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jueves, 30 de agosto de 2012

Somos partes de una Unidad Mayor...

"El AMOR es la memoria que la Unidad tiene de sí misma en la diversidad". N. Levy
 
 
Como AMAN nuestras MANOS
 
Una de las más bellas definiciones del amor que he leído, es de Norberto Levy (médico psicoterapeuta, sensible humanista) en Aprendices del amor, uno de sus reveladores libros sobre las emociones. Levy propone una minimalista y sorprendente aproximación a la comprensión del amor. “Tal vez podamos comenzar observando simplemente nuestras manos, dice.
Cómo se relacionan entre sí mientras realizan las tareas del día: ponerse la ropa, abrochar un botón, preparar un café. Todas las tareas. Observarlas con detenimiento y mirar la relación. Allí hay ayuda recíproca, ajustes continuos, acoplamientos precisos, sentido de equipo…Esa es la cooperación del amor”. Para aprender eso que hacen con naturalidad, nuestras manos han pasado por un proceso de aprendizaje, por la experiencia, por el ensayo y el error, han evolucionado hasta alcanzar la motricidad fina que les permite tal armonía. Y así como nuestras manos construyen su relación de amor, lo hacemos nosotros cuando la totalidad de nuestro ser se relaciona con otro ser.
 Así como a los seres humanos se nos ha dado la maravillosa bendición del amor, también se nos ha dado (como en todos los aspectos de nuestra vida) otro privilegio: la responsabilidad de actuar a la altura del amor. Esto es, quizá, “trabajar” para seducir al otro, para tender un puente hacia él, un puente que pueda ser transitado desde ambas orillas. Una mínima pretensión, en realidad.
Vivimos en una época atravesada por numerosas confusiones. Entre tantas otras cosas, confundimos conexión con comunicación, valor con precio, necesidad con deseo, servicio con prestación, felicidad con placer, poder con impunidad y, muchas veces, capricho con derecho. Algo común a éstas y a otras confusiones, o acaso el origen de las mismas, es el olvido del otro, del prójimo, la creencia de que éste sólo interesa si me sirve y que cuando no me sirve es descartable o es un obstáculo a excluir. El confort, la comodidad, la ilusión de que no hay que hacer nada por nada, de que todo nos será dado a imagen y semejanza de nuestro deseo, la falta de coraje para vivir, para arriesgar en pos de un propósito trascendente, el acorazarse para eliminar la posibilidad de la frustración, del dolor, la desidia para poner energía y colaboración en la construcción de un vínculo, termina por dejarnos “seguros”, sí, pero solos, con el espejismo de relaciones fantasmales. Si nada haremos por nuestra vida, por acercarnos al otro, nada nos pasará, nada recibiremos, aunque el confort nos adormezca en un sueño narcótico.
“El amor se manifiesta básicamente como respeto, solidaridad y cuidado”, dice Norberto Levy. “La experiencia del amor es la que surge del reconocerse como dos partes distintas de una misma unidad mayor”. Ese reconocimiento requiere lo que Víktor Frankl llamaba voluntad de sentido. Un movimiento en pos de la trascendencia, de hacer de nuestra vida una huella significativa en la eternidad, algo más que un cómodo y confortable respirar, comer, dormir, reproducirnos y morir. Algo más que un cómodo vegetar. En el confort egoísta, en la cobardía de la comodidad que evita al otro, el amor muere nonato. “El Amor es la memoria que la Unidad tiene de sí misma en la diversidad”, afirma Levy con hermosas palabras. Y no hay diversidad si no nos acercamos al otro.
 
SERGIO SINAY

miércoles, 29 de agosto de 2012

 
 
La división y el conflicto.

Lo que el ser humano se ha hecho a sí mismo y a los otros seres humanos es realmente increíble y chocante. Por todas partes hay división, neurosis, conflicto, destrucción, confusión... Desorden interno que se expresa en desorden exterior. Nuestras sorprendentes vidas han producido la sociedad en la que vivimos. Esto lo debemos investigar, investigarlo e ir más allá del reino del pensamiento.
El pensamiento nace en la memoria. La memoria es el resultado del conocimiento y de la experiencia. Por lo tanto, el pensamiento es siempre limitado, porque el conocimiento es perpetuamente limitado, ya que no puede haber conocimiento completo acerca de nada. El pensamiento es muy limitado, y el mundo en el que vivimos, nuestra vida cotidiana, el trabajo
, el ocio, las ansiedades, los temores y sufrimientos que experimentamos, son el resultado de nuestro pensar, el producto de nuestra actividad diaria.
El desorden que hay allá fuera no es distinto del desorden que hay en uno mismo, sino que más bien es un solo movimiento que sale y entra.
 
