NO
ES NADA NUEVO, SE VE TODOS LOS DÍAS…
Seguramente lo vemos en nosotros
mismos. En este preciso momento, miles –millones- de seres humanos están
trabajando en empresas, fábricas, industrias, almacenes, centros
educativos, hospitales… todos soñando poder estar en otro lugar.
Nos pasamos añorando vacaciones desde el primer día en que terminamos
las últimas y empezamos así de nuevo el ciclo de contar los días para
“escapar” de nuevo.
No sé si para ustedes, pero para mí, vivir una vida así no tiene
ningún sentido. No puedo concebir que el trabajo se convierta en un gran
cúmulo de obligaciones y responsabilidades cuyo primordial objetivo sea
garantizarme un sustento material y alguna que otra cuota de poder. No
tiene coherencia alguna que me pase la gran mayoría de mi vida adulta
construyendo una realidad que siento pesada, limitante y constrictora.
En el momento en que nos sentimos atrapados en nuestras
circunstancias, en el instante en que empezamos a creernos víctimas de
nuestro entorno, es porque nos creímos el viejo cuento del “tengo”.
“Tengo tanto que hacer…tengo que alcanzar una mejor posición…tengo que
llevar más plata a casa…tengo que probarle a todos lo pilas que
soy…tengo que hacerlo mejor”. Y sólo se requiere que tomemos un poco de
consciencia para realizar la cantidad de “tengos” que nos auto-imponemos
en nuestra vida.
Y la simple y llana verdad es que no “tengo” absolutamente NADA que
hacer. No estamos puestos en esta tierra para terminar una lista
inagotable de los “tengos” impuestos por una sociedad demandante o por
un ego insaciable. La verdad es que la belleza de la vida, su sentido y
la razón de nuestra existencia la encontramos en la persona que nos
convertimos entre “tengo y tengo”. Nada de lo que hacemos, nada de lo
que logramos tiene valor por sí mismo si no es en el aprendizaje que el
alcanzarlo nos deja. Y si me paso la vida quejándome del proceso, no
tengo ni el tiempo ni la energía de encontrar las millones de pequeñas
grandes lecciones que el maravilloso proceso de crear trae a mi vida.
Con ello no estoy implicando que se siente en una silla a vegetar el
resto de su vida. Con esta re flexión lo estoy invitando a buscar en su
propia experiencia actual, en donde se está perdiendo de encontrar el
sentido de lo que hace. Vea por un momento su vida, su trabajo, sus
talentos y su aporte a los demás. ¿Se los está sufriendo? ¿Está envuelto
en una historia de “tengo que lograrlo”? ¿Se ha preguntado realmente
para qué tengo que lograrlo?
Está en el PORQUÉ de lo que hago que le encuentro sentido a mi vida.
Y, tiene que ser un porqué que trascienda toda justificación de cubrir
necesidades materiales para que llegue a tener un pleno sentido en mi
vida. Hay millones de maneras de ganarme la vida, no se pierda en ese
resultado transitorio. El análisis debería de ser algo así: si mi porqué
está basado en probarle algo a los demás, en demostrar mi capacidad, en
quedar bien con las expectativas de otros o recibir la anhelada
admiración que tanto busco, estoy atrapado en una historia desgastante
que busca sanar alguna herida o carencia de mi pasado.
Si, por el contrario, mi porqué está basado en lo mucho que crezco y aprendo como persona a través de lo que hago, en lo mucho que contribuyo a mi país, mi sociedad y mi familia utilizando lo mejor de mí, en lo realmente feliz y apasionado que me siento al hacer aquello que más me nutre en la vida, mi porqué me lleva a levantarme todas las mañanas, agradecido de tener una nueva oportunidad de vivir y compartir mi vida con otros.Queridos amigos, no nacimos para “tener” que hacer cosas…nacimos para crecer, aprender, brillar y compartir nuestra luz con otros. Si usted, ahora mismo, se siente atrapado en sus circunstancias de trabajo, busque dentro de sí mismo y encuentre el PORQUE de lo que hace. Encuentre aquello que le nace, le apasiona hacer, busque la manera de hacerlo en donde se encuentra, sacando el mejor provecho de todo lo que es y, pronto, su vida recobrará el sentido que parecía haber desaparecido.
María Cristina de Crespo (www.revistavivir-ca.com)
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domingo, 17 de julio de 2011
Tengo...?
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