibilidad crece con la conciencia. Con el control te vuelves lerdo y muerto, entonces nada te afectará , como si el cuerpo se hubiera convertido en una fortificación, una defensa. Nada te afectará, ni el insulto ni el amor.

Pero el precio de ese control es muy alto e innecesario. Cuando se convierte en el esfuerzo entero de la vida equivale a morir. Este esfuerzo por controlar absorbe todas las energías , y la vida se convierte en una cosa pesada y muerta que de alguna manera vas sobrellevando.

Osho
 
Cuando te abres al todo con una manifestación natural intensa, sientes y ofreces la gracia de ese amor florecido en tu interior, sientes que puedes dar sin medidas, sin control porque te haces sensible y receptivo, te haces uno con todos y lo vives desde tu esencia.  Cuando juzgas, divides, cuando encasillas, la mente te cierra la ventana del corazón, y te haces duro, insensible, opaco y hasta te llenas de ira, enojos e hipocresías, porque dices amar a Dios sobre todas las cosas pero no abres "tu divinidad" a todos tus semejantes, sino solo a unos pocos a los que puedes controlar...y te controlan...desde la mente porque cierras tu corazón escapando del amor verdadero, escapando de las bellezas de la vida...y de ti mismo.
 
Bendiciones,
Graciela

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Placer y Dicha


El placer es solo el comienzo
El placer es sólo el comienzo No te detengas en el placer. Adelante te espera mucho más. Disfruta las flores, recoge las flores, haz una guirnalda con ellas, pero recuerda: también hay frutos. Y el fruto de tu madurez no es el placer; el fruto es la dicha.
El placer es sólo el comienzo, el árbol está listo. Las flores son una canción que anuncia que el árbol está fecundo y los frutos llegarán muy pronto. No te pierdas en los placeres, pero tampoco les huyas. Disfrútalos pero recuerda: la vida es mucho más que placeres. La vida no termina con el placer, sólo comienza con él; el fruto es la dicha. Pero el placer te da una muestra de lo que está por venir. Te brinda un sueño, un anhelo de tener más; es una promesa. “Espera, los frutos llegarán. No cierres los ojos ante las flores, de lo contrario nunca encontrarás los frutos”.
Eso es lo que te he estado diciendo una y otra vez, de diferentes maneras. Mis palabras pueden ser diferentes, per mi canción es la misma. Tal vez entro al templo por otra puerta, pero es el mismo templo.
Zorba es tan sólo una flor, Buda es el fruto. Si no tienes ambos, no estarás completo, falta algo; siempre habrá un vacío en tu corazón, un rincón oscuro. A no ser que Buda y Zorba bailen juntos en tu ser –la flor y el fruto, el comienzo y el final- no conocerás el verdadero sentido de la existencia. El sentido de la existencia no debe buscarse con el intelecto; debe experimentarse en la vida.

