LA RESPIRACIÓN
La vida depende totalmente del acto de respirar,
no solamente el hombre y las especies superiores basan su vida y salud en la
respiración, también lo hacen
indispensablemente todas las formas vivas, hasta los microorganismos. Nuestra
respiración es la función vital más importante y debemos tomar plena conciencia
de ella pues podemos vivir algún tiempo sin alimento, un poco menos sin agua,
pero sólo breves instantes sin respirar. Debemos respirar por la nariz, en forma
natural como lo hace un bebé, con lo cual no sólo los pulmones se expanden, sino
también su vientre, tomando todo el aire necesario para vitalizar y renovar sus
tejidos.
Al
levantarnos varias veces durante el día debemos respirar en forma consciente,
dinámica y rítmica, ojalá en lugares de gran vibración y despejados, de ser
posible en una montaña, a la orilla de un río, del mar; de un bosque y en
general en lugares donde no haya mucha polución, sino aire puro.
Podríamos iniciar un ciclo de respiraciones
rítmicas por siete o más veces en la mañana, al mediodía y por la noche, tal
como sigue:
Inhalamos profundamente contando mentalmente
hasta cuatro, luego retenemos el aire en nuestro interior contando hasta cuatro
y lo dejamos salir por nuestras fosas nasales en forma total contando hasta
cuatro, sin dejar entrar aire nuevamente, retenemos la respiración contando
hasta cuatro y comenzamos de nuevo. Posteriormente con la práctica podemos
cambiar el conteo, por una afirmación mental positiva, tal como pensar mientras
inhalamos "yo estoy alegre" o "yo soy salud" por ejemplo. Lo mismo al retener,
al exhalar y al contener. Estas afirmaciones positivas utilizan el prana
absorbido en nuestra respiración y llenan de vida nuestras células. Igualmente
debemos practicar junto con la respiración algún deporte cada vez que podamos, o
bien practicar caminatas por lugares saturados de naturaleza y alegría positiva,
lugares que sean alegres y bellos.
Nuestros cuerpos toman el carácter del medio
ambiente y el aire que respiramos, entonces respiremos con vigor y descarguemos
los elementos destructivos, ya que una respiración débil e incompleta produce
con el tiempo enfermedades. Junto con la respiración practiquemos ejercicios,
pero al hacerlo procuremos no proyectar sobre los átomos internos sombras de
preocupaciones ni de ansiedad, porque el cuerpo es fácilmente compenetrado.
Procuremos que nuestro baño diario no cause sacudidas fuertes a nuestro cuerpo,
por lo que el agua no debe estar demasiado caliente, ni demasiado fría y al
secarnos frotemos el cuerpo con vigor.
Igualmente cada que podamos tomemos baños de sol,
pero protegiendo la cabeza con una toalla húmeda, porque la base del cráneo se
ha de mantener fría. Todo lo anterior y pensar positivamente, tanto de nosotros
mismos como de nuestros semejantes, nos abre la puerta al encuentro con la
divinidad que reside en nosotros mismos. Sólo necesitamos para ello decisión y
fuerza de voluntad.
RESPIRACIÓN PURIFICADORA
Este tipo de respiración es muy importante y es
conveniente utilizarla al terminar nuestros ejercicios respiratorios, al
terminar de practicar un deporte o cuando hemos realizado un trabajo físico
mental. La respiración purificadora ventila y limpia los pulmones, estimula las
células, tonifica los órganos respiratorios, contribuye a mantener una buena
salud y estado de ánimo. Consiste en:
1. Inhalar aire suficiente en
forma natural y siempre por las fosas nasales.
2. Retener el aire unos
segundos, luego colocar los labios en actitud de silbar (pero sin hinchar las
mejillas), y exhalar con vigor más o menos la mitad del aire, retener un momento
el aire restante y exhalarlo en porciones hasta exhalarlo completamente. Estas
exhalaciones deben realizarse con vigor.
RESPIRACIÓN VITALIZADORA DEL SISTEMA
NERVIOSO
El objeto de éste tipo de respiración es
tonificar el sistema nervioso y desarrollar su fuerza, su energía y su
vitalidad. Para realizarlo debemos proceder como sigue:
1. De pie y con el cuerpo bien
derecho inhala y se retiene.
2. Mientras retenemos,
extendemos los brazos hacia adelante, algo flojos, aplicando sólo fuerza
necesaria para mantenerlos en dicha posición.
3. Llevamos las manos hacia los
hombros, contrayendo los músculos y comunicándole vigor a nuestros puños, los
cuales al llegar a la altura de los hombros deben estar fuertemente
cerrados.
4. se extienden las manos con
los puños cerrados varias veces hacia adelante y hacia los hombros, con vigor en
forma rápida.
5. En la última extensión se
exhalar vigorosamente de un solo golpe el aire por la boca.
6. Luego de realizar esta
respiración por tres, cinco o siete veces, realizamos una respiración
purificadora para terminar el ejercicio.
Gabriel Vallejos
No hay comentarios:
Publicar un comentario