Cultivar la Mente
En este tiempo, cuando vemos la
condición del mundo, muchos de nosotros queremos servir al
mundo. Pero cuando nuestras mentes se afectan por la condición del mundo,
realmente no podemos servirle. Una mente que esté llena de ira o tristeza no
puede servir.
La analogía del barco avanzando a través del agua es útil para
describir esta situación. Para que el barco llegue a su destino, el agua debe
permanecer fuera del barco. Para que nuestras mentes sean capaces de servir, la
atmósfera del mundo debe permanecer fuera de nuestras mentes. No ha de suceder
que la atmósfera exterior se filtre en el barco de nuestra mente. Las
vibraciones de una mente poderosa y limpia afectan la atmósfera externa,
proporcionando fortaleza a los demás.
Así que, ¿cómo creamos una mente que esté llena de poder espiritual? ¿Cómo cultivamos una mente que esté cualificada para servir? Hay tres aspectos que hemos de comprender a fin de cultivar tal mente poderosa.
Primero, el reconocimiento de que nuestra naturaleza
innata es intrínsecamente buena. Puede que nos hayamos olvidado de que ésta
es nuestra naturaleza original, pero no hemos perdido esa bondad innata. Esta
bondad personifica el amor, la paz, la felicidad, la verdad y la
pureza.
Segundo, ¿a quién pertenezco? Como alma, soy un hijo de Dios. Soy no-violento. Soy pacífico. También soy amoroso. Soy puro y poderoso, del mismo modo que Dios es puro y poderoso. Mi naturaleza inherente es como la naturaleza de Dios. Estos son los regalos de Dios para mí – estos poderes, estas virtudes, estas cualidades. Dios es un dador. De la misma forma que un hijo adopta a menudo el trabajo de su padre, nuestro trabajo también es, como dadores, el de dar nuestros pensamientos puros, nuestros buenos deseos, nuestras virtudes y poderes a los demás.
Tercero, ¿qué es especial acerca de este tiempo? Esta es la Edad de la Confluencia, el tiempo más elevado en que el mundo viejo se encuentra con el mundo nuevo. Es un tiempo en que el barco ha izado su ancla y ha dejado las orillas de la oscuridad, atraído por un futuro nuevo y brillante. La Edad de la Confluencia es la era que amanece en el momento más oscuro de la humanidad, trayendo los primeros rayos de luz desde el mundo futuro, puro y pacífico, que yace por delante.
En este tiempo podemos obtener el poder de discernir. Este
es el tiempo en que la comprensión de que soy un hijo de Dios despierta en mi
interior, permitiéndome conectarme con Dios, tomar fortaleza de Dios. Soy capaz
de sentir cuánto me he cansado. Puedo ver cuánto se ha agotado el mundo bajo la
influencia de la avaricia de poder, la ira ante la injusticia y el miedo de la
violencia y la ignorancia.
Empiezo a comprender que la manera de sanar el mundo es sanarme a
mí mismo
. Cultivo los poderes sanadores de la
esperanza, armonía, compasión, compromiso, tolerancia y respeto. Veo cómo estas
cualidades iluminan el camino hacia la nueva orilla. Es un tiempo en el que
podemos conocer nuestro verdadero ser, podemos conocer a Dios y podemos conocer
el futuro. Empezamos a percibir los contornos del brillante mundo futuro. Viendo
ese mundo emergente, nos sentimos inspirados. Usamos nuestros sentimientos puros
y pensamientos elevados para llenar el mundo con todo lo que le da
vida.
Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris
No hay comentarios:
Publicar un comentario