Es como una marea que va y vuelve incesantemente. Es necesario producir orden en nuestra vida, porque sin orden no hay libertad. El orden completo, total, absoluto, no de vez en cuando o una vez por semana, sino en nuestra vida de todos los días, no sólo trae libertad: en ese orden hay amor. Una mente desordenada, confusa, en conflicto, no puede amar o percibir qué es el amor.
Es imprescindible crear un orden total, no uno orden producido intelectualmente, un orden basado en valores
, resultado de presiones ambientales o que es la adaptación a cierta norma, a cierto modelo.
Nuestra mente, que incluye el cerebro, así como nuestras respuestas emocionales, sensoras, etc. acepta vivir en desorden. Nuestra vida, que se basa en la mente, en sus pensamientos, emociones, experiencias, recuerdos, etc. acepta el desorden. Nuestra mente acepta el desorden neurótico, aceptamos vivir en él, nos acostumbramos a él, con el sentido de la división, de orden y desorden, con un constante ajuste. Esto es antinatural y depende de nuestros deseos, afanes y anhelos particulares, obedece a nuestra propia ambición y envidia.
Pero el orden no puede generarse desde el desorden. Si nos encontramos en desorden y tenemos el deseo de generar orden, ese mismo deseo dicta lo que el orden debe ser, mientras que si abordamos el problema de desorden queriendo averiguar cuál es su origen, entonces nuestra atención no se distrae, no se disipa en distintas direcciones intelectuales, verbales y emocionales, sino que toda nuestra atención se orienta en averiguar la causa del desorden. Para ello, debemos tener muy claro el modo como lo abordamos.
El origen del desorden es deseo, que crea división en nosotros. Dondequiera que haya división hay conflicto, y el conflicto es desorden, ya sea un conflicto menor o una gran crisis. Nuestra autocontradicción, el decir una cosa y hacer otra, el tener unos ideales y tratar siempre de amoldarnos a esos ideales, nuestro deseo de llegar a ser alguna cosa, crean el desorden. Éste surge por el pensamiento, porque el pensamiento siempre es limitado y establece la división entre lo externo y lo interno, crea el “yo” y el “tu”. El pensamiento se esfuerza por convertirse en algo que no es. Estas constantes divisiones, este devenir, contradecirse, amoldarse, compararse, imitar psicológicamente son expresiones de una causa central.
Nuestra mente y nuestra conciencia son la conciencia y la mente de la humanidad. Es preciso comprender esto pues dondequiera que uno vaya el ser humano está sufriendo, ansioso, inseguro, solitario, desesperado en su soledad, agobiado por el dolor. Psicológicamente cada uno es la
humanidad. La idea de que uno es un individuo con una mente especialmente suya es un absurdo, porque el cerebro ha evolucionado través del tiempo. Es el cerebro de la humanidad, y ese cerebro forma parte de la humanidad, genéticamente, etc. Por lo tanto uno es el mundo y el mundo es uno mismo. No se trata de una idea, de un concepto o de un desatino utópico; es un hecho. Y esa mente humana se halla por completo confusa.Pensamos que mediante la división puede haber seguridad, que podemos obtener seguridad a través de religiones, filosofías, naciones, etc., pero este aislamiento debe generar en conflicto y desdicha y, desde luego, en la división no hay seguridad alguna. Podemos levantar un muro a nuestro alrededor, pero ese muro va a ser derrumbado.
Casi todos los seres humanos piensan, viven, con el patrón establecido de que se encuentran separados de los otros, que viven aislados con sus propios problemas, sus ambiciones, sus neurosis, su particular manera de pensar. El centro de esto se encuentra en la idea de que uno está separado de los demás. Pero, aunque físicamente podamos ser diferentes, en lo interno pasamos todos por las mismas cosas, o cosas semejantes.
Mas nuestras mentes se encuentran muy condicionadas; durante miles de años nos hemos condicionado, por los dichos de otras personas, a pensar que estamos separados, que cada cual debe salvarse a sí mismo. Este patrón de pensamientos se repite una y otra vez, y estando tan condicionados es muy difícil aceptar algo que es verdadero, aunque evidente.
El hecho de esta división no es diferente del observador que observa el hecho. Observo la codicia, soy codicioso. Esa codicia que observo no es diferente de mí, del observador que dice “soy codicioso”. No hay división entre el observador que dice “soy codicioso” y la codicia, él mismo es la codicia. Por ello, si comprendemos esto, vemos que esta confusión, esta división no es diferente de observador que soy yo observándola, pues yo soy esta confusión, esta división. Todo mi ser es eso.
Esto es verdaderamente importante si podemos
comprenderlo de una vez por todas. Si lo comprendemos, ello hará que nuestras vidas sean por completo diferentes, porque en ello no hay conflicto.
Supongamos que estamos apegados a una persona. En ese apego y en sus consecuencias hay innumerables aflicciones, celos, ansiedad, dependencia, todo lo que se deriva del apego. En ese apego hay inmediatamente
división. Ahora bien, el apego, el sentimiento de dependencia, la acción de aferrarnos a alguien, no es diferente de uno mismo, es uno mismo, uno mismo es el apego. Si nos damos cuenta de eso se termina el conflicto. Es así. No es que uno deba librarse del conflicto, no es que uno deba ser independiente, desapegado; el desapego es apego, si trato de desapegarme, estoy apegado a ese desapego.
“Yo” soy eso. Por consiguiente, el “yo” es confusión. No es que me doy cuenta de que estoy confuso, ni que me han dicho que estoy confuso. El hecho es que yo, como ser humano, estoy en un estado de confusión total, soy eso. Cualquier acción que emprendo trae más confusión. Y toda
la lucha para superar esa confusión, para reprimirla, para desapegarse, todo eso ha desaparecido, todo movimiento de escape ha llegado a su fin.
Llegado al punto de comprensión de que “yo soy eso” ocurre una cosa sorprendente . Antes disipaba su energía reprimiendo, intentando el modo de no estar confuso, acudiendo a cierto gurú, sacerdote o psiquiatra, y todo cuanto he hecho ha sido una disipación de energía. Pero cuando hay verdadera comprensión acerca de que estoy confuso, mi mente se halla, entonces, completamente atenta a la confusión, en un estado de atención total. Y cuando hay atención completa no hay confusión. La confusión surge únicamente cuando no estoy atento, aparece cuando hay división, que es inatención.
Donde hay atención total no hay disipación de energía. Cuando uno se pregunta “¿cómo puedo obtener esta atención total?”, eso es un desperdicio de energía.

Ahora, con esta intensa atención, podemos ver el miedo, el placer, el sufrimiento, etc. Es importante estar libres del miedo. La mente jamás ha estado libre del miedo. Podemos disimularlo, reprimirlo, no estar conscientes de él, o podemos estar tan hechizados por el mundo exterior que jamás nos demos cuenta de nuestros miedos profundamente arraigados. Donde hay miedo no hay libertad, no hay amor. El miedo sólo introduce oscuridad en nuestra mente y en nuestra vida. Aquí no nos referimos al miedo neurótico, sino al miedo en sí, pero cuando comprendemos la raíz del miedo desaparece el miedo a algo en particular.
Es posible vivir sin una conclusión, sin una imagen propia. Mientras tenga esa imagen seré perpetuamente herido. Es posible no ser herido en absoluto, es decir, tener una mente inocente, incapaz de sentirse herida. Es imprescindible averiguar si uno puede vivir así su vida cotidiana, sin una sola imagen y, por lo tanto, sin ser herido jamás, lo que implica no estar nunca en conflicto, no establecer nunca divisiones psicológicas. Uno debe examinarse en su vida diaria para ver si es posible vivir de esa manera.
Hemos aceptado el análisis como parte de nuestra vida, y si no podemos analizarnos a nosotros mismos acudimos a un profesional. En el proceso del análisis están presentes el analizador y lo analizado. Pero el analizador es, en realidad, lo analizado. Hemos creado, pues, una división artificial entre el analizador y lo analizado, pues en verdad, el analizador es lo analizado. De manera que hay
un error fundamental en el proceso del análisis. Y, en este proceso del análisis empleamos el tiempo, días, meses, años, jugando el juego de enriquecernos mutuamente según nuestros propios y peculiares modos, financiera, emocionalmente y demás.
La ofensa y la adulación son la misma cosa. Ambas son formas diferentes de heridas psicológicas. Me adulan, eso me agrada y el adulador se convierte en mi amigo. Por lo tanto, esa es otra forma de estimular la imagen.
Debemos saber qué significa atender, porque sólo siendo atentos podemos resolver el problema de las heridas psicológicas. Es necesario saber atender con totalidad, con pasión, con una atención completa en la que no existe un centro desde el cual atendemos. Cuando existe un centro desde el que se atiende se crea una división ficticia, que sólo existe en nuestra mente, entre el observador y lo observado.

