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lunes, 27 de enero de 2014

Llevemos con nosotros la "QUIETUD"

 
 
¿Qué sucede cuando entramos en la experiencia del silencio?
 
En un principio, nuestro diálogo interno se vuelve todavía más turbulento. Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas. He conocido personas que llegan a la desesperación total el primer o el segundo día que se consagran a guardar silencio durante un período prolongado.

Súbitamente los invade una sensación de urgencia y de ansiedad. Pero a medida que perseveran en la experiencia, su diálogo interno comienza a callar. Y al poco tiempo, el silencio se vuelve profundo. Esto se debe a que después de cierto tiempo, la mente se da por vencida; se da cuenta de que no tiene sentido insistir e insistir si el yo - el espíritu, el que decide - no desea hablar, y punto. Luego, cuando calla el diálogo interior, empezamos a experimentar la quietud del campo de la potencialidad pura.

Practicar el silencio periódicamente, en el momento que más nos acomode, es una manera de experimentar la ley de la potencialidad pura. Otra manera es dedicar un tiempo todos los días a la meditación. Lo ideal es meditar por lo menos durante treinta minutos por la mañana y treinta minutos por la noche. Por medio de la meditación aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la conciencia pura. En ese campo del silencio puro está el campo de la correlación infinita, el campo del poder organizador infinito, el terreno último de la creación donde todo está conectado inseparablemente con todo lo demás.

En la quinta ley espiritual, la ley de la. intención y el deseo, aprenderemos la manera de introducir un leve impulso de intención en este campo para que la realización de nuestros deseos tenga lugar espontáneamente. Pero primero debemos tener la experiencia de la quietud. La quietud es el primer requisito para manifestar nuestros deseos, porque en la quietud reside nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura, el cual puede organizar una infinidad de detalles para nosotros.

Imaginemos que lanzamos una piedra pequeña en un pozo de agua y observamos las ondas que se forman. Al rato, cuando las ondas desaparezcan y el agua quede quieta, quizás lancemos otra piedra. Eso es exactamente lo que hacemos cuando entramos en el campo del silencio puro e introducimos nuestra intención. En ese silencio, hasta la menor intención avanzará formando ondas por el terreno subyacente de la conciencia universal, el cual conecta todo con todo lo demás. Pero si no experimentamos la quietud de la conciencia, si nuestra mente es como un océano turbulento, podríamos lanzar en él todo el edificio Empire State sin ver efecto alguno. La Biblia dice: "Calla, y sabrás que soy Dios". Esto es algo que sólo se puede lograr a través de la meditación.

Otra manera de entrar en el campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica del hábito de no juzgar. Juzgar es evaluar constantemente las cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o malas.

Cuando estamos constantemente evaluando, clasificando, rotulando y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro diálogo interno. Esa turbulencia frena la energía que fluye entre nosotros y el campo de la potencialidad pura. Literalmente, comprimimos el espacio entre un pensamiento y otro.

Ese espacio es nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. Es el estado de conciencia pura, el espacio silencioso entre los pensamientos, la quietud interior que nos conecta con el poder verdadero. Y cuando comprimimos el espacio, reducimos nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.

En Un curso de milagros hay una oración que dice: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda". El hábito de no juzgar crea silencio en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el día con esa afirmación. Y durante todo el día, recordémosla cada vez que nos sorprendamos juzgando. Si nos parece muy difícil practicar este procedimiento durante todo el día, entonces sencillamente digámonos: "No juzgaré nada durante las próximas dos horas" o "Durante la próxima hora, pondré en práctica el hábito de no formar juicios". Después podremos ampliar gradualmente el tiempo.

Por medio del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar, tendremos acceso a la primera ley, la ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso, podremos agregar un cuarto componente a esta práctica:

pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la naturaleza. Pasar un tiempo con la naturaleza nos permitirá sentir la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas de la vida, y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas de la vida. Trátese de un arroyo, un bosque, una montaña, un lago o del mar, esa conexión con la inteligencia de la naturaleza también nos ayudará a lograr el acceso al campo de la potencialidad pura.

Debemos aprender a ponernos en contacto con la esencia más íntima de nuestro ser. Esa verdadera esencia está más allá del ego. No teme; es libre; es inmune a la crítica; no retrocede ante ningún desafío. No es inferior ni superior a nadie, y está llena de magia, misterio y encanto.

