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jueves, 23 de mayo de 2013

Desarrolla una vida Interior Sana


Nadie es responsable de nuestro miedo al amor, excepto uno mismo.

Decimos que es difícil encontrar el amor, el amor verdadero, pero eso no sería tan difícil si tuviéramos la valentía, la apertura, y la confianza necesarias para relacionarnos. Sin miedo. Sin huidas. Sin preocupaciones saboteadoras. Con seguridad. Y si no podemos hacerlo así, de una forma sana, la culpa no la tienen los demás. Nadie es responsable de nuestra desconfianza o resistencia al compromiso, nadie excepto uno mismo.

Una afectividad sana pasa por una vida interior y personal sana.


Sabemos por experiencia que la diferencia entre una vida mediocre y una vida de calidad reside en el amor. Y sin embargo, no resulta tan fácil amar. ¿Por qué?

El amor es un concepto abstracto; sin embargo, el amar es una acción concreta. Podemos estar de acuerdo en lo importante que es el amor, pero al amar se manifiestan nuestros estilos afectivos, nuestras creencias, las historias pasadas. El amor como ideal es una totalidad, en cambio vivimos en amores concretos y muy condicionados.
¿Qué buscamos (o encontramos) en el amor?
Se supone que una plenitud, una experiencia de unión y de reciprocidad a la vez. En general se tiende a la complementariedad, pero el día a día se encarga de demostrar que mucha gente busca lo que cree que le falta. Entonces cargamos de responsabilidad al otro porque esperamos que rellene los huecos de nuestra vida. Hoy se busca fundamentalmente promover el bienestar del otro, lograr ser felices juntos a través de un proyecto en común.
No todo lo que llamamos “amor” es realmente amor. ¿Cómo podemos definir el amor?
Cualquier definición del amor acaba siendo reduccionista o meramente poética. Ademas, cada cultura va definiendo conceptos diferentes y formas de vivirlo también singulares. En todo caso, el amor es la experiencia de la unidad, la fuente que nos vincula, la energía que mueve el mundo.
El amor de pareja, ¿es una de las formas más difíciles de amar? Si es así, ¿por qué?
En la pareja se asoman las dos caras del amor: la unidad y la alteridad. Nos sentimos unidos y a la vez separados del otro porque el otro es siempre el otro y me altera. No amamos al amor sino a alguien que, además, es diferente a mí, con sus ritmos, intereses, su estilo afectivo, sus creencias. A veces nos encontramos, otras no.
¿Cuáles son las principales dificultades para amar?
La primera se refiere a las mochilas que cada uno arrastra y que pretende descansar en la relación, es decir, que el otro se haga cargo de nosotros y de nuestros asuntos pendientes o mal resueltos. Otra dificultad es el poder, cómo se sitúa cada uno respecto al otro y cómo manejan la reciprocidad, es decir, el dar y el recibir. También suele ser un problema no tener un proyecto común sino que cada uno tenga una idea diferente sobre la relación, o que se imponga un proyecto sobre otro. Cabe añadir a todo ello los ritmos afectivos diferentes y las dificultas en cuidarse.
¿Cuáles son las principales dificultades para dejarse amar?
El miedo a diluirse, a perder el control, a morir en definitiva, entendida como la muerte del ego. También nos fastidia la inmediatez, no permitir que los procesos sean naturales, fluidos, sino que queremos forzarlos para que se ajusten a nuestros intereses. Nos falta a veces más humildad y menos exigencias y expectativas.
¿Existen diferentes tipos de estilos afectivos? ¿De qué depende?
Al menos se suelen reconocer cuatro, desde los estudios que realizó John Bowlby. Nacen en el desarrollo de nuestras experiencias de apego. Según como se resuelvan, según sea vivida la angustia por separación, según han respondido a nuestros intentos de ser amados, todo ello crea una imagen internalizada de nuestra manera de amar y ser amados.
¿Cuáles son estos tipos de estilos afectivos?
El estilo seguro, preocupado, huidizo y el temeroso.
Ahora vamos a ellos, pero ¿pueden llegar a ser incompatibles?
