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lunes, 7 de diciembre de 2009

FLORES DE BACH-CUESTIONARIO



Copia en World y rellena el cuestionario de Flores de Bach. No te olvides de poner tu nombre y apellidos, correo electrónico y teléfono para contactar contigo y remitemelo a mi correo adjuntandolo

CUESTIONARIO FLORES BACH:

Veo amenazas en muchos aspectos de la vida y eso me genera temores muy concretos.

Tiendo a exagerar los peligros, por eso a veces parezco hipocondríaco/a.

Mi miedo a la muerte se basa en algo concreto (ej: tengo tos y fumo, por eso temo morir de cáncer de pulmón).

A menudo pienso que los demás advierten mi frágil personalidad.

Tengo fobias.

Me da miedo que le pase algo a los demás, soy muy aprensivo. A veces no es miedo a algo concreto.

Cuando alguien se retrasa siempre pienso lo peor (que algo le ha sucedido).

Mi miedo responde a haber vivido situaciones concretas (accidente, enfermedad...).

Me sobresalto con mucha facilidad.

Siento un miedo desmesurado en circunstancias no necesariamente alarmantes para otros.

Tengo pesadillas y crisis de pánico.

El miedo me paraliza.

A veces siento un miedo inexplicable, intenso, vago e indefinible.

A veces siento una angustia que me produce taquicardia, sudor frío, temblores, piel de gallina.

Tengo miedo a la muerte por su relación con lo desconocido.

Me da miedo la oscuridad.

A veces rehuyo la compañía.

Me da miedo perder el control , tengo miedo de mi mismo, miedo a volverme loco/a.

Miedo a hacer cualquier locura.

Siento presión psíquica, como si algo quisiera salir de mi interior.

Puedo desbordarme o explotar por cosas sin importancia.

Tengo conductas compulsivas.

A menudo un tropiezo, en mi caso, es un fracaso. Puede que sea algo pesimista.

Soy muy racionalista y escéptico.

Suele faltarme determinación ante los obstáculos.

Dudo de mi criterio y siempre busco la opinión de los otros.

Soy muy influenciable por la opinión de los demás.

Siento una baja autoestima por esa incapacidad de seguir mis criterios.

A veces me preocupa mucho mi salud, pero es algo pasajero.

Me cuesta muchísimo tomar decisiones: soy enormemente indeciso.

A veces mi indecisión llega a inmovilizarme, a bloquearme.

Mi pensamiento es caótico, salto de una cosa a otra sin coherencia y cambio continuamente de parecer.

Me faltan alicientes, la rutina del día a día no resulta suficiente.

Al comenzar el día no sé si seré capaz de llevar a cabo las actividades que debo hacer.

A veces me siento apoltronado/a.

Me cuesta levantarme, estoy psíquicamente agotado y también físicamente.

Por mucho que trate, no hallo solución a mis problemas. Me siento derrotado/a.

He perdido la esperanza. Lo veo todo negro; lo he probado todo pero nada me funciona.

A veces cuando me he sentido mejor, una pequeña recaída me hunde otra vez hasta el fondo.

Pruebo terapias diferentes para complacer a mis seres queridos, pero ya no creo en nada.

Me siento insatisfecho/a porque no hago ni he hecho hasta hoy lo que realmente me gusta.

Busco mi lugar como persona, mi sitio en la vida, pero no logro encontrarlo.

Aunque tengo varios proyectos, me da la impresión de que la vida pasa de largo. Comienzo varias cosas, pero las dejo a medias y no logro terminar nada.

Me interesa poco la realidad, lo cotidiano.

Me gusta dormir y soñar despierto evadirme en mi propio mundo.

Muy a menudo me siento cansado físicamente.

Siento una tristeza muy profunda sin que, aparentemente, haya una causa clara.

Mi desesperación, mi tristeza, mi melancolía me resultan invalidantes.

No tengo fuerzas para nada.

He perdido el apetito, duermo mal y tengo molestias diversas.

Nada me produce alegría.

Me cuesta concentrarme, es como si mi mente estuviera embotada.

