El camino espiritual requiere alcanzar la unidad de uno mismo, lo cual, supone recorrer el camino de la intuición. El Tao se manifiesta por la fuerza de su "virtud" , en otras palabras, el Tao es la esencia de todas las cosas o aquello por lo que las cosas llegan a ser lo que son.
Hay alguna diferencia entre la disciplina interior y el amor?
Hay alguna diferencia entre la disciplina interior y el amor?
No hay ninguna. Con la disciplina interior el amor surge
naturalmente. Pero hay una gran diferencia entre la disciplina externa y el
amor; y no sólo diferencia sino antagonismo. Si tú te impones a ti mismo una
disciplina externa, ésta destruirá tu cualidad de amar, destruirá tu
sensibilidad para amar, te volverá insensible. Perderás tu receptividad
delicada, porque cualquier disciplina que se impone desde fuera va en contra de
tu sensibilidad, y el amor es la culminación de toda sensibilidad.
Cuando te enamoras de una mujer, te enamoras con los cinco
sentidos. Puede que tú no seas consciente, porque el ser humano se ha alejado
tanto de sus propios sentidos que no es consciente, pero observa a los animales,
los cuales están más arraigados a su ser, seguramente inconscientes, pero aun
así arraigados a su ser. El perro olerá a su novia antes de hacer el amor.
Importa no sólo ver a una hermosa mujer; tú tendrías que sentir también el
olor. Sucede algunas veces que una cara hermosa te atrae, pero el olor no.
Entonces, si te casas con esa mujer tendrás problemas. Uno de tus sentidos
estará divorciándose constantemente y tus otros sentidos estarán casándose
constantemente, y habrá conflicto.
El amor real se produce sólo cuando tus cinco sentidos están en
armonía, cuando son como una orquesta. Entonces hay una clase de eternidad en
tu amor. Entonces no es algo temporal, entonces no es algo momentáneo. Cuando
amas a una mujer, amas su voz, amas su tacto, amas su olor, amas la forma de
caminar, amas la forma en que te mira. La amas en su totalidad, y esa totalidad
se puede vislumbrar con el conjunto de los sentidos.
El ojo es el
único que dictamina la totalidad de la propia vida; naturalmente no estás
contento porque un sentido se ha convertido en un Adolf Hitler. Tendría que
haber una democracia en tu ser, en tu cuerpo. Se les tendría que permitir a
todos tus sentidos decir sus cosas y tú tendrías que escucharlos a todos.
Si tú impones una disciplina desde afuera, ésta va a destruir tu
amor, porque todas las disciplinas externas tienden a embobarte. Una disciplina
externa tiene ese significado. Esto es lo Mahatma Gandhi dice continuamente.
Esto es lo que hizo Adolf Hitler: impuso una disciplina sobre toda la nación
desde afuera, y la impuso con tal perfección que las personas empezaron a hacer
cosas que nunca hubieran sido capaces de imaginar. La disciplina los embotó
completamente; habían perdido la sensibilidad. Millones de judíos fueron
incinerados, y la gente encargada de incinerarlos lo presenció sin sentirse
afectada- ¿Qué pasó? Su sensibilidad se quedó debilitada. La enorme capa de
disciplina externa que les fue impuesta anuló por completo su ser.
Es algo que se hace en todos los ejércitos. Todo el
entrenamiento militar no es otra cosa que una forma de anular a una persona, de
debilitar su sensibilidad y su inteligencia. El entrenamiento militar no es más que una técnica para
anular el verdadero ser de las personas. “Girar a la izquierda, girar a la
derecha, girar a la izquierda, girar a la derecha”… Tres o cuatro horas
haciendo lo mismo de buena manera.
Una vez un profesor se convirtió en soldado. Era un hombre muy
inteligente, así que cuando se le ordenó girar a la derecha se quedó donde
estaba, parado. Entonces el oficial le preguntó:
-¿Por qué te quedas parado si yo he dicho girar a la derecha y
todo el mundo lo ha hecho?
El profesor dijo:
-Tarde o temprano usted dirá que giremos a la izquierda,
entonces ¿qué sentido tiene girar ahora a la derecha? Todos volverán a la misma
Posición nuevamente y esto va a seguir así durante tres o cuatro horas. ¿Para
qué preocuparse?
