La enfermedad es un pensamiento desprovisto de paz y Amor
Kenneth Wapnick asegura que la enfermedad “es un conflicto en la mente (culpa) que se desplaza al cuerpo”. Sobre este tópico, asevera Sondra Ray: “Cuando alguien parezca estar enfermo, no nos pongamos de parte de la enfermedad. Creer que un Hijo de Dios puede estar enfermo es creer que una parte de Dios puede sufrir. Cuando alguien está enfermo es porque no sabe que posee en sí mismo la paz que pidió. Aceptemos que Dios está dentro de nosotros… ¡esto nos devolverá el conocimiento del amor de Dios, que habíamos olvidado! De esta manera, aceptaremos la paz existente en Él”.
La enfermedad es falta de paz: es una percepción neurótica donde los pensamientos negativos de culpa, resentimiento, miedo e ira han sustituido al Ser Superior en el altar de nuestra mente. La enfermedad es un signo de cómo nos juzgamos a nosotros mismos. Es un símbolo claro de nuestro alejamiento del Amor: sanar –por tanto- es una señal de que hemos vuelto a Él. Volver al Amor es volver a Dios: y gracias al Cielo, en mi caso particular, dispongo de un par de pequeños maestros que me lo recuerdan todos los días…
Sabiamente, ha escrito Marianne Williamson: “nuestro cuerpo no es más que una pantalla en blanco sobre la cual proyectamos nuestros pensamientos. La enfermedad es la materialización de un pensamiento sin amor”. Por tanto, la salud consiste extender la realidad del amor en cada cosa que hagamos, en cada palabra que pronunciemos, en cada sonrisa que obsequiemos, en cada beso y abrazo que prodigamos, en cada pensamiento que cultivemos…
Cada segundo del día que no dediquemos a la extensión del amor es una oportunidad que perdemos de sanarnos y sanar al entorno que nos rodea. Desde esta perspectiva, no hay tarea insignificante, no hay acción sin importancia, no hay pensamiento intrascendente.
La oportunidad de sanar –vale decir, de volver a Dios y al Amor- está siempre a la vuelta de la esquina: cuando tomamos una decisión desde nuestro despacho laboral; cuando atendemos a los clientes que requieren de nuestros servicios; cuando enviamos bendiciones a un amigo o amiga a través de un correo electrónico; cuando preparamos la comida para la familia; cuando oramos en la silenciosa intimidad de nuestros aposentos; cuando abrazamos a nuestros hijos o cuando ellos nos abrazan a nosotros.
En este instante, tú y yo tenemos la chance de sanar ese añejo rencor, ese molesto achaque, esa dolencia crónica, esa mente adolorida y encabritada. Comunícate con el Yo Superior que habita en tu seno y ábrele –de par en par- las remozadas puertas de tu Alma.
Carmelo Urso
Las personas "Willow"...y la Flor que ayuda a superar esa actitud
Los resentimientos y amarguras por el curso que la vida ha tomado muchas veces hacen que se envidien los éxitos y las alegrías de los demás y no puedan darse cuenta que sus propias vidas van bien, prefiriendo concentrarse en aquello que ha salido mal. La gente Willow es refunfuñona y cuando enferman son pacientes difíciles, porque nunca están satisfechos con lo que se está haciendo por ellos. Willow se puede comparar con Holly en el sentido que también es un estado negativo dirigido a otros. Pero mientras Holly arde con odio, sospecha, rencor por falta de Amor, Willow lo hace con resentimiento y autocompasión.
Ver artículo relacionado: "Liberándose del resentimiento" ( Flores: Holly y Willow)
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Información adaptada,
tomada de Centro Bach-Inglaterra
9 comentarios:
Muchos de los males que padecemos los humanos, es pura cuestion de la mente.
buena reflexion, un placer leerte.
feliz semana.
Que interesante, confiemos en la voluntad de su Presencia constante dentro de nuestro Ser.
Gracias, un abrazo.
John lennon dijo "el amor es la respuesta y tú lo sabes muy bien".
No hay nada como alegrarse por el éxito y las alegrías de los demás, te enriquce y te trae cosas buenas.
Un beso.
Un gusto llegar por aquí y encontrarme con este post que le llega a una directo a la conciencia. Estoy absolutamente segura que las emociones negativas y la ausencia de amor no sólo enferman si no que son la enfermedad del planeta. El asunto es como ejercitar la mente y el espíritu para que cada día esa conciencia esté viva en nuestras acciones, en nuestras palabras, en nuestras reacciones en medio de los avatares y conflictos del existir. Ahí está la tarea y ¡cuesta! ¡a practicar entonces!
Te dejo un saludo fraterno desde el confin austral
Ricardo, todos los males son de la mente, nada malo surge del corazón...
Merce, confiemos en que el amor gane siempre a la razón
Vida, alegrarse por la bienaventuranza de los demás nos llena de amor...y como dice Lennon, el amor es la respuesta!
Gracias por su paso por acá,
un abrazo grande
Hola Eva! cada vez debemos ser mas conscientes y actuar solo con Amor, esa es el camino para una vida sana y plena.
Gracias por llegar hasta aquí con tu comentario.
Te dejo un fuerte abrazo con hojas de otoño!
Graciela qué interesante tu entrada. Muchas veces es cierto que hay enfermedades que son ocasionadas por nosotros mismos, por nuestros pensamientos de culpa y demás, y que con paz, meditación, oración a Dios, relajación, etc, se pueden curar, pero seguro que hay otras enfermedades que están ahí, que genéticamente las heredamos, y que es muy difícil curar por mucho que nosotros nos lo propongamos, ojala.
Beeesos encanto.
Todas las enfermedades son avisos que nos da el cuerpo de que nuestra alma no anda bien. Y nos masnda el aviso para que reflexionemos, no para que nos tomemos pastillas para acallar las molestias. Todo son avisos, pero normalmente cerramos los ojos.
¿La mejor medicina...el amor?.
Todo lo cura, todo lo sana.
En eso estamos.
Abrazos
Hola Mária! todas son señales...y la única medicina que siempre sana es el amor...
Abrazo grande!
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