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domingo, 30 de junio de 2013

Autoengaño

"...A lo máximo que podemos aspirar es a ajustar nuestras percepciones —nuestros engaños—periódicamente para que cuadre mejor con nuestra lógica y nuestro sentido común"...

El Generador de Engaños
"Hay más información en un dedal de realidad que lo que puede comprender toda una galaxia de mentes humanas. La capacidad de la mente humana no alcanza a comprender el mundo y su entorno, con lo que la mente compensa esta insuficiencia creando ilusiones que sustituyen a la comprensión. Cuando las ilusiones funcionan bien y sobrevive el ser humano que las suscribe, esas ilusiones pasan a las nuevas generaciones". "La mente humana es un generador de engaños. Estos engaños son impulsados por la arrogancia: la arrogancia de pensar que el ser humano es el centro del mundo, que nosotros y sólo nosotros estamos dotados de las mágicas propiedades de las almas y la moralidad y la voluntad propia y el amor. Se nos antoja que un Dios omnipotente tiene un interés singular por nuestro progreso y nuestras actividades, y que nos ha proporcionado todo el resto de la creación como nuestro patio de juegos. Creemos que Dios —porque piensa de la misma manera que nosotros— tiene que estar más interesado en nuestras vidas que en las rocas y los árboles y las plantas y los animales".
"Bueno, no creo que las rocas le resulten muy interesantes a Dios", contesté. "Sólose quedan ahí en la tierra, inmóviles, y se erosionan". "Así piensas tú,  porque eres incapaz de ver la tormenta de actividad al nivel molecular de la roca o al nivel inferior a ése, y así sucesivamente. Y estás limitado por tu percepción del tiempo. Si observaras una roca durante toda tu vida, nunca te parecería dife­rente. Pero si fueras Dios y pudieras observar la roca durante quince mil millones de años como si hubiera pasado tan sólo un segundo, la roca estaría vibrante de energía. Se encogería y crecería e intercambiaría materias con su entorno. Sus moléculas se despla­zarían por el universo y se acoplarían a cosas asombrosas que nunca podríamos imaginarnos. En contraste, la curiosa colección de moléculas de la que se compone el ser humano se mantiene unida por un espacio de tiempo inferior al que tarda en pestañear el universo. Nuestra arrogancia hace que imaginemos que este compendio temporal de moléculas posee un valor especial. ¿Por qué percibimos más valor espiritual en la suma de las partes de nuestro cuerpo que en cualquier célula individual que lo compone? ¿Por qué no celebramos funerales cuando mueren nuestras células?"
"Eso no sería práctico", respondí. No estaba seguro si quería que le diera una respuesta a su pregunta, pero quería demostrarle que le estaba escuchando. "Exactamente", concordó. "Lo práctico gobierna nuestras percepciones. Para sobrevivir, nuestros diminutos cerebros tienen que domar la tempestad de información que amenaza con anegarnos. Nuestras percepciones son asombrosamente flexibles; transforman de forma automática y continua nuestra visión del mundo hasta que encontramos cobijo en un cómodo engaño".
"Para un Dios que no está condicionado por los límites de lo que es práctico para los humanos, cada minúscula parte de tu cuerpo estaría tan llena de actividad y sería tan significativa como las partes de cualquier roca o árbol o insecto. Y para un ser omnipotente, la suma de partes que forma la personalidad y vida que encontramos tan especial y asombrosa no le parecería ni especial ni asombrosa".
"Es absurdo definir a Dios como omnipotente para luego cargarle con el peso de nuestra visión miópica del significado del ser humano. ¿Qué podría ser interesante o importante para un Dios que lo sabe todo, puede crear cualquier cosa, puede destruir cual­quier cosa? El concepto de 'importancia' es un concepto humano, nacido de nuestra necesidad de tomar decisiones para nuestra supervivencia. Un ser omnipotente no tiene ninguna necesidad de clasificar las cosas. Para Dios, nada en el universo sería más interesante, más meritorio, más útil, más amenazador o más importante que cualquier otra cosa".
"Todavía pienso que las personas son más importantes para Dios que los animales y
las plantas y la tierra. Creo que eso es obvio", argumenté. 
"¿Qué es más importante para un coche, el volante o el motor?", preguntó.
"El motor es más importante, porque sin él no hay motivo para usar el volante",
razoné.
"Pero a menos que tengas el motor y el volante juntos, el coche no sirve para nada,
¿no?", preguntó.
"Sí, supongo que es verdad".
"El volante y el motor tienen la misma importancia. Es un impulso humano —compuesto por arrogancia e instinto a partes iguales— creer que podemos clasificar todo lo que nos rodea. La importancia no es una cualidad intrínseca del universo. Existe solamente en nuestras mentes llenas de autoengaño. Te puedo asegurar que los seres humanos no son en absoluto más importantes que las rocas o los volantes o los motores".
 Adams Scott ( del libro los Escombros de Dios)


martes, 25 de junio de 2013

SENTIDO COMÚN

 
 
Busca el encuentro...no las diferencias
Hay un sentido que media entre el cielo y la tierra. Que hace que el riesgo de los extremos pierda fuerzas y que el camino de salida siempre esté disponible, no importa cuán perdidos estemos. Ese es el sentido común. El que a la humanidad, en estos días, se nos está olvidando desarrollar.

El sentido común cobra fuerzas cuando dejo de pensar en mi para pensar en nosotros. Busca el encuentro, no las diferencias. Es racional, pero incluye al corazón. No es frio, pero tampoco apasionado. No está en los extremos porque reconoce los límites y los respeta. Es el sentido humano mas cercano al amor.
Y vale decir que como es parte de nuestra naturaleza no necesita de gran instrucción, pero debemos activarlo para que se instale en nuestra conciencia. Lo hacemos cuando elegimos el camino mas sencillo, cuando renunciamos a tener nuestra razón para buscar una razón y, especialmente, cuando dejamos de preguntarnos si algo me conviene o me es necesario para prestar atención a lo que nos favorecerá a nosotros.

A veces, no sabemos como permitir que una nueva energía, mas espiritual, se instale en el mundo que nos rodea. Quizás no estemos todos a la altura de poder enrolarnos en alguna practica espiritual profunda. Pero un efecto similar lo tendremos cuando cada uno, en el lugar que la vida nos ha puesto es este momento, comencemos a dejar que el sentido común defina nuestras decisiones.