Es necesario darse cuenta de todo sin preferencia alguna, mirar sin optar, sin juzgar; simplemente mirar. Si podemos vivir así, sólo observando, sin juzgar, en esa observación no hay observador. Tan pronto interviene el observador empieza el prejuicio, el agrado y el desagrado. “Prefiero esto, no me agrada aquello…”, y tiene lugar la división. La atención existe únicamente cuando no hay una entidad que dice “estoy atendiendo”. Comprender esto es de una importancia vital.
 
Gracias a que hay atención, cuando existe un darse cuenta libre de toda preferencia, de todo juicio, cuando tan sólo hay observación, vemos que ya no volvemos a ser heridos, y que las heridas del pasado han sido eliminadas. Pero apenas interviene el observador, este queda herido.Cuando hay atención completa no hay heridas psicológicas, aunque a uno le insulten. Al conceder una atención completa no hay herida psicológica pasada, presente o futura, porque no existe entidad alguna que este observando. Comprender esto es esencial, porque mientras haya división tiene que haber conflicto. Al abordar la cuestión del miedo, del placer, del dolor, de la muerte, es muy importante ver que, en tanto que exista una división entre el pensador –el observador, el experimentador- y el pensamiento, es inevitable que haya conflicto, fragmentación y, por ello, desintegración.
 
Es necesario observar la Vida, observarlo todo en un estado de percepción alerta, de atención completa. Y cuando luego, observamos con atención total la imagen que tenemos de nosotros mismos, nos encontramos que… no hay imagen alguna.
Cuando no hay imagen, ni representación mental, ni conclusión de ninguna clase, la relación entre dos seres humanos es la apropiada. Actualmente, nuestras relaciones se basan en la división. El ser humano acude a su centro de trabajo, donde es brutal, codicioso y ambicioso; después llega a su casa y dice: “querida, qué hermosa eres”. Este es sólo un ejemplo de que existe contradicción en nuestra vida, y por eso nuestra vida es una batalla constante. Por ello no hay una relación apropiada.
Tener una verdadera relación humana es no tener imagen, ni representación ni conclusión alguna. Y esto es bastante complejo, porque tenemos recuerdos. Pero podemos ser libres con respecto a los recuerdos que guardamos de los incidentes del ayer. Todo esto está implicado en la verdadera relación.
La relación entre dos seres humanos que no tienen imágenes la descubriremos si no tenemos imagen alguna. Eso significa vivir en la vida cotidiana sin conflicto, vivir sin división alguna, sin guerra. Eso puede ser amor.
José Manuel Molina Ruiz
de "la Página de la Vida"
 

martes, 28 de agosto de 2012

SER UNO MISMO


 

 

 Conectarnos desde la conciencia

…deje de creer que usted es aquello que piensa, que es el pensamiento. Deje de creer que usted es aquella oración que se formula en su cabeza, que es tan volátil y circunstancial. Aprenderá a conectarse con su verdadero Ser, creando así la base de un bienestar al cual siempre puede conectarse, que no es más que su esencia, sin agregados…

SER

Es justamente Ser, y no es un estado, no es un “estar” en uno mismo. Es la apreciación de sí mismo en un sentimiento consciente de unidad, que se distingue del intelecto en tanto no reconoce diferencia entre uno y el resto. De esta apreciación surge un estado de paz y unión que se expresa como amor incondicional hacia sí mismo que también es el Todo y crea la felicidad. Así como el Ser no puede ser pensado, tampoco se lo puede “tener”, no hay posesión, porque no hay “otro” a quien poseer, se es lo mismo y se crea así el estado de sentirse, íntimamente “acompañados”, como un sentimiento de “estar en Dios”. Por último, el Ser (a diferencia del yo), no cambia y nos constituye más allá del tiempo y las circunstancias, por eso es eterno, sin tiempo cronológico, y vive en el Ahora que nunca muere. El Ser es lo que percibimos cuando hay ausencia de pensamientos. 
UNO

Significa la unión, ser uno es ser íntegro, completo,  no estar partido, no tener la mente partida o desenfocada. También significa estar en unión con el universo y con todo lo que tenemos en común con aquello que nos rodea, porque después de todo estamos hechos de energía y de átomos...
nos constituye la misma esencia.

 
¿Cuándo encontramos el Ahora?

Cuando nos conectamos desde la conciencia

con nuestra esencia,

cuando nos despertamos

y captamos lo real,

en el ahora nos sentimos

siempre acompañados.

¿Cuándo lo perdemos?

Cuando nos distraemos pensando,

en el pasado o en el futuro que solo son ideas.

Dr. Alberto Lóizaga

( breve Extracto del libro "Ser Uno Mismo")

sábado, 25 de agosto de 2012

Las cosas son así...