¿Por qué este continuo, “girar a la izquierda, girar a la
derecha”? Hay una razón: es un condicionamiento; no se te permite pensar.
“Girar a la izquierda” quiere decir “girar a la izquierda”; tienes que hacerlo.
Continúa haciendo algo, obedeciendo, y poco a poco pierdes tu inteligencia.
Entonces no piensas; entonces un día se te ordena matar al enemigo y tú matas.
Es simplemente lo mismo que “girar a la derecha, girar a la izquierda”. Tú no
piensas, tú no evalúas las circunstancias así: “¿Qué me ha hecho este hombre?
¿Por qué tendría que matarle?”. El por qué no surge nunca; tú simplemente lo
haces. Te conviertes en un robot, en algo mecánico; dejas de ser un hombre.
Cualquier disciplina externa, sea ésta la de un soldado o la de
un sabio, destruye tu sensibilidad, destruye tu fineza, tu receptividad. Y,
naturalmente, destruye tu amor, porque el amor no es otra cosa que la armonía de
todos tus sentidos y tu inteligencia. Sin embargo, cuando se trata de la
disciplina interior, no hay contradicción con el amor. Con la disciplina
interior surge el amor. No obstante, recuerda otra vez que el amor que surge
con la disciplina interior no será el amor que has conocido hasta ahora. Tu
amor es cualquier cosa menos amor.
Ahora mismo, lo que llamas amor son celos, competencia,
posesión, ira, odio. A lo mejor estás cansado de ti mismo, no puedes estar
contigo mismo, así que necesitas a alguien y a eso le llamas amor. Tú te
aferras a alguien, dominas, manipulas a alguien. Esto es política, no amor; es
ambición de dominar, no amor. Y naturalmente, eso te lleva al infierno,
naturalmente te vuelves más y más infeliz.
¿Qué te ha ocasionado tu amor? Sueños y sueños y sueños. Y los
sueños sólo se producen cuando miras a tu amor en algún momento del futuro;
entonces son sueños. Cuando miras hacia atrás, al amor que ya pasó, entonces es
una pesadilla. Todos los sueños terminan siendo pesadillas. No, esto no es
amor; de otra manera la tierra toda sería feliz. Tanta gente amorosa, todo el
mundo es amoroso… la madre es amorosa, el padre es amoroso, el hijo, la hermana,
el hermano, la esposa, el esposo, el amigo, el cura, el político; todo el mundo
ama a todo el mundo, debería haber tanto amor… Pero mira a los ojos de las
personas: sólo hay infelicidad, nada más. Entonces algo no ha ido bien, se le
ha llamado amor a otra cosa.
Eso no es amor. El continente dice: “Amor”, pero mira el contenido: celos, posesión, ira, odio, dominación; todo lo feo está ahí. Sí, el continente es muy hermoso, está muy bien empaquetado, como un regalo de Navidad. Ábrelo… y en el interior solamente hay infierno.
Eso no es amor. El continente dice: “Amor”, pero mira el contenido: celos, posesión, ira, odio, dominación; todo lo feo está ahí. Sí, el continente es muy hermoso, está muy bien empaquetado, como un regalo de Navidad. Ábrelo… y en el interior solamente hay infierno.
Yo no estoy hablando de este amor. Cuando vas dentro de tu ser,
surge una energía completamente nueva. Tienes tanta energía que te gustaría
compartirla; entonces el amor es un compartir. Entonces no necesitas
amor, entonces no necesitas que alguien te ame. Por primera vez posees tu
tesoro, y aparece una nueva necesidad de compartirlo, de dárselo a quien lo
necesite. Compartes y das. Cuando el amor es una necesidad y quieres que
alguien te ame, eso trae infelicidad. Es el amor de un mendigo, y los mendigos
no pueden ser felices. Cuando se ha conocido el amor -y esto sólo es posible
cuando has ido hacia adentro y llegas al santuario más profundo de tu ser-,
cuando has conocido allí la fuente de tu amor, entonces surge una nueva
necesidad de compartirlo, de darlo a quien lo necesite. Entrégalo, y te sentirá
agradecido de que alguien lo haya recibido.
La disciplina interior te
convierte en un emperador.
¿Puedo creer en el Tao, no interferir en la vida de otros,
aceptar lo que hay ahora, y ser un psicoterapeuta de profesión? ¿Cómo debe ser
una terapia a la manera del Tao?