Cuando miro alrededor puedo ver que muchas situaciones que consideramos desgracias, han ocurrido porque nos hemos olvidado de usar el más común de los sentidos. Y el que todos tenemos. Por eso, comencemos ahora, con la próxima decisión.


Julio Bevione

domingo, 23 de junio de 2013

Cómo es tu felicidad?


De la Felicidad Relativa a la Felicidad Absoluta


Estamos acostumbrados a sufrir para ser feliz... La felicidad... no es más que el sufrimiento del cambio.
Eso es exactamente. A la felicidad que conocemos en nuestra condición humana limitada en budismo se la considera como un tipo de sufrimiento: el sufrimiento del cambio.
Cuando se acaba un dolor (un estado de tristeza, ansiedad, frustración, etc), cuando se acaba, por contraste, nos parece que la felicidad debe ser eso. Pero cuando alcanzas un nivel de conciencia mayor caes en la cuenta de que aquello sólo eran migajas.  No tiene sentido que nos quedemos con una pobre felicidad relativa que no es más que una mera reducción del sufrimiento anterior.
Nos parece suficiente porque es lo único que conocemos, pero hay más, mucho más en la vida que podemos alcanzar a vivir si nos atrevemos a dar el salto, sin miedo.


Cuántas veces nos ha parecido que la vida que vivíamos era suficiente (todas esas horas de sobremesa frente al televisor, paseos aburridos, tardes grises del domingo, horas perdidas...) hasta que ha pasado algo y hemos impuesto un cambio y aquellas horas felices ya no nos parecen tan felices, no para repetirlas.
Seguir creciendo, seguir sondeando en nuestra mente, sin miedo a las profundidades ni al dolor, desenmascarar sabotajes, descubrir aliados internos (todo está dentro) no hará nuestra vida más fría y menos intensa sino todo lo contrario.
Hacernos más grandes no reduce nuestras posibilidades sino que las incrementa. Y la felicidad relativa y temporal será cada vez más absoluta y definitiva

Reflexiones de una estudiante Budista

miércoles, 19 de junio de 2013

Capas de condicionamientos

ESTRATEGIAS
Abandona la mente que piensa en prosa reaviva ese otro tipo de mente que piensa en poesía
Deja a un lado tu pericia con los silogismos; Permite que las canciones se conviertan en tu modo de vida. Pasa del intelecto a la intuición,  de la cabeza al corazón, porque el corazón está más cerca de los misterios. Osho

Debes Pelar la cebolla
El hombre es muy simple pero su personalidad no lo es; la personalidad es algo muy complejo. La personalidad se asemeja a una cebolla: tiene muchas capas de condicionamientos, de corrupción tras las cuales se oculta el ser del hombre. Se encuentra detrás de tantos filtros que no puedes verlo; tampoco puedes ver el mundo que se halla oculto tras esos filtros porque lo que llega a ti ha sido corrompido por los filtros antes de que te llegue.
Nunca te llega nada tal como es; sigues sin saber cómo son las cosas. Entre medias hay muchos intérpretes. Cuando ves algo, para empezar, tus ojos y tus sentidos lo falsean. Después lo falsean tu ideología, tu sociedad, tu iglesia. Más tarde lo falsean tus emociones. Etcétera, etcétera. En el momento en que llega a ti ya casi no conserva nada del original o, tan poco, que da igual. Solo ves aquello que tus filtros te permiten ver y estos te permiten ver muy poco.
Los científicos están de acuerdo con esta idea. Dicen que solo vemos el dos por ciento de la realidad; ¡solo el dos por ciento! El otro noventa y ocho por ciento nos lo perdemos. Cuando me escuchas solo oyes el dos por ciento de lo que digo. El noventa y ocho por ciento restante se pierde y, cuando se ha perdido el noventa y ocho por ciento, el dos por ciento que queda está fuera de
contexto. Es como si cogieras dos páginas de una novela al azar,una de aquí y otra de allá, e intentaras reconstruir toda la novela a partir de esas dos páginas. ¡Faltan noventa y ocho páginas! No tienes ni el más mínimo indicio de qué trataban; ni siquiera estás seguro de que existieran realmente. No tienes más que dos páginas pero reconstruyes toda la novela. Esta reconstrucción es una invención tuya. No es  un descubrimiento de la verdad, es tu imaginación.
Hay una gran necesidad de llenar esos vacíos . Siempre que ves dos cosas que no guardan relación entre sí, tu mente siente una profunda necesidad de relacionarlas; si no lo hace se siente incómoda. Así que te inventas un nexo entre las dos. Estableces una unión entre dos cosas sueltas, las unes y sigues inventando un mundo que no existe.
George Gurdjieff solía llamar a estos filtros «amortiguadores». Te protegen contra la realidad. Protegen tus mentiras, protegen tus sueños, protegen tus proyecciones. No te permiten que entres en contacto con la realidad porque ese contacto sería destructivo, chocante. 
El hombre vive gracias a las mentiras. Se dice que Friedrich Nietzsche dijo: «Por favor, no le quitéis esas mentiras a la humanidad, de lo contrario, el hombre no podrá vivir.  No borréis las ficciones, no destruyáis los mitos. No
digáis la verdad porque el hombre no puede vivir con la verdad.» Está en lo cierto en lo que respecta al noventa y nueve coma nueve por ciento de las personas, pero ¿qué clase de vida se puede vivir a través de las mentiras? No
será más que una gran mentira. Y, ¿qué clase de felicidad se puede lograr a través de las mentiras? Ninguna, de ahí que la humanidad sea infeliz. Con la verdad hay dicha; con las mentiras solo hay infelicidad. Sin embargo, seguimos manteniendo esas mentiras.
Esas mentiras son cómodas pero te protegen de la dicha, de la verdad, de la existencia.
El hombre es exactamente igual a una cebolla. El arte consiste en descubrir cómo pelar la cebolla y llegar a su centro.

