Sobre el Amor
Entrevistador: ¿Por qué todos nosotros ansiamos tan desesperadamente que se nos ame?
Krishnamurti: Porque somos tan desesperadamente vacíos, solitarios.
Entrevistador: Pero usted dice que amar es más importante que ser amado.
Krishnamurti: Sí, por supuesto, lo cual quiere decir que uno tiene que comprender esta vacuidad, esta desesperada soledad en uno mismo. Una mente ocupada consigo misma, con sus propias ambiciones, su codicia, sus temores, sus sentimientos de culpabilidad, su sufrimiento, carece de la capacidad de amar. Una mente dividida en sí misma, que vive en fragmentos, es obvio que no puede amar. La división implica dolor, es la causa fundamental del dolor ‑la división entre el “tú” y el “yo”, el “nosotros” y el “ellos”, el negro, el blanco, el moreno, etcétera-. Por lo tanto, dondequiera que haya división, fragmentación, el amor no puede existir, porque la bondad es un estado de no-división. El mundo en sí es indivisible.
Entrevistador: Usted dice que, de hecho, el amor sólo puede nacer cuando hay un total olvido de uno mismo. ¿Pero cómo logra uno ese olvido de sí mismo?
Krishnamurti: Ello sólo puede ocurrir con la comprensión de uno mismo. El conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría y, por lo tanto, la sabiduría y el amor marchan juntos. Esto significa que hay amor solamente cuando me he comprendido de verdad a mí mismo y, por consiguiente, sé que en mí no existe ninguna fragmentación ‑no hay sentimientos de ira, de ambición, de codicia, ni actividad separativa alguna.
Entrevistador: Pero vea, tenemos que seguir viviendo en la sociedad, y para colmo una sociedad bastante enferma, y esto hace impacto en nosotros; no somos realmente libres para ser nosotros mismos, en parte a causa de la sociedad.
Krishnamurti: Pero, señor, ciertamente nosotros somos la sociedad. Hemos hecho esta sociedad, la sociedad somos nosotros, el mundo somos nosotros. El mundo no es algo diferente de mí. Yo soy el resultado del mundo, de la sociedad, la cultura, la religión, el medio en que he vivido.
Entrevistador: Vea, usted dijo que es el esfuerzo el que nos destruye, que la vida es una serie de batallas y que el único hombre feliz es aquel que no está atrapado en el esfuerzo. Pero, ¿puede uno hacer cualquier trabajo en el mundo sin algún perseverante esfuerzo?
Krishnamurti: ¿Por qué no, señor? ¿Pero qué es el esfuerzo? Es una contradicción de energías, ¿verdad? Una energía oponiéndose a otra energía.
Entrevistador: ¿No podría haber un impulso firme en una sola dirección?
Krishnamurti: Si hay un único impulso, una única actividad, ¿dónde está ahí la contradicción? No hay desperdicio de energía ni conflicto. Si salgo para dar un paseo, salgo para dar un paseo. Y si quiero salir a pasear pero tengo que hacer alguna otra cosa, entonces comienzan la contradicción, el conflicto, el esfuerzo. Es por eso que, para comprender el esfuerzo, uno ha de descubrir lo contradictorios que somos.
Encuentro con la Vida
Jiddu KrishnamurtiSobre el Amor
3 comentarios:
Para sacrse el sombrero Graciela, has citado a uno de mis Maestros preferidos, una caricia volver a leerlo!!
Abrazos!
Si, Krishnamurti es un gran maestro, pero de esos maestros a los que no hay que seguir sus pasos, sino que te acompaña cuando ya sientes la verdad en tu corazón...te acompaña en tu camino, una caricia para el alma.
Gracias Adriana...por estar y ser siempre tan amorosamente incondicional!
Un Abrazo!
La sabiduría y el amor van juntos y cuanto de ello hay en estas palabras.
Gracias.
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