Se trata de algo muy significativo. Lo primero: “¿Puedo creer en el Tao…?”.
El Tao no depende de la creencia. Tú no puedes creer en él. El
Tao no conoce un sistema de creencias. No dice: “Cree”. Esto es lo que han
hecho las religiones. Tao es el abandono de todos los sistemas de creencias.
Entonces aparece una clase completamente nueva de confianza: la confianza en la
vida. Las creencias implican tener fe en los conceptos. Los conceptos se
refieren a la vida. La confianza no se preocupa de los conceptos. La
confianza es inmediata, en la vida, no en algo que se refiere a la
vida. La creencia está muy lejos de la vida. Cuanto más fuerte sea la
creencia, mayor es la barrera. El Tao no es ni la creencia ni la incredulidad,
sino el abandono de toda creencia e incredulidad. Cuando abandonas toda las
creencias e incredulidades y estás en contacto directo e inmediato con la vida,
surge una confianza, un gran “sí” surge en tu ser. Este “sí” transforma,
transforma completamente.
Por tanto, lo primero que preguntas: “¿Puedo creer en el
Tao…?”. No, el Tao no es una creencia. No te acerques cruzando la puerta de
las creencias o desembocarás en una filosofía, en una religión, en una iglesia,
en un dogma, pero nunca desembocarás en la vida. La vida es, simplemente. No es
una doctrina que alguien predica. La vida simplemente está alrededor, por dentro
y por fuera. Cuando dejas de mirar mediante las palabras, los conceptos, las
verbalizaciones, se te revela; todo se vuelve muy claro como el cristal, muy
transparente. En esa transparencia no estás separado del Tao; ¿Cómo puedes
creer en el Tao o no creer? Tú eres el Tao. Ese es el camino del Tao:
convertirse en el Tao.
La segunda cosa: “¿Puedo creer en el Tao, no interferir en la
vida de otros…?”. Una vez has dejado de interferir en tu propia vida, has
dejado de interferir en la vida de otros. Si continúas interfiriendo en tu
propia vida, acabas por interferir en la vida de otros, lo que no es más que un
reflejo, no es más que una sombra. Deja de interferir en tu propia vida;
entonces toda interferencia desparece súbitamente porque es absurda. La vida ya
está yendo a donde necesita ir, ¿qué sentido tiene interferir?
El río ya está fluyendo hacia el océano; ¿para qué interferir?
¿Para qué dirigirlo? Si empiezas a dirigir el río, lo matas; se convierte en un
canal. Entonces deja de ser un río, entonces desaparece la vida, entonces es un
prisionero. Puedes forzarlo para que vaya donde quieres llevarlo, pero entonces
no habrá música ni danza; será como llevar un cadáver. El río estaba vivo, el
canal está muerto. Que el canal sea un río sólo es un decir. No es un río,
porque para ser un río hay que ser libre, fluir, buscar, seguir la propia
naturaleza intrínseca. La cualidad propia de un río está en no ser dirigido, en
no ser arrastrado y empujado, en no ser manipulado. Una vez has comprendido que
creces cuando no interfieres en tu propia vida, cuando entiendes que creces
cuando nadie interfiere en tu vida, ¿cómo vas a poder interferir en la vida de
otro?
Pero si tú interfieres en tu propia vida, si tienes un ideal
sobre cómo tendría que ser, ella, el ideal produce interferencia. El “tendría”
es la interferencia. Si tienes algún ideal –el de querer ser como Jesús, o como
el Buda, o como Lao Tzu, el de ser un hombre perfecto o una mujer perfecta, el
de ser esto o aquello-, entonces vas a interferir. Tendrás un mapa, tendrás una
dirección, tendrás un futuro predeterminado. Tu futuro ya estará muerto, habrás
convertido tu futuro en pasado. Dejará de ser un fenómeno nuevo; lo has
convertido en una cosa muerta. Cargarás con el cadáver, vas a interferir en
todo, porque siempre que sientas que te estás extraviando, y por extraviarse
entiendo extraviarse del ideal… nadie se ha extraviado nunca, nadie puede
extraviarse. No es posible cometer un error. Déjame repetirlo: es
imposible extraviarse, porque dondequiera que vayas está lo divino, y cualquier
cosa que hagas culmina en lo divino. Todos los actos son transformados
naturalmente en la suprema bondad-y-maldad, todos. Pecador y santo, todos
alcanzan la divinidad.