Osho

domingo, 16 de junio de 2013

Vive peligrosamente

"No seas indeciso, no te preocupes demasiado de equivocarte. Éste es uno de los problemas: se ha enseñado a la gente a no equivocarse, y entonces se vuelven tan indecisos, tan cobardes y temerosos de hacer algo mal, que se quedan paralizados. No pueden moverse por si pasa algo malo. Se convierten en rocas, pierden la movilidad." Osho

Gracias Charo por tu regalo! aprecio tu cariño

EL CAMINO DEL CORAZÓN
La palabra «coraje» es muy interesante. Proviene de la raíz latina, cor, que quiere decir corazón. La palabra  coraje proviene de la raíz cor —cor quiere decir corazón—, por tanto, ser valiente significa vivir con corazón. Los  cobardes y sólo los cobardes viven con la cabeza; están atemorizados, se rodean de la seguridad de la razón.  Atemorizados, cierran todas las ventanas y las puertas y se esconden detrás.
El camino del corazón es el camino del coraje. Es vivir en la inseguridad, es vivir con amor, con confianza;  es adentrarse en lo desconocido. Es renunciar al pasado y permitir el futuro. Coraje es adentrarse por caminos  peligrosos. La vida es peligrosa, y sólo los, cobardes pueden evitar el peligro, pero entonces, ya estarán muertos. 
La persona que está viva, realmente viva, vital, siempre se aventurará a lo desconocido. Allí encontrará peligros, pero se arriesgará. El corazón siempre está dispuesto a arriesgarse, al corazón le gusta apostar. La cabeza es un  hombre de negocios. La cabeza siempre hace cálculos, es astuta. El corazón no es calculador.
La palabra inglesa courage es muy bonita, muy interesante. Vivir a través del corazón es descubrir el significado. El poeta vive a través del corazón y, poco a poco, empieza a sentir en su corazón los sonidos de lo desconocido. La cabeza no puede escucharlos, está demasiado lejos de lo desconocido. La cabeza está llena de  lo conocido. ¿Qué es tu mente? Es todo lo que has conocido. Es el pasado, lo que ha muerto, lo que se ha ido. La mente  no es más que pasado acumulado, memoria. El corazón es futuro; el corazón es esperanza, el corazón siempre  está en algún lugar del futuro. La cabeza piensa en el pasado, el corazón sueña con el futuro.
El futuro está por venir. El futuro todavía no existe. El futuro todavía tiene una posibilidad, llegará, ya está  llegando. En cada momento, el futuro se convierte en presente y el presente se convierte en pasado. El pasado no  tiene ninguna oportunidad, ya ha sido utilizado. Ya te has alejado de él, se ha extinguido, está muerto, es como una tumba. El futuro es como una semilla; está por venir, siempre está por venir, siempre llega y se encuentra con  el presente. Siempre estás cambiando. El presente no es más que un cambio hacia el futuro. Es el paso que ya  has dado; es ir hacia el futuro.
TODO EL MUNDO QUIERE SER AUTÉNTICO, porque ser auténtico da mucha alegría y mucha felicidad,  ¿por qué deberíamos ser falsos? Tienes que tener el valor de profundizar un poco más: ¿Por qué tienes miedo?  ¿Qué te puede hacer el mundo? La gente se puede reír de ti; les sentará bien, la risa siempre es una medicina, es  saludable. La gente puede pensar que estás loco... pero no te vuelves loco simplemente porque ellos piensen que 
estás loco.
Si tu alegría, tus lágrimas y tu baile son auténticos, antes o después habrá gente que empezará a entenderte, quizá se sumen a tu caravana. Yo mismo empecé mi camino solo, después la gente empezó a llegar y ¡se convirtió en una caravana mundial! No he invitado a nadie, sólo he hecho lo que sentía que venía de mi corazón.
Sólo respondo ante mi corazón y ante nadie más. Tú sólo debes responder ante tu persona. No vayas contra ti mismo, porque hacerlo es cometer un suicidio, es destruirte. Y, ¿qué puedes ganar? Aunque la gente te respete y piensen que eres una persona muy seria, respetable y honrada, eso no va a enriquecerte. Estas cosas no te van a proporcionar una mayor comprensión de la vida y de su enorme belleza.
¿Cuántos millones de personas han vivido sobre la Tierra antes que tú? Ni siquiera sabes sus nombres; no te afecta en absoluto si han vivido o no. Ha habido santos y ha habido pecadores, ha habido gente muy respetable y ha habido toda clase de excéntricos y locos, pero todos ellos han desaparecido, no ha quedado ni rastro de ellos sobre la Tierra.
Sólo deberías preocuparte de cuidar y proteger las cualidades que podrás llevarte contigo cuando la muerte aniquile tu cuerpo y tu mente, porque estas cualidades serán tu única compañía. Son los únicos valores verdaderos, y sólo las personas que lo consiguen están vivas; el resto finge estar vivo.
y Recuerda: " todo lo nuevo que aparece en tu vida es un mensaje de Dios. Si lo aceptas eres religioso. Si lo rechazas eres irreligioso. Para aceptar lo nuevo, para que lo nuevo pueda entrar, el hombre necesita relajarse un poco, abrirse un poco más. Ábrele paso a Dios para que entre en ti"

Osho ( Coraje)

miércoles, 12 de junio de 2013

Momentos relámpagos...


Un relámpago no ilumina tu camino,

no te sirve como si fuera una lámpara en tu mano;
sólo te da un fogonazo,
un vislumbre del camino que tienes por delante.
Pero ese vislumbre es precioso;
ahora tus pies estarán firmes,
ahora serás fuerte,
ahora tu determinación de alcanzar
tu destino se verá fortalecida.
Haz visto el camino,
sabes que está ahí y no deambulas sin dirección.
Un fogonazo de luz y vislumbrarás el camino
que tienes que recorrer y el templo que es el
destino de tu viaje.



He oído una historia de dos hombres
que se perdieron en el bosque
una noche muy oscura.
Era un bosque muy peligroso,
lleno de animales salvajes,
muy denso y rodeado de oscuridad.
Uno de los hombres era un filósofo
y el otro era un místico.
De repente estalló una tormenta,
las nubes se abrían
y había grandes relámpagos.
El filósofo miraba al cielo,
el místico mantenía la vista en el camino.
En ese momento hubo un relámpago
y el sendero se iluminó delante de ellos.
El filósofo miró al relámpago y se preguntó:
“¿Qué está pasando?”, perdiendo así el camino.
Si estás perdido en un bosque
aún más denso que el de esta historia.
La noche es más oscura.
A veces viene un relámpago:
debes mirar al sendero.
No me mires a mí, mira al sendero.
Si me miras a mí, perderás tu oportunidad,
porque el relámpago no se volverá a repetir.
Sólo dura un momento,
y los momentos en los que la eternidad
penetra en el tiempo son muy escasos;
son como relámpagos.
Y cuando empieces a vivir,
las cosas ordinarias adquieren
una belleza extraordinaria.
Cosas pequeñas
-la vida consiste en cosas pequeñas-
pero cuando les aportas la cualidad
de un amor intenso y apasionado
se transforman, se vuelven luminosas.


