Archivo del blog

viernes, 14 de mayo de 2010

Curso de Milagros: El perdon

Curso de Milagros:
LECCIÓN 134
14-05-2010


"Permítaseme poder percibir el perdón tal como es."

 La irrealidad del pecado es lo que hace que el perdón sea algo completamente natural y sano; un profundo consuelo para todos aquellos que lo conceden y una silenciosa bendición allí donde se recibe. El perdón no apoya las ilusiones, sino que, riendo dulce­mente, las congrega a todas sin muchos aspavientos y las depo­sita tiernamente ante los pies de la verdad: Y ahí desaparecen por completo.
El perdón es lo único que representa a la verdad en medio de las ilusiones del mundo. El perdón ve su insustancialidad, y mira más allá de las miles de formas en que pueden presentarse. Ve las mentiras, pero no se deja engañar por ellas. No hace caso de los alaridos auto-acusadores de los pecadores enloquecidos por la culpabilidad. Los mira con ojos serenos, y simplemente les dice: "Hermano mío; lo que crees no es verdad".
La fuerza del perdón estriba en su honestidad, la cual es tan incorruptible que ve las ilusiones como ilusiones y no como la verdad. Por eso, en presencia de las mentiras, el perdón se con­vierte en aquello que desengaña; en el gran restaurador de la sim­ple verdad. Mediante su capacidad de pasar por alto lo que no existe, le allana el camino a la verdad, la cual había estado blo­queada por sueños de culpabilidad. Ahora eres libre para recorrer el camino que al perdonar de verdad se despliega ante ti. Pues si un hermano ha recibido este regalo de tu parte, la puerta queda abierta para ti.
Hay una manera muy sencilla de encontrar la puerta que con­duce al verdadero perdón y de percibir que está abierta de par en par en señal de bienvenida. Cuando te sientas tentado de acusar a alguien de algún pecado, no permitas que tu mente se detenga a pensar en lo que esa persona hizo, pues eso es engañarse uno a sí mismo. Pregúntate, en cambio: "¿Me acusaría a mí mismo de eso?"
De esta manera podrás ver las alternativas entre las que pue­des elegir desde una perspectiva que hace que el acto de elegir tenga significado y que mantiene a tu mente tan libre de culpa y de dolor como Dios Mismo dispuso que estuviese, y como en verdad está: Son únicamente las mentiras las que condenan. En realidad lo único que existe es la inocencia. El perdón se alza entre las ilusiones y la verdad; entre el mundo que ves y lo que se encuentra más allá; entre el infierno de la culpabilidad y las puer­tas del Cielo.
 A través de este puente, que es tan poderoso como el Amor que derramó su bendición sobre él, todos los sueños de maldad, de odio y de ataque se llevan silenciosamente ante la verdad. No se conservan para que se inflen, exploten y aterren al cándido soña­dor que cree en ellos. A éste ya se le ha despertado dulcemente de su sueño al entender que lo que creía ver jamás existió. Y ahora ya no puede pensar que se le ha negado toda escapatoria.
 Hoy vamos a practicar el verdadero perdón, para que el momento de la unión no se demore más. Pues deseamos encon­trarnos con nuestra realidad en libertad y en paz. Nuestras prác­ticas se convierten en las pisadas que alumbran el camino a todos nuestros hermanos, quienes nos seguirán a la realidad que com­partimos con ellos. A tal efecto, dediquemos hoy un cuarto de hora en dos ocasiones a pasarlo con el Guía que entiende el signi­ficado del perdón y que nos fue enviado para enseñárnoslo: Pidá­mosle:
Permítaseme poder percibir el perdón tal como es.
 Escoge entonces un hermano  y cataloga sus "pecados" uno por uno a medida que crucen tu mente. Ase­gúrate de no concentrarte en ninguno de ellos en particular, antes bien, date cuenta de que te estás valiendo de sus "ofensas" para salvar al mundo de toda idea de pecado. Examina brevemente todas las cosas negativas que hayas pensado acerca de él y pregúntate en cada caso: "¿Me condenaría a mí mismo por haber hecho eso?"
 Libéralo de todos los pensamientos de pecado que hayas tenido en relación con él. Y entonces tú mismo estarás listo para la libertad. Si has estado practicando hasta ahora de buen grado y con honestidad, empezarás a notar una sensación de ser elevado; un gran alivio en tu pecho y un sentimiento profundo e inequívoco de desahogo. Debes dedicar el resto del tiempo a experimentar que te escapas de todas las pesadas cadenas con las que quisiste encadenar a tu hermano; pero con las que en realidad te encadenabas a ti mismo.
 Debes practicar el perdón a lo largo del día, pues todavía habrá muchas ocasiones en las que te olvidarás de su significado y te atacarás a ti mismo. Cuando esto ocurra, permite que tu mente vea más allá de esa ilusión según repites para tus adentros:
Permítaseme poder recibir el perdón tal como es.
¿Me acusaría a mí mismo de eso?
No me voy a encadenar a mí mismo de esta manera.
Antes de hacer cualquier cosa, recuerda lo siguiente:
Nadie es crucificado solo, mas, por otra parte, nadie puede entrar en el Cielo solo.

 Curso de Milagros- del Libro de María Rosa Wynn ( extracto adaptado)







5 comentarios:

mária dijo...

Se habla tanto del perdón, pero muchas veces son sólo palabras.
Te aprendes una fórmula.."perdóname, te amo, lo siento..." y la sueltas a diestro y siniestro.
Las palabras no sirven absolutamente para nada. Sólo sirve lo que se siente en el corazón.
Siento que estamos demasiado atados aún a las palabras y demasiado poco al corazón.
Un abrazo de perdón.

Graciela dijo...

El perdón es liberador, si decimos que perdonamos y no lo sentimos verdaderamente con el corazón nos damos cuenta porque van surgiendo otras emociones como el resentimiento, el rencor...que nada tienen que ver con el verdadero amor del perdón.
Un abrazo!...dia gris por acá.

Anónimo dijo...

Gracias por el texto, yo al menos necesito salvarme. Y cuando pierdo la esperanza solo me queda no se no soy creyente pero entiendo que esto no es vida no puedo vivir sin sentir que quien quiero me perdona no puedo.

Graciela dijo...

Bendiciones "anonimo"!... que el amor y el perdon te abracen y te hagan libre...

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails