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martes, 21 de octubre de 2014

¿Que entiende usted por Amor?

Pregunta: ¿Qué entiende usted por amor?
KRISHNAMURTI: "Vamos a descubrir comprendiendo lo que el amor no es; porque, como el amor es lo desconocido, a él tenernos que allegarnos descartando lo conocido. Lo desconocido no puede ser descubierto por una mente que está llena de lo conocido. Lo que vamos a hacer, pues, es descubrir los valores de lo conocido, considerar lo conocido; y cuando simplemente se lo considera sin condenación, la mente se libra de lo conocido. Entonces sabremos lo que es el amor. Tenemos, pues, que enfocar el amor negativamente, no positivamente.

¿Qué es el amor para la mayoría de nosotros? Cuando decimos que amamos a alguien, ¿qué queremos dar a entender? Queremos decir que poseemos esa persona. De esa posesión surgen los celos, porque si lo pierdo a él  o a ella- ¿qué sucede? Me siento vacío, perdido; por lo cual legalizo la posesión. Lo retengo a él  o a ella-. Del hecho de retener, de poseer a esa persona, provienen los celos, el temor y todos los innumerables conflictos que surgen de la posesión. Esa posesión, ciertamente, no es amor. ¿Acaso lo es?
Es obvio que el amor no es sentimiento. Ser sentimental, ser emotivo, no es amor, porque el sentimentalismo y la emoción son meras sensaciones. Una persona religiosa que llora nombrando a Jesús o a Krishna, a su “guía espiritual” o a alguna otra persona, es simplemente sentimental, emotiva. Se entrega a la sensación, que es un proceso de pensamiento, y el pensamiento no es amor. El pensamiento es resultado de la sensación. Así, pues, la persona que es sentimental, emotiva, no tiene posibilidad de conocer el amor. Nuevamente, ¿no somos emotivos y sentimentales? El sentimentalismo, la emotividad, son una mera forma de la autoexpansión. Estar lleno de emoción no es amor, evidentemente, porque una persona sentimental puede ser cruel cuando sus sentimientos no se ven correspondidos, cuando no tienen salida. Una persona emotiva puede ser incitada a odiar, lanzada a la guerra, a la matanza. Y el hombre que es sentimental, lleno de lágrimas con motivo de su religión, carece ciertamente de amor.
¿El perdón es amor? ¿Qué está implícito en el perdón? Vosotros me insultáis y yo me resiento, lo recuerdo; luego, por compulsión o arrepentimiento, digo “os perdono”. Primero retengo y luego rechazo. ¿Eso qué significa? Que yo sigo siendo la figura central. Sigo siendo importante; soy yo que perdono a alguien. Mientras exista la actitud de perdonar, quien es importante soy yo, no la persona que, según se supone, me ha insultado. De suerte que, cuando yo acumulo resentimiento y luego niego ese resentimiento, lo cual vosotros llamáis “perdón”, ello no es amor. Es obvio que el hombre que ama no tiene enemistad alguna, y a todas estas cosas él es indiferente. La simpatía, el perdón, la relación que existe cuando se posee, los celos y el temor, nada de eso es amor. Todo eso pertenece a la mente, ¿no es así? Mientras la mente sea el árbitro no hay amor, pues la mente sólo arbitra poseyendo, y su arbitraje es mera posesividad en diferentes formas. La mente sólo puede corromper el amor, no puede dar nacimiento al amor, no puede brindar belleza. Podéis escribir un poema sobre el amor, pero eso no es amor.
Es obvio que no hay amor cuando no hay verdadero respeto, cuando no respetáis a los demás, ya se trate de criados o de amigos. ¿No habéis advertido que no sois respetuosos, buenos, generosos, con vuestros servidores, con las personas que, según se dice, están “por debajo” de vosotros? Pero sentís respeto por los que están arriba, por vuestro jefe, por el millonario, por el hombre con título y una gran casa, por el que puede brindaros mejor posición, un empleo mejor, por la persona de quien podéis obtener algo. Pero maltratáis a los de condición más baja que vosotros, con quienes usáis un lenguaje especial. Donde no hay, pues, respeto, no hay amor. Donde no hay compasión, piedad, perdón, no hay amor. Y como la mayoría de nosotros nos hallamos en ese estado, carecemos de amor. No somos respetuosos, ni compasivos, ni generosos. Somos posesivos, llenos de sentimientos y emociones que pueden ser dirigidos en uno de estos sentidos: matar, asesinar, o hacer causa común con otros para algún fin disparatado, fruto de la ignorancia. 
¿Cómo, pues, puede haber amor?
Sólo podéis conocer el amor cuando todas esas cosas han cesado, terminado; sólo cuando no poseéis, cuando no sois meramente emotivos en vuestra devoción por un objeto. Tal devoción es una súplica, es buscar algo en forma diferente. El hombre que ora no conoce el amor. Corno sois posesivos, como buscáis una finalidad, un resultado, mediante la devoción y la plegaria  lo cual os torna sentimentales, emotivos- es natural que no haya amor; y es obvio que no hay amor cuando no hay respeto. Podréis decir que sí tenéis respeto, pero vuestro respeto es para el superior; ello es simplemente el respeto que proviene de desear algo, es el respeto del temor. Si realmente sintierais respeto, seríais respetuosos con los inferiores y no sólo con los llamados “superiores”; y como ese respeto no lo tenéis, en vosotros no hay amor.
¡Cuán pocos entre nosotros somos generosos, magnánimos, compasivos! Sois generosos cuando os conviene, compasivos cuando esperáis algún provecho. Cuando esas cosas desaparezcan, cuando no ocupen vuestra mente, y cuando las cosas de la mente no llenen vuestro corazón, entonces habrá amor; y sólo el amor puede transformar la actual locura e insania del mundo, no los sistemas, ni las teorías de izquierda o de derecha. Sólo amáis realmente cuando no poseéis, cuando no sois envidiosos, codiciosos, cuando sois respetuosos, cuando tenéis misericordia y compasión, cuando tenéis consideración por vuestra esposa, vuestros hijos, vuestro vecino, vuestros infortunados servidores
Acerca del amor no se puede pensar; el amor no puede ser cultivado ni practicado. La práctica del amor, la práctica de la fraternidad, sigue estando en el ámbito de la mente, y por lo tanto no es amor. Cuando todo eso ha cesado, entonces surge el amor, entonces conoceréis qué es amar. Por consiguiente el amor no es cuantitativo sino cualitativo. No decís “amo al mundo entero”; pero cuando sabéis amar a uno, sabéis amar a todos. Es porque no sabemos amar a uno, que nuestro amor a la humanidad es ficticio. Cuando amáis, no hay uno ni muchos: hay sólo amor. Sólo cuando hay amor pueden resolverse todos nuestros problemas; y entonces conoceremos su felicidad y su bienaventuranza."

