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domingo, 1 de mayo de 2011

Adiós Maestro...


Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.”John Donne

 El Adiós a un grande...
"...Ernesto Sábato es un renombrado científico antes de dedicarse a la literatura. La ciencia le otorgaba paz, lo alejaba del mundo. Luego supo que su lugar no estaba en una torre de cristal, analizando abstracciones que, al fin y al cabo, servían a los poderosos para extender su dominio (el estallido de la bomba atómica surgida en las teorías de Einstein fue un quiebre para don Ernesto). En cierto momento percibió que mirando para otro lado estaba sirviendo a que el mundo siguiera como estaba y fuera para peor; que es imposible abstraerse porque todos formamos parte de una sociedad. Eso, sumado a que el Hombre es contradicción pura y no raciocinio, que lo verdaderamente valioso es lo que está más allá de la lógica: los sueños, las esperanzas, los miedos, el llanto y el amor, todas cosas que desprecia la ciencia y que, después de todo, es lo que nos hace humanos y lo que le da sentido a la vida. ¿Y qué mejor terreno que el arte para hablar sobre los temas inaprensibles para la ciencia? Sábato escribió sus novelas imbuido en la lógica de los sueños, se alinea a los surrealistas y a la literatura existencialista rusa, descree del realismo.
Para él, escribir es consumirse. Y una vez que el fuego se apaga, no hay más que decir. “Quienes quieran conocerme, que lean mis novelas, porque salieron de lo más profundo de mi ser”, afirmó una vez. Y es que las palabras son ruido atropellado cuando se dicen al azar, entre el caos comunicacional al que nos sometemos día a día, más allá de los medios. El novelista se autoexamina, pone en primer plano sus obsesiones y sus preguntas y sus pocas verdades; privilegia el caos narrativo antes que la prolijidad, como es el caso de los cuentistas. Sábato no podría haber escrito otra cosa que novelas, del mismo modo que Borges jamás podría hacer una. O por lo menos no del modo que lo hacía Ernesto. Para Borges, la literatura era lo que la ciencia para Sábato: un escape. Y el cuento y la poesía, sus tablas donde jugar ajedrez. Para Ernesto, todo lo contrario, y por eso la novela era el terreno fértil de sus historias..."

Jerónimo Moretti ( texto escrito cuando E. Sábato cumplía 99 años)

3 comentarios:

Irene dijo...

Ya veo que últimamente fallece mucha gente importante, especial.
Querida Graciela , intentaré buscar información de esta persona que ya se ha ido.Desconocía su existencia pero ahora , postumamente me informaré sobre él.
Un beso.

Adriana Alba dijo...

Sin duda un Grande!!

Y tan sencillo como una florcita de campo, pero no menos resplandeciente!

Ya estará viajando al cielo de los poetas, en el Astral Superior,para reunirse con sus pares y seguir "dando Letra", desde allí.

besitos Gra.

Graciela dijo...

Hola Irene, Ernesto sabato, un maestro de la literatura en Argentina, sus novelas, tal como el dice, traslucen su esencia...
Hola Adri, la humildad es lo que los hace "grandes"...sin duda era un ser resplandeciente y muy especial...
Gracias por su paso!
Les dejo un abrazote!

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