COMO  CREAMOS  NUESTRA  REALIDAD

El hombre como toda energía que existe  esta sometido a los ciclos de vida que son: nacer, vivir, morir y renacer, ciclos con los cuales realiza las distintas etapas evolutivas  (vidas pasadas) que permiten a la  Conciencia recobrar su estado consciente  retornando así al lugar de partida:  Amor  Infinito y eterno  manifestado en su  total plenitud y  Sabiduría consciente.
En esta evolución hacia una Conciencia consciente  la parte que corresponde al plano  terrestre  la realizamos a través de vivir  experiencias  relacionadas con  las emociones y sentimientos.
Hemos escuchado a través de diferentes fuentes    que somos co-creadores de nuestra realidad y nada mas cierto que esto, pero esa realidad la creamos con la  información que viene en nuestra memoria celular en el momento de nacer.   En ello están los moldes con los que creamos esa nueva realidad que nos permitirá realizar la nueva etapa evolutiva que nos corresponde, por tanto lo que tenemos o  lo que nos rodea no solo esta originado por los  padres o por la educación y experiencias vividas en la niñez, por el contrario  nuestras circunstancias están muy relacionadas con lo vivido en etapas anteriores a la actual.
Cada etapa evolutiva  (vida) se caracteriza por haber vivido de manera mas abundante e intensa la experiencia de una emoción o sentimiento concreto por lo que en el momento de morir nuestro resumen de lo vivido tendrá que ver con ese sentimiento o emoción. Por ejemplo si vivimos mucho  el sentimiento del dolor actuando con los distintos   aspectos del control,  nuestro resumen de lo vivido será “vida  es dolor-control”.  Este registro constituirá en una etapa posterior un patrón de conducta de una nueva personalidad.
Este ADN emocional  al estar constituido por palabras con una vibración determinada y actuando bajo las leyes de la atracción y la  expansión,  nos permite crear  una realidad, un entorno que sea el adecuado para evolucionar la correspondiente lucidez de  Conciencia.
 Esto nos convierte en los únicos responsables de nuestra realidad incluida la elección de los padres o  canales energéticos que utilizamos  para bajar nuevamente a la tierra, elección que esta relacionada con el tipo de vibración que traemos. El ser los creadores de nuestra realidad también nos convierte en  los únicos  que podemos cambiarla.    Nada es casual.
A mi consulta vienen personas cuyas vidas desconozco y cuando empiezo a describirles sus patrones de personalidad uno a uno, no solo se reconocen  en ellos, si no que también se explican el porque de  sus experiencias actuales incluidas aquellas que se han dado de manera repetitiva  a pesar de no ser deseadas.
Cuando procedo a entrar en el origen de esos registros o patrones de conducta,  y les describo de qué manera ellos lo vivieron en etapas anteriores (vidas pasadas) su sorpresa es aún mayor ya que se dan cuenta de que hay muchas cosas similares a las que han vivido en esta etapa,  repitiendo  tipos de padres, parejas, economía, salud, etc.  Esto se debe a que a la hora de actuar con un patrón de conducta  se activa la información que existe en el inconsciente respecto a lo vivido anteriormente y la persona de manera inconsciente tiene tendencia a ir en la misma direccion de lo conocido.
Cada etapa, cada “vida”,  es un escalón en el camino del despertar de nuestra Sabiduría Consciente  en el  viaje infinito de la Eternidad

ANGÉLICA MONTALVO
terapeuta del inconsciente.
Imparte conferencias, talleres,  y terapias.


viernes, 24 de agosto de 2012

El Sí mismo




Trasciende las Vestiduras

...Jesús forma parte de la estirpe de los liberados vivientes, es decir, esos seres altamente evolucionados que se han ocupado de transmitir las más elevadas enseñanzas para completar la evolución de la consciencia y lograr la identificación del yo real con el poder supremo. Esa unión, cuando es lograda mediante el desarrollo completo y la más plena evolución de la consciencia, actualiza en la persona todos sus potenciales de sabiduría (divinos, crísticos, búdicos, en suma, de iluminación) y la conecta con la mente única o el "Padre" (o "Madre", ya que esa mente única está más allá de toda dualidad y es el "tao" de los taoístas, el "brahman" de los hindúes o el "mahapurusha" del Shamkhya, por citar sólo algunas tradiciones místicas). Quien obtiene esa identificación de su yo con el Yo y trasciende toda multiplicidad para fundirse con la unidad, es un liberado viviente, que está en el mundo sin estar en él, que es de todos pero de nadie en concreto, que coopera con su llama de sabiduría para encender las lámparas de aquellos que buscan y han emprendido la larga marcha de la autorrealización. El liberado viviente está en un nivel infinitamente más alto de entendimiento que el de las personas comunes...


...El sí mismo está oculto tras las vestiduras que son el cuerpo, la mente y las emociones. La identificación con ellas impide la percepción del sí mismo y entonces el ser humano alimenta una falsa idea de separatividad y detiene su progreso hacia el despertar a la realidad.  En el error el hombre toma la fantasía por lo real, las vestiduras por la esencia, la máscara de la personalidad por el Ser.  Pero ejerciendo el autocontrol, la adecuada atención, el puro discernimiento, la visión clara y la meditación puede traspasar sus vestiduras y descubrir el sol interior a través de la visión intuitiva. 
Busca mas allá de la mente.  busca al otro lado de la vacilante llama del intelecto que crea mas sombras que luz.  Siéntate como aparte, no abandones tu centro.  La rueda gira pero su eje conserva el preciso equilibrio.  El maestro está dentro de ti.  Lo disfrazas con ignorancia, pero el sigue siendo el mismo, el supremo instructor.  Míralo. Mira los reflejos como parte de él pero no te dejes engañar por la diversidad que solo existe en nuestras mentes poco claras.  Siéntete ser mas allá de la acción, mas allá del actor, mas allá del goce o del dolor, de lo amargo o de lo dulce.  los fenómenos son como las olas que van y vienen pero tú eres como la playa que permanece.  Y observa. El aire trae las nubes y el aire se las lleva.  Pero el cielo límpido es el presente eterno.
Como dice Sankara:
"Así como el éter envasado en la vasija no es afectado por el olor del vino, del mismo modo, el Yo, encerrado por sus vestiduras, no se mancha por cualquier cualidad de ellas".  Y si bien el YO no es el cuerpo- mente y emociones; cuerpo-mente y emociones si son el YO.
El ego es el disfraz, el caleidoscopio que falsifica la percepción, el gran ladrón del gozo interior. Por eso, si el pensamiento se proyecta hacia afuera, surge el EGO y todas sus proyecciones.  Cuando la mente se aplica hacia el ser, residimos en la Unidad.
El ego es como una fuerza implacable que te impele hacia el exterior y ansía estímulos de todo tipo para engordar y te llena de ataduras.
Toda la naturaleza permanece en meditación: los campos, la playa, los seres vivientes, el universo todo; pero el hombre no.
LA MEDITACIÓN ES EL PUENTE HACIA LA DICHA SUPREMA. VACIARSE DEL TODO PARA LLENARSE DEL SER.
Al meditar vas mas allá de este "esqueleto en un charco de sangre" que es el cuerpo, mas allá de esa jaula que es la mente, mas allá del fantasma sediento de las emociones.
Al meditar: ERES.

Ramiro Calle
Extractos de los libros: 
"La Doctrina oculta de Jesús"  y "El arte de meditar"




jueves, 23 de agosto de 2012

Confiar, Construír...Inspirar


 

 Confianza

"...la confianza florece en el vacío,
cuando la dualidad ha caído
cuando


no se busca y no se espera, cuando todo es confiar y fluír con la

vida...entonces el Ser conduce..."
 

Camilo Guerra
 
¿Inspiro o confundo?
No puedo ayudar a nadie si yo mism@ no estoy conectad@ con mi esencia. Yo no puedo ser de ayuda para nadie si no me he ayudado a mí mism@ primero.

