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jueves, 15 de julio de 2010

Amor y compromiso

El Amor y el terrible miedo al compromiso

Es básico conocer nuestro estilo afectivo para ser capaces de vivir acorde con el con integridad y sin hacer daño a los demás.

EL APEGO HOY
Nunca amamos a nadie: amamos la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos.
(Fernando Pessoa)

Estudios mas recientes han actualizado esta teoría y han adecuado los estilos de tal manera que llega a entenderse por que tanta gente teme el compromiso. Así, se puede hablar de cuatro estilos en los que todos andamos mas o menos metidos: el seguro, el preocupado, el huidizo y el temeroso.
A grandes rasgos, y para no andar con demasiados tecnicismos psicológicos, el estilo seguro se reconoce porque mantiene un adecuado equilibrio entre las necesidades afectivas y la autonomía personal. Suelen ser personas que tienen un modelo mental positivo tanto de si mismas como de los demás, es decir, que confian en si mismas, con una elevada autoestima y comodidad en las relaciones interpersonales y en la intimidad.
El estilo preocupado se caracteriza por un modelo mental negativo de si mismo y positivo de los demás, con una elevada necesidad de apego. Son personas con baja autoestima, conductas de dependencia, con una necesidad constante de aprobación y una preocupación excesiva por las relaciones. En los casos extremos puede caer en conductas hostiles.

EL MIEDO A AMAR
La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros (paul Claudel)

Al estilo huidizo se le puede añadir la coletilla "alejado", puesto que viven las relaciones en un estado continuo de acercamiento-alejamiento.
Son los que mas dicen quererse enamorar para después sentirse con la soga al cuello. Por eso huyen. Suelen ser personas con una elevada autosuficiencia emocional, una baja activación de los deseos de apego, muy orientados al logro de sus objetivos y una elevada incomodidad con la intimidad. Por desgracia, los que sufren este tipo de apego confunden su necesidad de alejamiento con la falta de amor y por eso rompen relaciones una detras de otra. Son los mas proclives a huír del compromiso, y cuando lo logran hay que procurar no atarlos en corto plazo.
Finalmente esta el estilo temeroso, con un modelo mental que podríamos caracterizar como "yo estoy mal, pero tu estas peor". Se caracterizan por sentirse incómodos en situaciones de intimidad, por una elevada necesidad de aprobación, por considerar las relaciones como algo secundario y por una baja confianza en si mismos y en los demás. El estilo temeroso tiene necesidades de apego frustradas, puesto que, al mismo tiempo que necesitan el contacto social y la intimidad, el temor al rechazo que les caracteriza les hace evitar activamente situaciones sociales y relaciones intimas.
A todo ello hay que sumar las experiencias vividas que modelan sin duda nuestros estilos afectivos. Aunque podríamos discutir que fue primero, si el huevo o la gallina, o el nido, es cierto que el miedo a amar también se reconoce ante los sufrimientos causados por amores mal entendidos. Por engaños y autoengaños. Por corazones rotos y por el dolor del desamor. Nadie quiere volver a sufrir asi. No es necesario. Por eso podemos aprender a amar desde la plenitud. Y eso empieza por aprender a amarse a uno mismo.

AMAR CON CONCIENClA
Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección
(Antoinede Saint-Exupery)

Conocer el estilo afectivo propio es fundamental. Primero para poder identificar las dificultades que tenemos en el marco de las relaciones y que no dependen solo de con quien nos juntamos, para tomar responsabilidad sobre ello. Pero también significa aprender a vivir de acuerdo con el estilo afectivo que queramos desarrollar en la vida. No todo el mundo tiene que pasar por la vicaria, ni tiene que tener una familia, ni es un discapacitado emocional por no convivir en pareja. Lo importante es responsabilizarse de las elecciones que hacemos en cada momento, con integridad y sin dañar a los demás.
Arrastramos aún la necesidad de crear marcos en los que encajar nuestra existencia. Son útiles, ya que así sabemos como actuar y donde están los límites. Pero también nos quitan flexibilidad, no nos permiten, como la vida misma, fluír con el presente y con los acontecimientos, sino que nos etiquetan, normativizan y crean expectativas y obligaciones que nos quitan autenticidad. Eso es lo que ocurre con el amor a veces. Se dan por hecho tantas cosas que es inevitable vivir en el autoengaño. Por eso, cuando Cupido se quita la venda de los ojos, no nos podemos creer en lo que nos hemos convertido.
Prefiero pensar que hoy disponemos de una conciencia diferente, la cual nos permita elaborar las relaciones día a día, sabiendo que andamos continuamente sobre la fina cuerda de la incertidurnbre y que todo se debe ir resolviendo si hay capacidad de amarse. Y eso empieza por asumir como amamos y como queremos ser amados. _



Por Xavier Guix.














1 comentario:

Adriana Alba dijo...

Nos has dejado una interesante guía sobre las personalidades amatorias, para tener muy en cuenta.
Son tan diversas como seres humanos hay!

Gracias Graciela excelente entrada.

Abrazos.

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