El acceso a nuestra esencia verdadera también nos permitirá mirarnos en el espejo de las relaciones interpersonales, porque toda relación es un reflejo de la relación que tenemos con nosotros mismos. Si, por ejemplo, nos sentimos culpables, temerosos o inseguros con respecto al dinero, al éxito o a cualquier otra cosa, estos sentimientos serán el reflejo de la culpabilidad, la inseguridad y el temor básicos de nuestra personalidad. No existe en el mundo ningún dinero o éxito que pueda resolver estos problemas básicos de la existencia; solamente la intimidad con el yo podrá hacer surgir la verdadera cura. Y cuando estemos bien afianzados en el conocimiento de nuestro verdadero yo - cuando realmente comprendamos su verdadera naturaleza - jamás nos sentiremos culpables, temerosos o inseguros acerca del dinero, o de la abundancia, o de la realización de nuestros deseos, porque comprenderemos que la esencia de toda riqueza material es la energía vital, la potencialidad pura; y la potencialidad pura es nuestra naturaleza intrínseca.

A medida que logremos más y más acceso a nuestra verdadera naturaleza, también iremos teniendo espontáneamente pensamientos creativos, porque el campo de la potencialidad pura es también el de la creatividad infinita y el del conocimiento puro. Franz Kafka, el poeta y filósofo austriaco, dijo alguna vez: "No hay necesidad de salir de la habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies".

La abundancia del universo - la espléndida exhibición y riqueza del universo - es una expresión de la mente creativa de la naturaleza. Cuanto más sintonizados estemos con la mente de la naturaleza, mayor acceso tendremos a su creatividad infinita e ilimitada. Pero primero debemos dejar atrás la turbulencia de nuestro diálogo interno, a fin de poder conectarnos con esa mente rica, abundante, infinita y creativa. Y entonces crearemos la posibilidad de una actividad dinámica, pero manteniendo al mismo tiempo la quietud de la mente eterna, ilimitada y creativa. Esta exquisita combinación de la mente silenciosa, ilimitada e infinita con la mente dinámica, limitada e individual, es el equilibrio perfecto de la quietud y el movimiento simultáneos, el cual puede crear cualquier cosa que deseemos. Esta coexistencia de los contrarios - quietud y dinamismo al mismo tiempo - nos independiza de las situaciones, las circunstancias, las personas y las cosas que nos rodean.

Cuando reconozcamos calladamente esta coexistencia exquisita de los contrarios, nos alinearemos con el mundo de la energía - el caldo cuántico, la cosa inmaterial que constituye la fuente del mundo material. Este mundo de energía es fluido, dinámico, flexible, cambiante, y está siempre en movimiento. Pero, al mismo tiempo, es quieto, callado, eterno, silencioso y no cambia.

La quietud en sí constituye la potencia para crear; el movimiento en sí es la creatividad reducida a un determinado aspecto de su expresión. Pero la combinación de quietud y movimiento nos permite dar rienda suelta a la creatividad en todas las direcciones - a donde quiera que el poder de nuestra atención nos lleve.

A donde quiera que vayamos en medio del movimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud. De esa manera, el movimiento caótico que nos rodea jamás nos ocultará la puerta de acceso al manantial de creatividad, al campo de la potencialidad pura.
CÓMO APLICAR LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA

Pondré a funcionar la ley de la. potencialidad pura comprometiéndome a hacer lo siguiente:

1) Me pondré en contacto con el campo de la potencialidad pura destinando tiempo todos los días a estar en silencio, limitándome sólo a ser. También me sentaré solo a meditar en silencio por lo menos dos veces al día, aproximadamente durante treinta minutos por la mañana y treinta por la noche.

 
2) Destinaré tiempo todos los días a estar en comunión con la naturaleza y ser testigo silencioso de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. Me sentaré en silencio a observar una puesta del sol, o a escuchar el ruido del océano o de un río, o sencillamente a oler el aroma de una flor. En el éxtasis de mi propio silencio, y estando en comunión con la naturaleza, disfrutaré el palpitar milenario de la vida, el campo de la potencialidad pura y la creatividad infinita.

3) Practicaré el hábito de no juzgar. Comenzaré cada día diciéndome: "Hoy no juzgaré nada de lo que suceda", y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar.