En otras palabras, si yo no estoy conectad@ con lo mejor de mí, lo que doy no es lo mejor de mí. No puedo dar lo que no tengo.
Lo mejor es hacer mi tarea primero:
Busco mi propia transformación primero  para tener algo bueno que dar .

Tan pronto yo encuentre mi centro y me conecte con mi esencia - con mi alma - lo que estaré dando es un ejemplo de vida alegre, inspirada, libre y con una gran fortaleza interior.
Eso es lo mejor que puedo dar a cualquiera, especialmente a seres queridos.

Es mil veces mejor que un consejo, que una regañada y definitivamente mejor que juzgar y condenar.
Las palabras no son las que transforman. Es bien sabido que quien no está buscando un consejo no escuchará nada aunque sean las mejores palabras del mundo.

Pero cualquier persona se impresionará con otra que anda muy conectada, alegre y liberada.
Entonces, antes que dar un consejo, lo mejor que puedo dar es un ejemplo de vida integrada. 
“Lo mejor de mí” es lo mejor que puedo ofrecer.

Cuando estoy conectad@ con lo mejor de mí mism@, todo a mi alrededor se acomoda de manera casi milagrosa.
Se alegra el ambiente, las personas a mi alrededor se sienten muy bien en mi compañía y se inspiran para conectarse cada un@ con lo mejor de sí mism@s.

Si yo creo que una persona anda perdida, tengo que considerar tres cosas.


  • Si yo no he encontrado mi conexión con mi esencia, entonces estoy igualmente perdid@ en cuyo caso no puedo ser de ayuda.
  • Pretender que yo sé qué es lo mejor para otra persona es un error frecuente. Nadie puede saber qué es lo que más le conviene a los demás.
  • Sólo cada quien puede ayudarse a sí mismo. Cada quien debe encontrar la inspiración para encontrar su propia guía interna.

Más que un consejo, lo que cualquier persona necesita es ver un ejemplo de cómo vivir una vida con mucho sentido, con mucha calidad de vida, con mucha inspiración, alegría y en especial, con mucha libertad.


El sistema de guía interno
Cuando una persona está extraviada es porque ha perdido la conexión con su propio sistema de guía interno.  Esa guía la encontrará muy fácilmente si tiene un buen ejemplo de inspiración a su lado.  Eso es lo más efectivo, lo más potente y lo de mayor beneficio para todos.

Una vida de calidad

Para vivir una vida de calidad, los sermones, los consejos, las regañadas, los reproches, los juicios y las condenas deben pasar a ser cosa del pasado porque han destruido ya demasiado y han probado no ser eficaces.

Habrá personas que al oír esto  dirán que hay momentos en que los hijos necesitan un castigo o los antisociales la cárcel.   Debo aceptar que tienen razón si su enfoque es el de una vida de desconexión, de emociones negativas, de desamor y falta de inspiración.

Pero yo no hablo de eso tan triste. El asunto del que hablo es una vida de calidad.  Una vida que yo disfrute a cada instante, en la cual me sienta completamente libre y que vaya construyendo día a día.
Si tan solo eso hiciera, yo sería de un enorme beneficio para quienes me rodean.

Este es uno de los puntos medulares de la Biocreación , el sistema de crecimiento personal por la inspiración en vez de los consejos,

Ronald Esquivel
Instructor de Balance Integral



 

miércoles, 22 de agosto de 2012

Permítete ser FELIZ

 
 
SÓLO ES FELIZ QUIEN SE PERMITE SER FELIZ
 
Ser Feliz es, en gran medida, una elección personal. Y Ser Feliz es una responsabilidad que hay que asumir dedicándole atención plena y prioridad preferente.
No somos más felices porque no sabemos con qué o con cuánto es suficiente para ser feliz.
En más de una ocasión hemos sentido la sensación de plenitud de felicidad con un encuentro, una sonrisa, o una llamada… sin más.
Todos hemos visto personas que, aun no teniendo posesiones, y viviendo en unas condiciones duras, son felices.
Todos hemos asistido a una conversación en que uno acaba diciendo, más o menos, “se puede ser feliz con cualquier cosita…”
La infelicidad se basa, en gran medida, en las inconscientes preocupaciones que todos tenemos.
Sabemos, y le estamos dando vueltas continuamente aunque no nos demos cuenta, que un hijo tiene un problema, que en la casa hay que hacer una reparación, que notamos distante a una amiga, que nos vamos haciendo mayores, que nos falta nuestra amada madre… y eso espanta a la felicidad.
Nos gustaría tenerlo todo y que todo fuera perfecto a nuestro alrededor.
Gastamos demasiada energía, demasiada atención, y demasiado tiempo, en añorar lo que ya no tenemos, lo que no se ha cumplido, lo imposible…
Y ese tiempo que dedicamos a ello podríamos invertirlo mejor en estar presentes en el presente, en disfrutar lo que somos y lo que tenemos a nuestro alcance. La felicidad se manifiesta en los momentos en que nuestra mente no está divagando en sus pre-ocupaciones, en que estamos en contacto solamente con nuestro centro, y cuando no estamos distraídos con otras cosas.
Decimos en muchas ocasiones, de esos que saben ser felices a menudo, que son “unos irresponsables”. ¿Será que es bueno ser “un irresponsable”?
¿Será que a veces nos estancamos en el papel que nosotros llamamos “responsable” y no nos damos permiso para disfrutar la felicidad?
¿Será que a medida que nos vamos haciendo mayores creemos que tenemos que ser serios? Creo que sólo se es feliz cuando se usa el corazón.
La felicidad no es un asunto de la razón. Piensa en los momentos en que te hayas sentido absolutamente feliz, y verás que tienen cosas en común: No estabas pendiente de otra cosa más que de aquello que activó tu felicidad, y lo que te produjo felicidad no era algo material.
Comprar un coche nuevo o una nueva casa, un ascenso en el trabajo, gastar dinero, una buena comida en un buen restaurante… eso te produce satisfacción, entusiasmo, placer, euforia, contento, una especie de alegría… y todo eso está muy bien, pero eso no es la felicidad: eso son momentos puntuales en el tiempo que van desapareciendo.
La suma de alegrías, risas, sonrisas, satisfacción, diversión, buen humor, placer… aun no siendo la auténtica felicidad –porque son efímeras- sí que provocan una “sensación” de felicidad, una “sensación” que se parece bastante a la felicidad –que es menos aparatosa, y es más discreta y prudente-; la parte buena es que predisponen en buena medida a ser feliz porque provocan un optimismo que alienta a relacionarse bien con la felicidad.
Ser feliz no es estar alegre, eso ya lo sabemos, si bien estar alegre puede ser una manifestación de ser feliz.
Ser feliz se puede manifestar como una serenidad que no requiere demostraciones externas –aunque se aprecia en la mirada, en la sonrisa y en el aura-.
La felicidad no es eufórica, es casi invisible, porque es un sentimiento interior que se parece más a la paz que a cualquier otra cosa.
Es una satisfacción íntima con uno mismo, resultado de una aceptación de Sí Mismo, y de su pasado y su presente.
Cualquier oposición a la aceptación total impide la manifestación de la felicidad.
Y esa aceptación necesita una comprensión de todo lo que haya hecho uno en el pasado: lo que se pueda calificar como “malo” y lo que haya estado bien. Comprensión de que uno actuó del modo que consideró adecuado o del modo que le permitieron sus capacidades o circunstancias de entonces. Y he escrito “comprensión”, y no “perdón”. Porque no hay nada que perdonar ni auto-perdonarse. Eso sólo mostraría una especie de superioridad y prepotencia del que perdona hoy al que fue ayer.
Ser feliz se basa, básicamente, en encontrarse bien de Autoestima, en tener una buena relación con Uno Mismo, en saber apreciar la vida y sus cosas, en saber renunciar a lo imposible y no obsesionarse con la consecución de utopías, en comprender que no se puede tener todo ni ser el mejor, en saber aceptar y saber renunciar, en darse cuenta de que lo que verdaderamente vale y es importante es cultivar la relación consigo mismo, y admitirse sin condiciones en lo que uno llama equivocadamente sus “imperfecciones” y sus “fracasos”.
Sólo serás feliz si realmente te propones ser feliz y eliminas tus propias oposiciones.
 Permítete ser feliz… y serás feliz.
 
