Los cuidados paliativos ofrecen a los pacientes terminales la contención espiritual
Los profesionales de la salud no siempre están preparados para dar lugar a las emociones; por eso, se distancian de la situación empleando palabras difíciles o prescribiendo sedantes y antidepresivos o, en casos extremos, demostrando desinterés por ocuparse del plano de los sentimientos. Pero hay una medicina a la que se define como cuidadora, que se complementa con la medicina curadora porque se propone cuidar y acompañar más allá de la intención de curar", dice la doctora Vilma Tripodoro, jefa del Departamento de Cuidados Paliativos del Instituto de Investigaciones Médicas A. Lanari.
"El restablecimiento de la salud del alma y del cuerpo puede darse o no simultáneamente: puede advenir la sanación, pero el cuerpo no sobrevive. Después de todo, la vida es una situación terminal. La cuestión es cómo y cuándo moriremos, no si hemos de morir", sostiene la psicóloga Diana Fernández, en un capítulo del mismo libro. Y reclama un espacio para la espiritualidad, cuando todo parece concentrarse en la parte del cuerpo que ha enfermado, ya que aun cuando se transite por el tramo final de una enfermedad física, es posible encontrar un efecto transformador en un nivel espiritual.
La enfermedad, a veces, puede funcionar como un puente capaz de trasladar la existencia hacia una dimensión más trascendente. De hecho, un alto porcentaje de pacientes internados reclaman una contención espiritual, según revelan varios estudios. Uno de ellos, realizado por investigadores de Harvard, halló que el 86% de los pacientes oncológicos que participaban de un programa de medicina paliativa consideraban importante compartir temas espirituales con el equipo tratante.
"El alivio en este tránsito por una enfermedad que amenaza la vida puede depender tanto o más de la implicación con la propia vida espiritual que de las pericias médicas", comenta la licenciada Diana Fernández, es especialista en cuidados paliativos del hospital Carlos Udaondo.
Claro que, para alcanzar un nivel de consciencia más elevado, no pueden interferir el dolor y otros síntomas penosos. "Sabemos que es necesario abordar la espiritualidad y el sentido de trascendencia que se dispara en estas situaciones, pero paralelamente, abordar los aspectos médicos", agrega Tripodoro, coordinadora de Pallium, equipo de cuidados paliativos que lleva el nombre que en la antigua Roma recibía el manto que abrigaba a los enfermos. Muchas personas que padecen enfermedades crónicas como el cáncer llegan a una etapa en que dice que "el esfuerzo terapéutico sólo se focaliza en la paliación: el alivio de los síntomas y el acompañamiento creativo que permiten agregar vida a los días".
"Los cuidados paliativos establecen una estrategia de asistencia que no acelera la llegada de la muerte, pero tampoco la posponen artificialmente; proporciona alivio al dolor, integrando aspectos psicológicos y espirituales propios del tratamiento del paciente y su familia."
Distingue a los integrantes del equipo de cuidados paliativos, que establecen con el enfermo un vínculo que "va más allá de la enfermedad, en tanto no tienen la intención de curar. Están centrados en la sanación más que en la curación, proceso por el cual el paciente se involucra psicológica y espiritualmente con la situación que atraviesa, y eso le permite lograr una relación apropiada consigo mismo, con los demás y, si es el caso, con el ser superior en el que cree. Este trabajo interior hace que sienta mayor alivio".
Por Tesy De Biase | Para LA NACION
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