(Osho)

martes, 11 de junio de 2013

De la Motivación a la Inspiración


Disfrutamos el camino... no la meta

Me han preguntado varias veces porque no me considero un motivador. Y hago esta aclaración porque mucha veces el ego se cuela para que nos motivemos a hacer algo que no estamos inspirados a hacer.

Cuando nos motivamos estamos persiguiendo un meta, una idea, que no siempre estará en relación a nuestra evolución. Y puede que sea un miedo lo que nos lleve a ella. Al conseguirla, habremos aprendido a crear algo nuevo, pero el miedo quizás se mantenga intacto. Por ejemplo, buscar dinero por miedo a la pobreza, buscar pareja por miedo a estar solo, triunfar por miedo a sentirnos fracasados o poco valiosos. Y así, una lista. El logro de la meta no garantiza que el miedo se borre. Puede que se disimule y ese mismo miedo nos creará cierta dependencia de lo alcanzado. Es decir, sin ese logro volveremos a experimentar el miedo.

La inspiración, por su lado, también involucra una idea, pero ésta no se convierte en meta, sino en camino. No ponemos la energía en llegar, sino en caminar. De pronto, encontramos algo que nos inspira y comenzamos a transitar ese nuevo capitulo, pero abierto a las muchas posibilidades que ese camino traerá. Sin saber muy bien donde vamos, pero con la certeza de que en cada momento estamos donde tenemos que estar. Y nos sentimos en paz.

Cuando nos inspiramos, tenemos muy claro el punto de partida y somos flexibles en el camino. Cuando nos motivamos, tenemos certeza en la meta y no la negociamos, incluso cuando estemos dando a cambio nuestra paz interior para lograrla.

Si tuviera que definirme, entonces diría que me siento mas cómodo siendo un inspirador, invitando a hacer el camino y señalando el punto de partida, con la certeza que aprenderemos y disfrutaremos mas de caminar, que de llegar.

Julio Bevione

lunes, 10 de junio de 2013

Somos Energía



La raíz de todo lo que nos sucede no es visible, se siente en el cuerpo pero no ocurre en el cuerpo, lo podemos pensar, pero esas imágenes apenas representan la realidad.
Hay algo más profundo que ocurre en un mundo invisible para nuestros sentidos. Esa es la energía que nos contiene y donde nace lo que pensamos, lo que sentimos y lo que vemos. Por eso, a veces, es necesario cerrar los ojos para poder sentirla. Porque está allí, pero todo lo demás nos distrae.
Y en ese plano, hay dos energías que danzan juntas. Una densa, pesada y la otra liviana y brillante. La energía del miedo y del amor. Se entrelazan, se separan y vuelven a unirse.
Cuando hay amor, hay orden. Cuando hay miedo, todo se desordena. Con el amor volamos, con el miedo nos sentimos atrapados. Por eso, cuando algo no se ve bien o cuando en nuestro corazón algo no se siente bien, paremos y observemos en torno a cuál energía estamos girando.
Si estoy alrededor de la energía del miedo, puedo estar en el paraíso, pero de todo temeré. Si estoy en la energía del amor, hasta los habitantes del infierno me despertarán compasión.
Nunca es el otro, nunca es el lugar, tampoco una situación la que provoca malestar. Todo depende de la energía que estoy usando para danzar el baile de la vida.

Julio Bevione

viernes, 7 de junio de 2013

Relación Afectiva

"En el amor sincero y maduro, la comunicación es siempre atrevida, indiscreta y desprevenida. O, lo que es lo mismo, libre..."
W. Riso


Crecer de a dos...


“¿Quién dijo que para establecer una relación afectiva uno debe encarcelarse? ¿De dónde surge esa ridícula idea de que el amor implica estancamiento? ¿Por qué algunas personas al enamorarse pierden sus intereses vitales? ¿El amor debe ser castrante? ¿realmente el vínculo afectivo requiere de estos sacrificios? Los preceptos sociales han hecho desastres. Amar no es anularse, sino crecer de a dos. Un crecimiento donde las individualidades, lejos de opacarse, se destacan. Querer a alguien no significa perder sensibilidad y volverse una marmota sin más intereses que lo mundano. “

Walter Riso

miércoles, 5 de junio de 2013

Te quejas de la Soledad?