Deepak Chopra
 "LAS SIETE LEYES ESPIRITUALES DEL EXITO"

martes, 21 de enero de 2014

AMOR Y PACIENCIA

“Con amor y paciencia, nada es imposible.”
DAISAKU IKEDA
 
 
Amar de Verdad...
Quien ama de verdad, sabe ser paciente. Y no digo quien quiere, porque el querer tiende a ser impaciente, mientras que el amar sabe esperar por el bien del otro. No es lo mismo lo que significa un “te quiero” (para mí…) que un “te amo”. Y también, quien es paciente para bien, sabe amar.
Amor y paciencia son dos de los grandes ingredientes de la transformación humana.
Cuando alguien planta un árbol pensando en los que gozarán de su sombra y frutos, ama y es paciente. Su esfuerzo se centra en el bien futuro de los que gozarán de esa semilla que hoy se introduce en la tierra y es regada por primera vez.
Cuando alguien persevera y lo que le mueve frente a la adversidad es el legado que puede dejar a los que vendrán, ama y es paciente.
Nuestros abuelos, los que vivieron guerras mundiales y civiles; el terror, la desgracia, la injusticia, el hambre y la penuria y, a pesar de ello, lo dieron todo de sí tras el sufrimiento y trabajaron con denuedo para que sus hijos, nietos y demás descendientes disfrutaran de un confort y bienestar que ellos ni podían imaginar, amaban y eran pacientes.
Sí, quien ama de verdad practica la paciencia; si me permitís el juego de palabras, la paz-ciencia, la ciencia de la paz.
Giacomo Leopardi, poeta y filósofo italiano del s. XIX dejó escrito este bello pensamiento: “La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo.” Y es cierto. También quien ama de verdad carece de toda apariencia de heroísmo.
Amor y paciencia son dos ingredientes que nos elevan, que nos unen, que tienden a purificar ambientes, vínculos y existencias.
Quién no recuerda a aquel abuelo o abuela que, con deliciosa paciencia y amor, nos enseñaba a atarnos los cordones de los zapatos, las tablas de multiplicar, a jugar a la Oca o al parchís, a leer nuestras primeras frases o a cuidar el huerto.
Si hiciéramos de éste un mundo más paciente, viviríamos más los frutos del amor.
Si amáramos más, no tendríamos tantas urgencias que, demasiadas veces, nacen del miedo, o del ego, que es lo mismo…
 
Álex Rovira

lunes, 13 de enero de 2014

Espiritualidad en acción


 

Que significa ser espiritual? Acaso significa no volver a estar interesado en el mundo físico? .Te privas del gusto del mundo y te confinas a lo etéreo? Cual es el propósito de la espiritualidad?

No tener un claro entendimiento de estas preguntas es negarte a ti mismo un ingrediente vital para tu eficacia y bienestar. La verdadera espiritualidad está completamente separada de todo lo sobrenatural y poderes ocultos, que son tan populares hoy en día. Incluso es diferente de la religión. Verdadera espiritualidad trata de conciencia y comportamiento. Muy simple, significa tener una buena conciencia de tu eterna identidad espiritual y el tipo de valores que necesitas para estar vivo. Estar totalmente claros acerca de tu valor inherente, y como este puede ser reflejado en el diario vivir.

Las personas espirituales son simples, exitosas en aplicar un sentido elevado del ser en la manera que viven sus vidas. El propósito de la espiritualidad es hacernos mas efectivos, por medio de ayudarnos a mejorar nuestro actuar. !La espiritualidad y la acción trabajan juntas!

Esta trae un significado a las acciones, y las acciones traen un propósito a nuestra espiritualidad. La espiritualidad juega un papel importante en el diario vivir, no obstante, es  necesario un esfuerzo para iniciar el proceso. La búsqueda es el primer paso. Es natural buscar, para descubrir que es verdadero, real, inmortal. Sin embargo, hay un paso después de buscar, lo cual es comenzar a fundamentar todo lo tuyo - los pensamientos, palabras, acciones, relaciones, etc. - en lo que has encontrado; lo que has llegado a saber. Es aquí donde COMIENZAN LOS ESFUERZOS. Por ejemplo, pensar positivamente.