Dios no es algo que puedas evitar, pero si tienes algún ideal,
puedes postergar su encuentro. No lo puedes evitar: tarde o temprano Dios va a
tomar posesión de ti. Pero lo puedes postergar. Puedes postergarlo hacia el
infinito; tienes esa libertad. Tener un ideal implica que estás en contra de la
naturaleza.
Gurdjieff solía decir que todas las religiones están contra Dios
y él tiene razón; ha logrado una gran revelación al respecto. Todas las
religiones están contra Dios porque todas las religiones han proporcionado
ideologías, ideales. No hace falta ideal alguno, no hace falta ideología
alguna. Tendrías que vivir una vida simple, ordinaria; tendrías que permitir
que Dios hiciese lo que él quiera. Si él quiere que seas de esta manera, bien.
Si quiere que seas de aquella manera, bien. Permite que venga su reino, permite
que se haga su voluntad. Y una vez disfrutas de la libertad que llega cuando no
tienes ideal alguno, ¿cómo podrías interferir en la vida de otros?
Tú interfieres en la vida de tus hijos, tú interfieres en la
vida de tu esposa, de tu esposo, de tu hermano, de tu amigo, de tu amado. Tú
interfieres en sus vidas porque piensas que al hacerlo los estás ayudando. ¡Los
estás estropeando! Tu interferencia se asemeja lo que los seguidores del Zen
–ellos tienen la expresión correcta- llaman “calzar una serpiente”. Tú estás
ayudando, a lo mejor haces un gran esfuerzo, haces grandes cosas –calzas una
serpiente- pensando: “¿Cómo puede caminar una serpiente sin zapatos? Puede que
haya dificultades, que los caminos sean difíciles, que haya también espinas. La
vida está llena de espinas, así que hay que ayudar a la serpiente, hay que
calzar la serpiente”. ¡Matarás la serpiente!
Todo esfuerzo por mejorar a los demás es así, precisamente, pero
hay un corolario natural: si estás tratando de mejorarte a ti mismo, tratarás de
mejorar a otros. Tu propio malestar va a afectar a otros. Una vez dejas de
mejorarte a ti mismo, una ves te aceptas tal como eres,
incondicionalmente, sin amargura, sin queja, una vez te empiezas a amar tal
como eres, toda interferencia desaparece.
En realidad, si hay tantos pacientes psiquiátricos en el mundo
es porque no han sido amados, nadie los ha amado; por eso se han trastornado.
Han perdido contacto con su centro, porque sólo con el amor uno llega a
centrarse. Su enfermedad no es el problema real; el problema real consiste en
que, en lo más profundo nunca han sido amados, nunca han conocido un ambiente de
amor. Por tanto, un terapeuta taoísta simplemente dará su amor, su comprensión,
su visión. Él compartirá su energía y no interferirá de manera alguna. Y la curación va a producirse. La curación se producirá, no por
esfuerzo alguno del terapeuta, sino por su no-esfuerzo, por su inactividad, por
su tremenda pasividad.
La naturaleza es la que siempre cura. El ser humano sólo puede convertirse en un canal de la energía curativa; la curación funciona debido a eso. Simplemente al situarse tres o cuatro personas –personas amorosas- alrededor del paciente, el paciente sentirá una mejoría repentina tremenda, una transformación produciéndose dentro de él. ¿Qué ha sucedido? Estas cuatro personas, mediante el amor, se han convertido en vehículos del Tao.
La naturaleza es la que siempre cura. El ser humano sólo puede convertirse en un canal de la energía curativa; la curación funciona debido a eso. Simplemente al situarse tres o cuatro personas –personas amorosas- alrededor del paciente, el paciente sentirá una mejoría repentina tremenda, una transformación produciéndose dentro de él. ¿Qué ha sucedido? Estas cuatro personas, mediante el amor, se han convertido en vehículos del Tao.
Se puede ser terapeuta. El Tao no está en contra de la terapia,
pero la terapia tendrá una cualidad diferente. Será wu wei, será acción
en la inacción, será femenina. No será agresiva, no forzará al paciente para
que se cure; será persuasiva. Simplemente seducirá al paciente para que esté
saludable, eso es todo. Será una gran seducción. El terapeuta está centrado,
con los pies en la tierra, fluye; su presencia, su luz, su amor ayudará para que
la energía del paciente resurja, para que aflore a la superficie de su ser.