Osho

martes, 13 de septiembre de 2011

Tu Misión


Misión especial 
En mayor o menor grado, todos malgastamos momentos preciosos con actividades tontas que no revelan Luz; en esfuerzos que no tienen un impacto duradero en las vidas de los demás. Pensamos que estamos aquí para vivir una vida cómoda, ganar dinero y tener amigos y familia a nuestro alrededor. Pero hay más, siempre hay más. Vinimos aquí para cosas importantes.
Es importante ser conscientes de que en nuestro estado humano actual, nuestra presencia en este planeta es breve. Pero si constantemente empujamos y hacemos un esfuerzo extra, podemos dejar un impacto duradero en el mundo. Nuestra tarea es asegurarnos de que nuestras acciones y nuestra conciencia están en el lugar adecuado para garantizar nuestro legado.
En nuestra vida, cada uno de nosotros tiene una misión especial: uno o más actos positivos que vinimos a realizar en este mundo. ¡Si tan sólo supiéramos exactamente qué buena obra o buenas obras en particular vinimos a hacer aquí!
La vasta mayoría de las personas ni siquiera saben que tienen una misión que completar, y a menudo aquéllos que lo saben negocian consigo mismos: "Si soy espiritual al menos el 75 % del tiempo, eso será suficiente. Lo más probable es que haré lo que se supone que tengo que hacer en ese 75 %".
O puede ser que miremos a nuestro alrededor y juzguemos que otras personas se comportan espiritualmente mucho menos del 75 % del tiempo, y nos convenzamos de que estamos haciendo suficiente. ¿Pero es suficiente?
Lo cierto es que cada acción positiva que hacemos elimina un poco de la oscuridad que limita nuestra percepción. Es como limpiar una ventana sucia: obtenemos una mayor claridad y la Luz brilla más fuerte cuando nos hemos estado preparando en cada paso del camino. Esto también significa que será mucho más probable que reconozcamos nuestra misión especial cuando aparezca.
Puede ser que hayamos venido a hacer 12 cosas específicas. Y aunque podamos haber hecho 750 cosas buenas en el trascurso de nuestras vidas, ¿qué ocurre si no hicimos las 12 que vinimos a hacer? Decirnos: "lo haré mañana" o "probablemente ya hice suficiente por ahora" nunca es suficientemente bueno. No esperes a mañana para hacer tu trabajo espiritual. Piensa siempre como que hoy es tu última oportunidad.
Una advertencia: a medida que te embarcas o reembarcas en esta búsqueda, no caigas en la tristeza o la depresión si el camino para encontrar tu propósito parece largo. Si acabas sintiéndote frustrado porque no cumples tus expectativas, ponte cómodo, estás en buena compañía: Moisés, Jesús, Rav Shimón Bar Yojái.
Mi consejo es que saborees la búsqueda tanto como el objetivo. Recuerda el dicho: "Se trata del viaje, no del destino". Durante años, mi madre me ha enseñado que las personas que están buscando un camino espiritual ya están en el camino. La búsqueda de la espiritualidad es la espiritualidad. El hecho de que estés buscando tu propósito (e incluso estés disgustado porque no lo encuentras) es la parte de "ir más allá de tu naturaleza" que se requiere para romper los velos que tapan tu visión.
Esta semana, aprecia tu coraje por estar en este viaje. Vuélvete a comprometer con la búsqueda de tu misión especial, sin ninguna expectativa. Si no dejas de intentarlo, nunca fracasarás.

Yehudá Berg
conciencia Kabbalah




sábado, 10 de septiembre de 2011

El Dolor
"Elijo sentir cualquier dolor que se presente, de manera que pueda liberar el amor que ese dolor me niega"


Comprende que el dolor no es de ningún modo inherente a tu existencia.  No hay dolor con el cual estés destinado a vivir, a menos que tu mismo así lo elijas. Comprende el punto de vista desde el cual todo dolor es AMOR NO EXPRESADO, la negación de amor en tu Ser. Comprende que Amar condicionadamente, es tener amor no expresado, porque el Amor universal no tiene límites.  Tu eres Amor Universal.
Todo dolor será expresado, y tratar de negar el dolor que existe dentro de tu Ser,  es forzarlo a que se manifieste mediante otra vía, en tu cuerpo por ejemplo. Para liberar el dolor debes Sentirlo. Sentir el dolor es adentrarte en su centro , en el cual encontrarás siempre un AMOR que ha sido negado.  Es solo a través de tu limitación del Amor que se te puede herir.  Conocer el amor Universal es no conocer el dolor.  Conoce tu dolor para llegar a saber que eres amor.  El dolor es tu represión del amor que eres.
El Amor es infinitud.  El amor existe en la infinitud. El dolor es amor que ha sido distorsionado al adoptar una expresión limitada.  Para acabar con el dolor, se consciente de que no tienes límites.  El amor con limitaciones es un amor condicionado.  El amor condicionado manifestará elementos del dolor como una representación de sus limitaciones.
Sentir amor universal es sentir amor de una manera ilimitada, es sentir amor por todas las cosas sin diferenciaciones.  Sentir amor universal por otros seres es amarlos sin diferenciarnos de ellos.  Es amarlos y aceptarlos en su totalidad. Su totalidad es su potencial para ser todo, un potencial que también es tuyo.  Amar a otro totalmente es amar a tu ser totalmente, es amarlo todo totalmente.  Ama a otro permitiéndole ser lo que quiera ser.
Para acabar con el dolor ama mas, no menos. No fue el amor lo que te hirió, fue el amor no manifestado.
Olvídate de como te gustaría que fuera el amor, de lo que piensas que debería ser el amor.  Comprende que estas ideas preconcebidas sobre el amor, suelen surgir del intento de proteger y poseer tus apegos. Ten la voluntad de ver el amor en todas las cosas, y todo lo que verás será amor.  Mira con los ojos del amor universal y te liberarás del dolor que te agobia.
Amar es transformar tu dolor en AMOR.

Story Waters
( La semilla del mesías vol I)




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