Francisco de Sales

martes, 21 de agosto de 2012

Tomate un tiempo...



Busca el Silencio...
...Al sopesar las demandas que te hace la vida diaria es evidente que es imposible liberarse completamente a si mismo de las impresiones exteriores. Para poder hacerlo es necesario apartar un pequeño periodo de tiempo cada día. Este período de tiempo, que es necesario pero que no debe suponer un conflicto con nuestras obligaciones, es suficiente. Cinco minutos, o incluso menos, es bastante. Durante este breve período de tiempo una persona debe ser capaz de separarse de todas las impresiones sensoriales, de todo lo que le llega a través de los ojos, oídos y su sentido del tacto. Durante este breve período de tiempo debe volverse ciego y sordo a su entorno exterior. Todo lo que nos asalta desde el mundo exterior nos une con la sensualidad y el ordinario mundo diario. Todo esto debe ser silenciado y la total calma interior debe tomar su lugar. Cuando este silencio interior, este despojarse de todas las impresiones sensoriales se ha llevado a cabo,  la memoria de todas las impresiones sensoriales pasadas deben ser extinguidas también. Es suficiente sopesar durante un momento cómo estamos completamente atados a los asuntos del tiempo y del espacio, con todo lo que es temporal y mortal. Analiza el pensamiento que acaba de pasar por tu cabeza hace un momento y ve si no está asociado con algo de naturaleza transitoria. Este tipo de pensamientos no tienen valor para el desarrollo interior.
Cuando una persona alcanza lo más profundo de su ser, cuando se aleja de los pensamientos que le asaltan desde el exterior y en vez de eso se concentra en los pensamientos que pertenecen a la eternidad, está avivando la llama dentro de si que le iluminará los mundos del alma. Cuando una persona desarrolla dentro de si las cualidades de la ecuanimidad, la calma interior y la paz igual que las otras virtudes aquí mencionadas, está alimentando a esta dama con la sustancia adecuada. Si una persona es capaz de mantenerse en silencio y expresar solo pensamientos elevados, si vive una existencia llena de amor y su vida se convierte en una vida de devoción a lo divino, el mundo a su alrededor empezará a "sonar." Esto es lo que Pitágoras llamó "Música de las esferas". No se quería decir simbólicamente; es una realidad.

Extracto de una ponencia de
Rudolf Steiner. Berlin, 15 de Diciembre de 1904





sábado, 18 de agosto de 2012

Reencuentrate en la Soledad


Enamorate de ti mismo en cada instante y ofrece esa explosión de amor que sos a toda la humanidad...
Ser Suficiente
Durante años te sentiste solo en las más diversas situaciones. Rodeado de gente, en la escuela, en el trabajo o en tu casa. No importaba con quién estuvieras, había momentos en los cuales te embargaba una soledad tan inmensa y un vacío tan pesado que hasta se te dificultaba respirar. Si aún crees que esta situación no tiene salida… tienes dentro de ti todo lo humanamente necesario para disfrutar cada día de tu vida, ¡eres un ser suficiente!
El sentimiento de soledad permanente es una constante en la vida de muchos individuos. Aunque estemos permanentemente ocupados en nuestro trabajo, con nuestra familia, y llenemos todo nuestro tiempo con cosas reales o imaginarias (como por ejemplo, preocupándonos por un futuro tan incierto como impredecible) nos sentimos vacíos con frecuencia. Tratamos de no tener ni un minuto libre durante el día y de caer rendidos en la noche para evitar conectarnos con nuestras emociones y nuestra propia intimidad. ¿Qué pasaría si nos enfrentáramos a ellas? ¿Qué descubriríamos? ¿A qué le tememos?