Podrías, en el transcurso de la búsqueda espiritual, entender el poder del pensamiento, cuales son buenos para ti y cuales no. Un pensamiento positivo es la paciencia, el amor o cualquier virtud propia de estos. Es la virtud que crea el pensamiento positivo. Pero solo cuando la virtud es manifestada en la actitud, discurso o comportamiento que la espiritualidad en acción comienza. Esto significa usar tu espiritualidad entendiendo el diario vivir.

Hay una escasez de los recursos necesarios para la verdadera felicidad tanto interior como exterior. Aunque la vida podría ser “solo para vivirla”, actualmente hay algo más que necesitamos hacer con ella. Las personas deben entender esto: que además de que la vida es “solo para vivirla”, también es algo por hacer, por crear. No estoy diciendo que simplemente disfrutar la vida es incorrecto, pero disfrutarla y de igual manera hacerse cargo de ella – aprendiendo como formarla y dirigirla- esto te permite sacar más provecho de ella. Para lo cual debes tener un entendimiento claro de tus recursos internos, de cómo las energías del pensamiento y sentimientos están formadas y cual es su fuente. Aquí es donde una educación espiritual puede ser de ayuda, pues te habilita el entendimiento de las necesidades esenciales de tu ser interior y te las satisface. Traer la espiritualidad a la acción tiene un efecto directo y positivo en cuatro áreas específicas de la vida: el bienestar interno, efectividad como persona, potencial de liderazgo y en el perfil profesional. Es de notar como estas cuatro áreas influyen directamente en la vida y tu habilidad para vivirla. Esto entra en contraste con la popular suposición de que la espiritualidad debe de alguna manera estar separada de la vida, que la meta de la práctica espiritual es realmente la práctica en si misma, y que debe suceder aislada de la vida. De hecho, estos cuatro aspectos son ejemplos de cómo la espiritualidad es para ser usada en la vida, de como la espiritualidad y la acción están conectadas.

BIENESTAR INTERIOR
El desarrollo del bienestar interior comienza según aprendes a cuidar dos de los aspectos

(internos) básicos: el intelecto y la mente. El intelecto es tu inteligencia, tu capacidad de tomar decisiones y, a través de la habilidad de concentración ver las cosas mas claras. La mente crea los pensamientos y emociones. Lo primero es entender lo que la mente y el intelecto quieren. Entender cómo funcionan te ayuda a empezar a direccionarlos y comienzas a entender cómo quieres que funcionen, que quieres de ellos. El cambio comienza aquí. Cuando llegues a conocer este nivel de tu ser, definitivamente experimentaras cambios positivos hacia tu interior, y el sentimiento de estar a cargo. Estos cambios dirigen hacia el progreso, un constante crecimiento personal, el cual es muy refrescante. Por lo tanto rápidamente puedes sentir que la vida sin que este tipo de energía fluya se vuelve rutinaria,

aburrida y llena de dificultades.

La gente ha estado viviendo con conflictos internos por tanto tiempo, muchos creen que son naturales y es normal tenerlos. Pero actualmente este tipo de tension interior crea una gran pérdida en tu energía sutil. Es como si existiera una fuga, por lo que no importa cuan feliz o bien te puedas sentir, pues en cualquier momento cambiaras a sentimientos de frustración, cansancio, calamidad. Una vez empiezas a manejar mejor las energías de pensamiento, comienzas a ver los problemas de una manera distinta. Realmente los problemas son de nuestra propia creación. La situación causante de tantas complicaciones puede experimentarse como una lección hecha a la medida, diseñada especialmente para ayudarte a avanzar. Una vez comienzas a apreciar esto, entre cada problema, se revela algo que necesitamos desarrollar para nuestro propio progreso, porque los vemos como medio para movernos siempre hacia delante.

El amor es un factor importante en esto. Necesitamos dejar de ser tan duros con nosotros mismos, y traer entendimiento y respeto a nuestros esfuerzas de realización personal. El amor se convierte en un amplio camino en la resolución de conflictos – incluso en los internos - acompañado de las elevadas energías de felicidad, paz y poder.

