El mundo físico es un desequilibrio.
La condición normal del universo es equilibrio y quietud.
La materia no está en equilibrio, es una condición creada que divide este equilibrio generando tremendas tensiones. Estas tensiones y diferencias de potencial son registradas por nuestros sentidos, que las transforman en sensaciones, memoria, sentimientos y pensamiento, creando el mundo de las experiencias.
Pero estas experiencias no son la esencia. Las tensiones y las diferencias no son la verdadera naturaleza, son ilusorias, anormales. Por esta razón las tensiones y los desequilibrios, tienen el deseo de equilibrarse y aliviar la tensión.
Las explosiones, las descargas, las llamas y la muerte le brindan a la materia ese alivio de las tensiones, que tanto desea.
La materia y el mundo físico, tal como lo experimentamos, solo existen como un medio de aprendizaje y experiencia. Lo que aparentemente muere no es tu verdadero ser. Lo que interpretamos como muerte es solo el momentáneo regreso a la calma y a la normalidad del equilibrio, sin tensiones ni alteraciones.
Y este deseo de volver al equilibrio es muy fuerte, es nuestra naturaleza.
Vivir requiere esfuerzo y energía, mantener el desequilibrio que llamamos vida individual nos cuesta mucho trabajo. Pero el retorno a la normalidad del equilibrio universal no requiere ningún esfuerzo.
La vida es un desequilibrio. ¿Cómo encontrar el equilibrio en nuestra vida?
Ten en cuenta esto a la hora de apreciar tu vida y en que gastas tu energía y tus esfuerzos.
Todas las cosas y todos los seres morirán de forma natural y sin ayuda, por eso debemos proteger la vida, mejorar sus condiciones, encontrar la calma y el equilibrio en el seno mismo del desequilibrio.
La muerte no es el problema. La cuestión es de que manera vivimos.
Y a pesar de que la humanidad ha reflexionado y especulado desde siempre sobre un Creador de todas las cosas, y ha indagado buscando la esencia de la materia y del mundo en el que vivimos, aun no ha llegado a comprender la naturaleza de la creación ni de Dios.
Fragmentando para conocer, se alejó de su esencia. Aislando la materia para investigarla y tratar de comprenderla, se aisló a si misma de la fuente original, y cada individuo ha sufrido la misma suerte.
Tampoco ha encontrado el centro de todo movimiento y por eso el movimiento de la mayoría de las personas carece de centro y de significado. Si se encontrara el centro, se comprendería fácilmente el silencio, la quietud y la ubicación simple de su Creador.
Porque la única manera de conocer a su Creador y volverse unidad con él es dentro de la quietud de la mente centrada y unificada, que es el centro de la mente del Creador.
El Creador es el punto central del movimiento cero. Es el punto cero de toda creación, y este punto cero se encuentra en todas partes del universo. En cada punto.
Ahí donde estás, Dios está. No hay separación. La dualidad es una ilusión producida por la actividad eléctrica del cerebro e interpretada por este mismo cerebro eléctrico y descentrado.
El conocimiento de tu verdadera naturaleza te hace libre y te vuelve unidad con todo.
El miedo surge de la dualidad y de la ignorancia. Es una baja vibración que te mantiene atado a la ilusión de los sentidos y te convierte en víctima y esclavo.
El conocimiento aporta vida y luz, la ignorancia es oscuridad.
Si no conoces tu verdadero ser, vives en la oscuridad.
Despierta, eres luz.
Mariano Giacobone
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