Fuente
: La Libertad Primera y Última, por Jiddu Krishnamurti

jueves, 2 de octubre de 2014

DEJAR IR...

 
 
Cuando al principio nos vemos expuestos al concepto del desapego, muchos de nosotros lo encontramos objetable y cuestionable. Podemos pensar que desapegarse significa que a uno no le importan los demás.
Podemos creer que al controlar, al preocuparnos, y al tratar de forzar las cosas a que sucedan, estamos demostrando cuánto nos importan.
Podemos creer que el controlar, el preocuparnos y el forzar las cosas, de alguna manera afectarán el resultado que deseamos.
Controlar, preocuparse y forzar no funcionan. Aunque tuviéramos razón, el controlar no funciona. En algunos casos, puede impedir el resultado que esperamos.
A medida que practicamos el desapego con la gente en nuestra vida, empezamos lentamente a aprender la verdad. Desapegarse, y de preferencia desapegarse con amor, es una conducta en las relaciones que sí funciona.
También aprendemos algo más. El desapego -el dejar ir nuestra necesidad de controlar a la gente- mejora todas nuestras relaciones. Le abre la puerta al mejor resultado posible. Reduce nuestro nivel de frustración y nos libera a nosotros mismos y a los demás para vivir en paz y armonía.
Desapegarse quiere decir que nos importamos nosotros mismos y que nos importan los demás. Nos libera para tomar las mejores decisiones posibles. Nos capacitan para fijar los límites que necesitamos establecer con la gente. Nos permite tener nuestros sentimientos, dejar de reaccionar e iniciar un posible curso de acción. Alienta a los demás a hacer lo mismo.
Le permite a nuestro Poder Superior entrar en escena y obrar
.
"Hoy confiaré en el proceso de desapegarme con amor. Entenderé que no solo estoy dejando ir; estoy dejando ir las cosas y dejando actuar a Dios. Estoy amando a los demás, pero también me estoy amando a mí mismo".
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

miércoles, 1 de octubre de 2014

SERENARE

 
 
En la espera sutil por los aciertos
esos que llegan en la siesta del alma
cuando cansada reclina su fe en la almohada
y deja que el mundo sea como quiera
porque entendió en la sobremesa
que el mundo es como es y que ella
no puede más que comprender
y acaso sólo acaso también agradecer
no ser ciega a ese misterio
que somos todo lo que podemos ser
si poder es todo lo que logra el deseo
y así llanamente se desteje la tarde
mientras el alma despereza serena
y a esta hora de contento llega
así con toda la sutileza y sin leva
observando la paz que surge a borbotones
desde esa fuente que abrió en sus venas.
 
de: Carmen Soriano López

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