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jueves, 6 de marzo de 2014

CONCIENCIAS...

"Una vez activada, la creencia de tus antepasados se reproducirá en tu vida a través de la vibración de la memoria celular transmitida generación tras generación. Sólo tú puedes romper la cadena".

 
 
Cuando deseamos que los seres de todas direcciones sean felices, surge en nosotros la aspiración de amar. Este deseo de amor impregna nuestros sentimientos, percepciones, formaciones mentales y conciencia; se manifiesta en todas nuestras acciones, palabras y otras actividades mentales. Los eventos que no  son mentales ni físicos surgidos tras esta aspiración, están también llenos de amor, en realidad pueden llamarse amor, ya que se arraigan en él. Dichos eventos determinan nuestras acciones futuras, y están dirigidos por nuestra voluntad, anegada ahora de amor. La voluntad es la energía que dirige nuestras acciones y palabras. Lo mismo sucede cuando generamos compasión, alegría y ecuanimidad.
Tomar consciencia es la energía que nos permite observar con profundidad nuestro cuerpo, sentimientos, percepciones, formaciones mentales y conciencia, y ver con claridad cuáles son nuestras necesidades reales, para de ese modo no
ahogarnos en un mar de sufrimiento. Con el tiempo, el amor llena nuestra mente y nuestra voluntad, y a partir de ese momento todas nuestras acciones son una manifestación de amor. Las palabras y las acciones son los frutos de la voluntad, así que, cuando nuestra voluntad está impregnada de amor. Sólo pronunciamos palabras constructivas y afectuosas, y actuamos proporcionando felicidad y aliviando el sufrimiento.
Debemos vivir de forma que permitamos en nosotros la liberación de los antepasados, lo cual significa liberarnos a nosotros mismos. Si no les liberamos, permaneceremos encadenados toda nuestra vida y lo transmitiremos a nuestros hijos y nietos. Ahora es el momento de liberar a nuestros padres y antepasados en nosotros. Podemos ofrecerles alegría, paz, libertad, armonía y, al mismo tiempo, ofrecernos alegría, paz, libertad y armonía a nosotros mismos, a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Esto refleja la enseñanza de la interesencialidad. Mientras los antepasados que viven en nosotros sigan sufriendo, no podremos ser realmente felices. Cuando avanzamos un paso de forma consciente, con libertad y felicidad, tocando la tierra, lo hacemos por todos nuestros antepasados y las futuras generaciones.
 
Cuando comprendemos el sufrimiento de alguien, nos sentimos motivados a ayudarle y liberamos las energías del amor y la compasión. Todo lo que hagamos animados por este espíritu, contribuirá a la felicidad y liberación de la persona amada. Pero algunas veces destruimos a esa misma persona. Es como aquel general americano que afirmó que sus bombarderos tenían que destruir la ciudad de Ben Tre para poder salvarla. Debemos practicar de forma que cualquier cosa que hagamos por los demás les haga felices. El deseo de amar no es suficiente. Si la gente no se comprende entre sí, es posible que se ame.
Debes realizar la práctica de sonreír al menos una vez al día, no sólo por ti, sino también por ella. Debes practicar la meditación andando no sólo por ella, sino
también por ti. Estamos conectados con muchas otras personas y seres. Cada paso que damos, cada sonrisa que esbozamos, produce un efecto en las personas que nos rodean. Tu felicidad es la felicidad de otra mucha gente.
Fíjate en el roble. El roble parece ser feliz, y la felicidad del roble es la felicidad de los pájaros y de todos nosotros. Todos nos beneficiamos de su presencia. Tu presencia y tu felicidad son también cruciales para todos nosotros. Si eres feliz, somos felices. Si no eres feliz, tampoco seremos felices.
 


Del libro “Enseñanzas sobre el amor”, Thich Nhat Hanh
Imagen Shiloh Sophia McCloud
 

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