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jueves, 2 de septiembre de 2010

Servicio- Vida en serenidad

   
Lo que no se puede prever
Si queremos avanzar en el camino evolutivo, necesitamos encontrar dentro de nosotros el núcleo profundo, el alma. El contacto con ella y la inspiración de los niveles espirituales es lo que nos permiten servir libremente, donarnos a la vida universal.
El servicio puede manifestarse en las más variadas actividades, ya sean internas o externas, pero no se puede prever la forma que tomará. Mentalmente no podemos programar las acciones por las cuales se expresará la energía del servicio, ya que están determinadas interiormente. A nosotros nos corresponde, en principio, buscar el contacto con el alma, que es la vía del puro y correcto servicio, y la forma de servir nos será mostrada en consecuencia.
En la etapa preparatoria para el servicio, el alma proporciona al cuerpo físico, al emocional y al mental oportunidades de purificación; el karma personal se va equilibrando y se activan potenciales latentes.
Si deseamos elegir el tipo de servicio que debemos prestar, impediremos el fluir de la energía del alma sobre nuestros cuerpos y sobre nuestra acción. Igualmente, el servicio queda limitado si tratamos de ayudar a los otros indiscriminadamente, ignorando sus necesidades reales. Movidos sólo por la buena voluntad, podemos interferir en el camino de las personas, desviándolas de su verdadero destino.
Otro obstáculo para el servicio es el hábito de la autoevaluación, el que lo convierte en un acto racional y humano, aunque bien intencionado.
La energía espiritual comienza a fluir sin dificultad cuando entramos en sintonía con el alma. Debemos abandonar toda preocupación por los resultados, dado que son siempre imprevisibles.
Aquello que hemos de aprender y de purificar lo hallaremos en nosotros mismos. No quedaremos estancados en ningún punto del camino si nos mantenemos receptivos a lo que hay de más elevado en nosotros y si cultivamos el desapego, algo esencial en la preparación para el servicio, así como para estar atentos al momento presente. La preparación para el servicio requiere, además, otros ajustes en nuestra personalidad: tanto en el cuerpo físico como en el emocional y en el mental. Para estar en buenas condiciones, el cuerpo físico necesita una vida con ritmo y organización en el tiempo y en el espacio. La disciplina y los horarios en la vida diaria ayudan a armonizarlo. El cuerpo emocional es trabajado sobre todo por el saludable cultivo de la devoción y de la fe , sentimientos que nos predisponen a una vida espiritual de calidad. Respecto a la mente, se equilibra cuando se ocupa de ideas de orden superior y cuando sigue impulsos internos, tanto los que provienen de nuestro propio ser como los de alguien inspirado. Si fuéramos devotos, obedientes y estuviéramos dispuestos a seguir los imprevisibles dictámenes de nuestra propia alma, estaremos ciertamente sirviendo a la humanidad y colaborando para que se libere de sus actuales condicionamientos.
Los que siguen el camino del puro servicio al alma no lo confunden con la mera actividad exterior. Por el contrario, superan la acción interesada en el propio bienestar y pasan a la acción dirigida al verdadero bienestar de sus semejantes, pasan a percibir la existencia del mundo de las almas y a relacionarse con él.

De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Del libro: VIDA EN SERENIDAD
Editorial Kier

1 comentario:

Adriana Alba dijo...

Muy bueno!
Todo se resume en DAR sin esperar nada a cambio.

cuando esperamos la retribución por lo que dimos o hicimos, se disuelve instantáneamente la trama maravillosa del Dar

Dar y "Dharma".

Abrazos Graciela!

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