Los Delfines
02/04/2009
Todos tenemos ángeles guardianes, seres etéreos, seres intocables, seres que nos regalan su amor y devoción por la vida. Seres que nos conectan con la creación ,y con nuestra finalidad en éste planeta...Pero, también existen seres bellos que habitan con nosotros, en forma real y concreta. Los podemos tocar, acariciar, y sentir sus latidos persistentes en nuestras manos, a ese grupo pertenecen mis amados delfines...Mi bellos seres, mis amigos marítimos
Siempre de alguna insoslayable manera, han sabido presentarse en mis momentos más duros, difíciles, y álgidos de mi existencia...¿Cómo, cuándo, y en qué momento, comencé a sentir su transparente, etéreo enlace, y amable compañía?.- que me han unido en el tiempo, a tan maravillosos y perfectos seres-...Con absoluta certeza , y seguridad, veinte años atrás de mi vida, en pleno viaje de luna de miel.
Obviamente,en la gran mayoría de los casos, todos los viajes de recién casados, son de azúcar y meloso azahar, pero, mi realidad fue distinta, diametralmente opuesta...Llevaba cinco o seis días en el sur de mi país, en la bella y majestuosa Región de los Lagos, y la desazón de la amargura, se comenzaba a visualizar en mis ojeras de llantos nocturnos, y de lágrimas ocultas en mi almohada. Mis únicos y contados minutos alegres, se circunscribieron a la emoción de sentir la naturaleza en todo su esplendor. Absorbiendo ese olor a humus vegetal, a pinos insignes, eucaliptos, a lagos verdosos y de relajantes calipsos. Devorando con agudeza dulces tartas de grosellas, y frambuesas silvestres...El resto del tiempo, fue una constante opresión en el pecho, una aguda y persistente daga que me partía en dos el corazón. Mi alma sangraba sin el plasma viscoso de la sangre, sin muestras de leucocitos, hematíes, ni eratrocitos...Entonces, sucedió un hecho inesperado para mi angustiado corazón. Al cruzar el Canal de Chacao, en un transbordador con dirección a la isla grande de Chiloé,transcurridos quizás, quince minutos de navegación , una oleada de diez o quince toninas (delfines australes) se acercaron, y comenzaron a girar y jugar a nuestro alrededor...Sus boquitas emitían sonidos claros, muy agudos...Luego volvían a danzar, se acercaban y se dejaban observar sin ninguna dificultad...Verlos, admirarlos desde lejos, y secuenciar sus colores que se mimetizaban en las aguas, fue un destello de paz y serenidad, un reencuentro con la belleza de la vida...En esos hipnotizantes minutos, adquirí la suficiente energía para continuar, con el cambio radical que había experimentado mi vida.
La segunda ocasión que los pude visualizar, aconteció post, una traumática vivencia de mi matrimonio...Al día siguiente, me levanté con los ojos húmedos, cansados y ojerosos de tanto llanto replegado...La cabeza me ardía , con el fuego de llamas que aniquilaban mi interior. Por motivos personales, no contaré el por qué, solamente puedo decir, que fue uno de los peores momentos de mi vida, y que me costó largos meses superar...Aquella mañana, encendí el televisor en forma automática, casi como una necesidad imperiosa de observar imágenes de colores, que me evadiesen de mi desastrosa realidad...Apreté el botón del control remoto, y aparecieron ellos. Ellos, mis adorados cetáceos, en un típico reportaje del National Geografic, que los mostraba alegres, vivaces en un emotivo encuentro, con pequeños con deficiencias mentales, pequeños con Síndrome de Down, y otras deficiencias por el estilo. Con ellos, se generaba una calma y relajo maravillosos, y ese relajo tuvo la magia de traspasarse por la pantalla, y llegar a mi adolorido corazón, para adormecerse en su letargo.
Después vino, una tercera,cuarta, quinta, sexta aparición de diversas formas , y estilos...En fotografías que llegaban a mis manos, por cualquier motivo, en revistas donde los observaba , en libros de naturaleza donde leía sobre sus curiosas conexiones con los seres humanos, en videos donde lograba agudizar mi ojo, y centrarme en su belleza plástica...
El año recién pasado, nuevamente los logré observar, en completa armonía con su habitat natural...Navegaba en las costas del puerto de Coquimbo cuando al internarse el catamarán en alta mar, el capitán del navío nos avisa por alta voz, que algo muy poco frecuente y difícil de observar, se produciría en unos minutos más. Una familia de delfines se nos acercaba y nos rodeaba, saltando y elevándose por encima de la línea de flotación, sus contorneos eran bellos, giraban y volvían a emerger del agua, con más alegría, con más pasión...El capitán tan embobado como nosotros, paró el motor de la nave, y nos dejamos cimbrear por las olas del océano...