Extracto de Articulo de Sister Mohini, Coordinadora Regional de las Americas Tomado de la revista Retreat numero 7,
Brahma Kumaris World Spiritual University

viernes, 10 de enero de 2014

Siete grados del Amor

Puede alguien recordar el amor?. Es como querer conjurar el aroma de las rosas en un sótano. Podrías ver la rosa, pero el perfume, jamás. Y esa es la verdad de las cosas, su perfume. Arthur Miller
 
 
Los Siete Grados del Amor.
El árbol genealógico es una historia de parejas. Una historia donde vemos cómo se encontraron y que habla de amor…
¿Qué es el amor?
Es una pregunta que debemos hacernos. Al igual que hay grados de consciencia, también hay grados de amor
¿Cuántos grados hay?
Son Siete Grados del Amor.
Amor Material
El primer grado es el material, el amor más simple, es base de toda relación. Donde lo fundamental es la compañía, viven acompañándose aunque no hagan cosas juntos.
¿Tan importante es la compañía?
El primer instinto del niño es escuchar el corazón de su madre, sentirse acompañado. La importancia de acompañar la podemos observar cuando acudimos a ver a una persona enferma o cuando abrazamos sin mediar palabra a una persona que sufre. En ambos casos la persona siente un gran alivio, es el calor humano.
¿Qué otra cosa resulta fundamental para tener una buena relación en este nivel?
Alejandro Jodorowsky habla de la necesidad absoluta que tenemos de caricias. A lo largo del día vamos acumulando caricias: cuando nos dan los buenos días, si nos felicitan por algún motivo, etc.
¿Cómo puedo percibir que algo está fallando en este nivel?
Hay que preguntarse: ¿Cómo comparto el territorio con mi pareja? ¿Cómo comparto el dinero en común? ¿Cómo comparto el tiempo? ¿Cómo comparto la comida?
Incluso tomar consciencia de que si sus ruidos (o ronquidos) me molestan sobremanera es porque hay algo que trabajar en este nivel.
¿Dónde pueden estar los orígenes de los problemas en este nivel?
Resulta conveniente buscar en el propio árbol genealógico y ver qué tipo de relación material nos dio nuestra familia, si tuvimos problemas con nuestros hermanos por el territorio, etc. Podemos estar proyectando nuestros problemas con el árbol sobre nuestra relación de pareja.
Amor Sexual
Se refiere a las relaciones sexuales de la pareja, algo fundamental, pero que si es sólo eso se convierte en una catástrofe.
¿Qué más puede haber?
Marianne Costa añade que el amor sexual también es el amor en la creatividad, que puede tomar muchas formas…Hasta el punto de que en algunos árboles genealógicos el nudo sadomasoquista sustituye la relación sexual que debería haber entre los padres.
¿Qué podemos preguntarnos respecto a este grado?
Por ejemplo: ¿Cómo es la tensión sexual con nuestra pareja? ¿Cuántas veces por semana hacemos el amor?
La pareja es material y también sexual, cuando no hay una sexualidad realizada ni experimentación sexual es porque hay problemas en este grado.
¿Qué tipos de problemas?
Eyaculación precoz, frigidez, etc.
¿Algún otro problema?
Si algo mata la sexualidad de la pareja es que ésta se diluye a veces en la familia política o en los hijos. Los suegros “adoptan” a su nuera o yerno como hijo y nos cae encima la prohibición del incesto ya que la pareja se convierte en un hermano o una hermana.
Una pregunta fundamental que podemos hacernos…
Dice Alejandro Jodorowsky que resulta esencial pensar que nacimos de un coito. Nos toca imaginarnos cómo fue esa relación, algo que debemos pensar con mucha consciencia.
Amor Emocional
Entramos en un grado que enriquece los dos anteriores: el material y el sexual. Hay un intercambio de emociones entre la pareja.
¿Es el máximo a lo que se puede aspirar?
Es sólo un grado más, si nos quedamos aquí aparecen los celos, la rabia, el exceso de susceptibilidad, la ofensa y toda la “miseria emocional negativa”.
Dice Alejandro Jodorowsky que podemos arruinar una bella relación a causa de esta miseria y aparecen las peleas que duran tres días. Una pareja puede tener una buena relación sexual y estar en una catástrofe emocional que señala un trabajo por hacer.
¿Cuál es la principal diferencia con el grado anterior?
Marianne Costa explica que lo interesante del amor emocional es que funciona al revés que el amor sexual. Cuantas más personas somos capaces de amar al margen de la pareja, (las amistades que nos rodean) mejor funciona la relación emocional. En cambio, si sólo cuentas con tu pareja para establecer una relación emocional profunda, esta se convierte en agobiante.
Amor Mental
Son dos intelectos que se unen, tiene que haber una comprensión mental…
¿Pero y si la pareja tiene otras ideas distintas?
No importa. Hay que aceptar el pensamiento del otro con cariño, deseo, necesidad… Hay que llegar a una comprensión mental.
No se trata de que uno repita como un loro las ideas del otro ya que en ese caso estaremos frente a una invasión y un dominio.
Muchos temen a una mujer inteligente
Alejandro Jodorowsky considera que es un gran error… Y plantea que nos preguntemos si nuestros padres se comprendían mentalmente.
Amor Consciente
Alejandro Jodorowsky lo define: ” Es esencialmente desarrollar los valores del otro”.
¿Cómo?
En el amor consciente trabajamos para que el otro se desarrolle: a nivel económico, sexual, emocional o mental. Es el gran respeto por el otro, donde no impedimos su desarrollo.
¿Hay parejas que se impiden alcanzar este grado?
Jodorowsky dice que es el caso de la persona que acude a un taller y hace un avance, pero cuando llega a casa su pareja desprecia ese trabajo. En el fondo no acepta que uno progrese mientras que el otro se queda en el mismo nivel.
¿Cómo lo podríamos acabar de explicar?
Según Marianne Costa el amor consciente es el amor a la obra. Cuando te das cuenta que estoy yo, estas tú y está la pareja.
¿Que hay tras este grado?
Cuando nos damos cuenta de que nuestros cuatro centros gozan de buena salud ves que el encuentro con tu pareja no es un hecho casual, no es por azar, hay una finalidad, una misión. La pareja deja una huella en el mundo.
Amor Cósmico
Alejandro Jodorowsky lo define como un amor que contribuye al desarrollo y a la salvación del mundo. La pareja tiene una misión salvadora…
¿Cuál?
Crear el ser del futuro. Salvan el árbol y el árbol se va a extender en un bosque. Es el centro de un trabajo salvador. Cualquier cosa que dice esta pareja tiene una repercusión a escala mundial.

