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lunes, 15 de abril de 2013

Sobre la Humildad



"Sé tu propia antorcha"

En el budismo la humildad se hace presente en el camino del autoconocimiento. Los efectos de nuestras acciones, palabras y pensamientos (karma) devienen de unas causas cuyos efectos experimentamos en el instante del presente; aceptamos que nadie va a vivir el trabajo de transformación por nosotros, pero uno de los principales peligros del meditador pasa por creerse en la capacidad de hacer este trabajo por sí solo. Éste es el veneno de la auto referencia. El ego se las sabe todas y manipula siempre la realidad a su antojo; el ego fundamenta sus actuaciones inconscientes en la afirmación de poder repetirse una y otra vez a sí mismo. Por ello se cree que todo lo sabe y que a nadie necesita. Ya en el taoísmo, una de las tradiciones de conocimiento más antiguas de la humanidad, encontramos en su obra magna el Tao Te King:
"El que sabe no habla,
el que habla no sabe."
La humildad es una invitación para desarrollarnos a través de una práctica realista, pues radica en ser conscientes de nuestras limitaciones e insuficiencias y actuar de acuerdo a ello. No significa esto que los meditadores deban sentirse personas débiles para afirmar el propio ser, el Ser Real que a todos nos sustenta y unifica en una misma aspiración sincera.
Somos luces y sombras. La luz existe en la oscuridad; la oscuridad existe en la luz. No veas sólo el lado oscuro. No veas sólo el lado luminoso. La humildad implica aceptarnos con ecuanimidad en todo lo que somos y desarrollar al mismo tiempo la naturaleza original de la existencia. Teresa de Ávila dijo:
"El humilde ve las cosas como son,
lo bueno como bueno, lo malo como malo.
En la medida en que un hombre es más humilde
crece una visión más correcta de la realidad."
Necesitamos mentes sanas que operen a pleno rendimiento en la vida cotidiana. Cuando permitimos dejar partir las falsas máscaras de nuestra personalidad y nos centramos en el lenguaje universal del corazón, todo aparece tal cual es. Todo está siendo a cada instante. Simple es la vía del darse cuenta.
La práctica de la meditación zen es desnuda, clara y directa. Supone el fortalecimiento de una imagen cada vez más ajustada del sí mismo, la cual no está reñida con un profundo sentimiento de igualdad y de reconocimiento pleno en el otro.
La humildad es una puerta abierta para que el aire de la compasión refresque las mentes y los corazones de los hombres y mujeres del ahora.

Denko Mesa

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