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sábado, 23 de julio de 2011

¿Sirvo?

El Servicio
El servicio es amor. Un acceso directo al reino espiritual, por olvido del yo.
El hombre avanza solamente en la medida en que sirve. Inmediatamente recibe alegría, paz y gratitud.
La entrega a la necesidad del otro abre la riqueza de relaciones con toda la vida. Es principio de abundancia. Renacimiento.
Las grandes religiones organizadas no asumieron con grandeza la aventura del amor: materializar el reino de Dios en la Tierra. Fiaron a "muy largo plazo" el Paraíso. El "valle de lágrimas" local, fue terreno justificado para la explotación generalizada. Sin el oxígeno purificador del servicio el hombre es "lobo" del hombre.
Religión, re-ligare, es una palabra que "une" por amor, o "desata" por interés creado.
El crecimiento externo de las grandes organizaciones se hizo más importante que la misión liberadora del sufrimiento inútil, que les corresponde y que otorga una dimensión espiritual. La religión no es para un pueblo con hambre y necesidades básicas insatisfechas.
Necesariamente deben dar paso a otra realidad interna, desaparecer. Un servidor no suplica a Dios que las bombas estallen en el pueblo de enfrente. El amor no está al servicio de nuestras pequeñas pasiones, sino al beneficio óptimo del conjunto.
Hasta que el hombre no descubra su real identidad, su voracidad no tendrá límites, ni piedad.
El servicio es científico. Requiere una inteligencia aplicada a cada problema: motivación esclarecida, metodología adecuada de acción y una actitud responsable ante los resultados obtenidos. Caso contrario, se contribuye a complicar, a confundir.
La tarea de intensificación espiritual, comienza en el plano mental y se traduce en servicio. La luz brilla en la mente autocoordinada.
Sirve con inteligencia quien encuentra el espacio vacante para la acción necesaria. Y lo ocupa plenamente. Con ciencia y libertad. Sin transpiración innecesaria.
No se trata de imitar acciones de otras, sino surgir al propio estilo y ofrenda. Motivación, metodología y actitud esclarecida. En silencio. Sin exhibicionismo. La humildad reconocida es orgullo.
La naturaleza del alma es amor y voluntad al bien. Esto es, servicio. No hay apuro pero no debe existir pérdida de tiempo, ni de movimiento.
La aventura del amor no tiene prisa personal. Es la tortuga y no la liebre quien primero llega a la meta. Aunque ambos logran su objetivo. Lo que importa es la dirección.
El servicio no es tarea de santos, ni de místicos.
No es asunto de creencia, ni de obediencia. Es orientación a la verdad. Una respuesta esencial.  Si logramos cambiar el "yo" por el Tú más elevado, el "yo" desaparece sin dolor.
El hombre se engaña hasta dormido, atrapado dolorosamente en sus deseos personales.
La mente separa, perturba y destruye. El amor atrae, calma y cura. Produce coherencia. El servicio no fomenta ninguna separatividad teológica. Es inclusivista, no exclusivista.
El amor es la base de la impersonalidad. Prestar servicio es un proceso científico. En él actúa nuestro ser interno con todos sus poderes.
Podemos entonces, preguntarnos, cada uno, en intimidad: ¿sirvo?


Enrique Mariscal

2 comentarios:

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

Servir, de hacer un servicio a algo o alguien, con mejor o peor resultado.

Servir, de intentar ser válido y acertar o ser útil en la tarea encomendada. Cuenta el resultado.

Sin duda, me quedo con el primer "servir". El segundo requiere un juicio y no valora la intención sino el resultado.

Un abrazo de domingo.

Marpín y Ranita

Graciela dijo...

Hola Marpín y Ranita!...Servir con Amor incondicional e impersonal...sin juicio y sin esperar un resultado...esa es la consigna hacia la plenitud :)
Les dejo un gran Abrazo!

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