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viernes, 4 de febrero de 2011

Miedo y Deseo


"El guerrero de la luz contempla las dos columnas que están al lado de la puerta que quiere abrir.
Una se llama Miedo, la otra se llama Deseo. El guerrero contempla la columna del Miedo y allí está escrito: “Vas a entrar en un mundo desconocido y peligroso, donde todo lo que aprendiste hasta ahora no servirá para nada”.
El guerrero mira la columna del Deseo, y allí está escrito: “Vas a salir de un mundo conocido, donde están guardadas las cosas que siempre quisiste, y por las cuales luchaste tanto”.
El guerrero sonríe, porque no existe nada que lo asuste ni nada que lo retenga. Con la seguridad de quien sabe lo que quiere, él abre la puerta."
Paulo Coelho, “Manual del guerrero de la luz”.


Deseo y miedo
El deseo y el miedo van juntos. Son las dos caras de una misma moneda. La dificultad para comprender esto reside en que, cuando vemos una cara, la otra queda oculta. Es así, aunque no se lo vea juntos, no se los puede separar.
El miedo es la espalda del deseo y viceversa. Ambos nacen en la inquieta mente del hombre, y están tan arraigados en nosotros, que no son pocos los que piensan que vivir sin miedo o sin deseos es imposible.
Si somos sinceros con nosotros mismos y nos observamos atentamente, veremos que siempre estamos anhelando, deseando alguna cosa. Vivimos como si algo nos faltara. Decimos: “Si pudiese alcanzar esto o aquello sería feliz”. Somos como niños ávidos de juguetes que, aunque lo tengamos todo para estar contentos, siempre estamos deseando un juguete más.
También decimos: “Si lograra escaparme de esto estaría tranquilo”. Pero no lo logramos y, aunque nos ocultemos en el armario, siempre estará allí el temor y el deseo de alguna cosa nueva o diferente.
Escapar o perseguir, esa es la constante generada por nuestra inquieta mente. Siempre inquietos. Siempre corriendo. Siempre insatisfechos. Un eterno círculo vicioso sin principio ni fin.
Lo deseado nunca se alcanza. Es como el horizonte, cuando llegamos allí donde lo vimos, él está lejos. Todo cambió. ¡Estuviste tan enamorado! Y ahora miras ese rostro y te preguntas dónde está aquello que hasta hace poco parecía estar ahí. ¡Qué desilusión!
El mundo de las computadoras e Internet despliega ante nuestros ojos un fantástico universo virtual. El deseo hecho realidad. ¡Qué maravilla! Pero, en un instante… ¡Crac! Se “cae” el sistema y todo desaparece en menos de un parpadeo.
Cuando se comprende, cuando se deja de escapar o perseguir, surge la perfecta libertad.

Roshi Bustamante









4 comentarios:

Pilar Vidal Clavería dijo...

Muchas veces tengo la sensación de confundir el miedo con el no saber con certeza lo que quiero, ese conocimiento disuelve mi miedo y como dice las frases de Coehlo se abren las puertas.

Un cálido abrazo

Graciela dijo...

Hola Pilar! Si, es cierto, se abren las puertas cuando el miedo se disipa...y también nos animamos a cerrar unas cuantas :)
Gracias! Te dejo un abrazo grande

El Drac dijo...

Excelente entrada y concuerdo pelnamente contigo ¿acaso serás libra? Un gran abrazo

Graciela dijo...

Hola Drac!No soy Libra...soy Piscis.
Creo que todos somos presas del miedo y el deseo en muchas oportunidades sin importar el signo :) Darnos cuenta y "observar" esas emociones nos ayuda a trascenderlas y luego "las puertas" se cierran y abren mágicamente...
Gracias! te dejo un Abrazo!

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