 
Observa la Esencia de cada persona
¡Cuánta gente se queja de la soledad!. Pues bien, deben saber que han sido ellos quienes han creado esa soledad en sí mismos, en su cabeza. En realidad, nunca se está solo. Y, ¿por qué entonces se sienten solos? Porque no tienen demasiado amor. Ellos os dirán: “¡Pero cómo, si tenemos demasiado amor, no hacemos más que soñar con el amor!” Precisamente ahí está su error, sueñan con el amor, esperan el príncipe o la princesa de las Mil y Una Noches y por eso se sienten solos: porque esperan el amor en lugar de buscarlo en ellos mismos. El amor que se espera, nunca llegará. No hay que esperar que el amor venga del exterior, el amor está dentro de, nosotros. Dejad que salga, que se manifieste porque sólo así lo encontraréis realmente.
Nunca estamos solos: todo el universo nos escucha. Todas nuestras palabras, todos nuestros gestos tienen eco. Por ejemplo, si cuando salís de vuestra casa, por la mañana, sonreís al mundo entero, saludáis a toda la creación diciendo: “Buenos días, buenos días, buenos días”, no os sentiréis solos durante el día, porque desde todos los rincones del espacio llegarán hasta vosotros voces que os contestarán haciendo eco: buenos días, buenos días, buenos días… Los humanos salen de sus casas encerrados en sí mismos: ven y oyen a los demás a su paso, pero nos los miran, ni los escuchan. ¿Por qué no recordar que el mundo entero está habitado por criaturas que merecen que se les mande un pensamiento, buenos deseos: la luz, la paz, la alegría… ¿Tan dificil resulta abrirse, sonreír, dar el primer paso? Siempre esperan que sean los otros quienes lo hagan, y en la espera, se lamentan porque se sienten solos.
Empezad desde hoy a cambiar de actitud y veréis como ya no os sentís solos. Diréis: “Si, pero la gente que por todos lados nos encontramos, en la calle, en los almacenes, en nuestro lugar de trabajo, no nos inspiran, y por otro lado, si nos mostramos con ellos tan abiertos, no nos comprenderán”. Es verdad, hay gente que no os comprenderá; si les saludáis, si les sonreís, dirán: “¿Qué le ocurre a éste?” Pero solo algunos se mostrarán incapaces de comprenderos, habrá muchos otros que os comprenderán y se sentirán felices. Además, ¿Acaso vivimos sólo para la gente con la que nos encontramos? No, vivimos para toda la creación, y en las regiones invisibles existen numerosas criaturas que sabrán apreciar vuestro amor, y esto es lo esencial.
Incluso, ¿por qué no aprendéis a mirar de otra forma menos superficial, a toda esa gente con la que os cruzáis y que nada os inspira? Siempre os fijáis en la apariencia, y es cierto que a menudo no es muy agradable. Pero los humanos no son sólo lo que aparentan, cada uno tiene también un alma, un espíritu, e incluso si esta alma y este espíritu raramente se manifiestan, están ahí y tienen siempre la posibilidad de aparecer y expresarse. No demuestra ser inteligente quien observa a los humanos de forma tan superficial. Un sabio sabe que los hombres y las mujeres son hijos e hijas de Dios, y con esta idea trata a todos los seres. Este es un trabajo creativo que realiza, ya que, de esta forma, desarrolla el lado divino de todos aquellos que encuentra… y se siente feliz. Creedme, la mejor manera de actuar con los demás, es descubriendo sus cualidades, sus virtudes, sus riquezas espirituales y concentrarse en ellas.
Descubrir los defectos de la gente no tiene ningún mérito, es demasiado fácil; además, es algo que todo el mundo hace… A partir de ahora, intentad prescindir de los detalles no demasiado virtuosos, y en cambio haced hincapié en el principio divino existente en cada ser. Sí, ¿por qué no tener sentimientos sagrados para aquello que en el hombre es divino, inmortal y eterno? Es así como realizaréis un buen trabajo sobre vosotros mismos y ayudaréis también a los demás.
Mientras que si tan sólo os ocupáis de sus defectos, os perjudicáis, porque absorbéis sus suciedades y, además, impedís que ellos evolucionen. y ¿cómo queréis después no sentiros solos?
Criticando a los demás, subrayando sus defectos, no hacéis más que cavar un foso entre ellos y vosotros. Cuando sepáis, a través de vuestra alma y de vuestro espíritu, entrar en relación con todas las almas y todos los espíritus de la tierra, cuando lo mejor de vosotros mismos descubra lo mejor de los demás, entonces ya no os sentiréis solos.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
EL DEBER de SER FELIZ

