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jueves, 4 de agosto de 2011

La llave es el Perdón


El ego bloquea nuestra Conciencia
El mundo del ego es un mundo de placer-dolor que para la mayor parte de nosotros, contiene mucho más de dolor que de placer.
La separación es su juego, por lo que hay que pensar primero en uno, consiguiendo y acaparando todo lo que se pueda pretender.
Los celos, la posesividad y el rechazo forman el núcleo de su existencia. El ego no tiene la menor duda de que el centro del universo es él.
Visto a través de los ojos del ego, mi identidad depende de las opiniones y juicios que los demás tienen de mí, al igual que lo que los juicios y opiniones que yo tengo sobre mí mismo. Mi identidad actual es vista como una prolongación de mi pasado.
La atracción del ego por la culpa solo puede ser plenamente comprendida si se considera la naturaleza de la percepción. Porque es el modo en que vemos el mundo que nos rodea el que determina nuestra forma de reaccionar ante el mismo. Y es nuestra percepción la que nos dice lo que vemos, basándose en las interpretaciones y en las evaluaciones de lo que suministran nuestros sentidos. Cada uno de nosotros ve al mundo de manera diferente según cuales sean nuestras necesidades individuales, nuestros deseos, nuestras experiencias pasadas y nuestras creencias actuales.

Nuestras percepciones son en realidad proyecciones de pensamientos que se originan en nuestra propia mente. Puesto que siempre miramos hacia adentro antes de mirar hacia fuera, lo que vemos es nuestro propio estado mental que se refleja hacia el exterior.

La percepción es una elección y no un hecho. Nuestras percepciones están fragmentadas, solo vemos minúsculas porciones de cualquier situación, y nunca la totalidad. Lo que creemos que es verdad solo es nuestra propia interpretación y evaluación de lo que percibimos. Y esto es lo que provoca dificultades y desacuerdos entre las personas...

"...El ego mira al perdón de modo ambivalente. Nos aconseja que perdonemos pero no olvidemos. La falta de perdón es la razón de ser del ego. Continúa justificando que hagamos juicios condenatorios porque su supervivencia depende de que tengamos una creencia mas firme en la realidad de la culpa, que en la del perdón.

Descubro que la única manera de mantenerme en paz y feliz es mantenerme en el presente, perdonando. Esta vigilancia demuestra que el perdón es la llave para ver el mundo de manera diferente.

Perdonar es dejar pasar las cosas, dejar que el incidente pase. Hay que dejar de criticar y hacer reproches.
Tenemos que abandonar, soltar como lastre nuestros planes y dejar que Dios, el Universo o como querramos nombrarle, asuma el control. Todo nos sucede según un plan divino, y es el que debemos adaptar como el plan y no los nuestros.
Todo nos sucede de acuerdo a ese Plan y nos enseña una lección que debemos aprender.
Cada decisión que nosotros hacemos en nuestra vida supone elegir a partir del sistema de pensamiento del ego o del sistema de pensamiento del amor.

Al ego le gusta aumentar nuestras dudas y su voz quiere ser escuchada primero.
Intenta convencernos de que no nos arriesguemos a escuchar la voluntad de Dios porque tal vez no nos guste la respuesta. Yo he experimentado este error muchas veces.
El juego de la incertidumbre y el miedo es el juego del ego.

Con frecuencia nos encontramos atrapados en la racionalización de que seríamos felices si la voluntad de Dios coincidiera con la nuestra.
Esto quiere decir que ya sé la repuesta que deseo por lo que no preguntaré.
Es otra trampa...
Hay que fluir, flotar y dejar que el Universo asuma el control, sin deseo, sin desear una respuesta específica.
Y precisamente esto es lo que enloquece al ego ya que su supervivencia depende de tener respuestas que satisfagan sus deseos.
Solo cuando estoy demasiado preocupado por el resultado, mi ego alza su voz que causa interferencia con la voz interna.
Cuando permitimos que la mente de nuestro ego se haga cargo de las situaciones, en lugar del yo verdadero, los celos y los sentimientos de posesión nos consumen. Creemos que la persona a la que amamos nos está causando dolor. El ego nos susurra que estamos experimentando dolor a causa de otra persona y que nuestra ira está justificada. El ego nos enseña que no podemos confiar en nadie, ni en nosotros mismos.
Lleva un cierto tiempo reconocer que nadie puede hacernos daño salvo nosotros mismos. Son sólo nuestros pensamientos y actitudes las que nos causan daño. Luego la pérdida de confianza y la decepción son problemas personales e internos que proyectamos a los demás. Esto nos hace más responsables de todo cuanto nos sucede.
En el momento que queremos algo de otra persona le estamos dando el poder de hacernos daño.
Debemos estar dispuestos a abandonar las necesidades de nuestro ego y a verlas como lo que realmente son: ilusiones.
La mente de nuestro ego emplea técnicas muy ingeniosas y sutiles para evitar que nos responsabilicemos de nuestros propios pensamientos. Nos alienta a hacer evaluaciones e interpretaciones de modo que podamos justificar el miedo y las percepciones de dolor y angustia; desea que tengamos dudas e incertidumbres.
No hay que subestimar el potencial de ego para alterar nuestra paz incluso cuando creemos que nuestras mentes están centradas y libres de conflicto. Hay que tener cuidado del poder que tiene la mente centrada en el ego para interrumpir en nuestras vidas cuando menos lo esperamos.
El ego nos persuade a determinar a cuales personas debemos amar y a cuales no, según como actúan o aparentan ser.
¿Cómo podemos aprender a distinguir entre la voz del ego y la del Verdadero Ser?
Ambas voces nos hablan todo el tiempo. La voz del ego suele ser seductoramente atractiva y bastante impositiva en sus argumentos lógicos. No hay pruebas objetivas que decidan concluyentemente cuál es cuál. La Voz de Dios es muy suavecita. Para hacer mas complicada la cosa, la voz de Dios a veces nos solicita conductas que son ilógicas, contrarias a procesos intelectualizados, incluso que pueden parecer insanos. Entonces ¿Qué hacer? ¿Dónde y como aprendemos el arte de discernir?
El único consejo verdadero viene de la conciencia total, pero el ego puede simular la experiencia de ella y hacer ruido intentando neutralizar a la Verdadera Voz Interior.
¿Cómo podemos estar seguros de escuchar el consejo de nuestra Voz Interior y no del ego? Para ello habrá que tener desarrollada la intuición y haber aprendido a tener confianza en uno mismo. El conocimiento de la verdad debe ser cultivado en todos los seres humanos.
Si nuestras acciones, sentimientos y pensamientos están alineados en el intento constante de la conciencia completa, es muy posible que nuestras acciones y consecuencias estén de acuerdo con la voluntad de Dios y no con el ego.
  
Extracto adaptado del libro "Adiós a la culpa" de Gerald G. Jampolsky
 

2 comentarios:

Loren Simón dijo...

La llave del perdón la clave de la felicidad; gracias por darme la llave de tu sabiduría, y te pido perdón por atreverme a ponerte en mi blog, con todo mi respeto y cariño.
Besos de todo corazón

Graciela dijo...

Hola Loren!...no dejemos que el Ego juegue con nosotros con la ilusión de la separación y se interponga en el camino hacia nuestra felicidad.
Gracias Loren por tu atrevimiento, todo lo que está en el blog es de todos.
Te dejo un Abrazo grande!

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