Marianne Costa añade que cuando te unes a alguien, la primera pregunta es: “¿cuál va a ser nuestra obra común?”.
Amor Divino¿Qué es?
Es la pareja para la eternidad.
Escapa a la dimensión humana…
El ahora es una partícula de la eternidad. Lo verdadero nunca termina.
Tomás de Aquino decía: “El amor que puede concluir, nunca fue un amor verdadero”.
Es el grado que nos gustaría alcanzar

Todos tenemos nostalgia, por no haber tenido por padres una pareja que alcanzara este grado de amor.

Textos basados en un taller de Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa.

miércoles, 8 de enero de 2014

Borra hábitos

"El desorden mental genera problemas sin límites. Las poluciones mentales magnifican el problema." R. Calle


 
OLVIDAR
 
Se van acumulando constantemente conocimientos, informaciones y saberes pero no se desarrolla la sabiduría. Aunque se aprende a diario, se acaba la existencia sin haber sabido vivir. El saber que se aprende en los libros tiene su importancia, pero es de corto alcance y resulta insuficiente para desencadenar una comprensión profunda de la vida; al final no se ha aprendido que también es necesario olvidar.
"Todos los días debemos olvidar y aprender algo"...reza un antiguo proverbio. Sólo así hay renovación.  no obstante el Ser Humano no ha aprendido a soltar. Sigue "ocupando" sin "desocupar".
En la mayoría de las personas la atención está embotada, solo brota mecánicamente cuando algo, para bien o para mal, es capaz de causar fascinación.  Es esta una atención automática que tiene también una fuerte carga de falta de atención, es decir, no es una atención plena, surge por unos instantes y enseguida se pierde en interpretaciones y juicios. No penetra, no esclarece, no es verdaderamente vital porque no revela ni modifica la percepción.  No es la atención despierta y consciente; es la atención de una mente atiborrada y confusa.
La mente está llena de hábitos y la fuerza que crea el hábito es enorme, y, sobre todo, muy condicionante.  Hay que aprender a borrar muchos hábitos, patrones y compartimentos mentales para recuperar la frescura y sabiduría de la mente.  Todo esto requiere un método, porque no basta sólo con desearlo ya que los viejos hábitos se imponen a pesar del propio deseo.
 