La impresión de estar solos suele ir acompañada de una certeza infundada de no pertenecer al lugar en el que estamos, o de que no nos quieren allí por algún motivo. Lo que deja entrever un nivel bajo de autoestima, generado por alguna situación real o imaginaria del pasado. La mismísima Madre Teresa de Calcuta pregonó que “La soledad y la sensación de no sentirse querido son la pobreza más grande”.
Si creemos que sólo por vivir cada día a las corridas, llenos de ocupaciones, la sensación de soledad va a desaparecer como por arte de magia, no estamos haciendo lo correcto. Tampoco si nos rodeamos de gente permanentemente y evitamos estar solos. Si hay un tema personal inconcluso que está pidiendo a gritos que lo enfrentemos, y por eso perturba nuestra tranquilidad, va a seguir haciéndose notar hasta que le ofrezcamos unos momentos de nuestro tiempo para que salga a la superficie. Si decidimos seguir dejándolo en la oscuridad va a continuar provocando angustia y desajustes hasta que aflore.
Cuando nos sentimos profundamente solos en la intimidad de nuestro ser, suponemos que no contaremos con la entereza interna para convivir con lo que provoca ese vacío. ¡Claro que la tenemos! ¡Somos seres humanos suficientes, con un potencial a desarrollar esperando ser descubierto! Tenemos dentro de nosotros todos los recursos necesarios para dar la cara a las situaciones que se nos presenten, o que se nos presentaron. Podemos gozar de una vida equilibrada y satisfactoria, sin la necesidad de caer en conductas indeseables que hasta ahora hemos asumido como propias.
Con sólo dedicar unos minutos una vez a reencontrarnos con esa soledad que nos embarga bastará para reencauzarla de otro modo. Vale la pena afrontar ese vacío interno sólo una vez para darnos cuenta que sí podemos convivir con él. ¡Somos seres suficientes y podemos lograrlo! Nos reencontraremos con energía que había quedado atascada por mucho tiempo en nuestro esfuerzo por alejarnos de la soledad y del vacío.
Éste es un buen momento para dejar que esa soledad aflore. ¿Escuchas tu propia voz o la de algún familiar cercano que te desalienta, pone trabas a tu expansión personal y te impide conectarte con tu verdadera esencia? ¿Resuenan en tus oídos palabras con contenidos negativos o comparaciones? ¡Es hora de cambiar ese casete! Y de volver a grabarlo con tu propia voz y con afirmaciones positivas que eleven tu autoestima al nivel en el que tiene que estar. No permitas que nadie te menoscabe, ni en persona ni mediante el recuerdo de lo que te han dicho. Trata de cambiar esas palabras dentro de tu mente una sola vez y verás cómo te sientes. La idea es que asumas esta actitud cada vez que se te presente una situación similar. Ponte en tercera posición las primeras veces, si lo consideras necesario, hasta que te acostumbres al mecanismo y se transforme en una competencia inconsciente.
Sigue conectándote con tu soledad, ¿salen a la superficie hechos del pasado? ¿Imágenes, voces, lugares, personas? Aunque no estén muy nítidos o pasen delante de ti como una película, igual vas por buen camino. Déjame recordarte que todo eso es cosa del pasado, y es hora de dejarlo partir, con amor, para poder situarte en el presente, aquí y ahora. Pasa a tercera posición, la del observador, y míralos como detrás de un vidrio, por última vez. Respira hondo y salúdalos, lentamente, tuvieron un lugar importante en tu vida hasta hace unos minutos y ha llegado la hora de liberarlos. Eres una persona completa y suficiente y ya no necesitas vivir y revivir esos hechos que te aíslan de este momento, tienes a tu disposición lo necesario y suficiente para manejarte con soltura en el presente.
 Merlina Meiler


viernes, 17 de agosto de 2012

Universo...agujero dinámico



...Si fuera posible observar la composición de un átomo al microscopio...que veríamos?

Imaginate un remolino de polvo que se mueve a través del desierto.  Ahora elimina la arena y la suciedad del remolino. Lo que te queda es un vórtice invisible similar a un tornado.  Pues bien, el átomo está formado por un cierto número de vórtices infinitesimales similares a esos torbellinos de arena que denominamos quarks y fotones.  Desde lejos, el átomo parecería una esfera borrosa.  A medida que se fuera enfocando y acercando la lente el átomo se haría menos claro y definido.  Si nos acercamos a su superficie, el átomo desaparece. No se ve nada. El átomo no tiene estructura física.  Los átomos están formados por energía invisible, no por materia tangible!. 
Así pues en nuestro mundo, la sustancia material ( la materia) aparece de la nada.  Algo bastante extraño si te paras a pensarlo.  Ahí estás tu, sosteniendo este libro físico en tus manos y sin embargo, si aumentaras el tamaño del material del libro con un microscopio atómico verás que no estás sujetando nada. El universo cuántico es una locura. 
Echemos un vistazo mas de cerca a esa característica del " ahora lo ves, ahora no lo ves" de la física cuántica. La materia puede definirse de forma simultánea como un sólido  (una partícula) y como un campo de fuerza inmaterial ( una onda).  Cuando los científicos estudian las propiedades físicas del átomo, como la masa y el peso, el átomo tiene la apariencia y el comportamiento de la materia física.  Sin embargo cuando esos mismos átomos se definen en términos de potenciales de voltaje y longitudes de onda, muestran las cualidades y propiedades de la energía ( de las ondas).  El hecho de que la materia y la energía sean la misma y única cosa es precisamente lo que Einstein reconoció al expresar su fórmula: E=mc2.  Esta ecuación dice que la energía (E) es igual a la materia (m de masa) multiplicada por la velocidad de la luz (c) al cuadrado. Einstein reveló que no vivimos en un universo con cuerpos físicos independientes separados por espacio muerto.  El universo es un único e indivisible agujero dinámico en el que la energía y la materia están tan estrechamente relacionadas que resulta imposible considerarlas elementos independientes.
Saber que son unos mecanismos tan distintos los que controlan la estructura y el funcionamiento de la materia debería haber ofrecido a la biomedicina nuevas perspectivas de lo que son la salud y la enfermedad.
Sin embargo, aún después de los descubrimientos de la física cuántica, a los estudiantes de medicina y de biología se les sigue enseñando a ver el cuerpo como una máquina física que opera según los principios de Newton.
En su empeño por descubrir cómo se controlan los mecanismos corporales, los investigadores han concentrado su atención en un vasto número de señales físicas que se clasifican en familias de sustancias químicas diferenciadas entre las que se incluyen: las citocinas, los factores de crecimiento, los supresores tumorales, los transmisores y los iones.  No obstante, debido a los prejuicios materialistas newtonianos, los investigadores convencionales han ignorado por completo el papel que juega la energía en la salud y en la enfermedad. 
El modelo "reduccionista" sugiere que si hay un problema en el sistema, algo tan evidente como una enfermedad o una disfunción, el origen del problema puede atribuírse a una alteración en alguno de los pasos de la cadena de montaje química.  Con el simple hecho de proporcionar a la célula un sustituto para el elemento  defectuoso ( con la prescripción de un fármaco por ejemplo), en teoría el elemento defectuoso puede ser reparado.  Esta asunción es la que anima a los investigadores de la industria farmacéutica a buscar píldoras mágicas y genes de diseño.
No obstante, la perspectiva cuántica revela que el universo es una integración de campos de energía interdependientes que están inmersos en una complicada red de interacciones.
Los científicos biomédicos están muy confundidos ya que no reconocen la enorme complejidad de la comunicación existente entre las partes físicas y los campos de energía que conforman el todo.  La visión reduccionista del flujo lineal de información es una característica del universo newtoniano.
Por el contrario el flujo de información en el universo cuántico es holístico. Los constituyentes celulares están intrincados en una red de informaciones de muy diversa índole.  Una disfunción biológica puede ser consecuencia de un error en la comunicación producido en cualquiera de las rutas que constituyen el flujo de información.  Para restaurar el equilibrio químico de este complejo sistema interactivo hace falta mucho mas que limitarse a ajustar una de las rutas de información con un fármaco.  
Una vez que comprendí la naturaleza de las complejas interacciones existentes entre la materia y la energía, supe que la visión reduccionista y lineal no puede llegar a darnos siquiera una idea aproximada de la enfermedad. 
Los médicos están atrapados entre una pared intelectual y una espada corporativa, no son mas que meros peones dentro del gigantesco complejo de la industria médica. Su capacidad de curar se ve obstaculizada por una educación médica arcaica basada en el universo materialista newtoniano. Por desgracia, esa filosofía se pasó de moda hace 25 años, cuando los físicos admitieron de manera oficial las bases de la mecánica cuántica y reconocieron que el universo está formado en realidad por energía.
Las corporaciones farmacéuticas nos han convertido en una nación de adictos a recetas, con resultados trágicos. Es preciso que incorporemos los descubrimientos de la física cuántica a la medicina con el fin de crear un nuevo sistema médico mas seguro y en consonancia con las leyes de la naturaleza...