Siempre ha estado allí; él ha perdido el contacto.
En la antigüedad los templos solían funcionar como sitios de
terapia. El templo es un lugar adecuado para la terapia, porque parte de una
idea diferente. Tú no eres un paciente, no se te tiene que hospitalizar, no
tienes que recostarte en el diván del psiquiatra; tú vas al templo. Vas al
templo a renovar tu contacto con la existencia, porque la existencia es la
fuente de curación, de salud y sentido de la totalidad.
Sí, una persona puede ser un psicoterapeuta. En realidad, sólo
un taoísta puede ser un psicoterapeuta auténticamente real. Sin embargo, él no
será un hacedor. Será simplemente un vehículo, un médium.
El problema real está en el egoísta, en el
que quiera ser espiritual, en el que quiere ser especial, en el que quiere
obtener poderes espirituales. El problema real está en el que quiere demostrar
al mundo algo espiritualmente.
Sí, existen las imperfecciones, existen las limitaciones, pero
todo el mundo tiene estas limitaciones. Si quieres amar, tienes que amar a un
hombre con todas sus limitaciones. Tú no puedes encontrar a la persona
perfecta. La perfección no existe. La existencia no permite la perfección,
porque la perfección es muy monótona. Piensa simplemente en lo que es vivir con
una persona perfecta… Después de veinticuatro horas te suicidarás. ¿Vivir con
una persona perfecta? ¿Cómo sería tu vida? Él sería casi como una estatua de
mármol: muerto. Cuando una persona se vuelve perfecta está muerta. Una persona
viva nunca es perfecta, y mi enseñanza tiende básicamente hacia la totalidad y
no hacia la perfección.
Un taoísta es una persona que hace sólo aquello que es
absolutamente necesario. Su vida es casi como un telegrama. Cuando tú vas a
la oficina de correos no escribes una carta larga si quieres enviar un
telegrama. Vas recortando el mensaje, lo que se puede recortar aquí y allá,
hasta que te quedan nueve o diez palabras, o las que sean. Si escribes una
carta nunca escribirás sólo diez palabras. ¿Has observado además una cosa? Un
telegrama es más expresivo que cualquier carta. Dice mucho más con muy pocas
palabras. Se deja lo innecesario y sólo se conserva lo más necesario.
Un taoísta es telegráfico, su vida es como un telegrama. Lo
obsesivo, lo innecesario, lo febril se ha abandonado. Él hace sólo lo que es
absolutamente necesario.
Entonces te vuelves trascendental. No eres activo ni inactivo; estás centrado. Haces lo que es necesario, no haces lo que no es necesario. No eres un hacedor ni un no-hacedor. Dejas de concentrarte en el hacer. Eres consciencia.
Entonces te vuelves trascendental. No eres activo ni inactivo; estás centrado. Haces lo que es necesario, no haces lo que no es necesario. No eres un hacedor ni un no-hacedor. Dejas de concentrarte en el hacer. Eres consciencia.
Un taoísta es perezoso en lo exterior; en lo interior se ha
convertido en un fenómeno similar a un río, está fluyendo continuamente hacia el
océano. Ha abandonado muchas actividades porque estaban sustrayendo
innecesariamente su energía. El peligro siempre está ahí –en todo lo que digo
hay peligro-, el peligro de la interpretación.
Por tanto, tienes que ser cuidadoso para no defender tu mente cuando yo diga algo. Tienes que desembarazarte de tu mente.
Por tanto, tienes que ser cuidadoso para no defender tu mente cuando yo diga algo. Tienes que desembarazarte de tu mente.
La gente puede encontrar razones. Tú mantén la atención. Y
mantén la atención con respecto a tu propia persona, no con respecto a otros.
Lo que otros hacen no es asunto tuyo. Ésta tendría que ser una de las actitudes
básicas: no pensar en lo que el otro está haciendo. Esa es su vida. Si él
decide vivir así, eso es asunto suyo. ¿Quién eres tú para tener siquiera una
opinión al respecto? Incluso tener una opinión significa que estás listo para
interferir, que ya has interferido.
Una persona religiosa es aquella que trata de vivir su vida de
la mejor forma, de la forma más completa que le es posible, de la forma más
atenta que le es posible; lo intenta. Además, no interfiere en la vida de
otros, ni siquiera con una opinión.
