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viernes, 22 de marzo de 2013

No eches la culpa al Viento...






Revisa tu Fuego interior

Cuando el fuego está encendido, el viento, lejos de apagarlo le da más fuerzas.


Poco a poco, pacientemente, fue insistiendo en darle tiempo al calor para subir hasta que las llamas enardecieron. ¡Ya tenía una fogata! Y el viento, aun más intenso, lejos de apagarlo era el que mantenía el fuego encendido.
Cuando el fuego está encendido, el viento, lejos de apagarlo le da más fuerzas. Me repetí.
Nuestra verdad personal, lo que somos, lo que valemos, lo que hacemos, es nuestro fuego. Y puede estar tan débil que las brisas de la duda, las críticas, los errores o las contrariedades lo apagan. Y, lejos de querer encenderlo, nos lamentamos del viento que hay.

Pero el viento no apaga el fuego. Es el fuego que decide su destino desde su debilidad o su fortaleza. Si estamos claros, si nuestra llama está bien encendida, esas dudan, críticas, errores o contrariedades, lejos de amenazarnos, nos elevarán. Jesús supo mucho de esto.
Por eso, no le echemos la culpa al viento y revisemos nuestro fuego interior cuando sentimos que lo externo es tan fuerte que nos amenaza. Si tenemos certeza en quien somos, de nuestro valor y lo que podemos ofrecer al mundo, todo nos fortalecerá, incluso el viento en contra.

Julio Bevione

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