Dr. Bruce H. Lipton
Del Libro " La biología de la creencia"

martes, 14 de agosto de 2012

La Gran Conciencia

Vivir desde el alma
Todo está bañado e impregnado por una energía esencial que es la base de la realidad última. Esta energía esencial nos interrelaciona (a todo y a todos) a modo de matriz holoimbricada. Lo que sucede en cualquier parte de esta matriz (Holoverso) y en cualquiera de sus niveles sucede sincrónicamente (sin espacio ni tiempo mediante) en la totalidad de la matriz.
- Aquellas ‘entidades’ que han estado en algún momento de su existencia eterna conectadas físicamente, siguen estándolo una vez separadas. Y lo siguen estando eternamente. A este fenómeno se le denomina en física cuántica entrelazamiento.
- Los seres humanos disponemos de abundantes estructuras que resuenan con la in-formación transmitida por la matriz holoimbricada. Por este fenómeno de bio-resonancia, cualquier suceso acontecido en la matriz holoimbricada puede afectarnos, como cualquier cambio acontecido en nosotros modifica la realidad de la matriz holoimbricada.
- No somos nuestros pensamientos, nuestras emociones ni nuestras creencias. Tampoco somos nuestro cuerpo. No en vano, solemos decir “yo pienso”, “yo siento” o “yo creo”, y nos referimos a nuestro cuerpo no como “yo” o “nosotros”, sino como “mi cuerpo” o “nuestro cuerpo”. Eso quiere decir que intuitivamente diferenciamos perfectamente entre lo que somos y lo que pensamos, sentimos o creemos y entre lo que somos y nuestro cuerpo. Es la sabiduría interior que todos tenemos. Como nos transmite Deepak Chopra, en nuestro interior hay un reino de potencial puro, un campo infinito de posibilidades. Esta parte de nosotros sen entreteje con todo lo que existe y existirá.
- Nuestros pensamientos, emociones y creencias, que no son sino patrones de onda (vibraciones), tienen la capacidad de modificar funcional y estructuralmente nuestro cuerpo material y nuestros cuerpos sutiles.
Por ello, nuestros pensamientos, emociones y creencias nos pueden enfermar o sanar, como pueden modificar la matriz holoimbricada, es decir, la realidad última.
“Ningún pensamiento está en realidad completamente aislado. El verdadero espacio está en el interior. Lo que pasa en el espíritu repercute en el universo entero.”
“El obstáculo es el reflejo de tus propias vacilaciones, de tus confusiones. Utiliza el obstáculo para alumbrarte. La prueba cotidiana es cada vez una luz para el alma (...) Tú mismo eres tu propio adversario, la causa continua de tus fracasos. Hay en ti un mundo oscuro que no conoces. Afróntalo con las armas de la luz.”
- Nuestros obstáculos son el reflejo de nuestras carencias, como lo que de los demás no nos gusta es reflejo de nuestra sombra.
- Cuando iluminamos algo nos deja de hacer sufrir. La luz es la fuente principal de sanación. Por el mero hecho de traer a la conciencia un pensamiento, emoción o creencia que nos hace sufrir podemos resolverlo definitivamente. En este iluminar nos pueden ayudar los demás o podemos conseguirlo mediante la meditación. A veces, la intensidad del sufrimiento es tal que necesitamos de herramientas especiales o de la ayuda de determinadas personas para su superación, pero la mayoría de las veces, con el mero hecho de iluminar un conflicto (traerlo a la luz de la conciencia) lo empezamos a resolver. Para iluminar nuestros verdaderos conflictos, es necesario previamente liberarnos del miedo.
Deepak Chopra propone un ejemplo clarificador que  presento modificado ligeramente: Imaginen que están en un cuarto completamente a oscuras con una linterna en la mano. Encienden la linterna y observan un precioso cuadro. Se detienen a pensar y concluyen que se trata de la habitación de una persona con el dinero suficiente para tener esa obra de arte colgada. Imaginan que también habrá una espaciosa cama, lujosos muebles decimonónicos... De pronto encienden la luz y ven que están en un museo rodeados de decenas de otras grandes obras de arte. 
Eso es lo que sucede en la realidad. A medida que nos iluminamos, a medida que elevamos nuestro nivel de conciencia, numerosas maravillas que antes nos permanecían ocultas se nos van haciendo evidentes. Van pasando de la limitación de ver la realidad exclusivamente con los ojos del rostro (preparados evolutivamente para percibir la materia y algunas formas de energía densa) a la ilimitada capacidad de percibirla con los ojos del alma (preparados para percibir la realidad sutil, en la que estamos todos interconectados.
Podemos no ser conscientes de la existencia de este macrosistema (la Gran Conciencia), pero existe. Tomar conciencia plena de él nos modificará en esencia nuestra manera de entender la vida. Pasaremos del entendimiento (racional) a la com-prensión (espiritual). Hasta los sucesos aparentemente más insignificantes tienen su significado. Todo lo que existe en la naturaleza está provisto de alma. Ser consciente de ello y del espíritu que a ellos nos une nos llevará a respetarlos profundamente.
Esto es vivir desde el alma. Cuando así vivimos, desaparecen el temor y la inseguridad. Sin miedo somos libres.

Gustavo de Teresa Romero (M.E.D.) – Medicina Holística e Integrativa




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