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jueves, 3 de diciembre de 2009

Flores de Bach y nuestra relación con la comida

Cualquier emoción puede expresarse a través de un conflicto con la comida. Por tanto, cualquiera de las 38 esencias florales de Bach pueden servirnos de ayuda. He aquí una selección personal:
La comida como auto-castigo y auto-exigencia:
Las esencias florales relacionadas con la auto-condena, auto-castigo o autodestrucción son, en mi opinión, muy importantes en el tema que nos ocupa. Aunque la persona, en la mayor parte de los casos, dependiendo de su grado de autoconocimiento, no sea consciente de esta relación:

“El exceso de comida me daña, así expío mis culpas”.

Pine, cuando la persona se siente culpable (consciente o no) y se castiga “poniéndose a rebosar”. Coincido con Menéndez (2006) en que cualquier emoción puede expresarse a través de un conflicto con la comida, pero el más espectacular es la culpa: "Es un sentimiento inconsciente que se calma comiendo".


“Me aborrezco, me doy asco” (por los kilos de más)
Crab Apple, a la persona le desagrada enormemente su aspecto (hasta darse “asco”). Esta esencia nos hace retornar a un estado de proporción. Ayuda amar el propio cuerpo, nos devuelve a un estado de dignidad. “Sólo el orden y auto-control interno pueden salvarme” (al menos tengo control sobre lo que como)


Rock Water se pondrá muy estricto con la dieta (que será rigidísima), y claro, vivirá mucha angustia a través de estados Cherry Plum.
Estas cuatro esencias (Pine, Crab Apple, Rock Water y Cherry Plum) constituyen un núcleo que pueden actuar a modo de mapa emocional (unas llevan a otras y se retroalimentan)
Comer o dejar de hacerlo por estar enfadado es algo que ocurre más en mujeres que en varones, ya que tradicionalmente a éstas se les ha reprimido mostrar rabia. Las personas que creen que no tienen derecho a enfadarse, o las que se asustan mucho ante sus propias reacciones de enfado, son más propensas a usar la comida inadecuadamente. Sucede que la persona se siente rabiosa pero no lo ve o lo ve pero no se lo permite (soy “niña buena” o “tengo miedo a las consecuencias de expresar mi enfado”), entonces el estado Holly (puede que sano) inicial se vuelve contra la persona, y se transforma en Willow. Desde ahí sólo la comida me calma “esa ansiedad que me provoca esta situación”, que tienen como base ese enfado o resentimiento. Por no hacer daño al otro me lo hago a mi, de diferentes formas, una de ellas puede ser atiborrándome de comida. “Comer calma mi vacío”…”un estómago sin fondo” Compulsión a gratificarse alimentándose como revancha ante la falta de nutrición afectiva y la insatisfacción de sentimientos de rechazo anteriores. Heather, es así una de las flores principales en la relación disfuncional con la comida. Es un estado emocional que se sustenta en un sentimiento de vacío (fijación oral: “no hubo bastante teta de mamá”), aunque la persona no sea consciente de ello, sino de una necesitad de llenar un agujero… por ejemplo, con comida.



En momentos de mayor soledad afectiva puede “arramblar” con el frigorífico. Heather relaciona “inconscientemente” la comida con la falta de compañía, atención y afecto. Por otra parte, aunque puede carecer objetivamente de este afecto también tiene dificultad de nutrirse, es así un “pozo sin fondo” o un “estómago sin fondo”.

“Comer calma mi ansiedad”
De entre las emociones que pueden conducir a un uso inadecuado de la comida destaca la ansiedad. Generalmente la ansiedad es más intensa cuanto menos se conoce la causa que lo provoca. En general podrían incluirse aquí las esencias florales relacionadas con estados de ansiedad y angustia (Orozco, 2004), destacando por la frecuencia en el tema que nos ocupa:
Agrimony que calma su ansiedad con la comida. Puede sentir que “algo le pasa y no sabe lo que es”, está desconectado de sus emociones y actúa compulsivamente. O puede saber qué le pasa, pero trata de auto-engañarse, o minimizar el asunto, calmar su hipersensiblidad al dolor con “comida” (o “comida como analgésico emocional”).

Aspen, es un estado de mucha angustia y ansiedad que precede a “atracones” como forma de calmar esa preocupación inespecífica. “Mi problema con el peso es genético” Cuando el problema del sobrepeso o la obesidad es genético y/o la persona lo vive así la esencia Walnut, como en otros síntomas físicos relacionados con la herencia, ayuda a romper el lazo, patrón o vínculo de la constelación familiar.
“¿Qué puedo hacer? Cada uno es como es”. Si la persona vive con resignación (que no con aceptación) sus “kilos de más”, sintiendo que no hay posibilidad de cambio porque “soy así”, la esencia Wild Rose puede ser de ayuda.

