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lunes, 29 de julio de 2013

Desarrollo Interior


El Desarrollo Interior del Hombre

Una persona debe tener la habilidad de emerger, en el momento que corresponda, con nuevos hábitos adquiridos por pura fuerza de voluntad. Una persona descuidada debe acostumbrarse a ser cuidadoso y ordenado y esto debe llevarse a cabo no a través de una presión externa sino por una firme resolución de la voluntad. Es especialmente efectivo en el caso de características insignificantes y pequeñas cosas. Cuanto más claramente perciba la persona los asuntos que le conciernen, mejor será su comprensión en el área de la verdad. Si, por ejemplo, una persona es capaz de observar objetivamente un gesto, una expresión facial o algún otro hábito insignificante, si se hace consciente de el como si estuviese observando a otra persona y entonces por pura fuerza de voluntad pone en el lugar del hábito o gesto algo que el mismo ha escogido, incorporándolo a si mismo, esa persona está ya en el camino que lleva a la comprensión, por si mismo, de la gran ley de la reencarnación.
Un químico puede dar descripciones de procesos que tienen lugar en un laboratorio. De forma parecida una persona puede establecer las directrices a probar sobre si mismo. A través de alteraciones insignificantes se alcanzan las más altas cumbres.
Acerca del Karma, la gran ley de la justa compensación, su percepción y entendimiento puede ser obtenido si uno vive su vida como si el karma fuese un hecho. Si un desastre o sufrimiento te acaece, intenta mantener en mente que este sufrimiento o accidente no ha ocurrido por alguna milagrosa casualidad sino que debe haber una causa. No necesitas buscar la causa. Solo aquel que clarividentemente pueda disponer de una visión del karma podrá percibir la causa de un feliz evento, de una pena o de algún infortunio. Lo que sí es necesario es un cierto estado de ánimo, una sensación a la que rendirse para que puedas sentir cómo una pena o una alegría deben tener su causa y al mismo tiempo puedan causar otros eventos en el futuro. Aquel que se empapa con este estado de ánimo y ve su vida y todo lo que le sucede como si el karma fuese un hecho, encontrará que esta existencia se le hará cada vez más comprensible. Aquel que suprime su enfado cuando algo molesto le sucede y en su lugar piensa que, igual que una piedra rueda al ser empujada así ese algo molesto debe haber sucedido de acuerdo con alguna inevitable ley del universo, adquirirá la comprensión del karma. Tan cierto como que mañana te levantarás por la mañana, dadas las circunstancias necesarias y sin que tu salud sufra ningún cambio, es igualmente cierto que comprenderás la ley del karma si ves tu vida de esta manera.

Antes de dar el primer paso en la dirección de una aprendizaje superior una persona debe liberarse de cualquier pensamiento frívolo o posibilidad de confundir la ilusión con la realidad.
Por encima de todo el aspirante a la iluminación espiritual debe ser una persona que se dedica a observaciones y pensamientos disciplinados. Si una persona se inclina hacia los prejuicios y la superstición en el mundo de la realidad de los sentidos en seguida tiende a ser corregida por la propia realidad de los sentidos. Sin embargo, si una persona no piensa lógicamente y se deja llevar por las fantasías entonces la corrección no es tan simple. Siendo así, es esencial que uno tenga su vida-del-pensamiento completamente a mano y que sea capaz de ejercer un control estricto sobre sus pensamientos antes de adentrarse en los mundos del espíritu y del alma.
Uno que se inclina fácilmente hacia fantasías, supersticiones e ilusiones no está preparado para entrar en la educación previa a la enseñanza espiritual. Pero es fácil engañarse aquí. La liberación de las fantasías, ilusiones, prejuicios e ilusiones se obtiene con autodisciplina. Esta libertad no se adquiere fácilmente por cualquiera. Es necesario recordar hasta que punto la mayoría de la gente tiende a pensamientos torpes y descuidados y son incapaces de controlar su vida-del-pensamiento a través de su propia fuerza de voluntad.

Al sopesar las demandas que te hace la vida diaria es evidente que es imposible liberarse completamente a si mismo de las impresiones exteriores. Para poder hacerlo es necesario apartar un pequeño periodo de tiempo cada día. Este período de tiempo, que es necesario pero que no debe suponer un conflicto con nuestras obligaciones, es suficiente. Cinco minutos, o incluso menos, es bastante. Durante este breve período de tiempo una persona debe ser capaz de separarse de todas las impresiones sensoriales, de todo lo que le llega a través de los ojos, oídos y su sentido del tacto. Durante este breve período de tiempo debe volverse ciego y sordo a su entorno exterior. Todo lo que nos asalta desde el mundo exterior nos une con la sensualidad y el ordinario mundo diario. Todo esto debe ser silenciado y la total calma interior debe tomar su lugar. Cuando este silencio interior, este despojarse de todas las impresiones sensoriales se ha llevado a cabo la memoria de todas las impresiones sensoriales pasadas deben ser extinguidas también. Es suficiente sopesar durante un momento cómo estamos completamente atados a los asuntos del tiempo y del espacio, con todo lo que es temporal y mortal. Analiza el pensamiento que acaba de pasar por tu cabeza hace un momento y ve si no está asociado con algo de naturaleza transitoria. Este tipo de pensamientos no tienen valor para el desarrollo interior.

Cuando una persona alcanza lo más profundo de su ser, cuando se aleja de los pensamientos que le asaltan desde el exterior y en vez de eso se concentra en los pensamientos que pertenecen a la eternidad, está avivando la llama dentro de si que le iluminará los mundos del alma. Cuando una persona desarrolla dentro de si las cualidades de la ecuanimidad, la calma interior y la paz igual que las otras virtudes aquí mencionadas, está alimentando a esta dama con la sustancia adecuada. Si una persona es capaz de mantenerse en silencio y expresar solo pensamientos elevados, si vive una existencia llena de amor y su vida se convierte en una vida de devoción a lo divino, el mundo a su alrededor empezará a "sonar." Esto es lo que Pitágoras llamó "Música de las esferas". No se quería decir simbólicamente; es una realidad.


Extracto de una ponencia de
Rudolf Steiner. Berlin, 15 de Diciembre de 1904






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