martes, 4 de junio de 2013

Vivir Sencillamente



No pierdas la capacidad de maravillarte

Lo esencial es la cualidad de lo fresco, de lo nuevo, o de lo contrario la vida se convierte en una rutina, en un hábito; y el amor no es un hábito, una cosa aburrida. La mayoría de la gente ha perdido la capacidad de maravillarse.
Lo da todo por hecho, y este sentido de seguridad destruye la libertad y la sorpresa de la incertidumbre.
Proyectamos un futuro muy distante, lejos del presente. La atención necesaria para comprender, está siempre en el presente. En la atención siempre existe un sentido de inminencia. Tener claridad con respecto a las propias intenciones implica una tarea muy ardua; la intención es como una llama, instándolo a uno incesantemente a comprender. Sea clara en sus intenciones y verá que las cosas salen bien. Tener claridad en el presente es todo lo que se necesita, pero no es tan fácil como suena. Uno tiene que desbrozar el campo para la nueva semilla, y una vez que ésta se planta, su propia fuerza y vitalidad crean el fruto y la semilla siguiente. La belleza externa jamás puede ser permanente, se estropea siempre si no existen el deleite y la dicha internos. Nosotros cultivamos lo externo, y prestamos muy poca atención a lo que ocurre bajo la piel; pero lo interno se impone siempre a lo externo. Es el gusano dentro de la manzana el que destruye la frescura de la manzana.
Se requiere gran inteligencia para que un hombre y una mujer que viven juntos se olviden de sí mismos, no se sometan el uno al otro ni se dominen mutuamente. La relación es la cosa más difícil que hay en la vida.
Qué extrañamente susceptible es uno a una atmósfera; necesita un ambiente amigable, un sentimiento de atención cálida en el cual pueda florecer libre y naturalmente. Muy pocos tienen esta atmósfera, por eso casi todos están empequeñecidos, tanto en lo físico como en lo psicológico. Estoy muy sorprendido de que usted haya sobrevivido sin corromperse en esa atmósfera peculiar. Uno puede ver por qué no fue usted totalmente destruida, por qué no se manchó ni se doblegó; en lo externo se adaptó lo más rápidamente que pudo, y en lo interno se adormeció. Es esta insensibilidad interna la que la salvó. Si se hubiera permitido ser sensible, internamente abierta, no hubiera podido soportarlo y entonces habría existido un conflicto que la habría quebrantado con las huellas consiguientes. Ahora que está internamente despierta y clara, no tiene conflicto alguno con la atmósfera que la rodea. Es este conflicto el que corrompe. Usted permanecerá siempre libre de cicatrices si internamente está muy alerta y despierta y se adapta con afecto a las cosas exteriores.
Los sustitutos pronto se marchitan. Uno puede ser mundano aun cuando posea unas pocas cosas. El deseo de poder en cualquiera de sus formas -el poder del asceta, el poder de un gran financista, o el del político, o el del papa,  es mundano. El anhelo de poder engendra crueldad y pone énfasis en la importancia del sí mismo; la agresividad del yo en expansión es, en esencia, mundanalidad. La humildad es sencillez, pero la humildad cultivada es otra forma del espíritu mundano.
Muy pocos se dan cuenta de sus cambios internos, de sus retrocesos, conflictos y distorsiones. Incluso si se dan cuenta, tratan de hacerlos a un lado o escapan de ellos. No haga eso. No creo que lo haga, pero hay un peligro en vivir demasiado estrechamente en contacto con los propios pensamientos y sentimientos. Uno tiene que percatarse de ellos sin ansiedad, sin presión ninguna. En su vida ha tenido lugar la verdadera revolución, usted debe estar muy atenta a sus pensamientos y sentimientos -déjelos salir, no los controle, no los detenga.
Déjelos que se viertan hacia afuera, tanto los apacibles como los violentos, pero esté alerta a ellos.
¿Está ocupada con lo que son sus deseos, si es que tiene algunos? El mundo es un buen lugar; nosotros lo hacemos todo para escapar de él por medio de la adoración, de la plegaria, de nuestros amores y temores. No sabemos si somos ricos o pobres, jamás hemos investigado a fondo dentro de nosotros mismos para descubrir ‘lo que es’.
Existimos en la superficie, satisfechos con tan poco y sintiéndonos dichosos o desdichados por cosas tan pequeñas. Nuestras mentes mezquinas tienen problemas mezquinos y respuestas mezquinas, y así consumimos nuestros días.
No amamos, y cuando lo hacemos es siempre con miedo y frustración, con dolor y anhelos.
Estuve pensando en lo importante que es ser inocente, tener una mente inocente. Las experiencias son inevitables, tal vez necesarias; la vida es una serie de experiencias, pero la mente no necesita cargarse con sus propias exigencias acumulativas. Puede lavarse de cada experiencia y mantenerse inocente -sin carga alguna.
Esto es importante, de lo contrario la mente nunca puede ser fresca, alerta y flexible. El problema no es ‘cómo’ mantener flexible la mente; el ‘cómo’ es la búsqueda de un método, y el método jamás puede traer inocencia a la mente; puede volverla metódica, pero nunca inocente, creativa.
Comenzó a llover ayer por la tarde, ¡y cómo diluvió durante la noche! Jamás he escuchado nada como esto. Fue como si se hubieran abierto los cielos. Con ello había un silencio extraordinario, el silencio de un peso inmenso derramándose sobre la tierra.
Es siempre difícil mantenerse sencillo y claro. El mundo adora el éxito, cuanto más grande, mejor; cuanto más grande es el auditorio, más grande se considera que es el orador; los colosales superedificios, los automóviles, los
aviones y la gente. Se ha perdido la sencillez. Las personas exitosas no son las que están construyendo un mundo nuevo. Para ser un verdadero revolucionario se requiere un cambio completo de corazón y de mente, ¡y qué pocos son los que quieren liberarse! Cortamos las raíces superficiales; pero cortar las raíces profundas que alimentan la mediocridad, el éxito, requiere algo más que palabras, métodos, compulsiones. Parece haber muy pocos, pero ellos son los verdaderos constructores -el resto se esfuerza en vano.
A uno lo han educado en la comparación. Toda nuestra educación se basa en eso, y del mismo modo nuestra cultura. La comprensión de lo que uno es, descubre la creatividad, pero la comparación genera competencia, crueldad, ambición, lo cual pensamos que produce progreso. El progreso sólo ha conducido hasta ahora a más guerras despiadadas y desdichas de las que el mundo haya conocido jamás. La verdadera educación consiste en educar a los hijos sin comparación alguna.
Parece extraño estar escribiendo, parece tan innecesario. Lo que importa está aquí y usted está allá. Con las cosas reales es siempre así, es tan innecesario escribir sobre ellas o hablar de ellas; y en el mismo acto de escribir o hablar,
sucede algo que las corrompe, que las estropea. ¡Hay tantas cosas que se dicen aparte de la cosa real! Este impulso de realizarse que arde en tanta gente, en pequeña medida y en gran medida... Este impulso puede satisfacerse de un modo u otro, y con la satisfacción, las cosas más profundas se desvanecen. Eso es lo que ocurre en la mayoría de los casos, ¿no es así? La satisfacción del deseo es un asunto muy insignificante, por placentero que pueda ser. Pero con la satisfacción del deseo, como éste continúa satisfaciéndose a sí mismo, sobrevienen la rutina, el aburrimiento, y la cosa real desaparece. Es esta cosa real la que tiene que perdurar, y la maravilla de eso es que lo hace así si uno no piensa en satisfacerse, sino que ve las cosas exactamente como son.
