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viernes, 10 de septiembre de 2010

Trabajo de Desidentificación

 
Trabajo terapéutico de Desidentificación
Este ejercicio se basa en el descubrimiento ( o redescubrimiento) del testigo central que mora en nuestro interior:

Un núcleo profundo y creativo que se encuentra en el fondo, bajo las aguitadas aguas de la emoción, los fríos discursos de la lógica o los sufrientes dolores carnales.  Nos permitirá observar con tranquilo desapego lo que antes nos inmovilizaba, dolencias de cada índole, porque hacíamos causa común con ellas.
A ese testigo transpersonal o yo trascendente hemos de hallarlo al desidentificarnos de todas las intancias particulares, ya sea mentales, emocionales o físicas.  Así, para trascender una emoción, sensación, idea, recuerdo o vivencia perturbadora, es preciso desidentificarnos de ellas. Y lo hacemos al darnos cuenta de que esas experiencias no somos nosotros, no son nuestro verdadero Ser...¿Para que dejarnos esclavizar por ellas?
De protagonistas sufrientes, pasamos a ser testigos contemplativos.

A través de este trabajo transpersonal se  logra que el ser personal ( deseos, expectativas, rechazos) se vaya desprendiendo, al tomar conciencia de que no es lo mas importante, porque dentro de nosotros hay un ser mas profundo, que trasciende esas instancias superficiales ante la intensidad del núcleo esencial.

Ello no significa que vayamos a vivir en un mundo de indiferencia o de desprecio por lo terrenal.  Al contrario, nos permite profundizar nuestras experiencias hacia una mayor libertad, soltura y estabilidad.

  • Primer Paso: Este paso nos permite descubrir en nosotros la unidad subyacente mente-cuerpo.  Para ello, se trata de sentir las piernas, el vientre o los hombros, no de pensar en ellos; es decir; reemplacemos imágenes y pensamientos por la pura vivencia. Nos tendemos de espaldas sobre una alfombra.  Brazos y piernas ligeramente separados.  Cerramos los ojos, respiramos profunda y  naturalmente, y empezamos a explorar las sensaciones corporales. Dejamos que la atención recorra todo el cuerpo.  Y, sin expectativas, como si flotáramos, nos fijamos si experimentamos alguna sensación, positiva o negativa, en las diferentes partes del cuerpo. ¿ Puedes sentir las piernas?, ¿el corazón?, ¿el vientre?, ¿los ojos?; ¿los genitales?, ¿ el cuero cabelludo? ¿ los pies?, ¿las manos? ¿ cuales de esas partes siento vitales y fuertes, y en cambio qué partes parecen opacas, pesadas, sin vida, tensas o dolorosas?  .  Durante unos minutos hacemos el recorrido y advertiremos cuántas veces nos hemos perdido en ensoñaciones...¡¿ Tanto nos cuesta sentirnos?!... En un segundo momento comenzamos a respirar lenta y profundamente, llevando la inhalación desde la garganta al abdomen y al ombligo, hasta colmar todo el vientre, como si tuvieramos un gran globo que llenamos con cada inhalación, un globo suave en el interior del pecho y fuertemente sobresaliente en el abdomen, y el ombligo.  Al exhalar, el globo se vacía.  repetimos varias veces.  Nos fijamos qué zonas están tensas, doloridas o adormecidas.  Al inhalar, vamos aspirando una fuerza vital que carga el cuerpo de vida y de placer, y en la exhalación liberamos esa energía como placer que impregna totalmente la unidad psicofísica.  una vez que inhalamos la fuerza vital, desde la garganta hasta el abdomen y el ombligo y llevamos la exhalación como fuerza vital desde el abdomen a todas partes del cuerpo, la energía y la sensación de placer fluyen a través de las piernas, los muslos, las pantorrillas, los pies, los dedos de los pies...los brazos, las manos, los dedos de las manos.  después en la cabeza, el cerebro, el cuero cabelludo, el pecho, los hombros , la espalda... por último al exhalar, la fuerza de la vida atraviesa todo el cuerpo y llega al infinito.
  • Segundo paso:  Comenzamos a recitar en silencio, lo mas vívidamente posible, no desde el intelecto, sino desde todo el ser, lo siguiente:  tengo un cuerpo...pero no soy mi cuerpo, porque mi yo trascendente va mas allá de mi cuerpo.  este puede hallarse cansado o contracturado, sano o enfermo, pero no es mi ser verdadero, aunque experimente y sienta mi cuerpo.  Soy un testigo de mi cuerpo.
          Tengo sentimientos y emociones, pero no soy mis sentimientos y emociones.  Mi yo trascendente va mas allá de mi mente, los puedo sentir pero no son mi verdadero ser.  Mi yo trascendente va mas allá de mi mente. Soy un testigo de mis pensamientos..

Luego del ejercicio, que repetimos varias veces, afirmamos:

           Soy un testigo de mis sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos, un centro profundo en quien el ser trasciende el sentir y el tener.  Soy un ser lleno de Libertad y de Amor.

El Amor y la Libertad, así como nuestra esencia Divina, permanecen siempre, son perennes, indestructibles, subyacen y trascienden toda experiencia física, emocional o mental. Nos quedamos un momento experimentando nuestro Yo Profundo. 
Lo ideal es que dediquemos 20 minutos diario a este ejercicio.  Empezaremos a sentirnos mas libres, desapegados y con mas energía para afrontar las experiencias cotidianas.

Martha Beatriz Carranza
Terapia Floral Transpersonal
" Sanarnos con Flores de Bach"



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