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lunes, 21 de marzo de 2011


El Crítico interno y el autoperdón

Compasión es la convicción total de que todo ser humano está haciendo lo mejor que puede dadas las circunstancias que atraviesa y su nivel de madurez

La capacidad para perdonar a los otros es la contra-cara de la capacidad de perdonarse a sí mismo. Lo que uno no acepta en sí mismo, es lo que critica con rigor en los demás. Y viceversa, lo que uno critica con rigor en los demás, suele ser lo que no acepta de sí mismo. El auto perdón puede parecer indulgencia. No obstante, sólo flexibilizando el rigor con que uno se juzga, es posible aceptar y perdonar a sus semejantes. Cuando se vive con la sensación de culpa existencial, preso de infinitas normas, también se hacen juicios constantes sobre los demás, quienes nunca se comportan según nuestro dogma. Algunas personas temen que el auto perdón debilite su conciencia moral. Este temor se funda en una comprensión errónea del perdón.

Así como el perdón no nos libra del comportamiento dañino, el auto perdón no borra los sentimientos de culpa que con toda razón uno puede tener. En cambio, el autoperdón intenta incorporar el remordimiento como materia prima para el proceso de reparación; proceso que puede restablecer la paz interior y la armonía de los vínculos. La culpa, experimentada conscientemente, es sumamente operativa. La culpa es una emoción que refleja la convicción de que uno ha causado un daño, trasgrediendo los propios valores. La culpa indica a quien la siente que se ha apartado de la buena senda, aquella que preserva su dignidad. Por lo tanto, corresponde pedir disculpas y ofrecer las reparaciones correspondientes. Mediante este acto de contrición se reconoce y corrige el error. Pero más allá del componente operativo, la resolución de la culpa demanda una reparación emocional: el auto-perdón a través del otro. Más allá de que el otro perdone el acto o no, es uno mismo quien debe perdonarse. Este perdón implica el reconocimiento de la falibilidad del ser humano y la compasión por sus errores, No es que no se condonen las propias acciones; aún perdonándose, uno puede evaluar sus actos en forma negativa. Pero, al perdonarse, acepta. Acepta la responsabilidad de lo ocurrido y declara su deseo de no permitir que el pasado controle su futuro. De esta manera, nos liberamos de las garras del crítico interno. Toda persona tiene un crítico interno. Se desarrolla en la conciencia del niño como un mecanismo de defensa: si se controla a sí mismo antes de hacer algo que no complazca a sus padres, deja de correr el riesgo de perder su cariño y su aprobación. En principio, el crítico interno es útil; es un soporte de la disciplina necesaria para vivir en la sociedad. Pero, cuando este crítico se convierte en la columna principal de la personalidad,

las cosas toman un cariz odioso. El crítico interno usa cualquier oportunidad para increparte por no ser perfecto. Es tan sagaz como despiadado. Tanto que es capaz de acusarte por no ser compasivo cuando no perdonas a los demás, pero también te acusa por dejarte usar como un trapo sucio si lo perdonas. Puede calificarte de débil si no reaccionas o de violento si lo haces. El censor interno ocupa su tiempo en lograr que te sientas esquizofrénico, dividido entre dos opciones incompatibles, y así hace que, tomes la decisión que tomes, te avergüences de ti mismo. La vergüenza es una expresión de la incapacidad y falta de confianza en si mismo. Uno siente vergüenza cuando se cree incapaz de modificar su mala conducta; no sólo cree que lo está haciendo está mal, sino que

opina que lo que está mal es él mismo: se siente avergonzado por ser quién es. La vergüenza se basa en la creencia de que uno está fundamental e irremediablemente equivocado, que “es” erróneo. Así, el problema es su propia esencia, su personalidad, y no sólo su comportamiento. El comportamiento erróneo es visto, por tanto, simplemente como un síntoma de esa personalidad errónea. Y aunque uno cambie el comportamiento, cree imposible que pueda cambiar su personalidad. La vergüenza es lo opuesto al auto-perdón. La culpa es el núcleo emocional de nuestra consciencia.
La culpa es el núcleo emocional de nuestra conciencia. Es una emoción que aparece cuando nos comportamos de una forma contraria a nuestras creencias y valores.
El perdón elimina la vergüenza. Como filosofía de vida, el perdón permite verse como un ser humano que está haciendo lo mejor que puede, dadas sus circunstancias, su conciencia y sus capacidades. Pero, perdonarse y escapar del crítico interno no es nada fácil, requiere un acto de aceptación radical. Para trascender los juicios y enmarcarlos en la auto-aceptación es necesario comenzar por no juzgar al crítico interno y reconocer que esta parte de uno mismo merece compasión. Cuando somos capaces de hacer las paces con él, comenzamos a aceptarnos a nosotros mismos y a recuperar el equilibrio que nos permite mirar a los demás con tolerancia.
El perdón es la única cualidad que, después de miles de reveses, nos permite volver a tener éxito. Es la única virtud que nos impulsa a crecer cuando fracasamos. En el espíritu del perdón no hay espacio para la frustración. Cada error es un escalón en nuestra superación permitiéndonos vivir cada día más responsablemente.

Frederic Solergibert



Flores de bach...

La Flor "PINE " está relacionada con la capacidad anímica de arrepentimiento y perdón. En estado Pine negativo nos aferramos obstinadamente a nuestra culpa.Es la esencia adecuada que permite arreglar las cuentas pendientes cuando quedan sentimientos de culpa por hechos que se hicieron o dejaron de hacer. Los sentimientos de Perdonarnos es esencial, mantener el autoreproche es un acto de orgullo, pues el mismo Jesús nos liberó de ir arrastrando nuestros errores. Los errores se comenten y cuando tomamos conciencia de que son errores no los volvemos a cometer, se lloran, se purifican, ponemos atención para no caer de nuevo, nos despiertan pero en ningún caso podemos cargar con ellos como si fueran un tesoro precioso del que no nos desprendemos.
El perdón es una cuestión del alma no del cuerpo por ello es posible realizarlo después de que la persona haya fallecido. La esencia de Pine ayuda a comprender esto y a pacificar el dolor de no haber solucionado antes las cosas.
Siempre es tiempo para el perdón , el perdón sana, pacifica y libera, aligerando nuestras cargas y aportándonos alegría renovada. Nos ayuda a nosotros y a los demás. El perdón se produce de alma a alma por ello si aún no es posible obtenerlo en cuerpo presente es posible realizarlo de forma interior.









7 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

claro que perdonar ayuda.

Pero nuestro crìtico interior, a veces es tan despiadado!!

Buen texto.

Un abrazo.

El Gaucho Santillán dijo...

claro que perdonar ayuda.

Pero nuestro crìtico interior, a veces es tan despiadado!!

Buen texto.

Un abrazo.

Graciela dijo...

Hola Gaucho...perdonarnos y perdonar. La base de todo es el Amor. Gracias!
Abrazosss

El Drac dijo...

Excelente entrada, el perdón en algunas personas es muy difícil de encontrar . Sin embargo hay queluichar para ser más tolerantes y menos críticos. Un gran abrazo

Graciela dijo...

Que bueno Drac que te haya gustado. El perdón es muy importante, sin perdón no hay amor, sin amor...no hay nada.
Gracias!
Un Abrazo

Loren Simón dijo...

Qué maravilla de lecturas y de reflexiones gracias mi dulce y querida Graciela...
Besos, besos, besos

Graciela dijo...

Hola Loren! gracias por ser tan amorosa en tus comentarios.
Te dejo un abrazo!

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