Meditando...
Lo que nos ofusca la percepción es el exceso de atención a las experiencias sensoriales. Estamos saturados de sensaciones, olores, sabores, experiencias táctiles, sonidos, formas y colores. Algunos placenteros y otros dolorosos, algunos agradables, y otros desagradables o neutros. Esto no quiere decir que sea mala o negativa la experiencia sensorial, ni quiere decir que uno tenga que lograr una especie de insensibilidad de los sentidos. Lo que significa es que el interés exclusivo a lo que los sentidos nos hacen experimentar nos condiciona y nos impide una mayor lucidez para vislumbrar la realidad primordial.
Las consciencias sensoriales nos provocan inevitablemente reacciones de deseos y aversión. Luego estos dos sentimientos controlan nuestros comportamientos y pensamientos y entramos en una cadena de sucesos que nos arrasta mas allá de lo que verdaderamente importa. Mientras mas nos implicamos en los sentidos, mas nos vemos envueltos en cadenas de deseo, rechazo y miedo, y mas atrapados estamos en la ofuscación. Finalmente acabamos olvidando que hay una realidad por desvelar. Perdidos en el mundo de las apariencias no recordamos el camino hacia la naturaleza primordial.
El método mas empleado y efectivo para desvelar esa naturaleza primordial es la contemplación de la mente. Mediante la meditación, meditando en la naturaleza esencial de la mente, podemos empezar a reconocer las proyecciones como lo que son. De este modo, cuando los pensamientos y emociones son ingnorados, puede emerger el conocimiento de lo que somos.
La práctica consiste en dejar la mente en un estado natural y observar lo que sucede. Todo lo que la mente traiga debe ser observado con desapego y lucidez, dejando que desaparezca en cuanto venga. Todos los pensamientos, ideas, imágenes y sentimientos que aparezcan los observamos con imparcialidad y apertura, sin darles importancia ni tenerles miedo. Lo mas importante es ser capaz de observar los pensamientos que surjan sin que nos arrastren ni alejen del momento presente.
En esta contemplación empezamos a vislumbrar e intuír la energía que subyace a los pensamientos, la esencia de donde emergen. Lo que se intenta desvelar es la naturaleza de los contenidos mentales.
Cuando observamos la mente en sus superficie, encontramos movimiento y cambio, pensamientos, ideas e imágenes, luego tras una contemplación serena y lúcida descubrimos la naturaleza de la mente.
Mediante este proceso comienza a emerger la auténtica sabiduría, la claridad mental que reconoce la naturaleza primordial de todos los seres. Alcanzamos el objetivo de la meditación y nos hacemos invulnerables al sufrimiento. Encontrar lo que somos es la verdadera paz.
Juan Manzanera
Formado en filosofía y meditación budistas
Licenciado en Psicología Clínica y diplomado en Psicoterapia Gestalt
3 comentarios:
Estoy de acuerdo, habrìa que dejar de lado las sensaciones que nos provoca el entorno, para poder juzgar en forma lùcida.
Pero es tan difìcil!
Un abrazo.
Invitación que surge desde nuestro interior, cuando la aceptamos nos asombra descubrir la cercanía de ese llamado.
Preciosa entrada, un abrazo Graciela.
Hola Gaucho! si, es difícil, pero es bueno poder empezar a hacerlo para que no se distorsione la percepción. De a poco todo se puede ir logrando.
Hola Delia!, siempre estamos invitados a descubrirnos, alguna vez debemos aceptar esa invitación y contemplarnos sin implicarnos en los sentidos.
Gracias!!,
Les dejo un grandísimo Abrazo!
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