Ramiro Calle

viernes, 3 de enero de 2014

Experimentemos nuestra "Divinidad"

Cuando trabajas, eres como una flauta a través de cuyo corazón el susurro de las horas se convierte en música… ¿Y qué es trabajar con amor? Es tejer una tela con hilos sacados de tu corazón, como si tu amado fuese a vestirse con esa tela…
Khalil Gibran, en “El profeta”
 

Si deseamos utilizar al máximo la Ley del Dharma, es necesario que nos comprometamos a hacer varias cosas:
Primer compromiso: Por medio de la práctica espiritual buscaremos nuestro yo superior, el cual está más allá de nuestro ego.
Segundo compromiso: Descubriremos nuestros talentos únicos, y después de descubrirlos disfrutaremos de la vida, porque el proceso del gozo tiene lugar cuando entramos en la conciencia atemporal. En ese momento, estaremos en un estado de dicha absoluta.
Tercer compromiso: Nos preguntaremos cuál es la mejor manera en que podemos servir a la humanidad. Responderemos esa pregunta, y luego pondremos la respuesta en práctica. Utilizaremos nuestros talentos únicos para atender a las necesidades de nuestros congéneres los seres humanos; combinaremos esas necesidades con nuestro deseo de ayudar y servir a los demás.
Descubramos nuestra divinidad, encontremos nuestro talento único y sirvamos a la humanidad con él; de esa manera podremos generar toda la riqueza que deseamos. Cuando nuestras expresiones creativas concuerden con las necesidades del prójimo, la riqueza pasará espontáneamente de lo inmanifiesto a lo manifiesto, del reino del espíritu al mundo de la forma. Comenzaremos a experimentar la vida como una expresión milagrosa de la divinidad, no ocasionalmente, sino a toda hora. Y conoceremos la alegría verdadera y el significado real del éxito, el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu.
 
Deepak Chopra
 
 

jueves, 2 de enero de 2014

SENCILLEZ

No hay nada que lograr, nada que ganar, nada que alcanzar. Mientras estés haciendo algo por alcanzar tu meta, eso será un mecanismo de perpetuación del ego. Todo lo que desees alcanzar será un ejercicio del ego...No tienes que comprender absolutamente nada. No es que sea difícil, es muy simple... y entonces alli habrá paz en ti... 
 

