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martes, 19 de abril de 2011

Muerte y Resurrección de Cristo


La muerte y resurrección de Cristo


Según cuenta Steiner, el Misterio del Gólgota (la muerte y resurrección del Cristo) fue una obra de los mundos divinos ejecutada en el escenario humano y que nunca podrá ser plenamente comprendida por los hombres. Tendríamos que poder comprender, por ej. que la tierra misma fue transformada, haciéndose resplandeciente a la visión espiritual en el mismo momento en el que la sangre de Cristo se derramó sobre ella. Desde entonces el Cristo ha estado actuando en los mundos espirituales y en la tierra misma, y puede ser aceptado dentro del propio ser interior del hombre, ya que está activo como su Yo superior, y el Yo superior de la humanidad es el Cristo mismo.
Para Steiner , el advenimiento del Cristo es el máximo acontecimiento posible que le ha ocurrido a la humanidad ya que con él se le abrió al ser humano la posibilidad de su evolución futura, como un ser moralmente libre capaz de cumplir su destino divino asumiendo la plena responsabilidad de sus actos. El Yo superior, o “ser en si mismo” del hombre como naturaleza divina se pudo encarnar “dentro” del mismo gracias a la encarnación, muerte y resurrección del ser más elevado que se interesa por el hombre, y al que se llamó el Cristo.

El impulso crístico
Hemos de entender que, mediante el impulso crístico, el ser humano recibió la posibilidad de “ascender” de nuevo a los mundos espirituales con su recién adquirida conciencia terrenal, pero añadiendo a ella la conciencia de los mundos espirituales. Es difícil de comprender la trascendencia y significado de la acción del Cristo para la evolución de la humanidad, como la obra de un ser elevado que se hizo hombre y se sacrificó muriendo como tal para después resucitar, uniéndose así al destino humano para toda la eternidad.
En el futuro, nos dice Steiner, la forma en que el hombre puede progresar espiritualmente es permitiendo que su ser se llene del Cristo, en un acto libre y consciente de reconocimiento y cooperación con ese ser divino que ya ha empezado a manifestarse en el mundo etéreo próximo al hombre, y que se conoce como el Segundo Advenimiento.
La acción crística tuvo lugar en el escenario humano para todos los hombres. Ser cristiano, entonces, significa aceptar a Cristo como nuestro ser más elevado, y vivir de acuerdo con ello, en un acto totalmente libre en el que no es necesario formar parte de ninguna iglesia cristiana organizada. El alma ha de aprender a ser libre, y esta libertad la ha hecho posible la acción crística. Cristo solamente puede actuar a través del Yo del hombre y ayudarle a combatir las fuerzas del mal asentadas en su mundo de deseos y emociones, para que reconozca y resista las múltiples tentaciones que se le presenten.
Con la resurrección del Cristo se le dio al hombre la posibilidad de lo que los dioses habían proyectado para él: convertirse en un ser verdaderamente libre. Desde entonces, como dice S.Pablo, el Cristo puede vivir en su interior, pero sin privarle de su libertad. Es tarea del hombre darse cuenta de este hecho y pedir su ayuda frente a las fuerzas del mal, que interfieren en dicha libertad.


¿Quién fue Jesús de Nazareth?
Existe un gran misterio en torno a la figura de Jesús de Nazareth. Los relatos de los Evangelios de Mateo y Lucas difieren grandemente en el relato del nacimiento e infancia de Jesús. Según Steiner, en realidad hubo dos niños Jesús, cada uno de ellos descrito por un evangelista, pero por supuesto, un solo Cristo.
El niño descrito en el evangelio de Mateo, descendiente de los reyes de Judea, en una encarnación anterior había sido el gran profeta de la antigua Persia conocido como Zaratustra. Había reencarnado muchas veces y era un ser humano altamente iniciado, y que por tanto poseía extraordinarios dones naturales, en especial dotado de una gran sabiduría.
El Jesús descrito en el evangelio de Lucas, descendiente de Natán, hijo de David, nos dice Steiner que nunca había encarnado con anterioridad como ser humano, sino que su alma y espíritu habían sido preservados en lo que él llama la “logia materna” de la humanidad; no tenía karma, y por tanto tampoco influencia alguna de las fuerzas luciféricas o arithmánicas. Era un ser puro, que hoy consideraríamos retrasado, sin la más mínima sabiduría terrenal pero plenamente henchido de amor, misteriosamente dotado en su cuerpo astral de las fuerzas de la compasión, que desde el mundo espiritual le había incorporado el espíritu del Buda.
La existencia de dos niños explica, entre otras cosas, el que el descripto por Lucas, cuando sus padres lo hallaron al tercer día de haberse perdido, estaba discutiendo con los doctores en el Templo y haciéndoles preguntas, considerando milagroso el cambio producido en un niño considerado retrasado. Según Steiner, lo que había sucedido es que se había efectuado un misterioso cambio de personalidad , por el cual el Yo del Jesús que anteriormente había sido Zaratustra, había abandonado las tres envolturas corporales en las que había vivido anteriormente, pasando a ocupar las del Jesús descendiente de Natán, lo que explica la repentina sabiduría del niño. La presencia de ese Yo lleno de sabiduría, con la incorporación de las envolturas plenas de amor puro del Jesús natánico, produjo un ser humano tan avanzado y lleno de amor-sabiduría que fue capaz , a los treinta años, de donar sus envolturas plenamente desarrolladas al Cristo en el acto del bautismo por Juan en el río Jordán, y con las que tendría que vivir durante tres años hasta que las abandonó en la crucifixión.
La misión del Cristo comienza pues, siguiendo a Steiner, con la posesión del cuerpo más perfecto que nunca había existido en la tierra. No obstante , dicho cuerpo fue consumido en tres años por las tremendas fuerzas que vivían en él, hasta que ya no pudo contener al Yo Cristo. Ya hemos visto que lo que el Cristo hizo después del Misterio del Gólgota, fue tomar sobre si mismo las consecuencias de los actos humanos, en cuanto estos afectan a la tierra y al universo, haciendo con ello posible la futura evolución de la tierra.


Por Andrés Piñán
Ldo. en Filosofía







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