Soy una persona apática, es como si me faltara vitalidad. Ese es mi estado normal.

Tengo la sensación de que todo me preocupa y a la vez nada me interesa. Me siento vacío/a.

A menudo estoy cansado y creo que es porque mi vida es muy monótona.

A veces siento como si mi aburrimiento fuera algo crónico.

Mi mente es como un disco rayado, porque se repiten pensamientos o imágenes obsesivos, que me agobian.

Los pensamientos que no puedo parar llegan a perturbar mi capacidad de concentración.

Aunque surgen de mi, esos pensamientos parecen ser autónomos.

La convalecencia de lo que he pasado me tiene sin fuerza.

Estoy exhausto/a, no puedo con mi alma.

Siento nostalgia del pasado.

Me cuesta separarme afectivamente de una relación que se ha terminado.

Cuando necesito un cambio (en mi o en mis circunstancias) me cuesta darme cuenta de ello, por eso repito errores.

Me cuesta aprender de los errores.

Creo que presto poca atención a lo que digo y hago. Soy despistado y me distraigo con mucha facilidad.

A menudo creo que paso de todo, hay muy pocas cosas que me interesen.

Soy ingenuo/a y torpe.

Tengo fama de buen consejero/a y puede que sea por mi naturaleza abierta y tolerante, pero cuando tengo un problema me parece que no puedo contar con nadie. Me siento solo/a por esa razón.

No soy antisocial, pero me cuesta trabajar en equipo porque soy muy mental.

Valoro muchísimo mi independencia y mi libertad. Soy bastante reservado/a.

Aunque tengan razón, me horrorizan las personas muy críticas con los demás.

Me gusta que las cosas se hagan deprisa siempre que sea posible, a veces eso me trae problemas en mis relaciones porque soy poco sutil.

Me cuesta relajarme.

Me resulta fácil irritarme o ser brusco/a con la lentitud o ineptitud de otros.

Me gusta la soledad porque así nadie interrumpe mi ritmo, mi actividad.

Me gusta mucho hablar de mi mismo/a.

No soporto la soledad.

Hay quien dice o piensa que me gusta llamar la atención.

A veces me dicen que hablo mucho y sobre todo de mi.

Me preocupo mucho por mi salud.

A menudo me siento insignificante, pero trato de que no se me note.

A veces pienso que mi alegría es falsa, que escondo mi angustia y me trago lo que siento.

Tengo conductas adictivas .

Pudiera ser que mi desenfado y mi optimismo fueran una especie de máscara, un autoengaño.

Me amoldo a otros puntos de vista y cedo terreno para evitar situaciones desagradables.

Siento opresión en el pecho y un nudo en la garganta.

Sé muy bien, porque los sufro, lo que son la ansiedad y el desasosegado.

No me gusta la soledad.

Mi ansiedad hace que me cuesta dormir.

Creo que me adapto excesivamente a los deseos y necesidades de los demás.

Me cuesta mucho decir “no”.

A veces soy excesivamente autocrítico.

Me agoto físicamente porque entrego demasiada energía a los demás.

Me siento herido/a y traicionado con facilidad.

Sé (porque lo siento a menudo) qué es la ira, la rabia, los celos.

Sospecho de los demás.

Soy capaz de odiar a alguien.

Soy vengativo/a.

Ante los cambios me siento atado/a por viejas rutinas, costumbres, convenciones, opiniones ajenas...

Sé lo que debo hacer para sentirme mejor, pero me falta un empujón.

A menudo asumo más responsabilidades de las que me corresponden.

Me siento desbordado/a.

Son muy perfeccionista, por eso me cuesta delegar funciones o tareas.

Tengo un acusado sentido de la responsabilidad y del perfeccionismo.

Estoy sometido a mucho estrés y tensión. Estoy agotado física y psíquicamente.

A menudo me considero inferior a los demás, como si fuera defectuoso.

Cuando tengo una idea, una iniciativa, acabo pensando que fracasaré.

Postergo mis ambiciones porque me cuesta asumir riesgos. De hecho tiendo a postergarlo todo.

