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viernes, 9 de septiembre de 2011

Salud y Enfermedad

La filosofía de la enfermedad...
"...Todo el mundo reacciona de una forma diferente a la salud y la enfermedad, y por tanto cada persona se enfrentará diferentemente a un nivel emocional, racional, físico y espiritual. Cada sociedad ha desarrollado líneas de dirección básicas con relación a la comprensión de la salud y la enfermedad, y también sobre que tratamientos y métodos de curación son ofrecidos y aceptados. Aunque reaccionamos en una forma altamente individual a nuestras enfermedades personales, nuestra educación y el medio social determinan nuestra percepción. Nuestra propia cultura no nos permite un gran alejamiento de las normas aceptadas. Somos castigados si no seguimos las reglas escritas o no escritas. Sentiremos sanciones de diversos tipos si nos comportamos en una forma que sea diferente a la norma social.
El paciente moderno se encuentra en el medio de una amplia gama de conflictos que están caracterizados por las siguientes polaridades:
a) Grandes contradicciones culturales de la salud como una virtud, y la enfermedad como un vicio y un pecado.
b) El conflicto social de una creciente individualidad junto a una creciente llamada objetividad, dando como resultado una desindividualización de los síntomas y su comercialización.
c) La necesidad de la enfermedad en nuestra cultura, debido a una gran industria farmacéutica, todo el sistema de salud y el gran mercado de terapeutas de todas las tendencias y también varios grupos ideológicos que dependen financieramente de esto.
d) Los muchos atributos idolatrados de belleza y juventud en nuestra cultura, el temor general a ser diferente; el temor a envejecer y el tabú concerniente a la muerte.
e) La adicción general de nuestra sociedad a la eternidad.
f) El síndrome de ayuda de numerosos grupos religiosos u otros grupos alternativos integrados a una misión que promete rescatar a todos, a fin de asegurarse la salvación para sí mismos
Además de todo esto, el paciente tiene que enfrentarse a remedios basados en un diagnóstico que sólo necesita buscar interferencias a fin de clasificarlas y eliminarlas. Se ha perdido una comprensión profunda de las conexiones internas y externas de la vida, la inserción del individuo en el todo, tales como las mareas, los elementos y el cosmos, y que existe sólo en enfoques rudimentarios de pequeños grupos de la sociedad. Estos a menudo son considerados como grupúsculos o charlatanes.
De forma que no resulte sorprendente que la salud en nuestra sociedad prometa la libertad, es decir ser libre. En tanto la enfermedad signifique que el paciente está atrapado en la red como ya se ha descrito, abandonado a su propia suerte, teniendo que encontrar una salida al tiempo que la energía de su vida se ha debilitado.

Siempre encontraremos una respuesta a cualquiera de las preguntas que nos hagamos, si sólo buscamos en la dirección correcta, en lugar de esperar ciertas soluciones predefinidas.
Esto resulta igualmente válido para nuestro propio cuerpo: nuestro cuerpo tiene su propia farmacia, que interactúa con todo nuestro ser, si aprendemos a usarla adecuadamente. Debemos aprender a lograr el acceso a nuestro propio conocimiento interno. Durante siglos nos hemos acostumbrado a aceptar el conocimiento proveniente del exterior y resulta difícil para nosotros creer que cada uno de nosotros tiene un conocimiento interno que nos ayuda a adaptarnos y a enfrentarnos a todas las situaciones de la vida, y por tanto a enfrentarnos a las enfermedades. En las culturas antiguas la gente enferma preguntaba a los hechiceros, curanderos o a los dioses, al sacerdote y más tarde a los médicos. Muchos pacientes en la actualidad que se resisten a tomar medicamentos químicos, son raudos en tomar cualquier remedio homeopático o natural. El patrón subyacente es, no obstante, el mismo: se espera la ayuda del exterior y por tanto le arrebatamos al cuerpo la oportunidad de desarrollar su propia conciencia. Las enfermedades son  una señal de pasos necesarios en el desarrollo y crecimiento de una persona, y se "disuelven" a menudo exactamente en ese momento, cuando todo el ser comprende profundamente el paso necesario a tomar. Esto resulta así porque ha tenido lugar una integración entre tomar conciencia y la conciencia del cuerpo, que nosotros negamos si tomamos inmediatamente remedios externos en el caso de síntomas ligeros. Tenemos que dejar de ver y sentir el cuerpo como un objeto, y en su lugar, aceptarlo como un farmacéutico viviente con todo su conocimiento interno.

Extracto adaptado escrito por 
Christa Muths
Master en Letras y Ciencias
Directora de espacio, Centro Internacional de Estudios Holísticos
Editora de Treff-Räume espacio time


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