Vivir el Presente
¿Es importante vivir
en el presente? ¿Cómo
lograrlo? Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de
futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la
felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar
la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.
¿Tan confundidos
estamos, en su opinión? Tenemos tres ilusiones enormes que nos
confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo
es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el
sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino
más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer
a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener
el poder infinito de vivir.
¿Y qué necesitamos
realmente para vivir?, ¿acaso el amor? El amor, tan traído y tan
llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora. El amor es magnífico
porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a
sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena.
En el amor no hay usurpación, no hay
desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas
porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la
armonía. Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad,
pero el amor no es débil.
Nos debilita cuando
entendemos que alguien a quien amamos no nos ama… Hay una gran
confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras
catástrofes son por amor… pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una
variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que
se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del
enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi
corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia
fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad.
Pero a veces nos
sentimos atados a un amor… Si el amor conduce a la dependencia es eros.
Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos
minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa.
Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando
el leño está encendido produce el fuego, Ese es el amor impersonal, que produce
luz y calor.
¿Puede darnos algún
consejo para alcanzar el amor verdadero? Solamente la verdad. Confía en la
verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes
que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el
derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el
error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate. Si tú no te quieres, no
vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas,
vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es
indigno de ti.
La clave entonces es
amarse a sí mismo. Y
al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo,
porque te estás apegando, estás condicionando al otro.
Acéptate como eres; lo que no aceptamos
no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación
permanente.
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Jorge Carvajal
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