¿Lo has visto, lo has observado? Si pasas delante de alguien y
tienes cierta opinión sobre él, tu cara cambia, tus ojos cambian, tu actitud, tu
forma de caminar. Si eres criticón, todo tu ser empieza a irradiar crítica,
disgusto.
No, tú estás interfiriendo. Ser verdaderamente religioso
implica no interferir. Otorga libertad a las personas; la libertad es su
derecho de nacimiento.
¿Por qué nos aferramos al pasado? ¿Por qué tenemos miedo a
lo nuevo?
Existe una razón natural para ello. Con lo viejo uno es
eficiente, con lo nuevo uno es torpe. Con lo viejo tú sabes qué hacer; con lo
nuevo tienes que aprender a partir del abecedario. Con lo nuevo empiezas por
sentirte ignorante. De lo viejo tienes conocimiento, has hecho algo una y otra
vez; lo puedes hacer mecánicamente, no necesitas mantener una atención
consciente alguna. Con lo nuevo tendrás que estar alerta, consciente; de otra
forma puedes equivocarte.
¿No lo has observado? Cuando estás aprendiendo a conducir estás
muy atento. Cuando ya has aprendido, te olvidas de ello; cantas una canción,
escuchas la radio, hablas con un amigo o tienes mil y un pensamientos mientras
que conducir continúa siendo algo mecánico, a la manera de un robot; tú no eres
necesario. Lo viejo se vuelve mecánico, habitual. Por eso con lo nuevo viene
el temor. Por eso los niños son capaces de aprender. Cuanto más viejo te
hagas, menos capacidad tendrás de aprender. Es muy difícil enseñar nuevos
trucos a un perro viejo. Él repetirá los viejos trucos una y otra vez, aquellos
trucos que conoce.
La vida sólo existe con lo nuevo. Sólo con lo nuevo y
únicamente con lo nuevo existe la vida. La vida tiene que estar fresca.
Sigue siendo un aprendiz, no te conviertas nunca en un entendido. Permanece
abierto; no te vuelvas cerrado. Continúa siendo ignorante, no dejes de
desprenderte del conocimiento que acumulas, automáticamente, con naturalidad.
Cada día, a cada momento, libérate de todo lo que has conocido y vuelve a ser
como un niño. Volverse tan inocente, como un niño, es la manera de vivir y de
vivir abundantemente.
OSHO
8 comentarios:
LA Frase que me gusto, fue
"El amor real se produce sólo cuando tus cinco sentidos están en armonía, cuando son como una orquesta"
excelente blog
Hola!! Cómo es tu nombre?...bienvenido/a
Si, es así, así lo siento también. Todo debe estar en perfecto equilibrio y armonía para que el AMOR sea real, y vicerversa. Nuestro cuerpo, nuestras células, todo lo que nos conforma trabajan y viven en permanente armonía, solo cuando nos falta amor hacia nosotros mismos todo se desequilibra y se quiebra la salud.
Los 5 sentidos deben armonizarse para expresar y sentir el amor en su totalidad...nuestra orquesta debe estar afinada para que la melodía sea amorosa...
Gracias!
Un Abrazo para vos.
Muy interesante tu texto
Me ha dejado pensando
un beso
Hola "Recomenzar"... Bienvenida!...buen nombre para renacer en cada instante :)
Coincido en que el texto es interesante y para pensar y asimilar muchas cosas viviendo desde la conciencia.
GFracias por pasar!
Te dejo un gran abrazo!
me gusto tu blog y la forma como ves el amor.
__________________________
Te desafio a jugar Tetris en 3 Dimension
Tetris Online Gratis
Gracias Google!!El Amor es todo lo que existe!
Abrazos!
"Por que tener miedo a lo nuevo"?
Que gran pregunta. Estoy buscando trabajo y estoy aterrado.
Un abrazo.
Hey Gaucho! por que ese miedo? amate mas, querete, sos lo único que tenes, a vos mismo...quien va a estar con vos toda tu vida? vos mismo!!, elevá esa autoestima, empoderate, no tiene razón de ser que tengas miedos!! solo lo negativo que permitas que entre a tu vida, entrará. Nada que "no permitas" podrá hacerte daño. Dale!!... sabé y sentí que sos un campeón!
Un Abrazo!!
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