“La comida me puede”

Centaury, dificultad de límites, de “limitar” la ingesta en este caso, esencia que como Patrón Transpersonal (Orozco, 1996 y 2003) ayuda a cortar con las adicciones, porque “nos somenten”, en este caso “adicción” a la comida.


Cherry Plum ayuda en el mantenimiento de la voluntad cuando existe una presión “me lo como – no me lo como” (y “me lo comí” y me siento culpable (Pine) y despreciable (Crab Apple).
¿Otras posibilidades? (para pensar más)

Chicory - Willow, ayudaría en la necesidad de estar siempre acumulando y en la dificultad de soltar, en este caso kilos. Recordemos que en Patrones Transpersonales (R. Orozco) Willow y Chicory son dos estados de retención. Y en el Sistema Bach (Juan Bautista, 2007) constituyen una pareja flor de personalidad-flor espiritualizada.


La pareja Agrimony – Walnut también estaría indicada para quienes necesitan de la obesidad como escudo protector. Constituyen también una pareja floral en el Sistema Bach anteriormente mencionado.

Anti-dieta, cambio de hábitos y flores de Bach

Aunque este escrito tiene un enfoque más “anti-dieta” que de “ayuda en la dieta”, mientras vamos aprendiendo a conocer y respetar nuestras emociones, algunas esencias florales que pueden ayudarnos, si decidimos cortar con hábitos alimenticios dañinos para nuestra salud física y/o emocional, a tener en cuenta pueden ser:

Heather, si sufrimos de “ansiedad oral”. Necesitamos tener algo en la boca (palabras, cigarros, comida, etc.). Sensación de insaciabilidad.
Gentian, “el gran facilitador” (Orozco, 2006), también de las dietas, ¡cómo no!. Si nos desanimamos, frustramos o desalentamos antes los retrocesos en nuestros planes de cambio de hábitos alimenticios, que nos puede llevar a abandonar el intento.

Rock Water, si el exceso de rigidez con el que abordamos el tema se convierte en un impedimento más que en una ayuda.
Cherry Plum, si hay dificultad en focalizar la voluntad en nuestro objetivo y disminuir el miedo (y la tentación) “a caer” en hábitos alimenticios dañinos (en cantidad o calidad).
Crab Apple, para ayudarnos a ser más amables con nosotros mismos y más objetivos con nuestro físico. Cuando nos sentimos “que ese alimento en sí o ese exceso de alimento” nos está “ensuciando por dentro”. Cuando el deseo de vernos libres de “esos kilos de más que nos sobran ”toma más importancia de la que tiene (desproporción entre lo objetivo y lo subjetivo de la situación).
White Chestnut, para romper el vínculo del pensamiento obsesivo, para dejar de pensar en la dieta, en la comida. Cuando la comida es una obsesión.
Chestnut Bud, para el hábito de caer una y otra vez en eso que no deseamos, para aprender de nuestra conexión emociones-comida y “pillarnos” en el momento en el que la comida sustituye el sostenimiento de la emoción. Para ayudarnos en tener conciencia de que “esa” emoción nos impulsa a la comida. Centaury, cuando sentimos que la comida “nos puede”, para ayudarnos a romper con la dependencia.
Walnut, ayuda a romper con hábitos adquiridos y que queremos dejar atrás. Cuando las costumbres y reuniones familiares nos desvían de nuestro propósito.
Agrimony, no sólo por ser un gran ansiolítico del sistema Bach, sino para ayudarnos en la conciencia emocional y en sentir que podemos hacernos cargo de nuestras emociones. Aunque no aconsejo tomarla más de 4 veces por día, ya que una toma frecuente en determinadas personas que acusen Agrimony de forma arraigada en su carácter puede provocar un efecto contrario al inicio.


Referencias bibliográficas
Grecco, E. (2007). Trauma, emoción y síntoma. Comentario en el contexto del curso
impartido en Arké. Noviembre. Barcelona.
Juan Bautista, L. (2007). Las dos series de flores, sus correspondencias y otras
investigaciones. Indigo, Barcelona.
Menéndez, I. (2006). Alimentación emocional.


2 comentarios:

Judith dijo...

Graciela me encanta tu blog, es un placer leerlo y disfrutarlo. Esta entrada me es resulta muy interesante. Muchas gracias por compartir tus conocimientos y también indicar las fuentes, que a veces desconocemos y pueden sernos útiles. Que tengas una semana llena de luz! Judith

Graciela dijo...

Gracias Judith, me alegro que pueda serte útil, esa es la idea, compartir conocimientos y ser útil con ellos.
Un Abrazo y luz para vos!

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