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lunes, 15 de agosto de 2011

"¡NO ES JUSTO!"





EL LEMA DE LAS RELACIONES INEFICACES

...La sed de justicia puede llegar a infiltrarse en tus relaciones personales y evitar que te comuniques eficientemente con las demás personas. El conocido lema " ¡No es justo!" es una de las quejas más comunes (y destructivas). Para poder considerar que algo es injusto tienes que compararte con otro individuo o con otro grupo de individuos. Tu mente funciona más o menos así: "Si ellos pueden hacerlo, yo también". "¡No es justo que tú tengas más que yo!" "Pero si yo no pude hacer eso, ¿por qué lo vas a hacer tú?" En estos casos determinas lo que es bueno para ti basándote en la conducta de otros.
Ellos, no tú, están a cargo de tus emociones. Si te sientes perturbado porque no puedes hacer algo que otra gente puede hacer o ha hecho, es porque has dejado que sean ellos los que te controlen. Cada vez que te comparas a ti mismo con cualquier otra persona, estás jugando el juego del "No es justo" y trasladándote desde tu postura de confianza en ti mismo al pensamiento externo dirigido por terceros.
Una de mis pacientes, una joven muy atractiva llamada Judy, es un buen ejemplo de este tipo de pensamiento autodestructivo. Judy llevaba cinco años de casada y se quejaba de que no era feliz en su matrimonio. En una sesión de terapia de grupo, ella hizo una dramatización de una discusión conyugal. Cuando el joven que hacía de marido de Judy, que era agente de seguros, le dijo algo desagradable, Judy inmediatamente le contestó diciendo: "¿Por qué dices eso? Yo nunca te digo cosas así". Cuando él le mencionó a sus hijos, Judy dijo, "Eso no es justo. Yo nunca mezclo a los niños en nuestras discusiones". Cuando la interpretación de roles se dirigió hacia los proyectos de una salida nocturna, el razonamiento de Judy fue nuevamente: "Eso no es justo. Tú sales siempre y yo me tengo que quedar en casa con los niños".
Para Judy, su matrimonio debía funcionar según una lista de comparaciones. Una para ti, otra para mí. Todo tenía que ser parejo y justo. Si yo hago esto de esta manera, tú tienes que hacerlo igual. No es extraño que se sintiera herida y llena de rencores todo el tiempo, más preocupada de ajustar cuentas y reparar injusticias imaginarias que de examinar y quizá mejorar su vida conyugal.
La búsqueda de justicia de Judy era un neurótico callejón sin salida. Ella evaluaba el comportamiento de su marido basándose en su propio comportamiento y su felicidad en base al comportamiento de su marido. Si ella dejara de buscar equidad y hacer cuentas y empezara a tratar de obtener las cosas que quiere sin pretender que sean los demás los que se las brinden, o sea sin tener que depender de los demás, entonces es seguro que sus relaciones podrán mejorar.
El concepto de justicia es un concepto externo; una manera de evitar el hacerte cargo de tu propia vida. En vez de pensar en que las cosas son injustas, puedes decidir lo que realmente quieres, y ponerte a buscar los modos para lograrlo, independientemente de lo que el resto del mundo quiere o hace. El simple hecho es que todas las personas son distintas, y no importa cuánto te quejes y reclames porque los demás tienen más que tú, ya que así no lograrás ningún cambio positivo. Necesitarás eliminar las referencias venidas de fuera y tirar los prismáticos que enfocan lo que hacen los demás. Algunas personas trabajan menos y ganan más dinero. Otras personas mejoran sus posiciones por favoritismos mientras que tú eres más hábil y eficiente. Tu esposo/a y tus niños seguirán haciendo las cosas de una manera diferente a la tuya. Pero si te enfocas a ti mismo en vez de compararte con los demás, te darás cuenta de que no vale la pena molestarte por la falta de equidad y justicia. El telón de fondo de casi todas las neurosis es dejar que el comportamiento de los demás sea más significativo, más importante que el tuyo propio. Si te cargas con frases como "Si él puede hacerlo, yo también...", vivirás tu vida según lo que piensan los demás y no creándola tú mismo a tu manera.

LOS CELOS: UNA RAMA DE LA "EXIGENCIA DE JUSTICIA"
John Dryden decía que los celos eran "la ictericia del alma". Si los celos interfieren en tu vida y te producen una inmovilidad emocional, lo que debes hacer es proponerte como meta eliminar este tipo de pensamiento inútil y perjudicial. Los celos son en realidad una manera de exigirle a alguien que te quiera de cierto modo específico y tú dices "No es justo", cuando no lo hacen. Esto proviene de una falta de confianza en ti mismo, simplemente porque se trata de una actividad dirigida a los otros. Permites que el comportamiento de otra persona te produzca incomodidad emocional.
La gente que realmente se quiere a sí misma no opta por los celos ni se deja perturbar cuando alguna otra persona no actúa con justicia.
Nunca podrás predecir cómo reaccionará el ser que amas ante otro ser humano, pero si escoge ser afectuoso o amable, tú sólo puedes experimentar la inmovilidad de los celos si consideras que sus decisiones tienen algo que ver contigo. Eso depende de ti; es tu elección. Si un miembro de una pareja se enamora de un tercero, no es que sea "injusto", simplemente es.
Si le consideras injusto, probablemente terminarás tratando de imaginarte por qué. Un ejemplo perfecto nos lo proporciona una paciente que estaba furiosa porque su marido tenía un affaire. La obsesionaba el pensar por qué lo hacía. Se preguntaba constantemente: "¿En qué me equivoqué?", "¿Qué me pasa?", "¿No soy yo suficientemente buena para él?" y toda una retahíla de preguntas llenas de dudas respecto a sí misma.
La equivocada manera de pensar de Helen, que la conduce a la infelicidad, reside en una demanda de justicia que abruma su relación. Esto hace también que la elección de su marido de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio sea el motivo de su perturbación. 
El estado emocional de Helen no va a mejorar hasta que ella decida que la decisión de su marido fue independiente de ella, y que él puede tener mil motivos particulares, y ninguno de ellos relacionados con Helen, para embarcarse en su aventura sexual. Quizá simplemente haya querido hacer algo distinto; quizá sintió amor por otra persona además de su mujer, o quizá quiso probar su virilidad o mantener a raya la vejez. Sea cual fuere el motivo, éste nada tiene que ver con Helen. Ella puede ver el affaire de su marido como algo que pasa entre dos personas y no como algo dirigido contra ella. La perturbación reside únicamente en Helen. Puede seguir hiriéndose a sí misma con esos celos autoflagelantes porque se considera menos importante que su marido o la amante de éste, o puede llegar a reconocer que el affaire de otra persona nada tiene que ver con su propia valía.