Entonces, uno de ellos, se acercó con más confianza, con más audacia...Uno de ellos, clavó sus ojos en los míos, lo sé , porque sentí su mirada, sentí esos ojos pequeñitos, y nítidos en los mios...Todos, a mi alrededor gritaban de júbilo, sacaban sus cámaras y disparan sus flash , los celulares se encendían ejecutando el mismo procedimiento,. capturar la imagen...Yo, me evadía de esos elementos, estaba absorta en "mi delfín",en ese pequeño que se acercaba y giraba como dándome un mensaje, un atisbo de energía, un código que yo no sabía descifrar, pero que de alguna manera ,lograba llegar a mi interior, por el sublime lenguaje de las no palabras.
Ayer, una discusión me comprimió el alma, y brotaron lágrimas por los conocidos surcos de mis arrugas otoñales. Muchas veces, suelo irritarme con mi sensibilidad, porque me confiere la debilidad de una pompa de jabón, la debilidad de una espiga en el viento, la debilidad de las garzas y sus delicadas piernas que parecen hilitos de cobre...Esa aguda y persistente sensibilidad ,me hace ser tan frágil y factible de ser dañada, que llego a detestar mi conformación cerebral. Ese hemisferio que me transporta y traslada a la extrema emotividad, y sentimentalismo...
Como consecuencia...amanecí con un amargo sabor en la boca, con un arruga más, con una lágrima desértica y dormida en mis ojos, con una letanía en mi mirada y con esa sensación de dejadez en mi corazón...Cuántas veces, he renegado de mi sensibilidad, de ésta latente ensoñación, de ésta persistente sensación de caída a la nada, al vacío...Cuánto admiro, a esas otras personas, que viven en el hemisferio contrario, el hemisferio de la razón, del cálculo, de la lógica...Mientras, que nosotros pobres seres que habitamos del otro lado del cerebro, el sitio de los quiméricos, de los ilusos, de los soñadores, de los que creen que el amor si puede ser y existir, que nos enamoramos con toda nuestra fuerza y nuestra "sin razón", que cogemos flores para disfrutarlas, que vemos un cuadro para deslizarnos en sus colores y bellos trazos, que escuchamos un trozo de Madame Butterfly, y nos comprime el alma por su belleza, y dejamos caer lágrimas por su delicada tesitura de tonos, fortaleza en la voz de la soprano y desprendimiento de notas en la quemante orquesta que le acompaña...Nosotros los ilusos, los soñadores, somos presa fácil de las lágrimas y del dolor.
Entonces...un mail de una querida amiga mía, me rescata nuevamente del abismo, en el cual estaba cayendo....Un mail con un vídeo de mis queridos amados protectores, se dice, que nuestros ángeles pueden tomar las formas que ellos decidan, a veces se presentan con forma humana, otra de animales, y/o de imágenes y grandes pensamientos...En mi caso, tengo la certeza, que mis amigos, se presentan disfrazados de bellos delfines...¿Una locura?, quizás, es posible, pero los locos no tienen consciencia de su locura, y en mi caso, mi agudeza mental está muy definida y clara...
No sé, si lograré alcanzar algún día la felicidad...no lo sé...No sé, si exista mi cabaña frente al mar. No lo sé...
No sé si existirán, mis soñadas caminatas junto al mar, de la mano de alguien que me sepa amar, no lo sé.
O tal vez, una vez más, me destruyan como caracola marina. Las caracolas tienen estructuras tan débiles, tan permeables que son fáciles de pisar y aniquilar...
Lo único que tengo claro...es que mis amigüitos siempre me acompañarán, de alguna forma, siempre nadarán a mi encuentro, siempre estarán...Es lo único que sé...
Gracias Taty!!...cuanta belleza , vida y pasión hay en tus palabras.
Por Taty Cascada
http://secuenciasdelalma.blogspot.com
2 comentarios:
Me encantó este post de una mujer llena de sensibilidad que ha encontrado a sus ángeles.
Dice que le gustaría ser de otra manera para sufrir menos, pero en el fondo yo creo que no, que no se cambiaría pr nadie. Es difícil vivir siendo así, pero te da unas satisfacciones absolutas, inmensas.
Abrazo de delfín.
Maria, la sensibilidad es una virtud cuando nos sirve para crecer y servir a los demás, y aunque en ese camino haya dolor, yo también prefiero la sensibilidad.
Gracias, un abrazo!
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