Siento frustración porque yo mismo bloqueo mis oportunidades.

En alguna ocasión he llegado a enfermarme antes que afrontar lo que debía hacer.

Creo que me quiero muy poco a mi mismo/a. A menudo tengo sensación de ser inadecuado/a.

Me siento culpable muy a menudo, a veces incluso por los errores de los demás.

Creo que merezco el sufrimiento que otros me causan.

Me cuesta aceptar cumplidos, regalos, elogios.

Tengo sentimiento de pena, pesadumbre, abatimiento generalizados.

Me autocondeno si cometo algún error.

Estoy desesperanzado/a en este momento de mi vida, como si hubiera tocado fondo.

Mi estado es “como si se me fuera a romper el corazón” de tanto sufrimiento emocional.

Me siento en una profunda crisis existencial.

He sufrido en la vida un shock que me ha afectado mucho

Me siento como si mi fuerza vital se hubiera interrumpido en algún punto.

Aunque ha pasado tiempo sificiente, todavía siento los efectos del trauma que sufrí.

Me siento maltratado/a por el destino y siento amargura por ello.

Siento resentimiento.

La felicidad de los demás a veces me molesta.

A menudo estoy de malhumor.

La sociedad es culpable de mi mala suerte. También algunas personas concretas.

Soy una persona muy minuciosa, maniática.

Hay muchas situaciones de la vida cotidiana que me producen sensación de asco y aversión.

Soy bastante crítico/a conmigo mismo/a.

Soy una persona muy modesta y vergonzosa.

Temo las infecciones, los contagios.

A veces me siento sucio/a, impuro/a.

Tengo complejos físicos.

Me obsesiona ser socialmente correcto para que no puedan hablar mal de mi.

A menudo pienso que los demás advierten y están pendientes de mis defectos físicos.

Me exijo mucho cuando me propongo algo.

Me cuesta admitir mis debilidades, mis límites en la capacidad de resistencia.

Incluso en estado de agotamiento lucho para terminar lo que me propongo.

Creo que soy emocionalmente bastante vulnerable, aunque me esfuerzo por disimularlo.

Soy una persona crítica, especialmente con mi círculo más íntimo.

Me duele acordarme de que en mi infancia me faltó afecto.

Soy desconfiado/a, suspicaz.

Me siento abandonado y eso me produce mucho dolor.

Si alguien me decepciona me resulta muy fácil dejar de mostrarme afectuoso/a y según el agravio, para siempre.

Si siento ser tratado/a como merezco entonces soy una persona muy afectuosa.

Soy quisquilloso/a y me molesto por pequeñas cosas. Espero que los demás se porten en concordancia con lo que yo les entrego.

A veces soy desmesuradamente entusiasta porque trato de “contagiar” mi vitalidad siempre que puedo (y los demás pueden agobiarse).

Tengo talante peleón, me sublevan las injusticias.

Me cuesta dormir (tengo insomnio) porque no puedo relajarme.

Soy vanidoso/a.

Realmente me irrita la gente que no es capaz de ver más allá de sus narices aun cuando se lo hagas notar.

Me dicen a menudo que soy intolerante y creo saberlo todo.

A veces resulto antipático/a porque soy inflexible en mis opiniones.

Soy muy crítico y perfeccionista con los demás.

Me crispa la ignorancia de otras personas. No puedo soportar a la gente ignorante.

Aunque mis articulaciones están bien, a veces siento dolor. Como si la tensión que me produce la ignorancia de los demás se me acumulara en el cuerpo.

Persigo ciertas inquietudes superiores o espirituales. Soy idealista.

Me impongo restricciones en concordancia con mis principios.

Tengo claramente trazadas mis metas y soy muy disciplinado en el camino a ellas.

Soy muy “autoperfeccionista”.

Soy una persona autoritaria, al menos eso dicen de mi.

Dicen que soy arrogante y orgulloso/a.

Soy una persona muy directa, a la hora de hablar no me ando con rodeos.

Parece que sea yo la única persona que razona (en casa, en el trabajo…).


Observaciones ( ampliar información):

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