Muy raramente estamos solos; siempre con la gente, con pensamientos que se agolpan en nosotros, con esperanzas que no han sido satisfechas o que van a serlo, con recuerdos. Es esencial que el hombre esté solo para no ser influido, para que ocurra en él algo incontaminado. Para esta soledad creativa parece no haber tiempo, hay demasiadas cosas por hacer, demasiadas responsabilidades, etc. Se vuelve una necesidad aprender a estar quieto, a encerrarse uno en su habitación, a dar un descanso a la mente. El amor es parte de esta soledad. Ser sencillos, claros, estar internamente quietos, es tener esa llama.
Puede que las cosas no sean fáciles, pero cuanto más le pide uno a la vida, más temible y dolorosa se vuelve ésta.
Vivir sencillamente, libre de influencias, aunque todo y todos estén tratando de influir sobre uno, vivir libre de los cambiantes estados de ánimo y de las exigencias en constante variación, no es fácil, pero sin una vida profundamente quieta en lo interno, todas las cosas son vanas e inútiles.
¡Qué claro es el cielo azul, qué vasto, intemporal y sin espacio! La distancia, el espacio es una cosa de la mente; el aquí y el allá son hechos, pero se convierten en factores psicológicos con el impulso del deseo. La mente es un
fenómeno extraño. Tan compleja y, no obstante, tan simple en esencia. Se vuelve compleja por las múltiples compulsiones psicológicas. Esto es lo que ocasiona conflicto y dolor: la resistencia y las adquisiciones. Es arduo estar atento y dejarlas pasar de largo sin quedar enredado en ellas. La vida es un río inmenso que fluye. La mente atrapa en su red las cosas de este río, descartando y reteniendo. No tiene que haber red. La red es del tiempo y del espacio; la red es la que crea el aquí y el allá; la dicha y la desdicha.
El orgullo es una cosa extraña; orgullo en las cosas pequeñas y en las grandes cosas; orgullo en nuestras posesiones, en nuestros logros, en nuestras virtudes; orgullo de la raza, del nombre y de la familia; orgullo en la capacidad, en la apariencia, en los conocimientos. Hacemos que todas estas cosas alimenten el orgullo, o escapamos hacia la humildad. Esta no es el opuesto del orgullo -sigue siendo orgullo, sólo que lo llamamos humildad; la
conciencia de ser humilde es una forma de orgullo. La mente tiene que ser ‘algo’, lucha por ser esto o aquello, nunca puede hallarse en un estado de ser nada. Si la nada es una nueva experiencia, entonces la mente debe tener esa
experiencia -el intento mismo de hallarse silenciosa es otra adquisición más.
La mente tiene que ir más allá de todo esfuerzo. Sólo entonces...
Nuestros días están tan vacíos que se llenan con actividades de toda clase: negocios, especulación, meditación, pena y alegría. Pero a pesar de todo esto, nuestras vidas están vacías. Despójese a un hombre de la posición, del poder o del dinero, y ¿qué es él? Externamente, tenía toda esa ostentación, pero internamente es superficial, está vacío. Uno no puede tener ambas riquezas, la interna y las otras. La plenitud interna importa mucho más que lo externo. Uno puede ser defraudado por lo externo, los acontecimientos externos pueden destrozar lo que hemos construido cuidadosamente; pero las riquezas internas son incorruptibles, nada puede afectarlas, porque no han sido producidas por la mente.
El deseo de realizarse es muy fuerte en la gente, que lo persigue a cualquier costo. Esta realización personal, en todas las formas y en cualquier dirección, es lo que nos sostiene a la inmensa mayoría de nosotros; si fracasamos en
una dirección, tratamos de realizarnos en otra. Pero, ¿existe una cosa como la realización? El realizarse puede traer consigo cierta satisfacción, pero ésta se desvanece pronto y otra vez estamos a la caza de algo nuevo. En la comprensión del deseo llega a su fin todo el problema de la realización. El deseo implica esfuerzo por ser, por devenir, y con la terminación del devenir desaparece la lucha por realizarse.
En las montañas uno tiene que estar solo. Debe ser encantador tener lluvia en medio de las montañas y ver caer las gotas en el plácido lago. Sentir como brota el olor de la tierra cuando llueve, y después escuchar el croar de las
numerosas ranas. Hay un extraño encantamiento en los trópicos cuando llueve. Todo queda bañado y limpio; la lluvia lava el polvo sobre la hoja; los ríos reviven y se oye el ruido de los torrentes. Los árboles lanzan brotes verdes, donde había tierra desnuda surge la nueva hierba silvestre. Miles de insectos salen de ninguna parte y el suelo reseco se alimenta y la tierra se ve satisfecha y en paz. El sol parece haber perdido su cualidad penetrante y la tierra se ha vuelto verde, un lugar de belleza y abundancia. El hombre sigue labrando su propia desdicha, pero la tierra es rica una vez más y hay encantamiento en el aire.
Es extraño cómo casi todos desean reconocimiento y alabanza -ser reconocidos como un gran poeta, como un filósofo, algo que incremente el propio ego. Eso produce una gran satisfacción, pero significa muy poco. El reconocimiento nutre la propia vanidad y tal vez el propio bolsillo. Y después, ¿qué? Eso lo pone a uno aparte de los demás, y la separación engendra sus propios problemas en aumento permanente. Aunque pueda darnos satisfacción, el reconocimiento no es un fin en sí mismo. Pero casi todos están atrapados en el anhelo de ser reconocidos, de realizarse, de lograr esto o aquello. Y entonces es inevitable el fracaso con la desdicha que lo acompaña. Lo que verdaderamente importa es estar libres tanto del éxito como del fracaso. Desde el principio mismo no buscar un resultado, hacer lo que uno ama; y el amor no tiene recompensa ni castigo. Si hay amor, esto es realmente muy sencillo.
Qué poca atención prestamos a las cosas que nos rodean, qué poco las observamos y consideramos. Estamos tan concentrados en nosotros mismos, tan ocupados con nuestras ansiedades, con nuestros propios beneficios, que no tenemos tiempo para observar y comprender. Esta ocupación hace que nuestra mente se embote y se fatigue, que se llene de frustración y dolor. Y entonces queremos escapar del dolor. En tanto esté activo el yo, tiene que haber fatiga,torpeza y frustración. La gente está atrapada en una carrera loca, en la desdicha del dolor egocéntrico. Este dolor es profunda irreflexión. Los que son reflexivos, los que se hallan despiertos y alertas, están libres de este dolor.
Qué bello es un río. Sentarse en la orilla de un río y dejar que las aguas fluyan al lado de uno, observar las suaves ondas y escuchar cómo bañan las
márgenes; ver a las golondrinas cuando tocan la superficie y atrapan insectos; y en la distancia, al otro lado del río, en la orilla opuesta, escuchar voces humanas o a un muchacho que toca la flauta en un tranquilo atardecer, acalla
todo el ruido que a uno lo rodea. De algún modo, las aguas parecen purificarlo a uno, limpian el polvo de los recuerdos de ayer, y dan a la mente esa cualidad que es su propia pureza, tal como el agua es, en sí misma, pura. Un