La tonta consecuencia es el duende de las mentes pequeñas.
Si pretendes que las cosas siempre sean "apropiadas" y "justas", estás dentro de esta categoría de "mentes pequeñas".
- En las discusiones insistir en una decisión clara y nítida en que los vencedores tienen razón y los perdedores están equivocados.
 El jueguecito de "Si él/ella puede hacerlo, pues yo también" es una manera de justificar algo que tú haces por medio del comportamiento de otra persona.
Ésta puede ser la racionalización neurótica que te sirve para hacer trampas, robar, flirtear, mentir, llegar siempre tarde, o para cualquier cosa que prefieres no admitir en tu propio sistema de valores.
Carlos Castañeda dice que el hombre sabio es aquel que Vive actuando, no pensando en actuar, ni pensando en lo que pensará cuando haya terminado de actuar... Él sabe que su vida habrá terminado demasiado pronto; él sabe, porque él ve, que nada es más importante que ninguna otra cosa. Así pues el hombre sabio suda y resopla y si uno lo observa es igual a cualquier otro hombre, excepto que él controla la locura de su vida. Ya que nada es más importante que ninguna otra cosa, el hombre sabio, escoge cualquier acto, y actúa como si le importara. El control que tiene sobre su locura le impulsa a decir que su actuación importa y hace que actúe como si importara, y sin embargo sabe que no es así; de modo que cuando cumple con sus actos, se retira en paz, y el hecho de que sus actos hayan sido buenos o malos, hayan resultado o no, no es cosa que le preocupe.
Cambia la frase "No es justo" por "Es una lástima" o "Yo preferiría...",. Así, en vez de tratar de que el mundo sea diferente a lo que es, empezarás a aceptar la realidad, aunque no necesariamente a aprobarla o estar de acuerdo con ella.
- Elimina las referencias externas de comparación. Ten tus propias metas, independientemente de lo que hagan Tom, Dick o Harry. Proponte hacer lo que tú quieres hacer sin referirte a lo que los otros hagan o no hagan.
Decide tú mismo cuáles serán las normas de conducta que regirán tu comportamiento en el seno de tu familia, basándote en lo que tú consideras que es lo apropiado para ti. Haz que todos los demás hagan lo mismo.
Entonces observa y comprueba si no es posible hacer que esto suceda sin que unos violen los derechos de los otros.
Por cada injusticia que sufres, existe una resolución que no requiere que te quedes de ninguna manera inmovilizado.
- Recuerda que la venganza es simplemente otra manera de ser controlado por los demás. Haz lo que tú, y no ellos, decidas que es conveniente para ti
Estas sólo son unas cuantas sugerencias que pueden servirte como principio para ayudarte a ser más feliz deshaciéndote de la necesidad de compararte a ti mismo con otros y a usar sus posiciones y posesiones como un barómetro para medir tu propia felicidad.
 La injusticia no es lo que cuenta sino lo que tú haces al respecto...

Wayne Dyer ( texto adaptado de "Tus zonas erroneas")

4 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Muy acertado.

mi lema siempre fue "No compres moral ajena. Fabrica la propia".

Un abrazo.

Graciela dijo...

Hola Gauchito! Si :) somos dueños de nuestras emociones, nadie mas que nosotros debemos hacernos cargo de no caer en esa dualidad de emociones destructivas cambiando nuestras actitudes y elevando el autoestima.
Gracias!
Te dejo un gran abrazo!!

Hechicera dijo...

Gracias Graciela como siempre me gusto mucho tu entrada en especial la parte

"Cambia la frase "No es justo" por "Es una lástima" o "Yo preferiría...",. Así, en vez de tratar de que el mundo sea diferente a lo que es, empezarás a aceptar la realidad, aunque no necesariamente a aprobarla o estar de acuerdo con ella."

Me he pillado diciendo esto no es justo, de ahora en adelante, dire "Es una Lastima" o "Habria preferido que.."

Un abrazo lleno de luz

Hechi

Graciela dijo...

Hola Hechiii!! A veces nos cuesta aceptar y por eso caemos en estas frases destructivas. Cambiar la frase no va a cambiar la emoción, debemos aceptar y alinear lo que pensamos, sentimos y decimos. Igualmente una buena forma de empezar a trabajar con nosotros mismos es "cambiar la frase" :)
Un gran Abrazo para vos!

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