Hemos sido creados para realizar un sueño...

BENDICIONES Y FELIZ DÍA PARA TODAS LA MUJERES!!

¿Cómo hacer para alcanzar los sueños?

 Firmeza y paciencia; firmeza en las actitudes, perseverancia en los ideales. Saber esperar con paciencia ya que lo que le pidamos a Dios, si es su voluntad hacerlo, lo recibiremos en el momento en que menos lo esperemos. Recordar el pasado con cariño y reconciliación; que el pasado no sea nuestro amo ni sus tristes recuerdos nos dominen. No nos martiricemos por una herida que quizás ya cicatrizó y todavía no nos dimos cuenta.
No revivir dolores antiguos, sufrimientos pasados. Lo que ya pasó está en un lugar del pasado que debemos procurar no nos lastime más.
Renacer cada día como el sol, dejando atrás la noche que simboliza el pasado que nos atormenta. Construir una vida nueva o construir de nuevo nuestra vida, mirando hacia lo alto, caminando hacia adelante, que el pasado no sea un lastre sino la oportunidad de iluminar el presente y el futuro. Enfocarnos en las metas, no en las dificultades que supone alcanzarlas. No detenernos en nuestros errores, reflexionemos sobre ellos para no volver a cometerlos, pero pensemos en lo bueno que podemos hacer en el futuro, reparando los errores cometidos y superando los malos momentos. Aprender de las propias experiencias, lo que estuvo mal es mejor rehacerlo a partir de la esperanza y la posibilidad que nos dan el presente y el futuro. No pretendamos que los demás cambien antes que nosotros; tratemos de cambiar nosotros aquello que creemos que debemos modificar dentro de nosotros mismos. Vivir cada día con intensidad, aprovechar el pasado para aprender dejar que el futuro llegue en su momento, teniendo presente que “cada día tiene su propio afán”. Buscar nuestra alma gemela, alguien con quien compartir nuestras luchas, sueños e ideales; alguien que nos entienda, nos apoye y acompañe. No dejemos que nuestra felicidad o nuestra vida dependan de otras personas; es mejor desprenderse y amar en silencio, sin pedir nada a cambio. Debemos aprender a querernos y respetarnos a nosotros mismos, para que otros también nos quieran y respeten; cada persona es única e irrepetible, algo precioso que debemos aprender a conocer. Aprendamos a compartir nuestra alegría, hacerla contagiosa, que expulse la tristeza que hay en los demás y todos puedan compartir tu alegría. La alegría es como un rayo de luz que permanece siempre encendida, iluminando nuestros actos y sirviendo como guía, para nosotros y para todos los que nos rodean o se nos acerquen. Esa luz interior pasará a través de las ventanas abiertas de nuestro espíritu y alegrará e iluminará todos los que están a nuestro alrededor. Muchas veces no elegimos nuestro trabajo pero apreciemos el que tenemos, no importa cuál sea; el trabajo siempre ennoblece a los que lo realizan con entusiasmo y amor. No hay trabajos mejores o peores, solamente trabajos bien o mal hechos, y debemos procurar siempre hacer bien nuestro trabajo; nos proporcionará una satisfacción que ningún dinero puede pagar. Si somos capaces de valorar nuestro trabajo, nos estaremos valorando a nosotros mismos. Nunca nos demos por vencidos; si Dios nos ha dado una vida, es porque sabe que la merecemos y cuánto somos capaces de hacer de ella. El éxito no se mide por los logros, que pueden ser mínimos, sino por los obstáculos que hayamos tenido que superar que quizás hayan sido inmensos. 

”Dios nos ha creado para realizar un sueño. Si vivimos para Él, lo alcanzaremos”.

Marcela E. Díaz

Psic. Transpersonal