río lo recibe todo -las alcantarillas, los cadáveres, la suciedad de las ciudades por las que pasa y no obstante se limpia a sí mismo de todo eso a las pocas millas. Lo recibe todo y permanece siendo él mismo, sin preocuparse de distinguir lo puro de lo impuro. Son sólo las charcas, las pozas pequeñas las que se contaminan pronto, porque no están vivas, porque no fluyen como los amplios, dulcemente aromáticos ríos ondulantes. Nuestras mentes son pequeñas charcas que pronto pierden su pureza. Es esa pequeña charca llamada mente, la que juzga, sopesa, analiza con todo, permanece siendo la pequeña poza de irresponsabilidad que es.
El pensamiento tiene una raíz o raíces, el pensamiento mismo es la raíz. La reacción debe existir, o de lo contrario hay muerte; pero el problema consiste en ver que esta reacción no extienda su raíz dentro del presente o del futuro. El pensamiento está obligado a surgir, pero es esencial advertirlo y terminar con él inmediatamente. Pensar sobre el pensamiento, examinarlo, jugar en torno a él, es extenderlo, arraigarlo. Es realmente importante comprender esto.
Ver cómo la mente piensa acerca del pensamiento, es reaccionar al hecho. La reacción es tristeza. Comenzar a sentirse triste, pensar en el regreso futuro, contar los días, etc., es dar raíces al pensamiento acerca del hecho. Así la mente echa raíces, y después el arrancarlas se vuelve otro problema más, otra idea. Pensar en el futuro es echar raíces en el suelo de la incertidumbre.
Estar realmente solos, no con los recuerdos y los problemas de ayer sino solos y dichosos, estar solos sin ninguna compulsión externa ni interna, es permitir que la mente permanezca sin interferencia alguna. Estar solos. Tener la cualidad del amor hacia un árbol, estar a solas con él, protegerlo. Estamos perdiendo el sentimiento por los árboles, y así estamos perdiendo el amor por el hombre. Cuando no podemos amar la naturaleza, no podemos amar al hombre.
Nuestros dioses se han vuelto muy pequeños y mezquinos, y así es nuestro amor. Nuestra existencia es mediocre, pero están los árboles, los cielos abiertos y las inextinguibles riquezas de la tierra.
Usted tiene que tener una mente clara, una mente libre que no esté atada a cosa alguna, esto es esencial; y uno no puede tener una mente clara, penetrante, si hay temor de alguna clase. El miedo traba la mente. Si la mente no se enfrenta a los problemas que ella misma ha creado, no es una mente clara, profunda. Afrontar las propias peculiaridades, darnos cuenta de nuestros impulsos internos, reconocer todo esto sin ninguna resistencia, es tener una mente profunda y clara. Sólo entonces puede haber una mente sutil, no sólo aguda. Una mente sutil no se apresura; vacila. No es una mente que saca conclusiones, que emite juicios o formulaciones. Esta sutileza es fundamental. La mente tiene que saber escuchar y esperar, moverse con lo profundo. Esto no es para lograrse al final, sino que esta cualidad de la mente tiene que estar ahí desde el principio mismo. Usted puede tenerla, concédale una plena y profunda oportunidad de florecer.
Penetrar en lo desconocido, no dar nada por sentado, no suponer nada, estar libres para descubrir; sólo entonces puede haber hondura y, comprensión. De lo contrario, uno permanece en la superficie. Lo que importa no es comprobar o refutar un punto, sino descubrir la verdad.
La verdad del cambio se comprende cuando sólo existe ‘lo que es’. ‘Lo que es’ no es diferente del pensador. El pensador es ‘lo que es’, no está separado de ‘lo que es’.
No es posible hallarse en paz si hay cualquier clase de deseo, cualquier esperanza de algún estado futuro. El sufrimiento es lo que sigue al deseo, y la vida está generalmente llena de deseos; incluso alimentar un solo deseo lleva a incesante desdicha. Porque el liberarse de ese único deseo, aun el saber que ese deseo requiere atención, es para la mente un asunto bastante serio. Cuando lo descubra no deje que se convierta en un problema. Prolongar el problema es permitirle que eche raíces. No deje que arraigue. El único deseo es el único dolor. Oscurece la vida; hay frustración y angustia. Sólo esté atenta al deseo y sea sencilla al respecto.
A través de esta finca pasa un arroyo. No es un agua tranquila que corre apaciblemente hacia el gran río, sino un torrente animado y ruidoso. Toda esta región que nos rodea aquí es cerril, el torrente tiene más de una cascada y en un lugar hay tres cascadas a diferentes profundidades. La más elevada es la que hace el ruido, es la más audible, las otras dos no se aprecian pero se escuchan en un tono menor. Estas tres cascadas están distintamente espaciadas, de modo que el movimiento del sonido es constante. Uno tiene que prestar atención para escuchar la música. Es una orquesta tocando en medio de las huertas, bajo los cielos abiertos. La música está ahí. Uno tiene que descubrirla, tiene que prestar atención, tiene que acompañar el fluir de las aguas para escuchar su música. Uno tiene que ser lo total a fin de escucharla -los cielos, la tierra, los altísimos árboles, los verdes campos y las rápidas aguas. Sólo entonces la escuchará. Pero todo esto es demasiada molestia; uno va, compra un boleto y se sienta en una sala rodeado por la gente, y la orquesta toca y alguien canta. Ellos hacen todo el trabajo por uno; alguien compone la canción, la música, otro toca o canta, y u no paga por escuchar. Todo en la vida, excepto para unas pocas cosas, es de segunda, tercera o cuarta mano -los dioses, los poemas, la política, la música. Y así nuestra vida está vacía.
Estando vacía tratamos de llenarla -con la música, con los dioses, con el amor, con formas de escape, y el mismo llenar la vida es el vaciarla.
Pero la belleza no es para comprarse. Pocos son, pues, los que anhelan belleza y bondad, y el hombre se satisface con cosas de segunda mano. Desechar todo eso es la única y verdadera revolución; sólo entonces surge lo creativo de la realidad.
Es extraño cómo el hombre insiste en la continuidad de todas las cosas; en las relaciones, en la tradición, en la religión, en el arte. No hay un desprenderse de todo y empezar otra vez de nuevo. Si el hombre no tuviera un libro, ni un líder, ni a alguien a quien copiar o seguir como ejemplo, si estuviera completamente solo, despojado de todo su conocimiento, tendría que comenzar desde el principio. Por supuesto, este completo despojarse uno mismo de todo, tiene que ser absoluta y plenamente espontáneo y voluntario; de otro modo puede uno enloquecer o forzarse hacia algún tipo de neurosis. Como solamente muy pocos parecen ser capaces de afrontar esta completa soledad, el mundo continúa con la tradición -en su arte, en su música, su política, sus dioses lo cual engendra perpetua desdicha. Esto es lo que realmente ocurre en el mundo. No hay nada nuevo, sólo oposición y contra oposición -en la religión continúa la vieja fórmula del dogma y el temor; en las artes está el esfuerzo por encontrar algo nuevo. Pero la mente no es nueva, es la misma mente vieja agobiada por la tradición, el miedo, el conocimiento y la experiencia, esforzándose en pos de lo nuevo. Es la mente misma la que debe desnudarse totalmente para que lo nuevo sea. Esta es la verdadera revolución.
El viento está soplando desde el sur, hay nubes oscuras y lluvia, todo sigue adelante, extendiéndose y renovándose sin cesar.


PUPUL JAYAKAR (KRISHNAMURTI BIOGRAFÍA)

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