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viernes, 6 de diciembre de 2013

La VERDAD de instante en instante





La verdad es un estado del ser

No hay camino alguno que nos conduzca a la verdad, y no hay dos verdades. La verdad no es del pasado ni del presente, es intemporal; y el hombre que cita la verdad del Buda, de Shankara, de Cristo, o aquel que meramente repite lo que yo digo, no encontrará la verdad, porque la repetición no es la verdad. La repetición es una mentira. La verdad es un estado del ser que surge cuando la mente que busca dividir, ser exclusiva, que sólo puede pensar en términos de resultados, de logros, ha llegado a su fin. Sólo entonces existirá la verdad. La mente que hace esfuerzos que se disciplina a fin de lograr un objetivo, esa mente no puede conocer la verdad, porque el objetivo es su propia proyección, y el hecho de perseguir esa proyección, por noble que sea, es una forma de culto de sí misma. Un ser así es un ególatra y, por lo tanto, no puede conocer la verdad. La verdad es para conocerse sólo cuando comprendemos el proceso total de la mente, es decir, cuando no luchamos. La verdad no tiene lugar permanente
La verdad es un hecho, y el hecho puede comprenderse sólo cuando las distintas cosas que han sido puestas entre la mente y el hecho son eliminadas. El hecho es la relación que tiene usted con la propiedad, con su esposa, con los seres humanos, con la naturaleza y las ideas; y en tanto no comprenda el hecho de la relación, su búsqueda de Dios sólo aumenta la contusión, porque esa búsqueda es un sustituto, un escape, y no tiene sentido. Mientras domine a su mujer y ella lo domine mientras posea y sea poseído, no puede usted conocer el amor, mientras esté reprimiendo, sustituyendo, mientras sea ambicioso, no puede conocer la verdad.
 
Conoce la verdad sólo aquel que no busca, que no lucha, que no trata de obtener un resultado [...]. La verdad no es continua, no tiene lugar permanente, puede ser vista sólo de instante en instante. Es siempre nueva, por lo tanto, es intemporal. Lo que fue verdad ayer no es verdad hoy, lo que es verdad hay no es verdad mañana. La verdad no tiene continuidad. La mente es la que desea hacer continua la experiencia que ella llama verdad, y una mente así no conocerá la verdad, que es siempre nueva, que está en ver la misma sonrisa y ver esa sonrisa de un modo nuevo, en ver la misma persona y verla de un modo nuevo, en ver de un modo nuevo las palmeras ondulantes; la verdad está en enfrentarse de un modo nuevo a la vida.

No hay guía hacia la verdad
 
¿Podemos encontrar a Dios si vamos en busca de él? ¿Puede usted ir en busca de lo desconocido? Para encontrar algo, uno debe saber qué está buscando. Si usted procura encontrar, lo que encuentre será una proyección de sí mismo, será lo que usted desea; y lo que crea el deseo no es la verdad. Ir en busca de la verdad es negarla. La verdad no tiene morada fija; no hay sendero ni guía que conduzcan hacia ella, y la palabra verdad no es la verdad. ¿Puede la verdad ser hallada en un medio particular, en un clima especial, entre determinadas personas? ¿Está aquí y no allá? ¿Es tal persona la que nos guía hacia la verdad, y no otra? ¿Existe, acaso, guía alguna? Cuando la verdad es buscada, lo que encontramos sólo puede provenir de la ignorancia, porque la búsqueda misma nace de la ignorancia. Uno no puede buscar la realidad, «uno» debe cesar para que la realidad sea.


La verdad se encuentra de instante en instante

La verdad no puede ser acumulada. Lo que se acumula es siempre destruido; se marchita. La verdad no puede marchitarse jamás, porque sólo podemos dar con ella de instante en instante, en cada pensamiento, en cada relación, en cada palabra, en cada gesto, en una sonrisa, en las lágrimas. Y si usted y yo podemos encontrar esa verdad y vivirla -el vivirla mismo es el encontrarla-, entonces no nos volveremos propagandistas; seremos seres humanos creativos, no seres humanos «perfectos» sino seres humanos creativos, lo cual es inmensamente distinto.
 
El verdadero revolucionario
 
La verdad no es para aquellos que son respetables, ni para aquellos que deseen su propia expansión, su propia realización. La verdad no es para los que están buscando seguridad, permanencia, porque la permanencia que buscan no es sino lo opuesto de la impermanencia. Estando atrapados en la red del tiempo, buscan lo permanente, pero lo permanente que buscan no es lo real, ya que es producto de su pensamiento. Por lo tanto, el hombre que quiera descubrir la realidad, debe dejar de buscar, lo cual no quiere decir que deba contentarse con lo que es. Por el contrario, un hombre empeñado en el descubrimiento de la verdad, debe ser internamente un revolucionario completo. No puede pertenecer a ninguna clase social, a ninguna nación, a ningún grupo, a ninguna ideología o religión organizada, porque la verdad no se encuentra en el templo ni en la iglesia, no puede hallársela en las cosas hechas por la mano o por la mente. La verdad se manifiesta sólo cuando las cosas de la mano o de la mente son puestas a un lado, y poner a un lado las cosas de la mano o de la mente no es una cuestión de tiempo. La verdad llega a quien está libre del tiempo, a quien no usa el tiempo como un medio de expansión propia. El tiempo implica memoria del ayer, memoria de mi familia, de mi raza, de mi carácter particular, de la acumulación de experiencias propias que componen el «yo» y «lo mío».


 
Ver la verdad en lo falso
Usted puede estar superficialmente de acuerdo cuando oye decir que el nacionalismo, con toda su carga emocional y sus intereses creados, nos conduce a la explotación y pone al hombre contra el hombre; pero otra cosa es que libere a su mente de la mezquindad del nacionalismo. Estar libre, no sólo del nacionalismo sino de todas las conclusiones de las religiones organizadas y de los sistemas políticos, es esencial si la mente ha de ser joven, fresca, inocente, esto es, si ha de hallarse en un estado de revolución. Sólo una mente así puede dar origen a un mundo nuevo; no lo harán los políticos, que son seres humanos muertos, ni los sacerdotes, atrapados en sus propios sistemas religiosos.
De modo que, afortunada o desafortunadamente para usted, ha oído algo que es verdadero; si se limita a oír y no se siente activamente perturbado de tal manera que su mente comience a liberarse de todas las cosas que la tornan estrecha y deshonesta, entonces la verdad que ha oído se convertirá en un veneno. No hay duda, la verdad se convierte en un veneno, si la oímos y no actúa en la mente; ocurre lo mismo que con la supuración de una herida. Pero descubrir por uno mismo qué es verdadero y qué es falso, y ver la verdad en lo falso, es permitir que la verdad opere y genere su propia acción.


J. KRISHNAMURTI ( del libro de la vida)
 

2 comentarios:

Ernesto.. dijo...

Gracias, una vez más...

Un abrazo.

Graciela dijo...

Gracias a vos Carlos por estar cerca.
Un Abrazo!

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