Está claro que si una persona ama desde un apego seguro, tendrá más dificultades para aceptar a alguien cargado de miedo o que pretenda hacerse excesivamente dependiente. También ocurrirá que muchas personas que tienden a la dependencia se junten con personas autosuficientes porque las ven muy seguras, ya que ellas se sienten todo lo contrario. Pero estas personas autosuficientes, porque les gusta funcionar así, acaban agobiadas de tanta preocupación y exigencia afectiva de su pareja. Entonces parecen incompatibles.
Cómo definirías al tipo seguro.
Tiene una buena autoestima, confía en los demás, es autónomo, aunque le gusta estar emparejado y no rehuye la intimidad
El tipo preocupado.
Tiene baja autoestima y poca confianza en los demás, los ve siempre mejor que a sí mismo. Crea entonces relaciones de dependencia y vive siempre preocupado por la relación, ¿qué haría sin ella?
El huidizo.
Su autoestima es alta pero encierra cierta desconfianza hacia los demás, se fía más de sí mismo, es autosuficiente. Se orienta al logro de sus objetivos por encima de la relación, necesita tener una pareja pero sin comprometerse demasiado porque se agobia. Tiene dificultades con la intimidad, le cuesta abrirse.
Temeroso.
Tiene baja autoestima y alta desconfianza hacia los demás. Posee pocas habilidades sociales y tiende a controlar obsesivamente a su relación. Dificultades con el control emocional.
¿Se puede amar con miedo?
Se supone que sí, pero es un amor temeroso, condicionado, cargado de necesidades afectivas, grandes demostraciones de cariño, mucho control y chantajes emocionales. El miedo, entonces, se convierte en lo contrario del amor.
¿De dónde surge el miedo al compromiso? ¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos de compromiso”?
Un compromiso afectivo es aquel en el que una pareja decide que los vínculos creados en su relación son lo suficientemente arraigados y estables como para formar un proyecto común. Algunas personas, empero, temen permanecer de forma estable y duradera dentro de la relación, se agobian con la intimidad o no quieren renunciar a otras posibilidades. Temen amar. Temen perder el control, diluirse en el otro. Entonces buscan alejarse.
¿Cómo superarlo?
Hay que conocerse más a uno mismo, saber cómo funcionas, qué formatos afectivos se ajustan más a tus necesidades. Hay que descubrir qué es lo que en realidad dificulta poder amar y hacerse cargo de ello. Muchas veces hay que aprender a tolerar la ansiedad que nos produce la relación con el otro.
¿De dónde surge la desconfianza?
Son patrones introyectados, es decir, la persona ha internalizado una imagen de sí misma y de los demás según las experiencias que ha vivido, probablemente ya desde su infancia. Quien se siente desconfiado, no puede verse a sí mismo confiando, aunque ocurriera de veras. Las creencias construidas a partir de experiencias de desconfianza son claves para comprender la conducta desconfiada.
¿Cómo superarla?
Con actos de confianza. Hay que crearse pequeñas metas confiables e incrementar poco a poco el pozo de la confianza.
¿No se puede desarrollar una vida afectiva sana si no se cuenta con una vida interior sana? ¿O el amor puede ayudarte a sanar? ¿O es un círculo vicioso?
La relación entre lo uno y lo otro es incuestionable. Como es adentro es afuera! El amor puede ser un gran motivador para el cambio pero insuficiente al lado de la responsabilidad de actuar desde una voluntad sostenible y no solo desde un sentimiento satisfactorio. El amor es motor, promueve, pero el trabajo hay que hacerlo desde la responsabilidad personal.
¿Cómo desarrollar una vida interior sana?
Estando en contacto con ella. Eso significa hacerse espacios y tiempo para estar con uno mismo. Estar en silencio. Meditar. Uno debería ocuparse de actualizar permanentemente su energía, su inteligencia y el cuidado de sus relaciones. Palabras como armonía, belleza, autenticidad, paz interior, describen bien ese desarrollo interior.
Xavier Guix

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