Quisiera dilucidar qué es la sencillez; y de allí quizá podamos llegar al descubrimiento de la sensibilidad. Pensamos, al parecer, que la sencillez es mera expresión externa, vida retirada; tener pocas posesiones, andar de taparrabo, carecer de hogar, usar poca ropa, tener una exigua cuenta bancaria. Eso, evidentemente, no es sencillez. Eso es mero exhibicionismo. Y a mí me parece que la sencillez es esencial. Pero la sencillez sólo puede surgir cuando empezamos a comprender el significado del conocimiento propio.  La sencillez no es mera adaptación a un modelo. Se requiere mucha inteligencia para ser sencillo, y no simplemente, amoldarse a cierto dechado, por meritorio que él sea en su aspecto externo. Por desgracia, casi todos empezamos por ser sencillos en apariencia, en las cosas externas.
Es relativamente fácil tener pocas cosas y estar satisfecho con ellas, contentarse con poco y hasta Compartir ese poco con los demás. Pero una mera expresión externa de sencillez en las cosas, en las posesiones, no implica por cierto sencillez en el fuero íntimo. Porque, tal como el mundo es actualmente, se nos incita desde afuera, desde lo exterior, a tener más y más cosas. La vida está haciéndose cada vez más compleja. Y, con el fin de escapar a todo eso, tratamos de renunciar o de desprendernos de las cosas; automóviles, casas, organizaciones, cines, y de las innumerables circunstancias que desde lo externo ejercen presión sobre nosotros. Creemos que seremos sencillos viviendo retirados. Muchos santos, muchos instructores, han renunciado al mundo; y me parece que tal renunciación por parte de cualquiera de nosotros no resuelve el problema. La verdadera sencillez, la sencillez fundamental, sólo puede originarse en el fuero íntimo; y de ahí proviene la
expresión externa. Cómo ser sencillos, es entonces nuestro problema; porque esa sencillez nos hace más y más sensibles. Una mente sensible, un corazón sensible, son esenciales, pues entonces uno es capaz de percepción rápida, de pronta recepción.
Es, pues, indudable, que sólo se puede ser interiormente sencillo cuando uno comprende los innumerables impedimentos, apegos, temores, que a uno lo tienen sujeto. Pero a la mayoría de nosotros nos gusta estar sujetos a las personas, a las posesiones, a las ideas. Nos gusta ser prisioneros. Interiormente somos prisioneros, aunque en lo externo parezcamos muy sencillos.
Interiormente somos prisioneros de nuestros deseos, de nuestros apetitos, de nuestros ideales, de innumerables móviles. Y la sencillez no puede hallarse a menos que seamos interiormente libres.
Ella, por lo tanto, ha de empezar primero en lo interno, no en lo exterior.
Hay, por cierto una extraordinaria libertad cuando uno comprende todo el proceso del creer, cuando uno comprende por qué la mente se apega a una creencia. Y, cuando uno se ve libre de creencias, hay sencillez. Pero esa sencillez requiere inteligencia; y para ser inteligente hay que darse cuenta de los propios impedimentos. Para darse cuenta hay que estar constantemente en guardia, sin asentarse en determinada rutina, en determinado tipo de acción o de pensamiento. Porque, después de todo, lo que uno es en su interior influye sobre lo externo. La sociedad, o cualquier forma de acción, es la proyección de nosotros mismos; y, si no nos transformamos interiormente, la mera legislación significa muy poco en lo externo; puede traer ciertas reformas, ciertos reajustes, pero lo que uno es en su interior se sobrepone siempre a lo externo. Si interiormente uno es codicioso, ambicioso, si persigue ciertos ideales, esa complejidad íntima terminará por trastornar, por demoler la sociedad externa, por cuidadosamente planeada que ella pueda estar.
Por eso, ciertamente, uno tiene que empezar por el fuero íntimo, sin excluir ni rechazar lo externo. No hay duda de que llegáis a lo interno al comprender lo externo, al descubrir por qué el conflicto, la lucha, el dolor, existen en el mundo exterior; y a medida que esto se investiga más y más, penetra uno naturalmente en los estados psicológicos que producen los conflictos y miseria externas. La expresión externa es mero indicio de nuestro estado interior; mas para comprender ese estado íntimo, uno ha de enfocarlo a través de lo externo. Eso es lo que casi todos hacemos. Y, al comprender lo interno -no en forma exclusiva, ni rechazando lo externo, sino comprendiendo lo externo y de ese modo llegando a lo interno- encontraremos que, al proseguir investigando las íntimas complejidades de nuestro ser, nos hacemos cada vez más sencillos y más libres. Es esa sencillez interior la que resulta esencial. Porque esa sencillez crea sensibilidad. Una mente que no es sensible, que no está alerta, que carece de percepción, es incapaz de receptividad, de toda acción creadora. Por eso es que dije que la conformidad, como medio de llegar a la sencillez, realmente embota e insensibilizan la mente y el corazón. Cualquier forma de compulsión autoritaria -impuesta por el gobierno, por uno mismo, por el ideal de realización, etc.- cualquier tipo de conformidad tiene que contribuir a la insensibilidad, a que no seamos interiormente sencillos. Exteriormente podéis someteros y dar la impresión de sencillez, como lo hacen muchas personas religiosas. Ellas practican diversas disciplinas, ingresan a distintas organizaciones, meditan de una manera especial, etc., todo lo cual les confiere una apariencia de sencillez. Pero tal  conformidad no contribuye a la sencillez. Ninguna forma de compulsión puede jamás llevar a la sencillez. Al contrario: cuanto más reprimís, cuanto más substituís, cuanto más sublimáis, menos sencillez existe. Cuanto mejor comprendáis, empero, el preciso de la sublimación, de la represión, de la substitución, mayor será la posibilidad de sencillez.Nuestros problemas sociales, ambientales, políticos, religiosos, son tan complejos, que sólo podemos resolverlos siendo nosotros sencillos, no volviéndonos extraordinariamente eruditos y sagaces.
 
J. Krishnamurti

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